Puede ser bello el mundo
si todos, como hermanos,
sobre la tierra herida
creamos un vergel,
un nuevo paraíso
bajo un sol de esperanza,
de amor y de alegría,
unidos por la fe.
Puede ser bello el mundo
con paz y con justicia,
con hombres que respeten
la libertad y a Dios,
un mundo renacido,
hijo de la inocencia,
sin temor a la muerte,
sin sufrir el dolor.
¡Qué fácil nos sería
conseguir este mundo
si las manos trenzaran
coronas de laurel!.
¡Qué fácil si dejáramos
volar a las palomas
hacia la esfera mágica
de la primera mies!.
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