HERACLES-HERCULES
Esta figura, prototipo del héroe triunfante, es decir del hombre que a través de una serie de esfuerzos y aventuras logra "divinizarse", o mejor, retornar a sus orígenes divinos (ya que es hijo de Zeus-Júpiter), es tal vez la más importante y ejemplificadora de la antigüedad greco-latina. Su simbólica incluye no sólo los doce famosos trabajos y pruebas que debe realizar a exigencias de Hera-Juno, la contraparte femenina de Zeus-Júpiter (este último símbolo del espíritu fecundador), sino igualmente una serie de fabulosas victorias que corren parejas con sus nutridas flaquezas. Esta oposición entre las energías masculinas, celestes y espirituales, y las femeninas, terrestres y materiales, prefiguradas por la pareja olímpica Zeus-Hera (Júpiter-Juno para los romanos), marcará la vida de Heracles-Hércules, nacido humano, y el que por medio de los combates purificadores de toda su existencia es recibido en el Olimpo como el hijo preferido de su Padre celestial en razón del continuado sacrificio mediante el cual no sólo ha vencido a innumerables enemigos externos, sino que ha podido salir victorioso de los combates internos contra sus indefinidas tendencias hacia la densidad, reflejo de sus innumerables egos, antes de acceder al conocimiento y la paz, emblemas de la inmortalidad del alma y la vida eterna que finalmente logra por su espíritu combativo, sublimizado por la búsqueda constante del Espíritu y la Verdad, a través de un recorrido jalonado de errores, rectificaciones y logros.
Narrar los trabajos, hazañas y aventuras de este héroe llevaría por lo menos un volumen. Nos limitaremos a dar a los lectores algunos de los elementos de la rica simbólica de este personaje mítico, recordando que todos sus infortunios y caídas son provocados por Hera, imagen de sus impulsos destructores y descendentes, puesto que esta divinidad le maldijo por el hecho de ser hijo de su esposo Zeus (el espíritu ascendente), el que le fue infiel al procrear a Heracles fuera de su olímpico matrimonio, razón por la que el héroe humano debe ser objeto de su venganza y su nefasta influencia. Es importante recordar que el nombre Heracles significa "la gloria de Hera". Señalaremos que todos estos "trabajos" o combates tienen el discurso de un poema continuado y se refieren a la purificación del espíritu gracias a la victoria sobre los oscuros impulsos "materiales", es decir entre la oposición y la complementación de lo más sutil y lo más denso.
En sus primeras acciones Heracles domina al jabalí de Erimanto, vence al toro de Creta y ahoga al león de Nemea. Todos estos animales simbolizan a las fuerzas vivas de las pasiones, a las que el héroe debe imponerse sin negarlas, ya que debe enfrentarlas como obstáculos en su camino. Igualmente sojuzga a la reina de las amazonas, o sea a su parte pasiva y oscura, uno de sus egos inestables. También mata a la hidra de Lerna, imagen de esos egos serpentinos a los que es casi imposible cortar la cabeza, labor que se le facilita por haber anteriormente limpiado de estiércol las caballerizas de Augías. Luego se impondrá sobre el gigante Geriones y sobre Anteo y Diomedes, símbolos de la bestialidad y lo antiespiritual, y puede así cazar a los emisarios celestes, los pájaros del lago de Estinfalo, lo que le permitirá obtener viva a la cierva de los pies de bronce, imagen de la ligereza, levedad y rapidez. Finalmente llega al jardín de las Hespérides, donde obtiene el fruto áureo de sus esfuerzos, lo que le facilita dominar al perro-monstruo de tres cabezas, Cerbero, guardián del Tártaro (como el dragón en otras tradiciones), último de sus obstáculos en el camino de la reintegración al Sí Mismo.
P. Agartha