que tu presencia es un regalo para el mundo,
que eres una persona única y diferente a todas las demás.
Que tu vida puede ser lo que tu quieres que sea
vívela un día a la vez.
Cuenta tus bendiciones, no tus problemas,
y verás cómo irás saliendo adelante.
Hay tantas respuestas dentro de ti,
Comprende, sé valiente, sé fuerte.
No te impongas límites,
tus sueños están esperando hacerse realidad.
No dejes tus decisiones importantes al azar -
esfuérzate por llegar a la cima, a tu meta, y a tu premio.
Nada hace perder más energía que las preocupaciones -
mientras más tiempo llevas un problema, más pesado se vuelve.
No te tomes las cosas demasiado en serio -
Vive la vida con serenidad, no con lamentaciones.
Recuerda que un poco de amor puede durar mucho tiempo -
Recuerda que bastante amor puede durar para siempre.
Recuerda que la amistad es una sabia inversión,
Los tesoros de la vida son las personas cuando están juntas.
Que tengas salud, y esperanza, y felicidad,
Tómate el tiempo para pedir un deseo a una estrella.
Y no te olvides, ni por un día…
¡Lo especial que TÚ eres!
Me parece que la primera cosa que tendríamos que enseñar a todo hombre que llega a la adolescencia es que los humanos no nacemos felices ni infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra y que, en una gran parte, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia.
Que no es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.
Habría también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay raciones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera.
Sería también necesario decirles que no hay "recetas" para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus vecinos.
Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir "qué" clase de felicidad es la mía propia. Añadir después que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella.