En esta temporada se produce el mágico despertar de la naturaleza, y nos moviliza a todos por igual; siendo famosa como, estación de los jardines floridos, del amor, y... de las Alergias. |
De golpe todo fluye como en un torbellino, y el aire se llena de sustancias extrañas para nuestro sistema detector inmunológico, aparecen: polvo, polen, pelos, plumas, parásitos de animales, insectos, y otros tóxicos dentro del organismo; como productos químicos (cosméticos, colorantes medicamentos etc.), .y la misma polución ambiental de cada día.
Además de estos factores físicos, hay por supuesto los originados por carencias, de orden afectivo o síquicos, que se somatizan en el organismo como eczemas, asma (necesidad de amor y protección paterna), cuyo origen comprobado está, en la sutileza del cuerpo mental y emocional al que no debemos descuidar por su impacto directo, en nuestra salud.
La herbolaria o fitoterapia, nos conecta directamente con la planta viva, que podemos mirar, oler, tocar, cultivada por nosotros o recolectadas (ortiga, llantén, diente de león, etc.). Es la medicina de siempre nacida de la sabiduría popular, con la simpleza de sus efectos.
Los síntomas más notables de la alergia son:
Picazón, urticaria, rinitis con secreción nasal enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, tos, dificultad al respirar, asma, etc. Todas éstas, son alarmas que suenan en nuestro cuerpo físico, que debemos oír y no acallar, para encontrar el elemento alterante (alérgenos).