“…EL CHISMOSO SEPARA A LOS MEJORES AMIGOS” (Proverbios 16:28)
Los periódicos sensacionalistas, las tertulias televisivas y los programas de cotilleo se alimentan de una dieta de chismes. De hecho todos estamos propensos a divulgar chismes y a ser objeto de ellos. Ya sea que estén basados en un hecho real, ficticio o un poco de los dos, siempre hacen daño. Aunque la sociedad lo considere como algo bastante inocente Dios incluye el chisme en la misma categoría que las“contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias…”. (2 Corintios 12:20).
Entonces, ¿qué hacer si eres el blanco de un chisme?
1) Cuando sea posible, pásalo por alto.
Los chismosos le sacan gusto a ver a la persona molesta; cuanto más te molestes, más van a chismosear. No reacciones con ira; porque eso aviva el fuego. “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso cesa la contienda” (Proverbios 26:20).
2) Cuando sea apropiado, rectifícalo.
El chisme puede causar daño y destrozar corazones. Así que si puedes exponer la verdad de los hechos tal vez consigas contener el daño. Pero no digas a todo el mundo todo lo que sabes porque sólo extenderás las llamas, ampliarás el círculo de audiencia y alimentarás los apetitos desordenados. Dijo Salomón: “Las palabras del chismoso son como bocados suaves que penetran hasta las entrañas” (Proverbios 26:22) Mira en retrospectiva y analiza quién importa de verdad en tu vida, luego intenta dejar las cosas claras con ellos. En su día, éstos te harán justicia con otros. En muchos casos sus palabras serán tomadas como más objetivas que las tuyas. Si el chisme está basado en algo cierto o tiene parte de verdad, no lo niegues ni te justifiques. Los verdaderos amigos siempre perdonan y defienden a sus amigos, mientras que los chismosos suelen encontrar rumores más suculentos en otra parte, se van hacia ellos y te dejan solo.
1) Cuando sea necesario, confronta al chismoso.
Si el ofensor es cristiano, básate en este versículo: “Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano” (Mateo 18:15 DHH). Lo que buscas al confrontarlo no es demostrar que está equivocado y que tú tienes razón sino promover la reconciliación y mantener la unidad en la familia de Dios. Cuida el tono de voz. “…No pequen al dejar que el enojo los controle…” (Efesios 4:26 NTV ). Limítate a los hechos. Sin poner a la persona a la defensiva trata de encontrar una solución que pare el chisme y repare el daño. Si el individuo está dispuesto a reconocer su parte, sé pronto a perdonar. Si no, perdónalo igualmente -hazlo por tu bien, y por el Señor-. Y recuerda, sigue siendo tu hermano o hermana en Cristo aunque ya no puedas confiar plenamente en esta persona como amiga.
2) No dejes que el chisme mine tu autoestima.
Si tu autoestima depende de lo que otros dicen, siempre te vas a sentir menoscabado cuando hablen mal de ti. Haz que tu valía esté fundamentada en lo que Dios dice de ti en Su Palabra. A pesar de tus imperfecciones la Biblia afirma que eres “…redimido del Señor” (salmo 107:2), “…acepto en el Amado” (Efesios 1:6), “…justicia de Dios en [Cristo]” (2 Corin tios 5:21). Fíjate sobre todo en la valoración que Dios hace de ti y “…[edifícate]…sobre [tu] santísima fe” (Judas 1:20), sin importarte las opiniones de los demás.
3) No juzgues a otros simplemente por rumores que oyes de ellos.
Ya sea que el rumor tenga base de verdad o no, su intención es siempre “destruir”