FANTASÍA
Después de verte a lo lejos, me pareció extraño sentir que aún el amor esta dentro de mí. El corazón late con fuerza al ver que hay amargura en tu proceder, al corroborar que no demuestras arrepentimiento por lo que hiciste; intuyo que algo duele en tu interior, y presiento que por fin te diste cuenta del engaño en que caíste.
Es cierto que tampoco me abstuve de responder a las palabras tan poco delicadas que dijiste cuando nos despedimos. Tomaste la decisión de sacarme de tu vida por situaciones que sabias eran inventadas, por quien envidiaba el amor que nos teníamos.
Es incomprensible que te hayas dejado llevar por personas de mala fé. Que tristeza que no confiaste en mi; pesaron más las intrigas que el amor.
Sufrí…lloré como jamás lo hice, como nunca pensé se podía sufrir; y ahora te veo, te escucho, y sigo adorando tu presencia, tu voz, tu imagen en mi mente. Sigo evocando los momentos en que fuimos felices, los días en que salía apresurada de mi trabajo para encontrarme contigo; nada era tan perfecto en mi vida que estar solos tú y yo, en ese hermoso rincón de mis sueños, donde tejí lindas fantasías con tu amor, Soñaba estar en tus brazos y nunca…nunca salir de tu vida.
Lindo era compartir ilusiones, hacer planes que nos llenaban de esperanza al grado de no importar la distancia geográfica que nos separa, al grado de sentirte un dios y soñar que era cierto lo que serían nuestras vidas estando juntos.
Lo que mi corazón sufrió con tus palabras, lo justifiqué, esperaba ver realizados los sueños que por mucho tiempo tejí. Creí dirías la palabra mágica…”amor” y mi ser nuevamente se bañó en al mar de la esperanza; volví a soñar, sentirte muy cerca de mi.
Conmigo lo tenías todo: amor, mi vida y hasta mi alma, puesto que respiraba con tu solo nombre y tu recuerdo y la añoranza de tus ojos tan plenos de pasión.
Es posible que tódo aquello lo hayas olvidado. Es difícil creerlo. Infinidad de veces dijiste que estarías conmigo, aún después de la muerte, que nada ni nadie nos podría separar.
En donde quedan las promesas, los sentimientos. En donde se perdieron nuestros juramentos, ¿sabes en donde quedó ese inmenso amor? ¡Por Dios dime en donde!
Margarita.
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