Resulta que hubo una convención de todos los monstruos que existen y se
llevó a cabo en una ciudad cualquiera, ahí estaban la momia,
Frankenstein, el hombre lobo, drácula, etc.
En la convención todos estaban contentos menos drácula, que no le
gustaba tomar el vino que se servía, solo quería tomar sangre, y así
pasando el rato molestaba a los demás monstruos diciendo:
Quiero sangre, quiero sangre, los monstruos le contestaban que no
moleste que tomara su vino y se callara la boca, así drácula pedía y
pedía hasta que fue al balcón que había en ese lugar y se lanzó al
vacío. Paso media hora y drácula regresó a la fiesta con la boca
manchada de sangre, sus discípulos se le acercaron y le dijeron:
Maestro, ¿Consiguió la sangre?
Y drácula les dijo:
¡No idiotas, me estrelle contra un poste!