El jardín sanador
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Equipo Redacción Punto Vital
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Matico para el estómago, salvia cuando duele la garganta, melisa contra el insomnio. A estas reconocidas propiedades medicinales de ciertas plantas, hoy se agregan grandes cualidades terapéuticas complementarias, para personas minusválidas, enfermos crónicos o quienes pasan por una etapa de ansiedad o angustia.
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El conocimiento de las cualidades curativas de las hierbas se ha transmitido de generación en generación, desde tiempos inmemoriales. Su descubrimiento llevó a considerar a algunas plantas con carácter sagrado y al chamán o curandero, casi una divinidad. Con el tiempo, los jardines botánicos tuvieron gran influencia en el desarrollo de la medicina y sus cultivos sirvieron para preparar los primeros ungüentos y jarabes, en una época en que aún no se conocían las inyecciones ni los fármacos sintéticos.
Hoy no se discute la eficacia de ciertas especies en el tratamiento de numerosos malestares o trastornos, desde problemas gástricos hasta inflamaciones y situaciones de estrés. Esta capacidad se debe a la presencia de sustancias químicas en las distintas especies. Quienes se han dedicado a estudiar las propiedades medicinales de las plantas sostienen que, junto con considerar su capacidad para actuar sobre las distintas afecciones de salud, una persona debe tener precaución con las "dosis" o cantidad que utiliza, ya sea como infusiones, jarabes o compresas, pues al contener principios activos, en algunos casos las hierbas pueden provocar alergias o intoxicaciones, por lo que el afectado debe suspender su uso y consultar un médico.
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Si usted está pensando en incluir plantas medicinales en su jardín, no hay problema en mezclarlas con otras especies que tenga, por ejemplo, manzanilla como cubresuelo, rosas o fucsias para adornar y ciboulette en las orillas. También se puede lograr un bonito contraste con menta, toronjil y ruda. Y así en cada rincón o espacio disponible, incluso en muros o panderetas, donde puede tener rosas trepadoras y arvejas o tomates cereza. "Lo mejor de todo es que las plantas medicinales, así como las que sirven en la cocina, no demandan una tierra especial: más bien crecen en suelos modestos en cuanto a presencia de agua u otros componentes, y en espacios reducidos. Lo importante es darle los cuidados necesarios para que así ellas nos sigan cuidando a nosotros", explica Marie Arana-Urioste, terapeuta hortícola y paisajista del vivero "Herbarium".
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"Lo mejor de todo es que las plantas medicinales, así como las que sirven en la cocina, no demandan una tierra especial: más bien crecen en suelos modestos en cuanto a presencia de agua u otros componentes, y en espacios reducidos.
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Algunas especies curativas
Forma, color, sabor y aroma son los cuatro elementos que se debe considerar para armar un jardín sanador. Decenas son las especies que cumplen con esas características, entre ellas están:
Anís: especial para los bronquios, pero también es una gran ayuda en la digestión, en los dolores de la menstruación y las alteraciones de la menopausia.
Aloe: es un buen cicatrizante de heridas y quemaduras, además, combate inflamaciones.
Albahaca: muy aromática en la cocina, también tiene propiedades diuréticas y digestivas. Hay una especie de albahaca que tiene hojas color violeta, por lo que resulta muy atractiva para mezclar con las otras.
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La Terapia Hortícola
En Chile recién se comienza a hablar de esta especialidad, pero en Norteamérica es muy difundida. Así como en la antigüedad se recetaban "baños de sol", o los actuales siquiatras hablan de "curas de sueño", este tratamiento consiste en estimular todos los sentidos, recorriendo, oliendo, palpando y escuchando acerca de las plantas y sus características.
"Los terapeutas hortícolas enseñan y acompañan en esta experiencia no sólo a personas discapacitadas física y mentalmente, sino también a quienes padecen estrés, depresión o alguna enfermedad crónica. Por ejemplo, se habilitan zonas de un jardín para que personas en sillas de ruedas puedan apreciar las coloridas plantas ubicadas en macetas que les son accesibles. Niños con Síndrome de Dawn y adultos con Alzheimer aprenden la siembra y el cultivo. Se les invita a hablar con las plantas que llevarán sus nombres", señala Marie Arana-Urioste.
Los especialistas afirman que esta terapia ayuda a recuperar la capacidad de estos pacientes de relacionarse con los demás. Y para aquellas personas que no están diagnosticadas con algo severo, pero se sienten agobiadas, dormir una siesta bajo un árbol frondoso, desmalezar o cosechar algo puede traer de regreso la paz y el optimismo.
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