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General: TRADICION ESOTERICA Y LA EXISTENCIA POST-MORTEM
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Evaristo  (Mensaje original) Enviado: 29/04/2011 22:02

TRADICION ESOTERICA Y LA EXISTENCIA POST-MORTEM

 

 

  Deseamos aquí examinar brevemente desde el punto de vista de la Tradición Esotérica la existencia o supervivencia post-mortem del ser humano. Es menester desde luego convenir que este asunto constituye un problema central y de acuciante interés para todos nosotros.  Nuestro propósito será tratar de clarificar una serie de nociones erróneas que han alcanzado gran difusión en Occidente en los íltimos años.

Básicamente esta Tradición Universal sobre la que se apoya toda la obra guénoniana constituye lo que se ha dado en denominar la Herencia Sagrada de la humanidad y es esencialmente única si bien adopta formas de expresión diferente de acuerdo a las contingencias de tiempo, lugar y circunstancia.

  Esta Tradición es, por  excelencia, el saber absoluto y atemporal que nace y se nutre de la experiencia metafísica de los grandes seres en todos los tiempos y lugares.  Señalemos de paso que la Tradición Esotérica nada tiene en común con los dogmas de tipo religioso pues estos últimos no pasan de ser enunciados arbitrarios cuya raíz u origen no supera generalmente el plano de las emociones.   Para mayor abundamiento  respecto de la realidad de la experiencia metafísica no creo que se pueda dar una referencia más adecuada que el maravilloso libro "Cosmic Consciousness" del Dr. Richard M. Bucke.  Por lo demás bueno será aclarar para el lego que la Tradición a la que me vengo refiriendo, lejos de ser una fantasía guénoniana, es una realidad que puede comprobarse cuando se investigan con actitud serena, imparcial y lúcida las enseñanzas metafísicas de los más diversos pueblos en todas las épocas.

  Antes de seguir adelante conviene a esta altura efectuar una explicación detallada de lo que se entiende en la literatura corriente y charlas diarias por "reencarnación". Ello es tanto más necesaria pues pocas nociones se han difundido por el mundo en forma tan mal comprendida y tan entremezclada con errores groseros.   Una útil introducción a las concepciones tradicionales sobre este aspecto -únicas que nos interesan aquí- es la valiosa obra de Arturo Reghini "Les Nombres Sacrés", Arché, Milano, 1981 donde se expone con  claridad la diferencia que existe entre diversas nociones que a menudo se confunden, a saber las de reencarnación, palingenesia, transmigración y metempsicosis.  Aquí procuraremos sintetizar y clarificar todo esto. 
  

  De hecho la reencarnación (tal como se entiende hoy usualmente en los cenáculos seudoiniciáticos y a nivel popular) es una noción completamente ajena a la Tradición Esotérica y de origen puramente occidental y moderno. Nada tiene que ver con las concepciones orientales salvo en su forma más degradada y burda. Debe buscarse su origen como idea en el poeta alemán Lessing y en los socialistas utópicos franceses del siglo XIX (Fourier, Proudhomme, Saint Simon,...). Goethe tambien se encariñó con la idea (recuerdense sus célebres versos a Charlotte von Stein) y otro tanto sucedió con Ralph Waldo Emerson y otros pensadores. Luego recogen la concepción con entusiasmo los espiritistas liderados por Allan Kardec (Hipolite Rivail) y los teósofos seguidores de Helena Petrovna Hahn de Blavatsky. Desde luego en estos últimos  todo se centraba en la explicación fácil de las desigualdades e injusticias de la vida. Las vulgaridades que diariamente se oyen respecto de la reencarnación se nutren de estas concepciones tan modernas como antitradicionales. 
  

El término palingenesia (Palin: de nuevo, genesia: generación o nacimiento)  significa nuevo nacimiento o bien renacimiento a la vida espiritual por medio de la Iniciación. Vemos que esta noción de origen pitagórico nada tiene que ver con lo que usualmente se entiende por "reencarnación" y tampoco con la anastasis del Nuevo Testamento, término asociado con la resurrección de los muertos. Esta anastasis sería en rigor la única "reencarnación" posible que devolvería al individuo al statu quo ante (estado anterior), si es que es posible para alguién razonable aceptar semejante concepción de "inmortalidad" de burdas raíces antropológicas. Con René Guénon es menester coincidir que hay aquí no sólo un absurdo sino una imposibilidad pura y simple. Esta objeción se aplica tanto a una pretendida resurrección "en el fin del mundo" como así también si tal "hecho"  se produjera antes. Por otro lado el análisis que efectúa Guénon de las pretensiones que los neo-espiritualistas en cuanto a las diferencias de almas y de destinos humanos no es demasiado riguroso pues olvida tener en cuenta la relativa libertad de los seres. 
  

  Aclaremos que la pretensión neoespiritualista es que el alma se traslada en condiciones post-mortem de un cuerpo físico a otro (esto se denomina la “metensomatosis”: pasaje del alma de un cuerpo a otro). Tal cosa no es lo enseñado al respecto por la Tradición Esotérica en los  Misterios Iniciáticos sino que esta pone énfasis en hechos mucho más complejos en los que nos detendremos enseguida. 
  

  Otras nociones que se han asociado más o menos indebidamente a la de "reencarnación" son las de transmigración y metempsicosis a pesar de que resulta casi imposible hallar un nexo serio y profundo entre éstas y aquélla. 
  

  La metempsicosis, doctrina enseñada en Oriente y en algunas escuelas occidentales de la antigüedad, hace al orden psíquico de la existencia (además del orden estrictamente espiritual). Menciona esta doctrina la posibilidad de pasaje de elementos psíquicos tras una "fragmentación"de un hombre muerto a otro vivo como ser conciencia, emociones, memoria e incluso aptitudes intelectuales. Asi es que Pitágoras, seguidor de esta concepción, afirmaba haber sido Euforbo en una existencia anterior (y a su vez Johannes Kepler afirmaba haber sido Pitágoras a su turno... Los ejemplos de este tipo podrían multiplicarse hasta nuestros días y suelen resultar incluso cómicos). 
  

  Por último, la "transmigración"   tal como la expone Guénon postula que el Ser o Chispa Divina esencia de la vida (el Jiva-Atma o Morador Interno de las enseñanzas hindúes) sólo puede pasar a otros estados de existencia definidos por condiciones enteramente diferentes de aquellas a las que está sometida la individualidad humana. Pero esta explicación se apoya en los postulados de la doctrina de los estados múltiples del ser y debe ser revisada dado que una y otra vez se aparta aquí  Guénon de la auténtica Tradición Primordial. De hecho la transmigración constituye la doctrina tradicional por excelencia al respecto de la existencia post mortem. 
  

La noción vulgar de "reencarnación" constituye pues solo una versión   infantil y errónea de la enseñanza tradicional al respecto. La transmigración (según la expone Guénon) es una versión deformada de la doctrina tradicional del Brahma-Samypya. Esta última afirma claramente que en la evolución post-mortem del ser humano que ha alcanzado el Mukti o Liberación( y que por ende ha salido de la denominada Corriente de las Formas) se alcanza plano tras plano en una sucesión indefinida de niveles o modalidades de existencia. Estos últimos se corresponden con estados de cada vez mayor gloria espiritual y que corresponden a un  ascenso permanente hacia Brahm, el Principio Primero o Dios Cósmico el que, por otra parte, jamás será alcanzado 
  
  
  Merece sin embargo señalarse que en dos comentarios de Guénon sobre sendos trabajos de su colaborador y amigo Ananda Coomaraswamy, los que aparecieran en "Etudes Traditionnelles" recién en 1946 (reproducidos además en la recolección póstuma "Etudes sur l'Hindouisme" p. 258-9 y 264-5), este autor reconoce finalmente que el Atma como Morador Interno (es decir el fragmento o Chispa Divina que constituye la esencia del ser y de la personalidad), es el único y verdadero transmigrante que continua animando existencias contingentes después de la muerte del ser humano. Esta si es la enseñanza tradicional relativa a la transmigración en su forma más pura y su síntesis es que no "reencarna" la personalidad (o sea lo externo, persona: máscara en latín) sino la individualidad, es decir la esencia inmortal que no se identifica con los seres contingentes a los que, literalmente, anima de manera transitoria. En términos sencillos: al morir Juan Perez pues se murió y no volverá esa personalidad a este mundo ni a ningún otro. Pero si retornará su esencia, la Chispa Divina que lo animaba, portadora de sus experiencias y recuerdos acumulados a continuar animando otros seres dentro de la denominada "Corriente de las Formas".

La brevedad deseada nos ha obligado aquí a eliminar distintos puntos de interés relativos tanto a la evolución del pensamiento de Guénon respecto de este problema central como a otros asuntos vinculados al tema central, los que hubieran complicado y alargado en demasía esta exposición. 
 
Sanguie Oezer
                                                    (Dr. Carlos Raitzin) 
                                                                  
                                                                
 

Alegoría de Ramón Lull "Liber de ascensu et descensu intellectus", Valencia, 1512

 

 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: MIRRALILA Enviado: 29/04/2011 22:17
 
GRACIAS POR TÚ APORTE EN ESTA
NOCHE.TE DESEO FELIZ FIN DE SEMANA.
MARILÓ
Mirra


 
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