* Mirando tras del arcoris, y contemplando, el sabio camino que conduce al paraíso.
En algún lugar, al final del arcoíris, hallarás un cofre repleto de tesoros -amor, salud, trabajo y bienaventuranza-. Para llegar a él, basta que recorras el camino de tus sueños siguiendo sus ecos, sus huellas, sus señales, sus colores. Basta que te dejes seducir por su música. Luego, ir rumbo a esa extraordinaria sensación que palpita júbilo dentro de ti. Hacia esa Gran Luz que -como bien intuyes- algún día desvanecerá tus miedos y apaciguará a tu alma. Ese es el camino que guiará tus plantas hacia el paraíso. ¡El camino de tus sueños! Te revelará que el reino de los cielos está allí. ¿Lo ves? ¡Y está aguardando por ti! ¿Estás listo para merecerlo? ¡Anda! ¡Vamos! ¡Ve tras él! ¡Se tú mismo! ¡Sigue tu entusiasmo! ¡Sigue tu verdad! Ilumina al mundo con tu fe. Habrás recorrido más de la mitad del camino; que la otra parte, la más empinada y sinuosa, la más cansada y agobiante, la que te impulsa a bajar los brazos, esa la recorrerás en los brazos de Dios. Sólo recuerda que mientras caminas, debes amar a tu prójimo tanto como a ti mismo.