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General: El Viaje a Oriente (33 y 34)
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Evaristo  (Mensaje original) Enviado: 09/02/2014 22:02

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (33)

 

“El Orador, con gesto de apaciguamiento ante mi consternación y mi confusión profundas, me tocó el brazo. Y enseguida oí al Jefe Supremo retomar la palabra.

 

“Acusado y demandante H…, está usted absuelto.(1) Aún debo advertirle que el hermano absuelto en tal proceso, debe entrar a la Asamblea de Superiores y ocupar un sitial tan pronto como dé prueba de su obediencia y fe. (2) A su elección queda la prueba. Responda a mis preguntas, hermano H…: ¿Está dispuesto, en testimonio de fe, a domesticar un perro salvaje? (3)

 

“Me estremecí.

-No, no podría, exclamé con gesto de repulsión

 

“¿Está dispuesto, decidido, a quemar inmediatamente, a orden nuestra, los archivos de la Orden como el Orador quema parte de él ante ti? (4)

 

“Avanzó el Orador, metió la mano en los tan alineados ficheros, la sacó llena de fichas, de centenares de fichas y, con gran horror mío, las quemó en un hornillo de carbón.

 

“-No, repetí, tampoco eso: no podría.

 

“- ¡Cave, Frater! – me gritó el Jefe Supremo - ¡ten cuidado, desorientado Hermano! He comenzado con las pruebas más fáciles, para las que basta la más leve fe. Las siguientes serán cada vez más difíciles. Responda: ¿está dispuesto a consultar los informes de los archivos por su cuenta? (5)

 

“Escalofriado ya, a punto estuve de perder el aliento. Pero había comprendido: las preguntas serían cada vez más difíciles; eludirlas era caer en lo peor. Me levanté y, con gran suspiro, dije sí.

 

“El Orador me condujo hasta las mesas en que estaban los ficheros. Busqué y hallé la letra H, y di con mi apellido; primero el de mi predecesor Eboan, que también fue miembro de la Orden, cuatrocientos años antes;(6) luego mi propio apellido con esta indicación:

 

Chattorum r. gest XC

civ. Calv. Infid. 49

 

“El papel temblaba en mi mano. Sin embargo, los Superiores se levantaban uno tras otro de sus sitiales, y me miraban a los ojos; me tendían la mano; luego, cada uno se alejó y la Sede Suprema quedó vacía; el Jefe Supremo bajó el último de su trono, me miró a los ojos, sonrió con su piadosa sonrisa de obispo, y salió el último de la sala. Quedé solo, con la ficha en la mano, sumiso a la sentencia que los archivos iban a pronunciar.

 

“No me atrevía a decidirme a interrogar por mi cuenta los archivos. Me demoré en la sala vacía mirando las hileras de cajas, de armarios, de nichos, de gabinetes, la acumulación de todo lo que, a mi juicio, debiera conocerse. Tanto por miedo a mi propia ficha como por ardiente sed de saber, decidí quedarme un poco más (7) por lo que directamente me concernía e informarme primero sobre algunas cosas importantes para mí y para mi relación del viaje a Oriente. A decir verdad, sabía yo desde mucho antes, que esa historia estaba condenada y enterrada y que jamás vería su fin. Pero grande era mi curiosidad.

 

“De uno de los ficheros sobresalía una ficha mal puesta. Me acerqué, saqué la cartulina y leí:

 

Morbio Inferiore (8)

 

“Ninguna otra fórmula podía expresar más brevemente y exactamente el secreto de mi curiosidad. Con ligero sobresalto, busqué el lugar en los archivos. Era un cartapacio lleno de papeles en cantidad bastante grande. “Estaba primero la copia de una descripción del desfiladero del Morbio, según un antiguo libro italiano. Después, una hoja con rápidas indicaciones sobre la importancia que Morbio tuvo en la historia de la Orden. Todas las notas se referían al viaje a Oriente y, más exactamente, al gran grupo al que yo había pertenecido. Nuestro grupo, se decía, llegó hasta Morbio, pero allí fue sometido a una prueba que no pudo soportar: la desaparición de Leo. Pese a que pudimos conducirnos según las reglas de la Orden, y que al partir hubiésemos recibido instrucciones para el caso en que un grupo quedara sin Jefe, desde que advertimos la ausencia de Leo, todo nuestro grupo perdió la cabeza y la fe, cayó en la duda y en estériles debates, y finalmente, con desprecio del espíritu de la Orden, se fraccionó y se dispersó.(9) Esta explicación del desastre del Morbio, no tenía porqué sorprenderme de tal modo. Por el contrario, me sorprendió lo que en seguida leí sobre la dispersión de nuestro grupo.

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

 

1.     “Acusado y demandante H…, está usted absuelto.” Como las dos caras de una misma moneda, como  las aparentes contradicciones o Pares de Opuestos, representados por la figura del dios Jano Bifronte, y que hemos puede leerse en el  maravilloso cuento de Hermann Hesse llamado “Interior-Exterior”, en el Viaje a Oriente hallamos otro Par de Opuestos: el de “acusado” y el de “acusador”. En la justicia humana, el acusado y el demandante son personas distintas, pues no existe la posibilidad de demandarse a sí mismo, por cuanto no puede quitarse de sí para darse a sí mismo. Pero la Justicia Divina opera con leyes no humanas, que difieren notablemente de las aplicadas por los seres humanos. La Justicia Divina requiere de la AUTO COMPRENSIÓN para que la pena pueda aplicarse. Y usamos la palabra pena en el sentido común, para que pueda ser entendido fácilmente. Porque no existen penas como castigos, sino que existen situaciones necesarias para balancear los efectos kármicos, y para generar o construir en los seres humanos, la AUTO CONSCIENCIA. Aquello que llamamos “castigo” es un evento necesario para que la consciencia de un ser humano, enfrentado a esa adversidad, pueda despertar o evolucionar. Llamamos “evolucionar” a la capacidad para recibir la Luz Divina, el Conocimiento de Dios. Cuando un ser humano comprende las consecuencias de sus actos, su “recompensa” o su “castigo” son mucho más grandes que las que se otorgan a quienes no han comprendido esas consecuencias. Cuando el Ser Humano es “acusado y demandante “, quiere decir que ha alcanzado el primer grado de la Sabiduría. Nadie puede juzgarnos sino nosotros mismos. Los eventos kármicos que antes se nos imponían, ahora son libremente decididos, con completo conocimiento de nuestra posición en dichos eventos. Es por eso que el Orador dice “está usted absuelto”.

 

 

2.     “Aún debo advertirle que el hermano absuelto en tal proceso, debe entrar a la Asamblea de Superiores y ocupar un sitial tan pronto como dé prueba de su obediencia y fe.” La Asamblea de los Superiores de la Orden no pertenece al plano físico, tal como se les ha instruido a nuestros estudiantes en las lecciones anteriores, puesto que todo lo que narra el Hermano Hermann Hesse, a partir de su encuentro con el Jefe Supremo Leo, está ocurriendo en el plano espiritual. Es una narración Iniciática, que se desdobla en aspectos materiales y aspectos espirituales. Con el nombre de Asamblea, se designa a toda reunión de personas de un mismo nivel – pares - con el objeto de tratar un tema importante. Se trata de participantes de nivel o rango similar. Con el título de “Asamblea de Superiores” se designa a la reunión de los miembros de los Altos Grados de la Orden, venidos de distintas tierras y lugares. Y como se trata de la COMUNIDAD DE LA LUZ, sus miembros son los más altos Adeptos de todas las Órdenes y Fraternidades esparcidas por sobre toda la faz de la Tierra y “demás mundos”, como nos lo enseñó Eckartshausen. El libro “Viaje a Oriente” muestra la evolución de un Iniciado en la Orden, hasta el momento en que se convierte en un ADEPTO. Muchos son los Iniciados y muy pocos los Adeptos, que son quienes, habiendo sido iniciados en alguna Orden, alcanzaron la posesión del Secreto que no puede comunicarse. La “absolución” del proceso de acusación implica la plena, total y absoluta comprensión de sí mismo, lo cual constituye el estado de ADEPTO. Es el resultado del viejísimo axioma que se enseña en las Escuelas de los Misterios: “¡HOMBRE, CONÓCETE A TI MISMO!”.

 

3.     “A su elección queda la prueba. Responda a mis preguntas, hermano H…: ¿Está dispuesto, en testimonio de fe, a domesticar un perro salvaje?” El estado de Adeptado trae consigo la posibilidad de elegir el lugar, la época y las condiciones familiares para manifestar la personalidad del Adepto. En esto consiste la “elección de la prueba”. El significado del “perro salvaje” es el mismo que el del “perro lobo”. En la carta del Tarot 19 “La Luna”, se observa un lobo y un perro juntos. Ambos son parte de la misma persona: el instinto – el lobo – y la razón – el perro. En términos iniciáticos, esta prueba consiste en encarnar para servir de guía a un ser humano próximo al Adeptado. En ser el Maestro de un alma que necesita ser guiada. Tal vez como padre, un tío o como el hermano mayor de una familia.

 

4.     “¿Está dispuesto, decidido, a quemar inmediatamente, a orden nuestra, los archivos de la Orden como el Orador quema parte de él ante ti? Esta es una prueba dirigida al ego, a la personalidad, al yo inferior, en sus aspectos egoístas. Por cuanto la posesión de datos, que es en última instancia lo que significan las fichas que constituyen los Archivos de la Orden, son solamente “letra muerta”, si no son de utilidad a un ser humano. Aceptar “quemar los archivos de la Orden” es desprenderse totalmente de la ilusión “histórica”, que supone como “regulares y auténticas” los linajes de organizaciones con documentación desde su creación hasta nuestros días.  La incineración de los documentos por parte del Orador, también debe hacernos recordar que en ciertas ceremonias simbólicas de escuelas esotéricas, se quema el “Testamento del Iniciado”, de modo que su voluntad se incorpore al mundo sutil, y observe el Iniciado al ver quemado su Testamento, que nada de lo que existe en este mundo es duradero. Pero aquello que se deposita en lo invisible dura eternamente. Otra enseñanza simbólica de este gesto consiste en despojarnos de todo lo que es accesorio, y que no conduce a la verdadera liberación.

 

5.     “Responda: ¿está dispuesto a consultar los informes de los archivos por su cuenta?” A ninguna de las dos pruebas anteriores se atrevió Hermann Hesse a llevarlas a cabo. Pero frente a la advertencia del Jefe Supremo de la Orden, entendió que debía aceptar con humildad la misión que mentes más altas le estaban pidiendo que aceptara. Los Archivos de la Orden son lo que en otras Escuelas de Sabiduría se denominan ARCHIVOS AKÁSHICOS o Archivos del Espíritu. El Adepto Hesse llegó al nivel en que podía por su propia voluntad, consultar estos Archivos infinitos. El sentido iniciático de esta misión elegida consiste en leer el pasado para modificar el futuro y transmitir el conocimiento a nuevos Iniciados.

 

6.     “Busqué y hallé la letra H, y di con mi apellido; primero el de mi predecesor Eboan, que también fue miembro de la Orden, cuatrocientos años antes;”. La letra H tiene la particularidad de representar las dos Columnas del Templo de Salomón, unidas mediante un trazo que representa el apretón de manos simbólico de los miembros de una Orden iniciática. Representa una Puerta y un Puente, dividiendo lo que está arriba de lo que está abajo, como así también el pasado del futuro. En este caso, el anterior Hermano Superior que ocupó el puesto en la Asamblea de Superiores, antes de la llegada de Hermann Hesse, fue el antepasado llamado Eboan, que posiblemente se trata de un Nombre Místico. El sentido esotérico de esta frase nos habla de la familia espiritual de la cual proviene Hermann Hesse. La sigla “Chattorum r. gest XC” puede ser un acrónimo para los antepasados de la Casa de Hesse en la ciudad de Chattes, una población germánica. Dicha sigla es una clave para buscar lo que se encuentra archivado en la Orden acerca de su ser interno.

 

7.     “Tanto por miedo a mi propia ficha como por ardiente sed de saber, decidí quedarme un poco más”. El acceso a los Archivos Akáshicos proporciona el Conocimiento de Sí y el Conocimiento de Todas las Cosas. Es el deseo de saber, una ardiente sed que conocen todos los buscadores de la Verdad. Pues los tres libros que leen los Iniciados, pero solo comprenden los Adeptos, son el Libro del Hombre, el Libro de la Naturaleza y el Libro de Dios.

 

8.     “Morbio Inferiore”. Si bien ya hemos tratado de esto en una lección previa, veremos una nueva idea transmitida en relación con el Viaje a Oriente y la prueba a que fueron sometidos los miembros de la Orden. El Morbio Inferior representa las pruebas y tribulaciones de la vida mientras estamos encarnados. Para los viajeros de la Orden, se trata de la prueba principal que deben enfrentar, tal como la comentaremos más adelante.

 

9.     “Nuestro grupo, se decía, llegó hasta Morbio, pero allí fue sometido a una prueba que no pudo soportar: la desaparición de Leo. Pese a que pudimos conducirnos según las reglas de la Orden, y que al partir hubiésemos recibido instrucciones para el caso en que un grupo quedara sin Jefe, desde que advertimos la ausencia de Leo, todo nuestro grupo perdió la cabeza y la fe, cayó en la duda y en estériles debates, y finalmente, con desprecio del espíritu de la Orden, se fraccionó y se dispersó. Se trata de una prueba grupal, que necesariamente deben soportar los miembros de todas las Órdenes y Fraternidades: la desaparición física de sus fundadores, la muerte de sus Jefes, Imperatores, Grandes Maestros y Superiores Desconocidos. Esa es la verdadera prueba para quienes seguían a un hombre, y no a un Principio. Es una prueba grupal, porque se aplica a todos los estudiantes, seguidores, Iniciados y miembros. ¿Pueden ellos comportarse siguiendo las Reglas de la Orden, aun cuando ya no está el Guía que los alentaba? ¿Tienen ellos la entereza, la fuerza de voluntad, la moral para continuar el trabajo dejado – pero no abandonado – por quienes labraron la tierra por primera vez? Lamentablemente muchos grupos se han disuelto, fragmentado, desmenuzado y disipado para convertirse en leyendas históricas, y datos de antiguos mitos. Todo ello debido a que los estudiantes no lograron convertirse en Canales de Luz, sino que gozaban solamente recibiendo Luz. Y a lo sumo, mientras recibían esa Luz, la transmitían como un astro transmite prestada la Luz del Sol, pero faltando este, vuelven a ser lo que son: cuerpos sin Luz propia.





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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Evaristo Enviado: 09/02/2014 22:07


EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (34)


 

“En efecto, no menos de tres de nosotros, habían intentado escribir una historia del Viaje y relatar los acontecimientos de Morbio.(1) Yo era uno de esos tres, y una copia en limpio de mi manuscrito, estaba en el cartapacio. Revisé los otros dos poseído por los más raros sentimientos. Los dos autores no reseñaban los acontecimientos de aquellos días de modo muy diferente del mío, y, sin embargo, ¡cuán otra resultaba su resonancia! En uno, leí esto:

 

La ausencia de Leo, el Servidor, nos hizo descubrir de repente (2), de manera cruel, los abismos de disentimiento y de irresolución en que debía zozobrar nuestra concordia, tan sólida hasta entonces. Algunos sabían, o por lo menos adivinaron enseguida, que Leo ni estaba herido ni prófugo, sino que había sido llamado secretamente por los Jefes de la Orden (3)Pero hasta qué punto soportamos mal esta prueba, ninguno de nosotros puede pensarlo sin el remordimiento y la vergüenza más profundos. (4) Apenas Leo nos dejó, cesó entre nosotros la fe y la unanimidad; habríase dicho que, por invisible herida, la roja sangre de la vida se escapaba de nuestro grupo. Primero estallaron divergencias de opinión, luego discusiones públicas acerca de los más ridículos y vanos motivos. Recuerdo, por ejemplo, que nuestro querido y tan meritorio maestro de música, el violinista H.H., pretendió de pronto que el fugitivo se había llevado en su maleta, entre otros objetos de valor, la antigua y Santa Carta de la Orden, escrita por la propia mano del Maestro. Se discutió durante días muy seriamente sobre este punto. En sentido simbólico, la absurda suposición de H… era notablemente ingeniosa: como si la partida de Leo hubiera privado a nuestro pequeño grupo de la bendición de la Orden, de sus relaciones con el Todo (5). El mismo H…H…, ofreció triste ejemplo. Hasta el día de Morbio Inferior era uno de nuestros más fieles y convencidos hermanos; apreciado, por lo demás, como artista, y, pese a algunas debilidades de carácter, como uno de nuestros más activos miembros, cayó desde entonces en una depresión llena de recelo, se tornó negligente en su oficio, irascible, nervioso, pendenciero. Cuando, por fin, un día, quedó rezagado y no se le halló ya, nadie pensó en hacer alto y buscarlo; su deserción era evidente. No fue, por desdicha, el único y, en conclusión: de nuestro reducido grupo nada quedó…”

 

En el otro historiador hallé esto:

 

“Como la muerte de César produjo la caída de la antigua Roma, o como la dimisión de Wilson fue fatal para la idea de una democracia universal, la triste jornada de Morbio provocó el desastre de nuestra Orden. Por mucho que pueda hablarse de falta y de responsabilidades, los en apariencia más inofensivos, fueron los responsables de esa catástrofe: el músico H.H., y Leo, uno de los servidores. Ambos, que hasta entonces habían sido miembros amados y fieles a la Orden, cuando no pudieron comprender su significado en la historia mundial, desaparecieron un día sin dejar rastros, pero no sin llevarse algunos objetos preciosos e importantes documentos, lo que autoriza a suponer que los dos desventurados fueron sobornados por poderosos enemigos de la Orden…”

 

“Si la memoria de este historiador se encontraba tan turbada y falseada, pese a que su relato fue visiblemente escrito con toda fidelidad posible y con sentimientos de gran veracidad, ¡en qué quedaba entonces, el valor de mis propios escritos! Si se hubiesen hallado diez relatos más, redactados por otros tantos escritores, sobre Morbio, sobre Leo y sobre mí mismo, se habrían probablemente entredicho unos a otros y recelado entre sí. No; nuestros esfuerzos en ese terreno carecían de sentido, no era preciso continuarlos, leerlos: podía dejárselos amarillear en el cartapacio.

 

“Sentí verdadero terror al pensar en todo lo que quizá aprendería aún. ¡Cómo todo adquiría perspectiva, se transformaba, se descomponía en tales espejos! ¡Con qué ironía, en qué inaccesible lontananza, el semblante de la verdad se ocultaba tras todos esos informes, esos contrainformes, esas leyendas! ¿Qué quedaba de verdad, qué digno de fe? ¿Y qué quedaría cuando todo lo que contenían los archivos me hubiese informado sobre mí mismo, sobre mi propia persona y sobre mi propia historia? (6)

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

 

1.     “no menos de tres de nosotros, habían intentado escribir una historia del Viaje y relatar los acontecimientos de Morbio.” En términos genéricos que hacen a la vida de las Órdenes Iniciáticas, personalidades como la de Hermann Hesse muestran la transmutación del Iniciado en Adepto, y el proceso de conversión del conocimiento externo en comprensión espiritual. El proceso que en este libro se denomina “escribir una historia del Viaje a Oriente”, es descriptivo del progreso de la Humanidad desde una etapa de oscuridad y falta de conocimientos, a una etapa de adultez, de madurez emocional, intelectual y espiritual. El intento de poner por escrito los sucesos, eventos, situaciones, dilemas y aspiraciones de un grupo de Iniciados, visto por el afán detallista de una mentalidad histórica, está destinada al fracaso, y eso nos enseña este libro que estamos leyendo y estudiando en sus pormenores esotéricos. No significa que sea imposible escribir una “Historia” de las Órdenes y Sociedades iniciáticas, pues en verdad, existen numerosas obras sobre Rosacrucismo y Masonería, que proporcionan datos, fechas, nombres ilustres y no tan ilustres, de aquellas personas que se destacaron por su participación en una u otra Orden. Pero lo que queda de las lecturas de tales libros es siempre un pálido reflejo, la más de las veces una imagen deformada de la realidad. Tenemos el caso de los libros de Alquimia, que fueron escritos por Iniciados y para ser leídos por Iniciados, no pudiendo ser entendidos por el vulgo. Como analogía tenemos luego dos tipos de libros esotéricos: las “novelas esotéricas” y los libros sobre Historia de las sociedades secretas. Los primeros son los que más se acercan al ser interno de los lectores. Si estos lectores son iniciados entonces pueden entender las Claves Secretas contenidos en ellos. Si los lectores son profanos, es posible que puedan emocionarse con su lectura, y mover algunas piezas de su engranaje intelectual, de modo que tal vez más adelante puedan aspirar a un conocimiento profundo del Microcosmos y del Macrocosmos. Los libros sobre Historia de las sociedades secretas en cambio ofrecen datos muy difíciles de corroborar, y están llenos de interpretaciones parciales de sus autores, y su lectura es más bien estéril en términos espirituales, aunque pueden ser instructivos en términos “históricos”. Sucede que el desarrollo espiritual se relaciona con las vivencias del alma encarnada, y esto se moviliza mejor con las “novelas esotéricas” que con los libros de “historia de las órdenes esotéricas”. Los intentos de escribir estas relaciones ocultas son intentos por describir sensaciones y experiencias relacionadas con la pertenencia a un grupo de trabajo esotérico, que no es único, sino que es uno de los numerosos intentos, o más bien, formas de manifestación de la Comunidad Invisible. Será nuestro propio “Viaje a Oriente”. Y así como nos muestra a continuación, las diferencias y divergencias de opinión y criterio entre distintos narradores, así también serán las apreciaciones de cada uno de nosotros sobre nuestra experiencia con la Orden. Recordemos que “relatar los acontecimientos del Morbio Inferior” significa poder describir nuestras emociones ligadas a los acontecimientos que han sido cruciales, importantes e impactantes en nuestra vida espiritual. Algunos caen vencidos en esta etapa, y sus descripciones resultan sombrías y penosas, provocando sensaciones de dolor y aflicción en los lectores. Otros logran superarlo, y sus historias están llenas de plenitud, de satisfacción y de apreciación por lo que han conseguido, y su lectura genera felicidad, placer, y una buena disposición de ánimo que favorece el desarrollo espiritual.

 

2.     “La ausencia de Leo, el Servidor, nos hizo descubrir de repente…”. En Oriente existe una íntima relación entre Maestro y Discípulo, cosa que no sucede exactamente en Occidente, donde también han nacido Maestros pero cuya forma de expandir las enseñanzas es distinta a la existente en Oriente. La función primordial y esencial del Maestro es la de preparar al Discípulo para que se convierta en Maestro. Como en las antiguas corporaciones de artesanos, el Aprendiz trabaja muchos años de su vida bajo la dirección de un Maestro Artesano, con el objeto de aprender la técnica y producir una obra maestra. Al alcanzar la perfección en el Arte, entonces era considerado Maestro y podía tener a su vez aprendices – futuros discípulos. Leo, el Servidor, ejemplifica a todos los Maestros. Indudablemente Leo es una personalidad ficticia, pero que representa el conjunto de características espirituales superiores que esperamos ver en los Maestros. Hermann Hesse fue muy inteligente al colocar esta personalidad como un simple servidor del grupo, para revelarla luego como la del Maestro del Grupo. Esta doble posición nos permite darnos cuenta primero, que no debemos juzgar como inferiores a quienes aparentemente realizan trabajos menores en nuestro favor, porque estamos juzgando desde nuestro orgullo. En segundo lugar, descubrir que el Maestro es verdaderamente el Servidor de todos; es una lección contundente de humildad. Y se nos muestra esta lección como un ejemplo y modelo a seguir. Cuando desaparece el servidor, es el momento de servirnos por nosotros mismos. ¿Qué es lo que hace un servidor? Facilita las cosas a quien es servido, haciendo que no se esfuerce tanto, o permitiéndole llegar o acceder más fácil y más rápido a algo. ¿Hasta qué momento alguien debe ser servido y hasta qué momento quien sirve debe dejar de servir? La respuesta es sencilla, pero pocas veces comprendida. Los niños y los incapaces necesitan ser servidos. Por lo tanto, cuando los niños dejan de ser niños y adquieren la madurez, y cuando los incapaces desarrollan aptitudes que los capacitan, es el momento en que el servidor debe retirarse. La separación es dolorosa pero necesaria. El servidor se retira sabiendo que cumplió su misión, y que la responsabilidad pertenece ahora a las personas que han madurado lo suficiente para continuar solas.

 

3.     “Leo ni estaba herido ni prófugo, sino que había sido llamado secretamente por los Jefes de la Orden”. La desaparición física del fundador de una Orden se da cuando el período para cumplir su misión ha sido completado, y tal como lo dijimos en puntos anteriores de nuestras reflexiones, se trata de la Ley de Causa y Efecto. Los Jefes de la Orden son los Superiores Desconocidos que habitan los planos del Espíritu, y no se refiere a personalidades encarnadas, es decir, a seres humanos que tengan un título o una jerarquía específica dentro de una organización esotérica. Cuando llega el momento de morir, es el momento de partir hacia el Plano alcanzado, desde donde se continúan realizando misiones espirituales específicas, mientras se derrama inspiración a través de estos Planos, sobre quienes continúan habitando en la Tierra.

4.     “Pero hasta qué punto soportamos mal esta prueba, ninguno de nosotros puede pensarlo sin el remordimiento y la vergüenza más profundos.” Cuando el fundador de una Orden desaparece del plano físico, queda su obra, compuesta por sus discípulos y por sus escritos. Las palabras de Hermann Hesse nos cuentan una triste realidad, que se lee al estudiar el desarrollo de las Órdenes y Fraternidades. Todas sufren en algún momento un vuelco en su organización, pues el recambio generacional trae nuevos puntos de vista y nuevas formas de comunicación entre sus miembros. Si mencionáramos aquí los problemas que han debido enfrentar las corrientes esotéricas más conocidas del Siglo XIX y del Siglo XX, no alcanzaría el espacio de un libro para describirlas. Y pecaríamos haciendo mención de unas y no de otras. Por eso no daré nombres, pues los estudiantes investigadores pueden conocer por sí mismos la historia de cada Orden moderna, en sus manifestaciones más externas obviamente. No todo cambio es para mal, sino que se encuentran ramas nacidas de troncos esotéricos, para poder mostrar nuevos temas que no habían sido tratados antes. O para manifestar formas, no esencias, que la organización anterior no podía cumplir. Estos cambios se han dado en Órdenes, Fraternidades e Iglesias. Por lo tanto, es sabio esperar que sigan sucediendo, sin preocuparse por ellos. Pues nuevas ramas nacidas del mismo tronco, tienen como misión dar su propio fruto. No hay bien que por mal no venga. Y aún cuando asistimos al bochornoso espectáculo de discípulos adelantados peleándose por la “regularidad” o por la “interpretación” de las obras de sus Maestros, en Órdenes que son Tradicionales, también asistimos al nacimiento de nuevas corrientes de comprensión, que nacen como expresión sincera de las personalidades de cada uno de ellos. Terminemos con este pensamiento que está en la Biblia: “No juzguéis sino queréis ser juzgados”.

 

5.     “En sentido simbólico, la absurda suposición de H… era notablemente ingeniosa: como si la partida de Leo hubiera privado a nuestro pequeño grupo de la bendición de la Orden, de sus relaciones con el Todo.” Si los discípulos han entendido las enseñanzas de su Maestro, entonces la Orden puede seguir comunicando su influencia benefactora sobre los miembros adheridos a la misma. Pero si los discípulos pierden la fe en su propio desarrollo interno, entonces el Espíritu se retira del “cuerpo” de la Orden, y solo queda una maquinaria administrativa. Hermann Hesse nos enseña que el contacto con la Comunidad de la Luz es posible; que recibir sus bendiciones es posible; que cada uno de los miembros puede hacer contacto con Dios, con el Todo del que nos habla el Kibalión.

 

6.     “¿Y qué quedaría cuando todo lo que contenían los archivos me hubiese informado sobre mí mismo, sobre mi propia persona y sobre mi propia historia?” Lo que queda de uno cuando se descubre el Velo que oculta la personalidad, es el UNO MISMO, el YO SUPERIOR. Conocerse a sí mismo es la más pura acción que cada Iniciado debe llevar a cabo para comprender su relación con el Cosmos. Conocer la historia personal es saber cómo han influido las acciones y las omisiones en nuestra historia kármica. Cuando se quitan las capas exteriores se llega al núcleo profundo donde mora Dios en cada Alma. Estamos ante el inminente momento en que Hermann Hesse realizará la Gran Obra alquímica, y dejará de ser un Iniciado para comenzar a ser un ADEPTO.





 
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