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Reflexiones: HISTORIA DE UNA AUTOLESION
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Siondra  (Mensaje original) Enviado: 03/12/2009 21:24
Historia de un autolesión
Fecha: 23.12.2008 - 19.58    Autor: 4704Paloma

De: Alias de MSNderrepenteyo  (Mensaje original) Enviado: 22/09/2006 21:09

Yo empecé hacerme daño de muy chica, tendría yo 10 años. No me acuerdo como empecé. Lo que sí es que para los 12 años se me hacía normal quemarme. Lo escondía porque pensaba que la gente iba a pensar que estaba yo loca, porque no entendían lo que me estaba pasando.

Me quemaba cuando ya no aguantaba la presión, cuando me sentía sola, cuando decía algo que no debería de haber dicho y hacía sentir mal a mi mamá, o a mi hermana o alguna amiga.

Me iba sintiendo cada vez peor, y cuando ya no podía más, iba a mi cuarto, cerraba con llave, y me sentaba frente al espejo. Sacaba una llave, una vela y un encendedor. Prendía la vela, acercaba la llave y cuando ya estaba bien caliente la ponía sobre mi antebrazo, o mi tobillo en algún lugar donde no tuviera ya una marca. Presionaba la llave hasta que ya no podía con el dolor. A veces hacía esto varias veces. Luego guardaba todo, muy despacio. Sentía una tranquilidad muy rica. Me sentaba a ver como la quemada iba cambiando de color, como el dolor cambiaba.

Después de un par de horas, limpiaba la quemada y me dedicaba las próximas dos semanas a cuidarla. Que nadie la viera, que no se infectara, que la ampolla no se rompiera. Y cuando era hora de que la ampolla se rompiera, cuidaba de mantener la piel limpia. Todo se sentía muy bien.

El problema venía después, cuando ya no había que cuidar. La quemada había sanado y me encontraba una vez más acumulando presión, sentimientos de soledad, enojo, etcétera. Pasaron diez años de quemarme, cuidarme, sentirme bien, luego sentirme peor y volverme a quemar y así día tras día, semana tras semana. Tenía pocos amigos y prefería aislarme para que cuando quisiera quemarme lo pudiera hacer sin tener que esconderme o dar explicaciones.

Un día que estaba lista para quemarme, pude detenerme e imaginar cómo iban a ser las próximas semanas y me di cuenta que en menos de un mes me iba a encontrar una vez más frente al espejo, con la llave, la vela y el encendedor buscando algún lugar libre de marcas para quemarme. En ese momento me di cuenta que yo me estaba engañando: la quemada no era tan buena como yo pensaba, ya que no me sacaba del hoyo.

Busqué ayuda. Me tarde bastante en contarle al terapeuta que me quemaba. Yo creo que habrán pasado unos ocho meses hasta que me atreví.

Después nos tomó más de un año hasta que me sentí segura de pensar en que lo podía dejar de hacer, y no fue hasta dos años después que un día que sentí unas ganas locas de quemarme, paré un instante y me dije: no lo tengo que hacer, puedo hacer algo diferente, puedo hablarle a mi terapeuta y decirle que tengo ganas de hacerlo. Y así lo hice.

Y así ya llevo tres años que no me quemo, aunque a veces me dan ganas, pero tengo ya otras opciones como hacer muchas abdominales y sentadillas. Aunque a veces parece imposible dejar de hacerse daño, me he dado cuenta que se puede, y que el tener la opción de ahcerlo o no nos da una libertad enorme y a la larga conlleva a sentirnos más tranquilas.



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