¿Te cuesta controlar el apetito? Debes saber que existen emociones que pueden llevarte a comer más, algo que, en ocasiones, es muy difícil de controlar. Una de las que tiende a activar el apetito es el enojo, ya sea contigo mismo o con otra persona. Para calmar el enfado, las personas tienden a comer.
También la desesperación actúa de la misma manera. Cuando tu vida no tiene un control adecuado o crees que todo lo que hagas siempre te saldrá mal, tampoco le das importancia a lo que consumes y comes más de lo que deberías. De la misma forma afecta la falta de control en tu vida. Cuando sientes que tu jefe te absorbe o que todo está por encima de ti, es normal que creas que el único gusto que te puedas otorgas es la comida, y, por eso, comes todo lo que deseas y más de lo indicado para tu organismo.
Si alguna vez te has sentido despreciado, algo que suele ocurrir en los ambientes laborales, puede que hayas caído en la tentación de premiarte dándote el gusto de comer cuando has realizado una buena actividad no reconocida.
Sin lugar a dudas, la emoción que más influye en la comida es el aburrimiento. Cuando no tienes nada que hacer y el tiempo te sobra, en lugar de buscar alguna actividad productiva o entretenida, sueles ir a la nevera a coger algo para picar mientras te relajas en el sofá viendo una película, por ejemplo.
Si has experimentado algunas de estas sensaciones debes ser consciente de que tienes que saber la importancia de cuánto y cómo comer evitando malos hábitos, ya no solo para mantener tu figura, sino por el bien de tu la salud. Para evitarlo, cuando notes que estás enfadado, desesperado o aburrido, prueba a hacer actividades útiles sin pensar en la comida.