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General: Acerca de las curaciones
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: anidar  (Mensaje original) Enviado: 22/01/2014 10:19

ACERCA DE LAS CURACIONES

Dr. Harvey Spencer Lewis, F. R. C.

Tal vez algunas veces somos poco cuidadosos en el empleo de frases y palabras

cuando tratamos de expresar brevemente algunas ideas místicas, y caemos en

la costumbre de emplear frases populares. Yo sé que muchas veces he dicho

que la naturaleza realizará muchas curaciones si le damos la oportunidad, y

que la naturaleza cura mucho y hace muchas cosas. Pero, después de todo,

¿qué queremos decir cuando empleamos la palabra naturaleza de ese modo?

Permítaseme decir qué es lo que tengo en mente y entonces podrán ustedes

decir si comprenden eso del mismo modo.

En primer lugar, no puedo separar las leyes y principios de la naturaleza, de la

Consciencia de Dios. Cuando digo que la naturaleza hace algo, quiero decir que

Dios lo hace por medio de las leyes naturales. Jamás tengo la idea de que la

naturaleza y Dios son distantes o separados. Pero sé que hay quienes niegan la

existencia de Dios y dicen que todo se debe a las leyes de la naturaleza. Así,

vemos que estamos expuestos a malentendidos si decimos que la naturaleza

efectúa las curaciones y dejamos de explicar qué es lo que queremos decir. Creo

plenamente que en el principio del tiempo Dios creó y estableció ciertas leyes y

principios para que funcionaran en el plano terrestre, así como estableció

ciertas leyes para que funcionaran en el Cósmico. Estas leyes terrenales son las

leyes de la naturaleza y si bien realizan y producen cosas milagrosas, las están

haciendo de acuerdo y junto con la Consciencia de Dios.

El materialista, y especialmente aquellos que tratan de atenerse a una idea

mecánica de la vida, quieren que creamos que las leyes de la naturaleza son

únicamente leyes creadas por sí mismas y establecidas gradualmente por la

naturaleza misma, de manera mecánica, y que no hay una inteligencia

suprema, un ser supremo que tiene a su cargo el funcionamiento de esas leves,

o que haya sido creador de ellas en el comienzo del tiempo. Tratan ellos de

decirnos que toda acción del cuerpo humano, toda acción del cerebro, toda

acción de cualquier planta o flor, de cualquier semilla que se ponga en la tierra,

de cualquier mineral que crezca o evolucione, es el resultado de una acción y

reacción química o mecánica o física. No voy a emplear el tiempo de ustedes en

analizar ahora la teoría mecánica de la vida, porque después de haberla

explicado de acuerdo con los mejores libros que tenemos en nuestra biblioteca,

tendría la obligación de señalar a ustedes muchas discrepancias e

incoherencias que ustedes pudieran no haber visto. Sé bien que después de

hecho esto, ustedes descartarían la mayor parte de la teoría mecánica de la

vida y la olvidarían. ¿Entonces para qué vamos a perder una hora en explicar

algo que ustedes eventualmente rechazarían, del mismo modo que se

despojarían de cualquier cosa ficticia o inútil?

Ahora bien, cuando decimos que las leyes naturales de Dios sanan, curan o

corrigen y remedian ciertos estados perjudiciales del cuerpo, queremos decir

que esas leyes y principios emplean y cooperan con las fuerzas constructivas y

creadoras del universo y llevan a cabo cierto método sistemático de

reconstrucción que siempre ha existido en la naturaleza y que siempre existirá.

Un estudio sencillo de la fisiología nos mostrará a cada uno de nosotros que

cada hora de actividad de índole física y cada momento de actividad mental

desgasta alguna parte del cuerpo humano o del cerebro humano. No podemos

caminar por el cuarto sin emplear alguna energía y desgastar algunas células

de los tejidos o algunas células nerviosas. Mientras más fuerte sea el ejercicio,

físico o mental, mayor será la destrucción en un sentido puramente material.

Aun durante el sueño, cuando los procesos reconstructivos están en su grado

máximo de actividad, siempre se está efectuando algún proceso destructivo. La

vida misma en el cuerpo físico es un proceso de destrucción de células viejas y

de formación de células nuevas. Quiero asegurar a ustedes que la vida en el

cuerpo físico dejaría de manifestarse si se pudiera hacer algo para impedir los

procesos de desgaste de algunas de las células que componen nuestros

cuerpos. Sería eso un estado tan serio, como si se hiciera algo para impedir la

creación de nuevas células que reemplazaran a las gastadas. Estas dos fases,

desgaste y reconstrucción, son las dos mitades del mismo ciclo de evolución y

no se puede suprimir la mitad del ciclo sin quebrantarlo todo.

La conservación de la vida v la conservación de la energía están basadas en

suministrar al cuerpo humano suficiente descanso o tiempo de descanso cada

veinticuatro horas para permitir que los procesos constructivos hagan un

trabajo que equilibre los resultados de los procesos de desgaste. Dicho de otro

modo, es casi como una cuestión de Debe y Haber en un libro de caja. Tiene

que haber tanta construcción como hay desgaste, o si no el cuerpo y todas sus

partes cederían pronto a la enfermedad y la debilidad, y la vida misma

terminaría en ese cuerpo.

Si no hay suficiente recuperación y reconstrucción para igualar el proceso de

desgaste y destrucción, el cuerpo y el cerebro no ganarían nada, ni crecerían, y

no tendrían salud. Debe haber un poquito más de actividad creadora en cada

una de las veinticuatro horas o en la suma total del período de cada día.

Acerca de cómo la naturaleza en sus variadas y diversas maneras lleva a cabo

esta reconstrucción y esta curación y este remedio, tenemos información

abundante, pero requeriría meses y meses de explicación para que podamos

cubrir, aunque fuera superficialmente, cada uno de los procesos conocidos. A

medida que analizamos el asunto vamos quedando más convencidos de la

verdad del viejo dicho bíblico de que estamos terrible y maravillosamente

hechos. Hay algunos procesos que funcionan en nuestro cuerpo que la ciencia

ha tratado de analizar desde hace tiempo. Hablando de la química del cuerpo y

de sus acciones químicas o mecánicas, puedo decir que todos los grandes

bioquímicos del mundo y todas las grandes autoridades en la teoría de la vida

mecánica, no han podido explicar algunos de los principios de reconstrucción

que operan a diario. Cierto es que no han podido repetirlos completamente en

una acción puramente química o mecánica.

¿Han pensado ustedes alguna vez en la obra maravillosa que se efectúa

inconscientemente, automáticamente, eficazmente, por los procesos de la

naturaleza cuando ustedes se dañan cuerpo, como, por ejemplo, al cortarse

una pequeña parte del tejido de una mano? Digamos que ustedes han estado

manejando un cuchillo afilado que se ha resbalado y ha cortado una herida de

medio centímetro en uno de los dedos. La sangre fluye libremente y se siente

un ligero dolor, y probablemente ustedes sumergen el dedo en agua para lavar

la sangre y disponerse a atar el dedo para dejar que la naturaleza cuide de él.

Si ustedes son de aquellos que temen los microbios y la infección,

probablemente acudirán a algún rincón de la casa en busca de alguna

substancia o líquido para poner en la herida y limpiarla.

El sano empleo de esas cosas es simplemente una ayuda para la naturaleza.

Después de todo, si la piel junto a la herida no está limpia y algo extraño se

introduce en la incisión, la naturaleza tendría más trabajo para librarse de ello

que el trabajo que costaría limpiar lo sucio. Pero aun si no se aplica nada a la

herida, se verá que la naturaleza comenzó instantánea mente a remediar el

daño. Es como si la consciencia del cuerpo instantáneamente llamara a los

bomberos, a la policía, a la sanidad y junto con éstos al departamento de

limpieza de las calles y a varias otras organizaciones higiénicas, a la vez que

avisara a los servicios de la ciudad para que detengan la alta presión, para que

reduzcan la circulación y hagan mil y una cosas que ni ustedes ni yo podemos

soñar siquiera.

La manera más rápida para que esa herida cicatrice es dejar que el aire esté en

contacto con ella, a no ser que el aire esté extraordinaria mente contaminado,

como sucede en algunas fábricas o casas muy sucias. El aire bueno y saludable

del exterior ayudará a que la herida cure más rápidamente que si se le ponen

muchos vendajes, porque la sangre tiene una facilidad notable para coagularse

desde el momento en que el aire la toca, y esta sangre coagulada forma una

cubierta encima y alrededor de los tejidos dañados. Esta es la primera etapa del

proceso para remediar el daño, porque mientras el flujo de la sangre no se haya

detenido, no puede cerrarse la herida. La sangre debe detenerse tan pronto

como sea posible, pues si no, se perdería una buena cantidad de ella, y esto

requeriría un trabajo extraordinario por parte de los procesos de la naturaleza

para reemplazarla. Así, la naturaleza cuida de la situación, y gradualmente crea

nuevo tejido celular y la herida cicatriza poco a poco de una manera que los

más maravillosos cirujanos, químicos, mecánicos, materialistas y filósofos no

podrán igualar jamás.

En todo nuestro cuerpo se efectúa esa reconstrucción a cada momento, a cada

hora y 3 cada día. El aprender de memoria un poema y hasta el aprender de

memoria un número de teléfono, desgasta algunas células cerebrales que deben

reemplazarse instantáneamente. El atravesar apresuradamente la calle para

subir a un auto móvil, quebranta y destruye algún tejido, lo que requiere que la

naturaleza se ponga en acción y reemplace la pérdida.

Ahora bien, la naturaleza hace todo esto a su manera, sin consultarnos y sin

sentarse cómoda mente en una silla para explicárnoslo todo en alguna noche

frente a la chimenea. La naturaleza cree que si queremos saber lo que ella hace,

debemos ponernos a escudriñar hasta encontrarlo. Si no estamos lo

suficientemente interesados para dedicarnos a descubrir sus procesos con gran

trabajo y largas investigaciones, no seremos dignos de saber nada acerca de

ellos. Pero resulta maravilloso saber que, si compren demos o no sus

procedimientos, el trabajo de ella prosigue sin perjuicios, sin inclinaciones y sin

preferencias de ninguna clase.

El más pobre, el más humilde e ignorante miembro de una tribu de alguna isla

lejana podría ver que la naturaleza lleva a cabo su trabajo en el cuerpo de él

con la misma prontitud y con la misma eficacia que si se tratara de la persona

mejor informada y más inteligente del mundo occidental. Sin embargo,

podemos obstaculizar los procesos de la naturaleza y podemos poner muchos

tropiezos en su camino. Podemos darle más trabajo del que tendría que hacer,

y así podemos retardar la eficacia de sus procedimientos y alejar la realización

del fin adecuado.

En realidad, estamos haciendo esto, más de lo que cooperamos con la

naturaleza. Por la mañana, al levantarnos, podemos dejar de hacer el ejercicio

necesario para estimular a la acción todas las partes del cuerpo. Tal vez

entonces comemos una porción de manjares que no deberíamos comer, nos

enrollamos en una porción de telas en torno a nuestro cuerpo, ponemos

zapatos apretados a nuestros pies, y un sombrero apretado en la cabeza, y un

anillo apretado en los dedos, y mil cosas de esta clase. Luego, en vez de

caminar subimos a un tranvía o a un automóvil para ir al trabajo. Tal vez

entonces nos sentamos a trabajar con una luz pobre y con un aire viciado, para

luego hartarnos con abundantes alimentos pobremente preparados y con

combinaciones químicas impropias, poniendo así en nuestro cuerpo cosas que

son nocivas, olvidándonos de dar al cuerpo los elementos nutritivos naturales y

químicos que los procesos de la naturaleza necesitan para formar tejidos y

sangre. Luego, hacemos la misma cosa a mediodía y por la noche y finalmente

nos acostamos llenos de venenos y extenuados. Cierta mente que no podemos

decir que estamos cooperando con la naturaleza.

Nuestra organización Rosacruz tiene un poquito más de conocimientos o un

poquito más de conocimiento especial acerca de los procesos de la naturaleza,

especialmente acerca de los procesos de la mente, y por esto tenemos tanto

entusiasmo en nuestro sistema de instrucción y de ayuda a los demás acerca

de la manera correcta de vivir. Nuestro propósito es dar a la naturaleza una

mayor oportunidad, una mayor ocasión de realizar su trabajo natural, como

Dios pensó que lo hiciera. No podemos efectuar la curación real y verdadera; no

podemos re mediar las condiciones, ni puede hacerlo ningún médico. Pero

nuevamente llamo la atención de ustedes acerca de que es tan importante

cooperar con la naturaleza y aprender a darle toda oportunidad y evitar el

obstaculizar los procesos de la naturaleza, como lo es rezar para pedir la salud

y la felicidad, o como lo es llamar a un médico.



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Dulce Alborada Enviado: 23/01/2014 06:28
gracias...

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Tenique Enviado: 23/01/2014 22:24
Muy bueno,Jefe. Muchas gracias. A veces los árboles no nos dejan ver el bosque. Un abrazón.   Tenique.

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Evaristo Enviado: 26/01/2014 21:14


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