Se le garantiza al fallecido que tendrá reservado su lugar en la eternidad bajo la forma de un diamante humano al costo de alguno millares de euros gracias a un sofisticado proceso de transformación física y química, que realiza una empresa suiza.
En Suiza, la empresa Algordanza recibe a cada mes entre 40 y 50 urnas funerarias procedentes de todo el mundo. Pacientemente su contenido será convertido en una piedra preciosa.
“Quinientos gramos de las cenizas bastan para hacer un diamante, en tanto que el cuerpo humano deja una media de 2,5 a 3 kg después de la cremación”, explica Rinaldo Willy, uno de los co-fundadores del laboratorio, donde las máquinas funcionan 24 horas al día sin la interrupción. Cada difunto puede generar unos 5 diamantes, o más, para poderlos distribuir entre toda la familia.
Los restos humanos son sometidos a varias etapas de transformación. Primero, convierten el carbono en grafito. Luego son expuestos a temperatura de 1.700 grados , que al final le transforman en diamantes artificiales en plazo de cuatro a seis semanas. En la naturaleza, el proceso lleva milenios.
“Cada diamante es único. El color varía del azul oscuro hasta casi blanco. "Es un reflejo de la personalidad”, comenta Willy . ¡ La personalidad por color !
Una vez obtenido, el diamante bruto se pule y talla en la forma deseada por los familiares del fallecido para después poder usarlo en un anillo o en un collar.
¿ya pensó en llevar a su ser querido, después de la muerte, en uno collar o anillo? Si le preguntan sobre el fallecido va a poder decir: “Él es una alhaja”.
Si le roban el diamante, aquí está el problema, ya que Usted gritará: “Robaron al difunto, atrapen al ladrón”!
El precio de esta alma translúcida oscila entre 2.800 y 10.600 euros según el peso de la piedra (de 0,25 a 1 quilate), lo que, según Willy, vale la pena ya que por ejemplo, en Alemania, un entierro completo cuesta 12,000 euros.
Estás viendo, la moda tienes de todo para escoger, y hasta convertir un difunto en alhaja es más barato!
La industria del “diamante humano” está en plena expansión, con empresas instaladas en España, Rusia, Suiza, Ucrania y Estados Unidos.
La movilidad de vida moderna es propicia para el sector, explica Willy que destaca la dificultad de disponer de algún sitio, para una urna funeraria o la "incomodidad" provocada por tener que guardar las cenizas del fallecido en la propia casa.
Wow!!! hacia donde vamos?