MI ÚNICO PAISAJE:
TUS PUPILAS
Quiero asomarme
a tu inmensidad virgen,
al paisaje esencial de tus pupilas
oculto en el celaje de la tierra,
en un perfil de estatua de los pórticos.
Quiero atraer
tus pájaros inquietos
en su volar pletórico de miel
sobre gardenias del estío
polinizando rocas.
Quiero
ver solamente el fondo de tus ojos
sin otra luz de bronce.
Quiero ese ventanal de tu mirada
para admirarte en mi único paisaje.
Quiero, en mi ocaso,
la luminosidad de tu iris
de estrellas encendido.


RITO
Me conmueve la magia de tu gesto,
mi cuerpo es ceremonia de la tierra
que se renueva en Ti por tu presencia
y te transfiere a mí por sacramento;
mi atávico ritual es nacimiento
al ritmo de la vida y de la muerte,
un viaje a mi interior, en cuya fuente
descubro la razón de tu silencio.
Vuelo en la vertical de los conceptos
hacia tu irrealidad que en mí palpita,
asciendo por el monte de utopía
y me uno a tu glorioso firmamento;
brilla el sol en la noche del encuentro,
está el cielo colmado de tu ciencia,
olvido la agonía de la senda
y gozo del total conocimiento.
Apaciguo la voz del pensamiento
y percibo el arrullo de tu mar,
agua viva de excelsa caridad
con la intensa fragancia de los sueños;
mi humana arquitectura sin cimientos
tiene poros rendidos a la nieve,
que se impregnan de exaltación celeste,
fertilizada en tu inmortal aliento.
Me elevo entre las nubes y los vientos,
llego al ignoto umbral de la certeza,
sigo la ruta azul de las estrellas,
con los brazos en cruz voy a tu beso;
el vigor creativo de tu Verbo
convierte mi materia en tu edificio,
el orbe es templo abierto al infinito
en mi éxtasis cautivo, en mi embeleso.