El Festival de Capricornio proporciona el tema y punto de atención para nuestra
meditación de Luna Llena de este mes. Se dice de Capricornio que es una de las fuerzas
más difíciles de comprender porque es el más misterioso de los doce signos. Puede que
ello sea porque el verdadero Capricornio puede actuar en cualquiera de los dos extremos
de conciencia: el del materialismo más denso o el de la percepción iluminada del
iniciado.
Capricornio ofrece una imagen bastante completa de la humanidad con sus pies en la
Tierra y, sin embargo, corriendo libremente y subiendo a las cimas de la ambición
mundana o de la aspiración espiritual en búsqueda de aquello que se percibe como
principal necesidad. Como carnero, es el ser humano terrenal, el codicioso buscador de la
satisfacción del deseo, o el aspirante, el buscador igualmente egoísta a la caza de la
satisfacción de su aspiración.
La definición más apta es que el ser humano es "un animal más un Dios vivo en la forma
física". La energía de Capricornio parece representar, en su estimulación, éstos dos
aspectos de la constitución humana. Todavía enfocado en la naturaleza material se
encuentra un ambicioso animal, luchando por sus propios intereses egoístas, preparado
para llegar tan lejos como sea necesario para satisfacer sus necesidades y deseos. Los
aspirantes al discipulado que se encuentran bajo esta misma influencia están espoleados e
inspirados en su ascensión, saliendo de las profundidades de la vida controlada por la
forma hacia la luz y la gloria de la experiencia de la cima de la montaña, o iniciación.
Por lo tanto, dependiendo de donde se encuentre un individuo en el sendero de evolución,
Capricornio estimulará todo cuánto sea material, o centrado en la forma, o todo cuánto
sea espiritual. En Capricornio estamos ante el triunfo de la materia, que alcanza su
expresión más concreta y densa; pero este triunfo es seguido por el del espíritu. En
Capricornio se encuentra la plena expresión de la naturaleza terrenal, pero también se
encuentran inmensas posibilidades espirituales.
Capricornio es un signo de conclusión puesto que representa las profundidades de la
degradación o de la cristalización y las cimas del logro espiritual: los dos polos de toda la
experiencia humana. También es el signo de los nuevos comienzos, puesto que cada final
es sólo la conclusión de una fase o ciclo, y cada logro es un paso hacia el crecimiento.
Capricornio inaugura un nuevo ciclo de esfuerzo. La situación actual del mundo indica
que la humanidad se encuentra en ese estado de agitación previo a realizar un avance
decisivo en el desarrollo de la autoconsciencia. El siguiente paso implica la expresión del
sentido de la responsabilidad, que es la primera flor y fruto de la percepción
autoconsciente, una primera indicación de que el alma está haciendo sentir su presencia.
El conflicto actual se debe al enfrentamiento entre el crecimiento espiritual, en todos los
niveles de percepción humana, y la resistencia de las fuerzas impenitentes de la
personalidad y a la batalla que está librándose entre las fuerzas del materialismo
atrincheradas en la forma humana y las fuerzas de la Luz trabajando a través de la
Jerarquía espiritual de Luz y Amor. Esto es similar a la batalla final en el individuo entre
la personalidad, el Morador en el Umbral, y el alma, el Ángel de la Presencia.
Capricornio guarda el secreto del alma, el secreto de la gloria oculta, revelado al
discípulo en el punto culminante de la tercera iniciación, la transfiguración de la
personalidad por el alma en la cima de la montaña. Pero esta revelación sólo puede tener
lugar como resultado del esfuerzo, de la capacidad de elevarse por encima de las
limitaciones de la personalidad, de persistir en el camino de ascensión a pesar de los
obstáculos y las dificultades. No existe un camino fácil para que los individuos se liberen
de sus propias limitaciones del egoísmo y la separatividad; y no existen los atajos. Es un
largo, doloroso proceso en el que aprendemos, eventualmente, mediante la experiencia
personal, que la autodisciplina y el autocontrol y el autosacrificio forman las piedras
fundamentales del discipulado.
Sobre estos cimientos puede eventualmente desarrollarse la superestructura de una forma
de vida amorosa y responsable, que refleje los valores del alma. Este crecimiento de
conciencia se convierte en el camino de iniciación, el camino hacia la cima de la
montaña, hacia esa luz suprema que revela al alma como el verdadero Ser, al Plan como
la responsabilidad del discipulado y a la Jerarquía espiritual del planeta como el centro de
amor donde, a través de la iniciación, se admite al discípulo aceptado.
Capricornio es, por tanto, el signo destacado de la iniciación. Según los antiguos mitos y
leyendas, todo dios sol nace en este signo. (Un dios sol es aquel cuya tarea es revelar
algún aspecto del principio del alma: amor, luz y voluntad cósmicos.) La cumbre de la
experiencia puramente humana, la tercera iniciación de Transfiguración, está regida por
Capricornio. En ella el alma revela su belleza, verdad y bondad en la consciencia del
discípulo, confirmando su logro y estableciendo el camino por delante.
Martín Luther King habló de haber estado en la cima de la montaña y haber contemplado
la "tierra prometida". Se refería a la promesa que el alma extiende a toda vida humana.
La superación de las limitaciones personales y las barreras impuestas por las
circunstancias sólo son posibles a la luz de un estado de conciencia más elevado e
inclusivo.
Para todos los discípulos, el camino hasta la tercera iniciación, incluida, es el camino del
servicio entre los "hijos de los hombres", todavía sufriendo en los planos y valles de la
experiencia humana. Los iniciados dejan atrás la experiencia en la cima de la montaña,
vuelven sus rostros hacia el campo de servicio y enfocan toda su atención y energías en
satisfacer la necesidad del reino humano.
La nota clave del discípulo en Capricornio es elocuente respecto a toda esta experiencia:
"Estoy perdido en la luz suprema y a esa luz doy la espalda". 0, en palabras de la nota
clave de nuestro trabajo de meditación de Luna Llena, el discípulo "gira sobre el pedestal
de luz y se vuelve en dirección opuesta. Vuelve su rostro hacia la oscuridad y, entonces,
los siete puntos de luz dentro de sí mismo transmiten la luz que irradia hacia el exterior y,
he aquí que los rostros de los que hollan el sendero oscuro reciben esa luz. Para ellos ya
el camino no está oscuro. Detrás de los guerreros, entre la luz y la oscuridad, resplandece
la Luz de la Jerarquía.
Recojamos estos inspiradores pensamientos en nuestras conciencias meditativas mientras
intentamos cooperar con la oportunidad de servicio que proporciona este Festival de
Capricornio, concluyendo con la Gran Invocación:
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios
Que afluya luz a las mentes de los hombres
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios
Que afluya amor a los corazones de los hombres
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
Ampliacion: http://www.unidad-servicio-uruguay.org/a12r4.pdf