Son más efectivas y económicas que los suplementos alimenticios, reducen el peso y las posibilidades de desarrollar diversos tipos de cánceres. Además, combinan bien con yogurth, agua, masas y verduras, por lo que la inclusión de semillas en las comidas depende sólo de la imaginación.
Mijo: los chinos e indios han consumido mijo durante siglos para conservar su salud física y mental, mientras que a este lado del mundo se tiende a alimentar los pájaros con él.
El mijo es buen remedio para la anemia y un excelente apoyo a la nutrición de las embarazadas, ya que posee un valor energético superior al arroz, el trigo y el maíz, traducido en los sustanciosos aportes de hierro, zinc, calcio, fósforo y potasio, principales compuestos de los suplementos alimenticios. Su preparación es igual a la del arroz.
Amapola: produce un suave efecto sedante que, a menos de ocuparla durante mucho tiempo, no produce efectos secundarios. Por esto, la amapola es recomendada para calmar los nervios y el dolor de cabeza producido por problemas emocionales.
Asimismo, las infusiones preparadas con esta semilla sirven para detener la tos y extraer la mucosa nasal, logrando así frenar las molestias del sistema respiratorio, principalmente en personas con problemas de asma.
Chía: era parte de la dieta básica de los aztecas, junto al maíz y los frijoles, quienes se sentían tan bien luego de comerla que la consideraron un regalo de los dioses para liberarlos del hambre y las enfermedades.
Con el arribo de los conquistadores la costumbre de comer chía se perdió, pero como lo que es bueno permanece a pesar de los siglos, hoy vuelve a la mesa debido a su generoso aporte de Omega 3, ácido graso que previene las enfermedades cardiovasculares, aminora el déficit de atención y alivia la depresión por el aumento del tiempo de coagulación de la sangre en el cerebro. Dos cucharadas de chía, la dosis diaria recomendada, contribuye a la salud igual que medio kilo de pescado.
Maravilla: o girasol. También es cultivada por los americanos desde antes de la era cristiana, en honor a la deidad solar y gracias a su efecto sobre el colesterol, virtud que previene las afecciones al corazón.
Asimismo, la maravilla aporta ácido fólico al organismo, compuesto especialmente necesario para un embarazo saludable, además de contener fósforo para estimular la memoria y vitamina E para retardar el envejecimiento.
Zapallo: una cucharada en ayuno de sus semillas molidas y mezcladas con miel sirve para eliminar los parásitos intestinales, tratamiento que también alivia la próstata. De igual modo, las semillas de zapallo aminoran los efectos de la diabetes ya que estimulan el páncreas, contribuyendo a la liberación de insulina para regular el nivel de azúcar en la sangre.
Otro aporte al organismo oculto en estas pepas es el ácido salicílico, componente de la aspirina, que actúa como analgésico y es liberado una vez hervidas las semillas.
Linaza (lino): su fama la obtuvo en Egipto gracias a la industria textil, pero luego sus semillas fueron consumidas por su alto contenido de fibra, lo que permite agilizar la digestión, además de reducir las posibilidades de contraer cáncer de mamas, colon y próstata.
Para aprovechar la semilla al máximo se sugiere remojarla o molerla antes de ser incluida en galletas o panes, de este modo ablandando la cáscara para que el cuerpo la absorba de modo más rápido.
Sésamo: posee más calcio que cualquiera de sus símiles, motivo que la torna especialmente aconsejable durante la menopausia y el embarazo para reforzar la salud de los huesos. También el sésamo sirve para combatir la debilidad de nutrientes en la sangre y el colesterol.
De igual modo, aporta al organismo grasas insaturadas, lo que posibilita una alimentación sustanciosa sin engordar, conservando así la salud y belleza de los cuerpos, motivo por el que la tumba del faraón Ramsés III sugiere el consumo del sésamo en el más allá. Asimismo, en la tradición hindú representa el inicio de la vida.
Hinojo: son pequeñas pepitas, pero su té favorece enormemente la producción de leche materna, además de evitar la obesidad, los cólicos y la flatulencia en el bebé.
Por otra parte, masticar las semillas de hinojo después de las comidas previene el mal aliento y debido a sus fragantes efectos se recomienda incluirlas en la cocina para aromatizar los platos