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General: EL VIAJE A ORIENTE (20 y 21)
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Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: Evaristo  (message original) Envoyé: 29/12/2013 18:04

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hess 



Continuación... (20)




-El paso del Iniciado- (1)


“El hombre pasó muy cerca mío con aire alegre; su flexible cuello emergía de una camisa azul abierta, su silueta ondulaba con dichosa gracia

en la callejuela nocturna: apenas se le oía, calzado con sandalias livianas o alpargatas. Le seguí sin intención. ¡Cómo no seguirle! Bajaba la calle y aunque su paso era ágil, cómodo y juvenil, era un paso de atardecer, crepuscular,  coincidente con la hora y los amortiguados ruidos de la ciudad, en la confusa claridad de los primeros faroles que comenzaban a encenderse.

 

“En los jardincillos de la puerta de San Pablo (2), desapareció entre las altas y redondeadas espesuras, y me apresuré para que no se me perdiera. Pero allí estaba, avanzando lentamente entre los bosquecillos de lilas y acacias (3). El camino serpentea y se divide a través de las espesuras; algunos bancos bordean el césped; bajo los árboles la oscuridad ya era total. Leo pasó cerca del primer banco, donde estaba una pareja de enamorados; el banco siguiente estaba libre y en él se sentó, se estiró, echó hacia atrás la cabeza y miró un momento el follaje y las nubes. Luego sacó del bolsillo una cajita redonda, de hojalata, la puso a su lado en el banco, quitó la tapa y comenzó a extraer lentamente algo que llevaba a la boca y comía con fruición (4). Entretanto, yo me paseaba a la entrada del bosquecillo; me acerqué a su banco y me senté en la otra punta. Alzó la vista, me miró a la cara con sus ojos gris claro, y continuó comiendo. Eran frutas secas, algunas ciruelas y damascos partidos. Leo tomaba uno tras otro, entre dos dedos, los apretaba y palpaba un poco, los ponía en la boca y los masticaba largamente, saboreándolos. Esto duró bastante antes de que sacara y comiera los últimos. Cerró entonces la caja, la metió en el bolsillo, se echó hacia atrás y estiró las piernas; vi que sus alpargatas tenían suela de cuerda trenzada.

 

-Va a llover esta noche- dijo bruscamente, sin que supiese yo si se dirigía a mí o hablaba solo.

 

-Es muy posible -dije, algo turbado, pues si aún no me había reconocido ni por mi silueta ni por mi porte, era posible, y así lo esperaba yo casi con seguridad, que me reconociese por la voz.

 

“Pero, no; no me reconoció de ninguna manera, ni por la voz; y aunque esto satisficiera a mi primer deseo, sentí, sin embargo, profunda decepción. No me reconoció pues él no había cambiado nada en diez años y parecía no haber envejecido. Lo contrario ¡ay! Lo contrario, me había sucedido(5)

 

-Silba usted tan bien... -dije; ya le oí en la calle de Cordeleros. Debo decirle que también, antes, fui músico.

 

-¿Músico! - dijo con tono amistoso. - es un buen oficio. ¿Lo abandonó?

-Por ahora sí. Hasta vendí mi violín.

-¿Sí? ¡Qué lástima! ?Está usted necesitado? Quiero decir: ¿tiene hambre? Algo tengo todavía en casa para comer y algunas monedas en el bolsillo.

 

-¡Oh,no! - dije precipitadamente; no es eso lo que quería decir. Lo paso muy bien y hasta tengo más de lo necesario. Pero se lo agradezco mucho. Es usted muy amable al querer convidarme. No es común dar con personas tan serviciales. (6)

 

-¿Cree usted? Bueno, es muy posible. Los hombres son diferentes y, a veces, muy raros. También usted es raro.

-¿Yo? ¿Por qué?

-Claro es. Tiene usted dinero y vende su violín. ¿O la música no le causa placer alguno?

-¡Oh,sí! Pero a veces se deja de gustar de algo que antes gustaba mucho. Un músico vende su violín o lo rompe contra la pared, o un buen día un pintor quema todos sus cuadros. ¿Nunca oyó hablar de cosas así?

 

-Sí. Es por desesperación que sucede eso. Hasta conocí a dos que se suicidaron. Hay gentes brutas, capaces de hacer mal al prójimo. Muchas hay a las que no es posible ayudar. Pero ¿qué hace usted ahora al no tener violín?

-Un poco de todo. En verdad, hago poco, ya no soy joven, y con frecuencia estoy enfermo. ¿Por qué, pues, habla usted del violín? Eso no tiene importancia.

-¿Del violín? Porque he pensado en el rey David.

-¿Cómo? ¿En el rey David? ¿Qué tiene que ver con esto?

-También él era músico. De muy joven, tocaba para el rey Saúl y a veces le disipaba el mal humor. Después llegó él mismo a rey, un gran rey lleno de preocupaciones, con toda clase de humores y baraúndas. Llevó una corona e hizo guerras y otras cosas, cometió algunas verdaderas infamias y llegó a ser muy famoso. Pero cuando pienso en su historia, lo más hermoso de ella, es el joven David con su arpa tocando para el infortunado Saúl y lamento que después llegara a rey. Era más dichoso y más amable cuando músico. (7)

 

-Sin duda- exclamé vehemente - sin duda era entonces más joven y más amable y dichoso. Pero el hombre no es siempre joven y su David, con el tiempo habría llegado a ser viejo y más feo y preocupado, aunque hubiera seguido siendo músico. En cambio, llegó a  ser el gran David,  realizó hazañas y compuso sus salmos. La vida no es sólo juego.

 

Leo se levantó y me saludó.

-Llegó la noche - dijo- y va a llover pronto. No me acuerdo bien de las hazañas de David ni de si fueron verdaderamente grandes. Y de sus salmos, tampoco, hablando francamente, no sé gran cosa. No quisiera decir nada contra ellos. Pero que la vida no sea sólo juego, no hay David que lo pruebe. La vida, cuando es bella y dichosa, es exactamente eso, un juego. Naturalmente, se puede hacer de ella otra cosa, un deber, o una lucha, o una prisión, pero no por ello se torna más hermosa. (8) Hasta la vista, he tenido mucho gusto al volver a verlo.

 

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

  1. -El paso del Iniciado- En este párrafo nos describe Hesse la presencia del Iniciado. Los seres superiores, cuando se manifiestan físicamente, dejan una impronta, un sello particular en cada uno de sus movimientos. Es importante notar que Hesse describe a Leo usando una camisa azul, la cual ya sabemos por nuestros estudios, que está relacionada con el Mundo Celestial. Así también con el uso de sandalias o alpargatas, en lugar de los zapatos comunes y modernos. La aparición del Iniciado Leo, en ese momento en que el día se confunde con la noche, el momento crepuscular, indica que cuando las actividades físicas disminuyen, y los procesos mentales objetivos se apaciguan, entonces es el momento en que las revelaciones reales cobran aparición y se manifiestan ante los estudiantes esotéricos. Cuando un Ser Superior hace su aparición en la vida de una persona, se siente la exclamación de Hesse: “¡Cómo no seguirlo!”. Si no lo seguimos perdemos la oportunidad de acceder al conocimiento, y al camino de liberación personal.
  2. “la puerta de San Pablo”. A San Pablo se lo llama “Apóstol de los Gentiles”. Es habitual que en diversas Catedrales las distintas puertas de acceso se denominen en honor a alguno de los Apóstoles. Como el “Viaje a Oriente” es un libro simbólico, no se pueden identificar con precisión los sitios geográficos de muchas de sus expresiones esotéricas. Por ejemplo, existe una “Puerta de San Pablo” en una Iglesia de Salamanca, en España. También existe una “Puerta de San Pablo” en Roma, Italia. Se llamaba Saulo, nació en Tarso de Cilicia, y fue discípulo del maestro Gamaliel. Al principio era un perseguidor de los cristianos, hasta que un día mientras viajaba de Jerusalén a Damasco cayó del caballo por el resplandor de una luz y escuchó una voz que le                    decía : "Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?". En Damasco recuperó la vista y se puso a predicar      el evangelio de Jesús. Apresado                    por el Sanedrín fue enviado a Roma para ser juzgado como ciudadano romano siendo decapitado en el año 67. Se lo conoce por los “Hechos de los Apóstoles” de la Biblia.
  3. “avanzando lentamente entre los bosquecillos de lilas y acacias”. A ninguno de nuestros miembros familiarizados con la Masonería se le escapará el uso de la palabra “Acacia”. Esta palabra viene del Griego - Akakia, penoso, espinoso. La acacia es un árbol que simboliza la inmortalidad. La palabra “Lila” es de origen persa, y significa “azulado”. Vemos entonces al Iniciado avanzando por el Sendero de la Inmortalidad Celestial.
  4. “comenzó a extraer lentamente algo que llevaba a la boca y comía con fruición”. Una leyenda dice que un discípulo le preguntó a su Maestro, en qué se diferenciaban los Maestros de los demás mortales. Y éste le dijo que los Maestros comen, beben y respiran. El discípulo le dijo, ¿pero es que acaso eso no lo hacen todos los seres?.- No, le dijo su Maestro. Cuando los Maestros comen, beben y respiran, hacen precisamente eso. Mientras que los hombres vulgares tienen sus pensamientos perdidos en un sinfín de problemas y asociaciones distintas, que los distraen de sus ocupaciones concretas. Por eso cuando ellos comen, beben y respiran, en realidad no están comiendo, ni bebiendo ni respirando. Y por eso están sus vidas tan llenas de sufrimiento. Porque no prestan atención a lo que hacen. Los Maestros dedican su atención consciente a cada cosa que hacen. Esa es la gran diferencia entre un hombre vulgar y un Maestro.
  5. “No me reconoció pues él no había cambiado nada en diez años y parecía no haber envejecido. Lo contrario ¡ay! Lo contrario, me había sucedido”. En realidad es Hermann Hesse quien no reconoce a Leo. Pues solo recuerda de él su manifestación como criado o sirviente. Leo sabe perfectamente quien es Hermann Hesse, y también sabe que Hesse necesita      reintegrarse a la Orden, y Leo le está dando la oportunidad para hacerlo. Pero Hermann Hesse deberá enfrentarse con su pasado, con sus miedos y angustias. De los Adeptos se dice que son inmortales, que pueden vivir indefinidamente en cuerpos físicos. Los Maestros encarnados que aún no han llegado a ese estado elevadísimo de desarrollo espiritual, viven sus vidas dentro del tiempo que la Providencia les ha dado, en armonía física y espiritual. En estos casos la vejez no es notoria, y el paso de los años se siente más lentamente. Pero no pueden evadir la Ley del Cambio, que obliga a que las formas se desintegren para combinarse en nuevas formas de manifestación. Hermann Hesse, al olvidarse de sus prácticas espirituales, al renunciar a la Orden, comenzó a envejecer como todos los hombres vulgares.
  6. “Es usted muy amable al querer convidarme. No es común dar con personas tan serviciales.” Una de las principales características del Rosa Cruz es la CARIDAD. Leo ofrece su comida a Hermann Hesse y también dinero, para ayudar al hermano afligido. Hesse recuerda la forma de ser de Leo, siempre dispuesta a servir al prójimo. Recuerden que los Maestros son los más grandes servidores de la Humanidad.
  7. “Pero cuando pienso en su historia, lo más hermoso de ella, es el joven David con su arpa tocando para el infortunado Saúl y lamento que después llegara a rey. Era más dichoso y más amable cuando músico.” El Maestro Leo le muestra mediante preguntas y respuestas, el estado de orfandad espiritual en que se encuentra Hesse, por haber dejado lo que más amaba: la música. También hay una enseñanza oculta en este paradigma: la realización espiritual es consecuencia de hacer aquello que nos gusta, aquello que nos eleva, aquello por lo cual sentimos amor. La vida de David, el vencedor de Goliat, está llena de situaciones dolorosas y complicadas, producto de ser un gobernante. Mientras más se escala en el poder, mayores son los deberes y más pesada es la carga que se lleva.
  8. “La vida, cuando es bella y dichosa, es exactamente eso, un juego. Naturalmente, se puede hacer de ella otra cosa, un deber, o una lucha, o una prisión, pero no por ello se torna más hermosa.” En esta frase nos hallamos con un pensamiento metafísico que es necesario explicar. Cuando Leo afirma que la vida es un juego, está expresando la idea que el Baghavad Guita enseña: no apegarse al fruto de las acciones. Jugar es disfrutar, sin interesarse en el resultado del juego. Esta idea central que es la clave para liberarnos del mundo de la ilusión, y alcanzar la “realización metafísica”, la expone Hesse en su obra cumbre “El Juego de Abalorios”. Si en cambio vemos la vida como un deber, estamos atados al Dharma; si la vemos como una lucha, estamos atados al Karma. El Dharma y el Karma nos hacen re-encarnar, seguir atados al ciclo de vidas terrestres. La solución para vencer y obtener la liberación, se encuentra en vivir sin interesarse por los frutos de la acción. El hombre realizado será un MAGISTER LUDI. La idea central de Leo fue expresada magistralmente en el auto sacramental de Calderón de la Barca “El Gran Teatro del Mundo”: “Y pues representación es aquesta vida toda, merezca alcanzar perdón de las unas y las otras”. Busquemos ser verdaderos Maestros del Juego de la Vida o Magister Ludi Vitae.




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Réponse  Message 2 de 2 de ce thème 
De: Evaristo Envoyé: 29/12/2013 19:21

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse


Continuación... (21)

 

“Comenzó a caminar con su ágil paso, atento, benévolo, aquel amado y extraño muchacho, y ya estaba a punto de perderse de vista, cuando perdí toda discreción y dominio de mí mismo. Corrí desesperadamente tras él y grité con voz suplicante:

 

“-¡Leo! ¡Leo! Usted es ciertamente Leo. ¿Acaso ya no me conoce? Sin embargo hemos sido Hermanos y debiéramos serlo siempre. Juntos partimos para el viaje a Oriente. (1) ¿De veras me olvidó, Leo? ¿De verdad no sabe ya nada de los Guardias de la Corona, de Klingsor y de Goldmund, de la fiesta de Bremgarten, del desfiladero de Morbio Inferior? ¡Tenga piedad de mí, Leo!

 

No huyó, como yo temía, pero tampoco se volvió; continuó tranquilamente como si nada hubiera oído, pero me dio tiempo para alcanzarle y no pareció oponerse a que yo fuese con él. (2)

 

“-Está usted tan desolado, tan arrebatado - dijo tratando de apaciguarme-. Eso no está bien. Eso desfigura y enferma. Caminemos lentamente, que calma mucho. ¿Y estas gotas de lluvia? Magnífico, ¿no? Vienen del cielo como agua refrescante. (3)

 

“-¡Leo! - imploré- ¡tenga piedad! Dígame una palabra: ¿me reconoce? (4)

 

“-Bueno - dijo; y me habló suavemente, como a un enfermo o a un ebrio - Esto va mejor. No era más que una emoción. ¿Me pregunta usted si le conozco? Pero ¿qué hombre conoce a los demás hombres o, sencillamente, a sí mismo? (4) Y yo, usted ve, no soy conocedor de hombres. No me interesan. A los perros sí los conozco muy bien y también a los pájaros y a los gatos. Pero a usted, señor, en verdad, no lo conozco. (4)

 

“-¿Pero usted pertenece a la Orden? ¿Hizo usted el viaje a Oriente?

 

“- Siempre viajo, señor, y pertenezco a la Orden. (5) Tantos van y vienen, que se conoce y no se conoce. Con los perros es mucho más fácil. ¡Esté atento, deténgase un poco!

 

Levantó el dedo, como para advertirme. (6) Una fina lluvia comenzaba a empapar el sendero bordeado de jardines. Leo apretó los labios y lanzó un largo silbido vibrante y ágil, aguardó un segundo, silbó de nuevo, y me sobresaltó un poco cuando, muy cerca, de detrás del enrejado contiguo, un gran perro lobo saltó bruscamente desde la espesura y se apretó contra la verja  gimiendo de gozo para dejarse acariciar por Leo a través de los barrotes y los alambres. Los ojos de la recia bestia tenían un resplandor verde claro y cada vez que su mirada se encontraba conmigo, un gruñido apenas perceptible vibraba en el fondo de su garganta como un  trueno remoto.

 

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

  1. “Sin embargo hemos sido Hermanos y debiéramos serlo siempre. Juntos partimos para el viaje a Oriente.” En las Órdenes Iniciáticas se denomina Hermano al postulante que ha sido Iniciado. La Iniciación es una marca indeleble en el alma del pupilo. Una vez Iniciado, se es Iniciado por siempre. Esto es así por cuanto la transferencia espiritual que se efectúa desde el plano de Lo Invisible al plano de Lo Visible, por mediación del tercer elemento, que es el Iniciador, es parte de la mecánica celeste. Solo el hombre, la persona, olvida el lazo íntimo de Hermandad que nace de la relación Iniciador-Iniciado, siendo este efecto negativo originado la mayoría de las veces por sentimentalismos y emociones que afectan la personalidad,      fruto a su vez casi siempre de las ansias de prevalecer al frente de una Logia o de una organización. El ruego que hace Hermann Hesse es un recordatorio: “Hemos sido Hermanos y debiéramos serlo siempre”. Pero, ¿acaso es Leo quien ha olvidado esta sentencia? ¿No será que ha sido Hermann Hesse quien ha olvidado a sus Hermanos?
  2. “No huyó, como yo temía, pero tampoco se volvió; continuó tranquilamente como si nada hubiera oído, pero me dio tiempo para alcanzarle y no pareció oponerse a que yo fuese con él.” En una obra esotérica e iniciática como el “Viaje a Oriente”, palabras y frases que en otros contextos son triviales, representan para nosotros joyas preciosas de sabiduría, si reflexionamos en ellas. Observen que Leo, el Adepto, caminaba. Esto significa moción, moverse, dirigirse hacia un fin. Un fin que el hombre común – en nuestro caso Hermann Hesse – no entiende. Y decimos que Hesse representa al hombre común, porque se ha olvidado de las enseñanzas de la Orden, a la cual desea retornar. Observen que el Adepto avanza hacia la meta que en la Escuela Arcana se denomina, el Plan que los Maestros conocen y sirven. El Adepto sigue su camino y NO SE DA VUELTA. En la Biblia tenemos la parábola de la esposa de Lot, que se dio vuelta y quedó transformada en estatua de sal. Darse vuelta es sentir lazos emocionales con el pasado. Si nos damos vuelta quedamos atrapados en la materia. Si no avanzamos, nos detenemos. Esta enseñanza metafísica es la que está detrás del simple hecho de caminar y no darse vuelta. Luego tenemos que el Adepto Leo esperó ser alcanzado, le dio tiempo a Hermann Hesse para que llegase hasta él. Así se cumple también la enseñanza de los Maestros, que esperan que sus Discípulos los alcancen por sus propios esfuerzos. Y cuando el Discípulo llega hasta donde está el Maestro, viaja con él, lo cual significa vivir y experimentar bajo la luz de la Sabiduría de un ser más adelantado.
  3. “Caminemos lentamente, que calma mucho. ¿Y estas gotas de lluvia? Magnífico, ¿no? Vienen del cielo como agua refrescante.” Leo es un Maestro que enseña mientras camina. A la escuela de Aristóteles se la llamó ambulatoria o peripatética, porque acostumbraba pasearse con sus discípulos mientras les enseñaba. Dos cosas le enseña Leo a Hermann Hesse, ambas tienen que ver con las sensaciones, de las cuales en los manuscritos de Magia Verídica que estamos estudiando, Eckartshausen nos explica que las sensaciones pueden afectar el ánimo de un alma, así como al revés, los conflictos del alma pueden afectar el cuerpo físico. Caminar es un excelente ejercicio, pero caminar filosofando, tranquilamente, es un alimento para el alma. Afecta al cuerpo, y la disposición física producto de caminar lentamente genera un efecto en el ánimo del alma. La segunda enseñanza de Leo a Hermann Hesse es la del agua. Le llama la atención sobre el hecho de que está lloviendo. El agua lava el cuerpo, y es un símbolo de purificación. Y cuando se la bebe, es un símbolo de vivificación. Leo le está indicando a Hermann Hesse que tiene una segunda oportunidad. Que si aprovecha el momento que está compartiendo con el Maestro, lavará sus errores y obtendrá nueva vitalidad.
  4. “Leo! - imploré- ¡tenga piedad! Dígame una palabra: ¿me reconoce?” . Hermann Hesse no entendió la enseñanza de Leo, y se encuentra cegado por sus propias emociones de ansiedad por volver a la Orden y culpa por haberla abandonado. La pregunta de Hesse a Leo “¿me reconoce?”  es una petición concreta de reconocimiento de los Signos, Toques y Palabras que guardan los secretos de las Órdenes Iniciáticas.
  5. “Bueno - dijo; y me habló suavemente, como a un enfermo o a un ebrio - Esto va mejor. No era más que una emoción. ¿Me pregunta usted si le conozco? Pero ¿qué hombre conoce a los demás hombres o, sencillamente, a sí mismo?... Pero a usted, señor, en verdad, no lo conozco”. ¡CONÓCETE A TI MISMO Y CONOCERÁS EL UNIVERSO Y LOS DIOSES! El Hombre es el Microcosmos, representación en pequeña escala del Macrocosmos. El estudio del “Libro del Hombre” y el del “Libro de la Naturaleza”, nos conducen al estudio del “Libro de Dios”. El estudiante en el sendero esotérico debe comenzar por estudiarse a sí mismo, pues sería vano orgullo y necedad pretender conocer a la Naturaleza y a Dios, sin saber quién es él mismo, de dónde ha venido, por qué está encarnado y cual puede ser su destino final.
  6. “-¿Pero usted pertenece a la Orden? ¿Hizo usted el viaje a Oriente?“- Siempre viajo, señor, y pertenezco a la Orden.” Es un derecho de todo Iniciado decir a su interlocutor si pertenece a una Orden Iniciática. Está prohibido por los usos y costumbres hablar de otras personas. Únicamente se puede afirmar de sí mismo, en caso de considerarlo oportuno, que se es miembro de una Orden. También, si fuera necesario, está permitido negar ser miembro de la Orden. Esto es así porque no se pueden “arrojar margaritas a los chanchos”. Existen muchas personas simplemente curiosas e incultas, que solo buscan la satisfacción de sus instintos, sean sensibles o intelectuales. En el caso que estamos leyendo, Hermann Hesse pregunta seriamente y el Adepto Leo le contesta afirmativamente. La pregunta “¿Ha hecho usted el Viaje a Oriente?” posiblemente sea una pregunta específica para darse a conocer entre Hermanos de una misma Orden. Por ello la respuesta aparentemente extraña al responder Leo con las palabras “siempre viajo”, en lugar de “he viajado” o “no he viajado”, que sería alguna de las dos posibles y esperadas respuestas.
  7. “Levantó el dedo, como para advertirme”.  Gesto importante para señalar lo que viene de Lo Alto.





 
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