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General: EL VIAJE A ORIENTE (7)
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De: Evaristo  (Mensaje original) Enviado: 20/10/2013 21:30

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (7)

 

Yo, sin más tareas que tocar el violín y leer cuentos era el encargado de la música en nuestro grupo (1) y comprobé cómo una gran época eleva a los débiles y exalta sus fuerzas. Yo, que no hacía sino tocar el violín y dirigir los Coros, coleccionaba poemas y cantigas, escribía motetes para seis y ocho voces, y madrigales, y los hacía aprender. Mas no es de esto de lo que quiero hablar.

 

Muchos de mis camaradas y de mis Superiores me eran queridísimos. Pero ninguno, quizá, pese a que entonces apenas había suscitado mi atención, la ocupó después tanto como Leo (2). Leo, uno de nuestros criados (voluntario, naturalmente, como lo éramos todos), ayudaba a llevar los equipajes y con frecuencia tenía a su cargo el servicio personal del Orador. Era hombre de modesto aspecto, con un algo de tan amable, de tan naturalmente atrayente, que todos le queríamos.

 

Cumplía, alegre, su trabajo, siempre cantando o silbando y no se dejaba ver sino cuando se le necesitaba; un doméstico ideal (3)Todos los animales le eran adictos (4), por lo cual siempre teníamos algún perro que nos seguía a causa de Leo. Podía domesticar a los pájaros y atraer a las mariposas (5). Lo impulsaba hacia Oriente su deseo de aprender el lenguaje de las aves según la Clave de Salomón (6). Al lado de muchos personajes de nuestra Orden, que, cualesquiera fuesen su valor y su fidelidad, parecían algo excesivos, singulares, solemnes o fantásticos, el criado Leo impresionaba por su sencillez, su naturalidad, su buena salud y su gentileza sin pretensiones.

 

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

  1. Yo, sin más tareas que tocar el violín y leer cuentos era el encargado de la música en nuestro grupo”. Una frase aparentemente trivial: “tocar el violín” y “leer cuentos”. Pero al analizarlo esotéricamente nos damos cuenta que la función de Hermann Hesse era importantísima dentro del Grupo de Hermanos de la Orden que “viajaban a Oriente”. La Música es la armonía de las Esferas, de la cual el Pitagorismo es la Escuela Arcana por excelencia. Este tema está mejor desarrollado en el libro esotérico que le valdría el Premio Nóbel : “El Juego de Abalorios”. En el se describen los principales Maestros de la Orden, y uno muy importante es el “Magister Musicae”, el Maestro de la Música. Y no solamente debemos entender la Música como melodías, sino la Música como pronunciación de “Mantrams” y sonidos vocales para entonar el Ser Espiritual. La otra faceta singular de nuestro viajero es la de “leer cuentos”, esto quiere decir, que era el custodio de la Tradición Esotérica de la Orden. Sabemos cómo se han extendido los mitos y leyendas,  depositarios de antiquísimos conocimientos transmitidos oralmente. Es notable que en Oriente y Occidente, diferentes grupos humanos han practicado el arte de “contar cuentos” para transmitir sus doctrinas. En Oriente son muy conocidos los “Cuentos Sufíes”, tales como “Las Hazañas del Incomparable Mulá Nasrudin”.
  2. “Muchos de mis camaradas y de mis Superiores me eran queridísimos. Pero ninguno, quizá, pese a que entonces apenas había suscitado mi atención, la ocupó después tanto como Leo”. Este criado y sirviente LEO es el eje central de la problemática esotérica que se expone en el “Viaje a Oriente”. Sabemos que LEO es el quinto signo del Zodíaco. También que es un signo de Fuego y que está regido por el SOL. La palabra “Leo” es latina y significa León. Este nombre fue muy famoso en toda la cuenca del Mediterráneo hasta el siglo X, en que fue eclipsado por el de “Leonardo” – “León fuerte”. El “Diccionario de Nombres” de Emilio Salas nos dice que: El Papa León I el Grande salvó dos veces a Roma del ataque de los bárbaros. Tras él otros 27 santos y bienaventurados honraron este nombre; entre ellos 13 Papas, 6 Emperadores de Constantinopla y 6 Reyes y Príncipes de Armenia. La constelación de Leo es visible en el hemisferio Norte. En Egipto, durante el mes de abril, el río Nilo se desbordaba y venían los leones del desierto para beber. Asociado al signo de Leo se encuentra todo lo que es regio, magnánimo y soberano.
  3. Cumplía, alegre, su trabajo, siempre cantando o silbando y no se dejaba ver sino cuando se le necesitaba; un doméstico ideal”. Se nos ha enseñado que para mandar se debe aprender a obedecer. También que el más grande de todos debe ser el servidor de todos. Estas son las cualidades del Adepto. Cumplir alegremente el trabajo encomendado es cumplir con el deber, sin preocuparse por los frutos de las acciones. Estar presente cuando se le necesita es la facultad de auxiliar y ayudar a los hermanos en el Sendero.
  4. “Todos los animales le eran adictos”. Esto simboliza que todas las pasiones animales han sido dominadas. La imagen de la Clave Cero del Tarot nos muestra a un joven alegre, que es seguido por un perro. Hermann Hesse al describir al criado Leo, siendo seguido también por un perro, nos presenta esta imagen del Tarot: que la Naturaleza sigue alegremente a su Creador.
  5. “Podía domesticar a los pájaros y atraer a las mariposas”. Esto simboliza la capacidad de comunicarse con inteligencias superiores espirituales. La mariposa es el alma que se separa del capullo que es el cuerpo físico. Los pájaros son mensajeros entre la Tierra y el Cielo. En Egipto el alma se representaba como un fénix o como un ibis, ya sea con cabeza de hombre o de mujer. No olvidemos al Dios Alado HORUS. En Astronomía tenemos las Constelaciones del Cuervo, del Cisne y del Águila.
  6. “Lo impulsaba hacia Oriente su deseo de aprender el lenguaje de las aves según la Clave de Salomón”. Simbólicamente, el “Lenguaje de las Aves” fue el LENGUAJE ORIGINAL que se hablaba en el Paraíso, y que se habló aún después de la Caída hasta el momento de la construcción simbólica de la Torre de Babel, momento en que se confundieron los hombres y nacieron las lenguas diversas. La “Clave de Salomón” es la SABIDURÍA, único medio de comprender esta Lengua Primitiva. No se confundan con las “Clavículas de Salomón”, obra de Magia falsamente atribuida a Salomón.






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