¿Quién podría negar que aun el cielo nublado tiene su razón de ser?
La lluvia que produce mantiene la fecundidad del suelo y la vida misma sobre la tierra. Los días de sol radiante son necesarios.
Pero como se ve, los días grises y oscuros cumplen una función útil. Y en esto la naturaleza tiene una lección que enseñarnos.
¿En la vida de qué persona no hay luces, ni sombra, ambas igualmente útiles para la formación del carácter y el desarrollo de la personalidad?
Así como tenemos días maravillosos, también debemos tener días grises; siempre y cuando los días grises lo tomemos para bien.
Existen personas que todavía no se han hecho a la idea de que la vida puede depararnos grandes alegrías. Transitan por el mundo viendo las sombras. Olvidando que si hay sombras, también hay luz y que es allí hacia donde debe encaminarse la vida.
Muchas veces llegan al extremo del suicidio por que no le encuentran razón a la vida, pero no solo el suicidio físico, sino profesional y lo que es peor espiritual; he aquí algunos ejemplos de cada uno:
Cuando un hombre mata deliberadamente sus propias aspiraciones, o su carrera de progreso, mina su propia felicidad, está cayendo en una forma de auto aniquilación; esto ya no es vivir, sino apenas durar.
Es el cuento de nunca acabar de nuestra época; de no saber que hacer, para donde ir, para que luchar, para que creer, a quien amar, no saber vivir...
En fin, muchas veces avanzamos a tientas por el mundo, todo esto es una vida sin rumbo, un río sin peces, una promesa sin esperanza, un ave sin alas, y sobre todo un corazón sin fe.
Es lo que ocurre fundamentalmente con el hombre ó la mujer cuya alma está vacía y cuya existencia ha perdido su objetivo. Falta de fe y confianza en Dios; completa ausencia de él.
Por lo tanto ¿Para qué seguir viviendo? Vivir bien, vivir mal, o no vivir del todo, da lo mismo.
Pero la bondad del infinito sale al encuentro del hombre que aun no le ha visto atractivo a la vida, y le dice:
“Tu vida tiene un valor sin medida; trata de vivir, que yo te ayudaré. Confía en mi. Anímate a depender de mí. Déjame inundarte de mi amor, para que puedas amarte a ti mismo y a quienes te rodean. Tu vida puede ser útil y radiante si la quieres vivir al amparo de mis alas”.
Este es el lenguaje paternal del Altísimo, ¿no habremos de creer en él?...
En fin; “Toda perla comienza con un dolor en el vientre de la ostra”
Y así como el dolor de la ostra da origen a las perlas legitimas; el sufrimiento humano _ bien tomado _ eleva, engrandece y da brillo al carácter.
Hay que aprender a ser:
¡ T r i u n f a n t e s e n e l d o l o r !