Cefaleas infantiles: Un mal de grandes en cabeza de chicos |
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Las cefaleas constituyen un fenómeno frecuente en los niños y pueden originarse por múltiples razones, desde una miopía hasta una meningitis o un tumor cerebral. Comer un chocolate, tener problemas escolares o conflictos entre los padres pueden igualmente gatillar una cefalea en algunos menores.
Por eso, un diagnóstico preciso por parte del especialista es clave cuando se trata de cuadros muy agudos o recurrentes.Un exquisito queso Cammembert puede ser el bocado perfecto para muchas personas, pero ¿sabía usted que para otras puede convertirse en un tremendo dolor de cabeza? Es que los factores gatillantes de una cefalea son tan variados como individuales y en los niños es una condición mucho más frecuente de lo que se piensa.
Según distintos estudios, a los 12 años aproximadamente un 60% de ellos ha tenido alguna vez un dolor de cabeza, aunque sólo en el 10% de los casos se trata de cuadros recurrentes.
Es, además, una de las dolencias crónicas más comunes en la población infantil. A esto se suma una reciente investigación realizada en EE.UU., que demostró que las cefaleas infantiles repetidas afectan el rendimiento escolar y la salud física y mental del menor, además de provocarle un deterioro en su interacción familiar y en la socialización con sus pares. De este modo, se concluyó que las cefaleas alteran considerablemente la calidad de vida de los niños que la padecen. Razones de sobra como para poner atención a un hijo con dolor de cabeza.
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Una herencia poco grata
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La cefalea o dolor de cabeza no constituye en sí una enfermedad, sino un síntoma que puede presentarse frente a numerosos cuadros, por ejemplo, dentro de un proceso febril. El neurólogo Jorge Förster explica que en el 75% de los pacientes las cefaleas agudas se producen como consecuencia de un resfriado o gripe. Su relevancia, por ende, dependerá en gran medida de las razones que la originen.
Así, por ejemplo, una cefalea en un niño que trasnocha a menudo, probablemente desaparezca con unas buenas horas de descanso. Bien distinto es que presente repentinamente un primer brote de migraña, muy intenso y acompañado de vómitos o pérdida relativa de la conciencia.
Sin embargo, sólo el especialista podrá determinar claramente el origen del problema, teniendo en cuenta factores como la frecuencia e intensidad del dolor, cuánto interfiere éste en la vida normal del niño y si se presentan otros síntomas asociados como vómitos, convulsiones, dificultades para hablar, caminar, si interfiere con el sueño del niño y lo despierta por la noche, entre otros.
Junto al examen clínico, estos antecedentes permiten orientar adecuadamente el tratamiento. Por lo general, no se requieren exámenes complejos como tomografías o resonancia magnética, que en la mayoría de los casos (95%) resultan normales. La evaluación médica debería ser suficiente, a menos que se encuentren alteraciones poco claras, que obligan al médico a recurrir a estos exámenes complementarios.
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Existe gran cantidad de elementos o condiciones que pueden desencadenarlas y su importancia dependerá de la sensibilidad individual: tensión emocional, calor, estrés, ejercicio físico, traumas craneanos menores, falta de sueño y de descanso, exposición prolongada a la televisión o videojuegos y algunos alimentos como el cacao, quesos como el Roquefort o Cammembert y ciertos preservantes.
Problemas ambientales y antecedentes genéticos también favorecen su aparición: si uno o ambos padres sufren dolores de cabeza en forma periódica, existe una probabilidad bastante mayor de que el hijo desarrolle esta condición. Se asocian habitualmente a niños con buen rendimiento escolar y personalidad perfeccionista y competitiva.
Las cefaleas más frecuentes (90% de los casos) son: la migraña, la cefalea tensional y las de causa no precisada pero de origen benigno. En el resto de los pacientes, se deben a múltiples factores, entre ellos infecciones, problemas dentales, visuales, depresión y muy ocasionalmente, a enfermedades serias como tumores o malformaciones vasculares.
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¿Jaqueca, migraña o cefalea tensional?
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La migraña o jaqueca es una cefalea crónica periódica y tiene un componente genético. Se caracteriza por un dolor hemicraneano (a un lado de la cabeza), pulsátil, que dura de 4 a 72 horas, de intensidad moderada a severa, que se agrava con el ejercicio y que mejora con el sueño. Es común que se acompañe de náuseas, vómitos y alteraciones visuales.
Cerca de un 4% de los escolares menores de 15 años la padece y un 70 a 90% de ellos tiene un padre con migraña. Por lo general, se trata de niños meticulosos, compulsivos, más maduros en relación a su edad, algo introvertidos y de excelencia académica. Asimismo, el estrés y los problemas emocionales son factores muy influyentes en este tipo de cuadros.
La cefalea tensional o por contracción muscular, en cambio, es la cefalea más frecuente y el 69% de la población las ha tenido al menos una vez en su vida. De intensidad leve a moderada, tiende a aumentar al final del día, no es pulsátil y, por lo general, afecta a ambos lados de la cabeza. Puede ser episódica (desde 30 minutos a siete días) o crónica (15 o más días al mes).
El 20% de los adultos que la sufren comenzaron con dolores de cabeza antes de los 10 años. En este sentido, el doctor Förster explica que muchas veces tienen que ver con conflictos emocionales o sociales del niño, que le llevan a somatizar una ansiedad y presentan como respuesta a sus problemas el dolor de cabeza. Señala que, más efectivo que los medicamentos, resulta analizar “qué consigue el niño con esto y qué evita con su dolor. A lo mejor lo que necesita es mayor atención, cuidados preferenciales o que los padres se unan”.
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No es que se trate de falsos dolores, según explica. En muchos casos, a nivel inconsciente, es “una salida honorable a problemas escolares del niño, y a problemas sociales o emocionales” y su dolencia puede ser el distractor de un conflicto en su casa o colegio.
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Cómo afrontar los dolores de cabeza
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Para la mayoría de los niños es suficiente con dormir o reposar tranquilos, sin luz ni televisión. Cuando eso no baste, los pediatras recomiendan analgésicos como paracetamol o ibuprofeno en algunos casos.
La automedicación, señalan, no sólo produce acostumbramiento y necesidad de mayores dosis, sino también cefaleas de rebote, generadas por el abuso de fármacos. Además, el uso indiscriminado de analgésicos se puede ocultar las verdaderas causas del dolor. Los últimos estudios hacen hincapié en evitar, en lo posible, los medicamentos en niños y en descubrir las verdaderas razones que originan las cefaleas, cualquiera sea su clase.
Las medidas recomendadas son:
• Horarios de comidas y sueño regulares, además de un descanso promedio de 9 a 10 horas durante la noche. • Identificar y evitar los factores gatillantes del dolor. • Practicar técnicas de relajación, deportes y hacer psicoterapia cuando sea necesario. • Limitar el tiempo frente al televisor o al computador a una hora y media diaria.
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¿Cuándo consultar a un especialista?:
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Si la cefalea compromete el estado general, es muy intensa, debuta en forma imprevista, provoca un dolor localizado permanente, vómitos reiterativos y está asociada a otros signos neurológicos (como alteraciones en la marcha o equilibrio), se presentan problemas visuales o alteraciones en el lenguaje, será necesario consultar inmediatamente a un especialista, ya que podría tratarse de una enfermedad grave.
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