Cocinar al vapor
Hay múltiples ventajas de las que siempre se habla, pero nunca se contabilizan.
Por eso el libro “Cocinar... ¡a todo vapor!” de editorial Océano nos presenta las cualidades de esta técnica milenaria y nos entrega dos capítulos que son fundamentales: más de cien recetas sobre preparaciones varias que se pueden hacer con una vaporera y un glosario donde se señalan las características de los alimentos y cómo resaltarlas al vapor.
Sin embargo, a modo de tentación, mejor concentrarnos en las ventajas:
*No altera el aspecto de los alimentos.
*No varía su sabor, por lo que no es necesario sazonarlos y con ello se ayuda a los hipertensos.
*Realza la frescura de los alimentos.
*Asegura la protección de las vitaminas y minerales, evitando que los nutrientes queden en el camino.
*Elimina las grasas, los ácidos y las toxinas que se suman cuando son fritos en aceite o mantequilla y con ello, de paso, no se triplican las calorías.
*Elimina los aditivos y los productos químicos que a menudo se añaden a las hortalizas. Se ha analizado el agua de la cocción y es evidente la purificación que se produce.
*Son menores los tiempos de cocción. Esta rapidez implica, de paso un ahorro de energía.
*Este sistema obliga a elegir productos de mejor calidad para obtener óptimos resultados.
*Asegura una cocción elemental, regular y homogénea que no precisa de tanta vigilancia.