Desde la antigüedad, el uso de la betarraga ha estado muy asociado con sus propiedades curativas básicamente en torno a dolencias como el dolor de muelas o de cabeza, y en muchas regiones del mundo aún es uno de los mejores paliativos contra ellos.
Y desde entonces, su uso ha servido para tratar este tipo de afecciones, pero también se ha llegado a recomendarla para tratamientos relacionados con la estimulación del sistema inmunológico y hasta para la prevención del cáncer, aún cuando todavía son muy pocas las investigaciones científicas que se han llevado a cabo sobre esto.
Las hojas de la betarraga se consumen y se preparan de la misma manera como se hace con las espinacas y tienen una fuente invalorable de betacarotenos, hierro y calcio en ellas.
Otro de los contenidos destacados de la betarraga es el potasio, el mismo que ayuda a regular el ritmo del corazón en todo momento, así como a mantener una presión arterial en los parámetros adecuados a cada organismo y también a fortalecer el funcionamiento del sistema nervioso.
Sus contenidos de minerales, nutrientes y de vitamina C, calcio y hierro la convierten en el alimento ideal como reconstituyente del organismo y para la prevención de enfermedades.
Pero además, la betarraga está considerada como un alimento que se destaca por su alto contenido de folato, el cual va a permitir que las personas eviten la anemia debido a que este elemento mantiene en muy buen estado las células de todo nuestro organismo.
Su consumo se da hirviendo la betarraga y combinándola en ensaladas o acompañadas de tubérculos, pero también se puede ingerir en jugos que en la mayoría de casos son complementos de otros ingredientes como la zanahoria o alguna fruta.
Fuente: Vuelve a lo Natural
Imagen: Actimelani
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