Servir a los demás es como sembrar una semilla en la tierra. Puede que demore mucho tiempo, incluso años, aun así, la semilla no se va a perder. Siempre ahí estará, lista para dar las mejores frutas. Cuando servimos a los otros, a través de palabras, pensamientos, acciones o una mera sonrisa, les estamos diciendo que ellos son muy valiosos y son seres especiales. Aunque no escuchen hoy, un día entenderán. Y la fruta de este servicio será la más sabrosa.
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