WASHINGTON — Si la nariz enrojecida de una mujer que llora no fuera suficiente para reducir el deseo en un hombre, un experimento sorprendente halló otra razón: las lágrimas de tristeza en ella suelen reducir el nivel de testosterona en él.
Las lágrimas emiten una señal química cuando el hombre se acerca lo suficiente para olerlas, aunque no hay un olor perceptible, dicen los investigadores del Instituto Weizmann de Israel.
Es la primera señal de su tipo que se encuentra en las lágrimas y probablemente no es privativa de la mujer. Simplemente fueron las primeras en ser estudiadas.
“Es difícil conseguir voluntarios hombres para llorar” en un laboratorio, dijo el neurobiólogo Noam Sobel, autor principal del estudio que aparece en la edición del viernes de la revista Science.
Las lágrimas de emoción son químicamente distintas de las que se forman cuando entra polvo en los ojos. Desde hace mucho tiempo los biólogos se preguntan cuál es la verdadera función de las lágrimas de emoción: ¿son puramente catárticas o cumplen alguna otra función fisiológica?
El ratón produce una lágrima que contiene una feromona, una molécula inodora que despierta los instintos básicos en muchos animales.
El equipo de Sobel quiso ensayar si las lágrimas humanas pueden transmitir señales químicas subliminales a través de la nariz. El caso es que cuando un ser querido llora, uno tiende a abrazarlo y colocar la nariz cerca de sus lágrimas.
Primero, varias voluntarias vieron una película triste en el laboratorio y recogieron sus lágrimas en un frasco. En un grupo de comparación, los investigadores humedecieron las mejillas de las mujeres con solución salina y la recolectaron.
Hombres jóvenes no hallaron diferencias de olor entre las lágrimas verdaderas y las falsas. Luego se sometieron a una serie de pruebas: miraron fotos de las mujeres para evaluarlas.
Después de oler lágrimas verdaderas, hallaban a las mujeres menos atractivas sexualmente que después de oler la solución salina. Adicionalmente, para sorpresa de los investigadores, oler lágrimas verdaderas no despertaba en los hombres un sentido de solidaridad.
Los análisis de saliva hallaron una baja en el nivel de la hormona testosterona después de oler lágrimas, pero no después de oler el agua salada.
Finalmente, después de oler lágrimas y ver una película triste dentro de una máquina de resonancia magnética, los hombres exhibían menor actividad en las redes neuronales asociadas con el deseo sexual. “Nunca habíamos estudiado las lágrimas de esta manera”, dijo la doctora Esen Akpek, de la Universidad Johns Hopkins.
“Es interesante de veras”. Los resultados son coherentes, dijo, porque las glándulas que segregan lágrimas tienen receptores para las hormonas sexuales, una relación que se advierte claramente en el ojo seco, que es más común en las mujeres posmenopáusicas.
¿A qué se debe la existencia en las lágrimas de una “señal química” de falta de interés sexual? Tal vez se trate de una manera de reducir la agresividad, dijo Sobel, quien está tratando de identificar la molécula que cumple la función.
Por ahora, sus conclusiones sugieren que “la señal sirve para cronometrar la conducta sexual. Es una señal que le permite al usuario decir, ’ahora no es buen momento’.
Vaticino que existen otras señales que dicen, ’ahora sí lo es”’, dijo Sobel. “Esta es una señal química entre muchas”.