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General: Reflexiones martinistas
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: anidar  (Mensaje original) Enviado: 14/12/2011 11:33

La simbología en el martinismo

 

 

 

Las ideas que tenemos de las cosas no solo son percibidas a través de los sentidos y las palabras o la memoria sino que tenemos otros niveles de percepción más sutiles que muchas veces son imposibles ponerle palabras por lo que necesitamos representarlas con un símbolo.

 

 

 

Carl Gustav Jung en “Psicología y religión”nos indica que existen arquetipos comunes a todas las culturas y tiempos, que si bien cada cultura lo va a expresar con su lenguaje o símbolos particulares, aquello que representa es igual en todas. Podemos crear símbolos de cosas que existen en la naturaleza del mismo modo que los podemos crear de aquellas ideas surgidas en la consciencia por una combinación de varias impresiones. Aquellos que existen en la naturaleza los llamamos símbolos naturales y los que resultan de ideas que toman cuerpo los llamamos artificiales. Los verdaderos símbolos místicos son una combinación de ambos. De ese modo, leyes que nuestra mente llega a conceptualizar son, por su propia naturaleza, expresadas simbólicamente.

 

 

 

Tanto el jeroglífico egipcio como el número-letra hebreo, al ser un número sagrado, tiene un sentido simbólico distinto a la función que corrientemente le damos a los números. También Pitágoras nos expresa ese sentido místico del número que no ha sido siempre entendido. Digamos que nosotros usamos los números comúnmente para contar, pesar o medir. Sin embargo, los números sagrados no cuentan nada, no se usan para pesar o medir, sino que son los símbolos de Principios Universales o funciones del universo. Nosotros estamos acostumbrados a sumar 1+1 para obtener el 2, pero en la simbología sagrada el 2 no es la suma de dos unos, porque el 1 es una idea y el 2 es otra idea muy distinta. Dicho con otras palabras, si llamamos Uno a Dios, no podemos decir que el dos sean dos dioses.

 

El lenguaje de los cabalistas que se ha trasladado al martinismo descansa en la letra-número hebrea la cual posee un valor fonético, un valor numérico que representa un principio y por tanto un valor místico, combinando en sí mismo el pensamiento, palabra y acción. Estos símbolos, si los queremos expresar con palabras, llenaríamos muchos volúmenes y no seríamos capaces de expresar con claridad la verdad que encierran. Para el martinista, estos símbolos deben ser objeto de reflexión y meditación. Por lo tanto, para comprender y perpetuar la sabiduría antigua es necesario recurrir a su simbología.

 

El martinismo afirma la naturaleza tríplice de la creación y la existencia de un principio único o Absoluto que gobierna los poderes creativos de Dios, el fenómeno de la naturaleza y los pensamientos y acciones del hombre. Es en la búsqueda de este Absoluto que el martinismo nos induce a través de la meditación sobre los símbolos que vamos encontrando.

 

Uno de los símbolos martinista de los varios que podemos encontrar es el Pantáculo, una representación del macro y microcosmos. La riqueza de este símbolo es tanta que sería imposible enumerar con detalle su valor en tan poco espacio de escritura. En uno de los tratados más antiguos de la cábala hebrea encontramos siete aspectos a desarrollar por el iniciado. Son las herramientas necesarias para lograr la victoria. Esos siete aspectos o acciones a desarrollar se inscriben en el Pantáculo. En este símbolo encontramos la representación del universo y la del hombre, la indicación del mundo superno e inferno. El Pantáculo lo debe tomar el iniciado en sus manos y reflexionar y meditar en su rico contenido. Esto lo arma con la vestidura especial que lo hace un Superior Desconocido.

 

El lenguaje directo no es capaz de expresar total y completamente el pensamiento. El lenguaje es útil en el nivel en el que se encuentra y responde a las necesidades inmediatas del hombre y la mujer, pero es insuficiente para representar un conjunto, es decir, una idea y sus desarrollos o corolarios y analogías. Así como los sentimientos son mejor expresados a través de la música y la pintura, así también las ideas metafísicas son más completamente desarrolladas y comprendidas a través de las alegorías y los símbolos. La letra mata el espíritu, decía San Pablo, por tanto, detrás de la letra debemos buscar el sentido escondido que ella misma está simbólicamente representando.

 

Normalmente hablamos de la Unidad desde la dualidad, de modo que todo lo que pueda expresar el lenguaje común sobre Dios no lo describe apropiadamente, pues en todo caso, lo que hacemos es proyectar el contenido limitado del lenguaje. Tal vez por eso dijo Filón: “Dios solo se conoce desde Sí mismo”. Mientras tanto no lleguemos a esa realización, reflexionemos y meditemos en el símbolo.

 

Que mores siempre en la Luz sagrada de la Sabiduría divina.



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