¡Cuánta muerte habita en el corazón!,
humo en el viento fueron las delicias,
llueve el otoño lento,
pena de amor,
atardecer en el jardín del cuerpo,
los años van nevando cana a cana
la espesa escarcha de melancolía.
El aura silva en calles de pasión,
trae palabras amadas y perdidas,
lejanas en el tiempo,
viejo dolor,
anochecer en tórrido desierto,
sequía de la carne noche a noche
en las dunas inmóviles y frías.
Amanece nublada la ilusión,
los fantasmas invaden las esquinas
en el silencio,
crece el temor,
fallecer día a día hacia un encuentro
anunciado en atávicas creencias,
único alivio de íntima agonía.