"Habéis observado ciertamente que, cuando estáis tristes o desanimados, pensar en una persona que amáis o admiráis os reconforta. ¿Por qué? Porque las imágenes que tenemos en la cabeza o en el corazón no permanecen inactivas; poseen una vida, poderes, son como transformadores, fuentes de energía. Una imagen puede perderos y una imagen puede salvaros. Una imagen puede intoxicaros y una imagen puede actuar como un antídoto. Toda imagen está unida a una idea, y cuando os concentráis sobre una imagen, ésta actúa sobre vosotros, pone su sello sobre vosotros. No descuidéis nunca este trabajo interior tan benéfico que podéis hacer con las imágenes. "