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General: Hercules en Sagitario
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De: Evaristo  (Mensaje original) Enviado: 01/12/2011 21:30
Trabajo 9
Matando las Aves de Estinfale
(Sagitario, 23 Noviembre 22 Diciembre)

El Mito
Dentro del lugar de paz permanecía el Maestro, y habló a Hércules. "Oh, hijo de Dios que
eres también un hijo de hombre”, dijo el Maestro, "ha llegado el tiempo de hollar otro camino.
Tú te hallas ante el noveno Portal. Pasa por él y encuentra el pantano de Estinfale donde
moran los pájaros que hacen estragos. Descubre, luego, el camino para hacerlos volar de su
por mucho tiempo, segura morada".
Él se detuvo un momento. "La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección
segura”, agregó. "La tarea aguarda. Tú debes pasar ahora a través del noveno Portal".
Hacia adelante, entonces, marchó Hércules, el hijo del hombre que era también el hijo de
Dios.
Buscó por mucho tiempo hasta que llegó a Estinfale. Ante él se tendía el fétido pantano. Una
multitud de pájaros graznaban roncamente, un coro amenazador y disonante, a medida que
él se acercaba.
Mirando más de cerca vio los pájaros. Grandes y feroces y horribles eran. Cada uno tenía un
pico de hierro, afilado como una espada. Las plumas también parecían como dardos de
acero, y si caían, podrían partir en dos la cabeza de los fatigados viajeros. Sus garras
igualaban a sus picos en agudeza y fuerza.
Tres pájaros, percibiendo a Hércules, se precipitaron sobre él. Él se mantuvo en su lugar, y
paró los ataques con la pesada maza que sostenía. A un pájaro lo golpeó resonantemente
sobre el lomo; dos plumas cayeron verticalmente al suelo y temblaron mientras se hundían
en la floja tierra. Finalmente los pájaros se retiraron.
Hércules permanecía delante del pantano, y reflexionaba en cómo podría realizar la tarea
asignada, cómo liberar al lugar de estas aves de rapiña.
Buscó muchos medios para encontrar una manera de lograrlo. Al principio trató de matarlos
con un carcaj lleno de flechas. Los pocos que mató no eran sino una fracción de los muchos
que quedaban. Se elevaban en nubes tan espesas que ocultaban el sol.
Pensó en colocar trampas dentro del pantano. Ni barca ni pies humanos podían atravesar la
ciénaga.
Hércules se detuvo. Recordó entonces las palabras de consejo que se le habían dado. "La
llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura". Reflexionando por un largo
tiempo, se le ocurrió un método.
Él tenía dos címbalos, grandes y broncíneos, que emitían un agudo sonido sobrenatural; un
sonido tan penetrante y desagradable que podía asustar a los muertos. Para el mismo
Hércules el sonido era tan intolerable, que se tapó ambos oídos con almohadillas.
A la hora del crepúsculo cuando la ciénaga estuvo repleta de innumerables pájaros.
Hércules regresó. Golpeó, entonces, los platillos bruscamente una y otra vez. Un estruendo
y un ruido tan estridente sobrevino entonces que él mismo apenas podía soportarlo. Tal
disonancia agresora de los oídos no se había oído antes en Estinfale.
Aturdidos y perturbados por tan monstruoso ruido, las aves de presa se elevaron en el aire
con las broncíneas alas aleteando salvajemente y chillando con ronco desaliento.
Completamente perturbada, la vasta nube de pájaros huyó con frenética prisa, para nunca
regresar. El silencio se difundió a través del pantano. Las horribles aves habían
desaparecido. Se vio el delicado fulgor del sol poniente, mientras éste vacilaba en el paisaje
que se iba oscureciendo.
Cuando Hércules regresó, el Maestro le saludó: "Las aves de rapiña han sido ahuyentadas.
El trabajo está cumplido".
Los Detalles de la Historia
Leemos que las ciénagas de Arcadía estaban llenas de aves devoradoras de hombres,
descritas en libros antiguos como feroces cigüeñas, las aves de Estinfale. Ascendían a tres;
tres pájaros más grandes, pero había muchos pequeños. Estaban devastando la región,
pero no podrían ser vistos; estaban ocultos en el matorral, en la maleza, haciendo daño, pero
no podían ser localizados.
Como de costumbre, Hércules se precipita hacia la tierra de Arcadia y toma la determinación
de librar a la región de estas aves devoradoras de hombres.
El se había liberado de la ilusión y Atenea le había dado algunos címbalos que él golpeó tan
ruidosamente que los pájaros se elevaron del pantano en el aire y trataron de escapar;
entonces él montó en su caballo alado y les disparó con sus flechas. Es una historia
maravillosa.
Los pantanos son un símbolo de la mente con la añadidura de la emoción. Hércules
descubre que aunque él pueda ser un aspirante y pueda haber triunfado en Escorpio, posee
aún una naturaleza emocional, y encuentra que los pájaros de Estinfale, especialmente tres
de ellos, son de una clase de devoradores de hombres y que él debe hacer algo acerca de
eso.
Para describir su reacción, el descubrimiento del vencedor es que él es una fuerza
devastadora, que con sus palabras y pensamientos está haciendo daño. Recuerda esto,
mientras más lejos transites a lo largo del sendero del regreso, y mientras funciones más
como una entidad espiritual, más poderoso te volverás y más daño puedes hacer.
Tú eres potente, estás esgrimiendo el poder, eres probablemente el centro de tu grupo. Si tú
eres un aspirante, si eres un discípulo, la actividad del pensamiento y el lenguaje son tu
principal actividad. Tú consideras tus pensamientos porque hay una fuerza detrás de tu
pensamiento, y cuando piensas erróneamente, el daño que haces es mucho más poderoso
que el daño que hace una persona menos evolucionada.
Nosotros debemos lograr que los pájaros salgan de la ciénaga al aire puro donde podemos
verlos y vencerlos.
Los pájaros que más daño hacían eran tres. En un libro están enumerados; la murmuración
cruel; la plática del yo, la conversación egoísta; y arrojar margaritas a los cerdos. ¿Qué
significa eso?
Se ha dicho que la murmuración es "el asesinato espiritual". ¿Necesito discutir la
murmuración cruel cómo las vidas han sido arruinadas por ella? Hay una ley inquebrantable,
si tú murmuras se murmurará de ti. Conseguimos lo que damos.
Si tú das servicio, conseguirás servicio; si bondad, bondad; si amor, amor. Si la humanidad
te maltrata, indágate a ti mismo y descubre en qué estás equivocado.
Una escritura antigua dice, que toda enemistad cesa para aquel que es inofensivo. Yo sé
que cuando logre la inofensividad en el pensamiento, palabra y obra, entonces no tendré
problemas. El hecho de que tengamos problemas presupone nuestra ofensividad.
Hablando acerca de uno mismo, estamos ocupados siempre con nuestros propios
problemas, nuestros propios asuntos.
Arrojar margaritas a los cerdos: hablar acerca de inquietudes ocultas para la cuales no están
preparados los oyentes. Si tú eres un discípulo sabrás a qué me refiero.
El problema está claro: yo soy un sagitariano y tú también. Estamos viviendo con el emblema
de Sagitario frente a nosotros todo el tiempo. Estamos tratando de traer armonía a nuestras
vidas, tratando de dirigir la vida al "altar”, buscando hacer contacto con la serpiente de la
sabiduría. Empieza con el pensamiento y la palabra, y empieza hoy.


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