Se le conoce como el “filete de carne vegetal”.
No son novedad en la cocina chilena ni gourmet. Desde hace un tiempo se instalaron en la mesa y es cada vez más común ver preparaciones con champiñones.
Después de superar una serie de prejuicios por su aspecto, finalmente, lograron colarse en el paladar de los chilenos, ayudados, quizás, por la facilidad con que se les encuentra en los supermercados y la gran cantidad de recetas y preparaciones que permiten.
Sin embargo, pocos han reparado en el valor nutricional de los champiñones. Aunque se sospecha de su bajo índice calórico, pocos conocen la serie de propiedades que poseen y que los convierten en un alimento ideal para cuidar la salud y el peso.
La propiedad más importante es su alto nivel de proteínas, que bordean el 4 a 5% por cada 100 grs..Esto los convierte en el sustituto ideal de la carne, con la gracia de que sus proteínas son fácilmente asimilables.
Se suma su valor remineralizante: posee importantes niveles de selenio, fósforo, magnesio, hierro y potasio, además de vitamina A, C, B1 y D
Otra gracia se encuentra en sus bajos niveles de colesterol y grasa, incluidas las grasas saturadas. Y que decir de los altos niveles de agua que contiene –superan el 80%- y una presencia moderada de hidratos de carbono.
Con todo esto, el aporte calórico de los champiñones no supera las 34 kcal por 100 grs., lo que hace que sea uno de los alimentos ideales para llevar una dieta rica en fibra, cuestión que mejora el tránsito intestinal.
A todas estas ventajas se suman además la gran variedad en la que se encuentran: los más conocidos y masivos son los champiñones blancos y los portobello, pero últimamente están ingresando con fuerza los shitake y los ostra.
Sólo falta que encuentres la receta ideal para degustarlos.