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General: EL VIAJE A ORIENTE (16 y 17)
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De: Evaristo  (Mensagem original) Enviado: 15/12/2013 15:54

ELVIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (16)

“Confieso que procuré, entre tanto, aproximarme a mi meta de manera más razonable. Visité a un amigo de juventud que vive en esta ciudad y edita un diario; se llama Lucas; participó en la Gran Guerra y escribió sobre ella un libro que se lee mucho. Lucas me recibió amistosamente, sintió visible agrado al encontrarse con un viejo camarada de colegio. Tuvimos una conversación bastante larga.

 

“Traté de hacerle comprender de qué se trataba. Desdeñé todo eufemismo. Le dije muy francamente que yo era uno de los miembros de esa gran empresa que, sin duda, había oído hablar, llamada el “Viaje a Oriente” o “la Cruzada”, o con cualquier otro nombre dado por la gente.(1)

 

“Ciertamente sí- respondió sonriendo con amistosa ironía. Recordaba esa historia; entre sus amigos se llamaba casi siempre a esa singular empresa, quizá con demasiada irrespetuosidad, la “Cruzada de los niños”.(2) No habían tomado muy en serio a ese movimiento, lo habían comparado a uno teosófico o a un intento de confraternidad entre los pueblos; fuera lo que fuere, se sorprendieron mucho por algunos éxitos de nuestra expedición, habían leído con emoción el relato de la temeraria travesía de la Alta Suabia, de las triunfales jornadas de Bremgarten, de la rendición de una aldea del Tesino, y habían a veces sospechado que el movimiento pudiera dejarse subordinar a una política republicana.

 

Después la causa pareció degenerar, varios antiguos Jefes la abandonaron, hasta se avergonzaron de ella, y no quisieron recordarla ya (3); las noticias fueron cada vez menos frecuentes y cada vez más contradictorias, y todo fue encasillado y olvidado como tantos movimientos políticos, religiosos o artísticos, algo excéntricos, de aquellos días de postguerra. Más de un profeta apareció entonces, más de una sociedad secreta con sueños y pretensiones mesiánicos, y desaparecieron en seguida sin dejar rastro.

 

“Pues bien, su punto de vista era claro: el de un escéptico benevolente. Cuantos habían oído hablar de la historia del viaje sin participar en la aventura, podían tener a su respecto los mismos sentimientos que Lucas. No me preocupé de convertirlo, pero corregí algo de sus informes explicando, por ejemplo, que nuestra Orden no era en manera alguna producto de la postguerra, sino que había subsistido a través de toda la historia del mundo (4), subterránea a veces; que ciertas fases de la Guerra Mundial no han sido sino etapas en la historia de nuestra Orden; que, por otra parte, Zoroastro, Lao Tsé, Platón, Jenofonte, Pitágoras, Alberto el Grande, Don Quijote, Tristán Shandy, Novalis, Baudelaire, figuraron entre sus fundadores y miembros.(5) Respondió con la sonrisa que yo aguardaba. (6)

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

  1. “dije muy francamente que yo era uno de los miembros de esa gran empresa que, sin duda, había oído hablar, llamada el “Viaje a Oriente” o “la Cruzada”, o con cualquier otro nombre dado por la gente.” En todas las Tradiciones de Occidente, encontramos que debemos viajar hacia el Este, de donde viene toda Sabiduría. En los Templos Rosacruces y Masónicos, el Este es el lugar donde está el Venerable Maestro de la Logia, derramando su Luz sobre los miembros presentes. Hermann Hesse habla de la Orden tal como antes habló Carlos de Eckartshausen. Sus palabras pueden ser enigmáticas a los no iniciados, pero los que obtuvieron la Luz en una Orden esotérica, entienden perfectamente la universalidad del conocimiento, y que no interesa en qué Orden o Fraternidad lo ha obtenido, pues estas han variado a lo largo del tiempo. Por eso le dice Hesse a su amigo Lucas, que él era miembro de esa gran empresa con cualquier otro nombre dado por la gente. También demuestra Hesse su espíritu amplio al describirse como miembro de una gran empresa, y no decir miembro de una Orden en particular. La “gran empresa” es lo que en palabras de la Escuela Arcana significa “el Plan que los Maestros conocen y sirven”.
  2. “entre sus amigos se llamaba casi siempre a esa singular empresa, quizá con demasiada irrespetuosidad, la “Cruzada de los niños”. Aquí tenemos una clave maravillosa que ningún lector profano comprenderá. Recuerden las palabras de Cristo cuando dijo “Dejad que los niños vengan a mí”. La Iniciación representa la muerte de una vida y el nacimiento a una nueva vida, que está representada con la palabra NEÓFITO o “NUEVA PLANTA”. Del mismo modo el recién Iniciado es un niño, lo cual está también representado por las edades simbólicas que diversos catecismos esotéricos enseñan a sus miembros. Al avanzar de Grado en Grado aumenta la edad del Iniciado. También existe un componente de psicología esotérica, pues tal como los niños dicen la verdad y poseen energía incansable, así también deben ser las cualidades de un Iniciado. Y al “ser como niños” se ingresa en el Santo de los Santos.
  3. “Después la causa pareció degenerar, varios antiguos Jefes la abandonaron, hasta se avergonzaron de ella, y no quisieron recordarla ya”. Esto que comenta Hesse sobre la Orden puede ser aplicado prácticamente a casi toda Orden o Fraternidad esotérica. Es un ciclo de vida: hay un comienzo con gran ímpetu; luego viene un período de decantación, durante el cual algunos miembros progresan y otros se retiran para buscar nuevos caminos; también ocurre que Grandes Maestros, Imperatores y Hierofantes abandonen sus Órdenes, mostrando que nadie está exento de caer desde el más alto grado Iniciático alcanzado; también que muchos que eran defensores de una Orden, pueden cambiar su forma de ver las cosas y terminar avergonzándose de su afiliación. Este es el momento en que el simbólico Terror del Umbral se manifiesta, absorbiendo sus energías y separándolo del camino esotérico por el error, el prejuicio y la vanidad.
  4. “nuestra Orden no era en manera alguna producto de la postguerra, sino que había subsistido a través de toda la historia del mundo”. Aquí nos habla Hermann Hesse con el mismo lenguaje que el de Carlos de Eckarsthausen. Esta Orden del Viaje a Oriente, es la misma Orden de la Nube sobre el Santuario. Es la COMUNIDAD DE LA LUZ o IGLESIA INVISIBLE, de la cual han derivado todas las Órdenes y Fraternidades diseminadas por toda la faz de la Tierra.
  5. “que, por otra parte, Zoroastro, Lao Tsé, Platón, Jenofonte, Pitágoras, Alberto el Grande, Don Quijote, Tristán Shandy, Novalis, Baudelaire, figuraron entre sus fundadores y miembros.” Intenta darnos Hermann Hesse una base donde fijarnos para conocer el origen de la Tradición Esotérica representada por la Orden del Viaje a Oriente. Personajes históricos y personajes legendarios forman parte de esta Tradición, dándonos a entender que no debemos preocuparnos por el aspecto histórico, sino por el de las ideas. Importa más estudiar las IDEAS de los personajes citados, más que la historia de dichos personajes. Los nombres enunciados al parecer caprichosamente y sin orden, nos hablan de las doctrinas del Zoroastrismo; del Taoismo (el libro Tao Te King escrito por Lao Tsé); de la tradición esotérica griega (Platón y Jenofonte); del pitagorismo; de la incorporación de las enseñanzas que estaban perdidas en Europa, gracias a los árabes. El aristotelismo penetró en la Europa medieval por los árabes, que tenían estos escritos traducidos al árabe. Alberto el Grande (1193-1280), fraile dominico, fue un estudioso de las tradiciones griegas que se introdujeron en Europa gracias a los árabes. Su conocimiento de la cábala y de la magia le valió que se le llamara “magnus in magia, major in           philosophia, maximus in theología”. Se le conoció con el Nombre Místico de MAGISTER ALBERT o MAUBERT. Su discípulo fue Santo Tomás de Aquino. Don Quijote es un personaje ficticio, fruto de la pluma de Miguel de Cervantes Saavedra, que contiene mucha doctrina esotérica oculta en sus fábulas. Menos conocido es el personaje Tristán Shandy del escritor Laurence Sterne (1713-1768), un clásico de la literatura inglesa del Siglo XVIII. Friedrich von Hardenberg Novalis (1772-1801) fue un poeta alemán del período romántico. Sus obras más conocidas son “Himnos a la noche”, “Cantos espirituales” y “La cristiandad o Europa”. Charles Baudelaire nació en París en 1821 y murió en Bélgica en 1866. Sus obras poéticas principales son “Las Flores del Mal” y “Los Paraísos Artificiales”. Todo esto es la grandeza de la Tradición que está presente en todas las fuentes donde el espíritu de grandeza del Ser Humano se hizo presente.
  6. “Respondió con la sonrisa que yo aguardaba.” El amigo Lucas escuchó las revelaciones de la Tradición iniciática de la Orden del Viaje a Oriente, y como era de esperar, por ser profano, no podía entender lo que su amigo Hesse le comunicaba. La sonrisa de Lucas es lo menos que podemos esperar de aquellas personas que no están preparadas para recibir conocimiento tradicional. Escucharán lo que digamos con benevolencia, cuanto mucho, pero pensarán que estamos irremediablemente locos. El Iniciado es como la Clave El Loco del Tarot. Es libre, y su libertad asusta. Y el hombre libre es un loco, en una sociedad que está acostumbrada a tratar con esclavos.

 

 



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De: Evaristo Enviado: 15/12/2013 15:56

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (17)

 

 

“-Bien- dije – no he venido para darle una lección sino para aprender (1). Mi más ardiente deseo no es escribir una historia de la Orden (ni un ejército de bien preparados eruditos serían capaces de ello) sino contar muy llanamente nuestro viaje. Pero me resulta del todo imposible abordar mi tema. No se trata de capacidad literaria, pues creo poseerla, dicho sea sin la menor vanidad. No; he aquí de qué se trata: la realidad que he vivido en otro tiempo, con mis camaradas, ya no existe (2), y aunque los recuerdos que de ella guardo sean los más preciosos y vívidos que tengo, parecen sin embargo tan lejanos y diferentes como si hubieran acontecido en otro planeta, en otra edad, o como si fueran febriles delirios.

 

“-Sé qué es eso – exclamó vivamente Lucas -. Nuestra conversación comenzaba por fin a interesarle. –Ah! ¡Cuán bien conozco eso! Exactamente lo propio me sucedió con mi experiencia de la guerra. Creía haberla vivido hondamente, haberla observado con agudeza, estar colmado de sus visiones, la cinta, en mi cerebro, parecía tener miles de kilómetros, pero cuando me senté a la mesa, en una silla, pluma en mano, los bosques y las aldeas arrasadas, la tierra estremecida por el rodante cañoneo, el cúmulo de lodo y de grandeza, de miedo y heroísmo, de cuerpos desgarrados, de terror a la muerte y de macabro humor… todo estaba indeciblemente remoto, no pasaba de sueño, no se relacionaba con nada, era inasible.

 

“Sabe usted que, no obstante, escribí un libro de guerra, el cual es muy leído y comentado. Pero, vea: no creo que diez libros de esta clase, aunque fueran diez veces mejores y más penetrantes que el mío, pudiesen dar al lector mejor predispuesto, idea alguna de la guerra, si el mismo no la hubiese vivido por sí propio (3). Y aunque muchos la vivieron verdaderamente, no tardaron en olvidarla. Quizá, tras aventurarse, no hay en el hombre heroísmo mayor que el de olvidar.(4)

 

“Calló y pareció soñar, como perdido en sus pensamientos. Sus palabras habían confirmado mis propias experiencias y mis propios sentimientos.

 

“Al cabo de un rato pregunté cauto:

-Pero, ¿cómo pudo escribir su libro?

Reflexionó un momento, como si retornase de su ensimismamiento.

-Pude – dijo – porque era necesario (5). Debía escribir o perder la esperanza; era la única posibilidad de salvarme del vacío, del caos, del suicidio. Bajo esa coacción escribí el libro que me trajo el esperado socorro, nada más que porque fue escrito, sin que importe que sea bueno o malo. Era lo principal. Y también esto: mientras escribía no pensé ni por un instante en otros lectores que yo mismo o, a lo sumo, cada tanto, en uno de mis más cercanos camaradas de combate, y jamás pensé en sobrevivientes sino siempre en los muertos en la guerra. Mientras escribía estaba como afiebrado o enloquecido y rodeado de tres, cuatro, cuerpos despedazados. Así se hizo el libro.

 

“Y bruscamente dijo, y fue el fin de nuestra primer conversación:

-Excúseme, no puedo hablar más de esto. No, ni una palabra, ni una palabra. No puedo, no quiero. ¡Adiós!

Y me empujó afuera.

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

  1. “no he venido para darle una lección sino para aprender”. Este es el principio de la HUMILDAD de todo Iniciado. Somos eternos Aprendices. Somos eternos Estudiantes. La obtención del Conocimiento total y absoluto está más allá de la capacidad humana. Debe ser por lo tanto, una capacidad súper humana o sobre humana. Al Ser que fuera capaz de tan inmensa y total asimilación, no le corresponde otro adjetivo que el de Ser Divino, es decir, DIOS. Nosotros, como Almas encarnadas en nuestro viaje de retorno a la Unidad, aprendemos encarnación tras encarnación las experiencias que las Espinas de la vida dejan en nuestra naturaleza anímica, permitiéndonos hacer crecer en nosotros los Seis Lirios de nuestra Alma. “Yo he venido para aprender”, es la frase que abre la Puerta a los Santuarios. Quien cree saberlo todo es un necio, y vivirá en la “Nube que rodea al Santuario”, hasta que nazca en él la HUMILDAD necesaria para darse cuenta que “no sabe nada”, y que debe analizar sus reacciones corporales, emocionales y mentales.
  2. “la realidad que he vivido en otro tiempo, con mis camaradas, ya no existe,”. En esta frase hay dos principios involucrados: uno tiene que ver con la relatividad y la noción de espacio y tiempo. El otro tiene que ver con las transformaciones de los canales que utilizan los Maestros para manifestarse periódicamente sobre la Tierra. El primero es de índole psicológica, y presenta el problema de poder narrar a otros las experiencias íntimas vividas. Tal cual veremos por la contestación a Hermann Hesse por el Maestro Lucas, esto solo es posible cuando se RECREA o se REVIVEN los acontecimientos. El segundo principio es de índole metafísica, más allá de las realizaciones materiales, e implica la existencia en determinados lugares geográficos, y por ciertos períodos de tiempo, de Escuelas, Órdenes y Fraternidades, cuya especial misión consiste en estar disponibles para el grupo de personas que las necesitan en esa época. Basta mirar atrás en el tiempo y veremos una legión de Tradiciones perdidas, olvidadas, que ya no existen realmente sino a través de sucesiones Iniciáticas, dentro de Órdenes más o menos esotéricas. Los Templos de Egipto están vacíos. Sus Sacerdotes ya no habitan más allí. Esa REALIDAD YA NO EXISTE! Pero la Iniciación, a través de las edades, es el espíritu que vuelve a dar nacimiento a la imagen, o descripción vívida de los antiguos Misterios.
  3. “no creo que diez libros de esta clase, aunque fueran diez veces mejores y más penetrantes que el mío, pudiesen dar al lector mejor predispuesto, idea alguna de la guerra, si el mismo no la hubiese vivido por sí propio.” Reemplacen la palabra “Guerra” por la palabra “Iniciación”. Los libros sobre guerras, así como los libros sobre Iniciaciones, viajes místicos, rituales esotéricos, etc. Siempre estarán alejados del lector. Únicamente la Iniciación lleva al mundo de la razón, la comprensión de los Misterios en que participa un Neófito. Y esta comprensión no es solamente racional, sino que al ser vivida espiritualmente, se transforma en conocimiento vívido. No importa cuantos libros esotéricos puedan leerse, solo la participación en una Escuela Iniciática puede llevar al estudiante a la puerta de su realización personal.
  4. “tras aventurarse, no hay en el hombre heroísmo mayor que el de olvidar.” Aquí tenemos una paráfrasis del cuádruple verbo QUERER, OSAR, SABER, CALLAR. El QUERER OSAR es el AVENTURARSE; y OLVIDAR es SABER CALLAR. Sabemos que al terminar nuestras vidas, la memoria mundana, material o de la personalidad, desaparece. Y que el alma, al reencarnar, es dotada de nuevos cuerpos sutiles, con una nueva mente en blanco donde anotar la historia de la nueva vida. El Alma sabe que al encarnar ha de olvidar, y también sabe que al desencarnar volverá a recordar.
  5. “-Pude – dijo – porque era necesario”. He aquí una paráfrasis de la sentencia Crística “Hágase Tu Voluntad, mas no la mía”. En esta simple oración se une el verbo PODER con el adjetivo NECESIDAD. El Poder está en Dios, no en los seres humanos. La Necesidad es la Ley de Acción y Reacción, la Compensación. Cuando analizamos cómo ha sido que grandes hombres en la historia de la Humanidad, hicieron lo que hicieron, parece surgir la simple respuesta que le fue dada a Hermann Hesse. Todos ellos han podido, porque lo que estaban haciendo era NECESARIO. ¿Necesario para quién? La Necesidad es una Ley de la Naturaleza, que indica que a cada cosa le corresponden atributos que fueron establecidos en el origen de los tiempos. Y a cada acción le sigue una reacción; eso es Ley de Necesidad. Existe un tercer elemento que nos permite aplicar aquí la Ley del Triángulo. La tercera punta que está oculta en este análisis filosófico es el OBJETIVO. Cuando existe una Necesidad, esta satisface un Objetivo. Luego falta el mediador que encausará energías, para lograr el Objetivo. A ese agente Dios le dará Poder para actuar. Ni más ni menos que el que NECESITA para alcanzar el OBJETIVO. Cuando realicen y cumplan cosas y eventos que les parezcan imposibles, reflexionen en esta simple sentencia y alabando a Dios digan también para sí mismos: “Pude, porque era necesario”.


Resposta  Mensagem 3 de 3 no assunto 
De: monica08 Enviado: 16/12/2013 01:59


 
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