Stolbizer Y Massa le tiran con todo a Cristina pero siguen coqueteando con Macri ....
Stolbizer se mostró con Vidal
Luego del escaso éxito de su alianza electoral con Sergio Massa, Margarita Stolbizer se mostró ayer junto a la gobernadora María Eugenia Vidal. “Siempre dije que considero a la gobernadora muy valiosa, la aprecio mucho”, avisó la diputada. Sin embargo, aseguró que no tenía en la mira asumir en la gestión de Cambiemos. “No estoy detrás de ningún cargo”, se defendió.
A pocas horas de celebrarse las elecciones legislativas en Argentina, queremos arriesgar algunas consideraciones.
Cambiemos, la fuerza de gobierno, se impuso en catorce de las veinticuatro provincias en disputa, entre ellas, las cinco más importantes de Argentina. Un dato destacable es la victoria de la fuerza de Mauricio Macri en la provincia de Buenos Aires por una diferencia del 4% de los votos sobre la boleta que encabezó Cristina Fernández de Kirchner y Jorge Taiana.
Estos resultados tienen múltiples lecturas, que exceden el propósito de este artículo. En general, los guarismos electorales señalan ciertas correlaciones de fuerza y son una fotografía más o menos precisa de las preferencias de la sociedad en un momento dado. Pero, aún más importante que los números, son las estrategias que se van a trazar las fuerzas en pugna en virtud de esos datos.
Podemos decir que Cambiemos ha afirmado un proyecto de poder con un importante consenso social; que su modelo de ajuste sobre la base de reducciones salariales y transferencia de riquezas del conjunto de la población a una pequeña minoría (con un alto nivel de endeudamiento en dólares como lubricante) ha sido legitimado; y que van a intentar convertir la diferencia aritmética de votos en una diferencia geométrica para potenciar sus políticas.
Queda preguntarse por qué han sido votados, si pusieron en marcha un plan de despojo sobre un sector social muy importante.
Consideramos que una parte de la sociedad los ha acompañado porque, o bien se beneficia materialmente (una minoría), o bien simpatiza en términos simbólicos con el proyecto de Cambiemos. También es importante destacar que las consecuencias del ajuste todavía no se perciben crudamente: el endeudamiento externo, que es sufrimiento diferido, actúa como amortiguador y, a su vez, el “colchón” de derechos conquistados durante el gobierno anterior aún no ha podido ser plenamente desmontado. Asimismo no podemos pasar por alto que casi un 60 % del electorado votó otras opciones.
Ahora bien, la pregunta que nos interesa hacernos es la siguiente ¿esta elección anuncia una nueva época en Argentina donde, al igual que en los años 90, habrá de afirmarse por más de una década una hegemonía neoliberal?
Veamos.
En primer lugar, consideramos que la experiencia neoliberal actual en Argentina no tiene la pretensión de ser una tormenta pasajera, sino de consolidarse como un proyecto de largo aliento que sirva a su vez para inclinar la balanza regional. Para eso, cuentan con muchas herramientas a su favor: el complejo mediático-judicial, los poderes económicos y, también ahora, el aparato del Estado con cerca del 40% de los votos nacionales.
Con estos instrumentos van a intentar profundizar el plan de ajuste, empezando por la reforma laboral, la reforma previsional, y mercantilizando los sistemas de salud y educación; todo eso combinado con un fuerte aumento de tarifas de los servicios públicos.
Pero para imprimirle mayor velocidad y profundidad a su programa les queda un gran obstáculo por remover, que consiste en delinear una oposición a su medida. Para convertirse en hegemónicos tienen que logran convencer al conjunto de la sociedad de que su plan es el único viable. Y el paso necesario para lograrlo es someter de diversas formas a los sectores más dinámicos del activismo opositor, político, sindical y social.
Ahí reside a nuestro entender el núcleo central de la disputa que se viene en Argentina.
En esta elección hubo algunos datos insoslayables que sirven para completar el análisis.
Por un lado, como ya mencionamos, la consolidación de una fuerza política de derecha de carácter nacional con anclaje social bajo el rótulo de Cambiemos. Por otro, el surgimiento de Unidad Ciudadana, con la referencia de Cristina Fernández de Kirchner, que obtuvo 3,5 millones de votos sólo en la provincia de Buenos Aires. Por último, el languidecimiento de las alternativas opositoras “parecidas” a Cambiemos: Sergio Massa en la Provincia de Buenos Aires, Urtubey en Salta, Schiaretti en Córdoba, variantes del justicialismo y dadores de gobernabilidad del oficialismo, que han sido derrotados. También el socialismo en Santa Fe y el radical Martin Lousteau, opositores bajas calorías, han tenido un desempeño mediocre.
La derecha en este escenario tiene el desafío (nada sencillo, por cierto) de construir una oposición potente y competitiva, pero a su medida. Para eso requiere, como condición de posibilidad, la liquidación del kirchnerismo.
Esta tarea la van a desplegar a través de un operativo de pinzas. Desde las trincheras propias avanzarán a través de la cacería de ex funcionarios kirchneristas por la vía judicial, de la estigmatización de la militancia y de mecanismos de disciplinamiento que incluyen formas coercitivas y represivas para cuando el bombardeo mediático no alcance. Pero también habrá un intento de dilución “desde adentro” de la oposición, bajo el argumento de que Cristina tiene un “techo electoral” y que, para construir mayorías, hay que abandonar la referencia de la ex presidenta, primero, y de las ideas que expresa después.
En ese sentido, va a haber un convite a diluir el “programa” y, con la excusa de acompañar el humor social, ir desmontando los pilares discursivos centrales del proyecto antagónico al neoliberal. Empezarán, por ejemplo, con la solicitud a la oposición de acompañar la baja en la edad de punibilidad de los menores de 16 años y más tarde revisar el salario mínimo, vital y móvil porque es una rémora del siglo XX.
En este marco, la capacidad de sostener el polo democrático popular con eje en Unidad Ciudadana bajo el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner (no como totalidad de la oposición sino como base para estructurar la confrontación al ajuste) es la condición sine qua non para evitar la domesticación opositora pretendida por el establishment y, centralmente, para evitar que el ajuste se profundice a niveles escalofriantes.
Suponemos que la confrontación se va a dar entre dos polos, sobre la base de dos modelos de país radicalmente opuestos y de proyectos irreconciliables: por un lado, el polo democrático popular, y, por el otro, el conservador con eje en Cambiemos. Esos polos van a tener características particulares en cuanto a las pertenencias identitarias, sociales y sindicales. Y se van a configurar centralmente en función de la posición que asuman frente al programa de ajuste del gobierno.
Estarán dentro del polo oficialista-conservador los que impulsan esas medidas, pero también quienes las acompañen: además de los miembros de Cambiemos se encontrarán sectores sindicales, políticos y sociales que se autodenominan “opositores”. Por otro lado estará el polo democrático-popular, con Unidad Ciudadana como expresión más destacada, con una base heterogénea y con un modelo de país antagónico al de Macri.
Estos proyectos en pugna no son una novedad en Argentina: bajo otras formas, son la expresión de una confrontación que tiene antecedentes históricos desde la Independencia de España, hace ya más de 200 años.
Aquí proponemos una digresión. Unidad Ciudadana puede ser la manifestación político- organizacional de un fenómeno que se dio en Argentina en los últimos 14 años, llamado genéricamente “kirchnerismo”, que tiene sus particularidades locales, pero también similitudes con las experiencias pos-neoliberales de nuestra región. En Bolivia, Ecuador y Venezuela han surgido fuerzas políticas nuevas, con rupturas y continuidades con sus historias recientes. Los procesos históricos profundos tarde o temprano diseñan nuevas formas de representación. Y las viejas formas, si ya no cumplen con su función de representar en términos políticos cierto núcleo de ideas, tienden a perder la función que alguna vez tuvieron.
Cristina Fernández de Kirchner pronunció en Arsenal, tras la difusión de los resultados electorales, una frase fundacional: “acá no termina nada, hoy acá empieza todo”. Esta frase profunda encierra una contradicción necesaria y fundamental: para que empiece todo, algo tiene que estar terminando; dialéctica donde lo nuevo se afirma sobre lo anterior, integrándolo y resignificándolo en clave del siglo XXI. Creemos que Unidad Ciudadana puede y debe cumplir ese rol histórico.
Pero volvamos a nuestro argumento inicial. Nos parece que el apoyo o la oposición frontal a las medidas económicas que se vienen será el verdadero clivaje estructurante del escenario político. No va a ser la interna de un partido ni la perspectiva electoral al 2019 lo que pueda explicar la dinámica política en los meses venideros. Por el contrario, será la ubicación que se tenga respecto a la batería de medidas que el actual presidente tiene en carpeta el factor explicativo de los polos en disputa.
Por otra parte, y en simultáneo, el sostenimiento de una identidad anclada en la diada resistencia-oposición (en términos económicos, pero también políticos, sociales, sindicales, estudiantiles y culturales) va a operar como un dique de contención a la avanzada neoliberal.
Y aquí agregamos una consideración especial: la resistencia hay que pensarla no solamente como la pavimentación de la avenida para “volver”, sino como la condición de posibilidad para que la calidad de vida del pueblo no se degrade al ritmo que el plan neoliberal requiere. La resistencia no es sólo un medio, es una necesidad inmediata. Es un fin en sí mismo. Y así lo acredita la historia de los últimos 70 años en la Argentina.
El movimiento popular argentino tiene en su ADN las señas identitarias de la resistencia: al golpe del ‘55, a la proscripción del peronismo y a las sucesivas dictaduras. Con sus más y sus menos, con victorias parciales y derrotas.
El sociólogo Juan Carlos Portantiero habló de “empate hegemónico” para caracterizar la etapa que se abrió en Argentina tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955, refiriéndose a una situación en la que coexistían dos fuerzas políticas que contaban con la capacidad de obstaculizar la plena implementación de los proyectos de la otra, pero no de imponer de forma perdurable un programa propio. Las actuales circunstancias también podrían caracterizarse como de “empate hegemónico” ya que ni las clases dominantes ni los sectores populares pueden afirmarse indefinidamente sobre el otro. Desde la perspectiva del polo democrático popular, la resistencia es la potencia que puede impedir que ese empate se rompa hoy en favor de las clases dominantes.
Por último, la derecha va a apelar a otro mecanismo: el desencanto de una parte importante de la sociedad con la “cosa pública” y, principalmente, de cientos de miles de jóvenes, muchísimos nacidos a la militancia bajo los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. Estos días veremos en Argentina cómo millones de imágenes televisivas y mares de tinta en papel impreso van a intentar formatear una realidad desalentadora, alejando en el ideario colectivo la posibilidad de que este bloque vuelva a ser gobierno. Van a tratar de mostrar, lógicamente, que ellos vinieron para quedarse por muchas décadas y, con eso, buscarán provocar una huida de esos jóvenes a la esfera privada y al mundo de las respuestas individuales.
Para que en Argentina no se afirme un proyecto de carácter hegemónico resulta vital que la clase dominante no logre su objetivo y produzca el “transformismo” opositor que refería Gramsci respecto a la Italia de finales del siglo XIX.
En ese marco, resulta promisoria la frase de Cristina Fernández de Kirchner referida previamente, según la cual “hoy empieza todo y no termina nada” en relación al surgimiento de Unidad Ciudadana.
Para tender puentes a sectores sociales que hoy no han acompañado con su voto y reconstruir una nueva mayoría la Unidad Ciudadana deberá ser creativa. La afirmación de los principios no debería significar cerrarse sobre sí mismo.
Para finalizar, queremos señalar que el proceso político argentino no opera en el vacío, sino que hay que pensarlo en clave regional. El rotundo triunfo de la Revolución Bolivariana en las elecciones estadales de Venezuela y las perspectivas electorales para Lula en Brasil de cara a las presidenciales de 2018 marcan que no hay “un ciclo que se termina”.
La derecha propone una estrategia global de confrontación, la respuesta también debe ser global. En Argentina hubo una derrota que, según lo que haga el polo democrático-popular, puede ser transitoria o duradera. En América Latina sigue habiendo un escenario en disputa.
"Macrismo recargado, y las tareas que nos esperan"
(Por Atilio A. Boron) La inobjetable victoria del macrismo a nivel nacional plantea un enorme desafío para el conjunto de fuerzas que bregan por un país justo, democrático y soberano. Hoy, debido al lento pero irresistible –irresistible por ahora, como una vez dijera Hugo Chávez- ascenso de la derecha la Argentina se ha convertido en un país más injusto, menos democrático y más dependiente. ¿Qué hacer ante tamaña involución? ¿Cómo enfrentar a esta conjura de la plutocracia local, sus mandantes en Washington y su ejército de publicistas y propaladores de eficaces “posverdades” que lograron que un 41.7 % de la población votase alegremente por quienes han demostrado que gobiernan para los ricos y con los ricos y que están dispuestos a llevar hasta sus últimas consecuencias una suerte de eutanasia de los pobres, los viejos, los jóvenes, los excluidos? Para responder a esta pregunta es preciso primero reconocer exactamente la fortaleza del adversario y, autocrítica mediante, nuestras debilidades. Ambas se combinaron para producir esta nueva derrota del espacio progresista y de izquierda nucleado en torno a la figura de Cristina Fernández de Kirchner.
Una celebración desmesurada
La gritería de la derecha ha incurrido en toda clase de hipérboles para celebrar el triunfo del macrismo. Victoria “enorme”, “histórica”, “¡hazaña histórica!” dijo uno, “arrasadora”, “líder de otra galaxia” según uno de los principales consultores políticos, son algunas de las expresiones utilizadas para caracterizar lo ocurrido el pasado domingo. ¿Cómo calificar entonces la victoria de Raúl Alfonsín en 1983, que consagró la primera derrota presidencial del peronismo a lo largo de su historia? ¿O, sin ir más lejos, el 54 % de CFK en el 2011? Es obvio que un desbordante optimismo campea en las filas de la derecha. Sin embargo, el analista no puede dejarse llevar por ninguno de estos excesos, que con signo contrario también se escucharon luego de conocido el veredicto de las urnas en el bunker de CFK en Sarandí. Una actitud más sobria, menos propensa a esa “desmesura” que muchos de los operadores macristas le achacaban con exclusividad al kirchnerismo demuestra que los guarismos obtenidos por Cambiemos son prácticamente idénticos a los que Néstor Kirchner cosechara en su primera elección parlamentaria luego de llegar a la Casa Rosada: 41.7% para el macrismo, 41.6% para el santacruceño en el 2005. En ambos casos, quedan por debajo de lo conseguido por Raúl Alfonsín en las legislativas de1985 cuando se alzó con el 42.3 % de los votos. En ambas ocasiones, 1985 y 2005, el reconocimiento de la victoria oficial ahorró la grandilocuencia imperante en estos días. En suma: muy buena elección del macrismo, pero lejos de ser un triunfo sin precedentes en la política argentina.
Va de suyo que lo anterior no tiene por objeto restar los méritos del adversario sino calibrarlos en su justo término. La subestimación conduce inexorablemente a la derrota, como lo prueba la temeraria ingenuidad del kirchnerismo al “elegir” como un rival fácil de doblegar, aún por Daniel Scioli, al por entonces jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Se lo despreció y ridiculizó durante años –desoyendo a quienes advertíamos el peligro- hasta que se produjo el amargo despertar de Noviembre del 2015 y para sorpresa de propios y ajenos el rival despreciado terminó entronizado en la Casa Rosada. En línea con esta actitud es preciso reconocer que Cambiemos prevaleció en 13 distritos: Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Salta, Santa Cruz, Santa Fe, mientras que el justicialismo –en sus múltiples variantes, algunas más cercanas a Macri que a Cristina- obtenía la victoria en once, una vez establecido el triunfo del kirchnerismo en Tierra del Fuego y, por un puñado de votos, en la provincia de La Pampa, otrora bastión inexpugnable del peronismo. El macrismo mejoró su representación en diputados y senadores nacionales, y si bien no tiene quórum propio en ninguna de ambas cámaras la irresistible atracción de la chequera que maneja la Casa Rosada y la volubilidad de sectores y líderes políticos que se presentan como “oposición” hace prever que a partir del 10 de Diciembre Macri contará con mejores chances de aprobar la legislación necesaria para viabilizar la segunda, y más radical, fase del ajuste. A lo anterior súmesele que al día de hoy Cambiemos es la única fuerza de alcance nacional y que triunfó en los cinco distritos (Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) donde se concentra el 70 % del electorado nacional. Una gran victoria, sin duda, pero que en la historia de nuestra democracia reconoce varios precedentes como para ser calificada como “hazaña histórica”. Raúl Alfonsín y Carlos Menem así lo demuesran.
En una nota publicada en la Revista Anfibia Alejandro Grimson señala tres factores explicativos de la victoria macrista. Uno, la eficacia movilizadora del relato de Cambiemos con el cual la población fue bombardeada día y noche a lo largo de casi dos años gracias a la formidable, diría inédita y profundamente antidemocrática, concentración oligopólica en la prensa, la radio y la televisión que hace que la Argentina viva, mediáticamente hablando, bajo una “cadena nacional permanente”. En los temas fundamentales los dos principales medios gráficos del país tienen tanta diferencia entre sí como la que existía entre el Pravda y el Izvestia en el apogeo de la extinta Unión Soviética, pese a lo cual los exégetas de la derecha siguen diciendo que “antes”, es decir durante el gobierno de CFK, la libertad de prensa estaba amenazada. En este funesto escenario mediático el mensaje transmitido por el relato de la derecha era claro: “el kirchnerismo es el pasado, y fue una perversa combinación de incompetencia y corrupción que creó una falsa ilusión de bienestar que demostró ser insostenible. El país sobrevivió a aquella pesadilla y ahora debe afrontar, con esperanzada resignación, los sacrificios necesarios para retornar a la normalidad”. La interminable repetición de este mensaje, taladrando día y noche el cerebro de los argentinos, más la sistemática supresión de voces disidentes realizada por los autoproclamados custodios de la república –eliminación de Telesur de los canales de cable, purgas en Radio Nacional, “apriete” en emisoras y televisoras privadas para acallar voces molestas, manejo arbitrario de la pauta oficial para perjudicar a los medios disidentes- unido al infame desplome de lo que había sido el aparato mediático del kirchnerismo más la oportuna sucesión de citaciones de la justicia federal a altos personeros del gobierno anterior durante la campaña terminaron por instalar un sentido común ampliamente compartido en la sociedad, no exento de ribetes tragicómicos. Ante la observación de que ahora el salario se deteriora día a día, el desempleo crece inconteniblemente y el país se endeuda de manera exorbitante por varias generaciones la respuesta estandardizada de la víctima suele ser algo así como: “sí, pero se robaron todo”. En otras palabras, la ilusión de un futuro mejor (que no la esperanza) así como la execración del pasado fue hábilmente inoculada en la población por la pléyade de inescrupulosos “marketineros” contratados por aún más inescrupulosos líderes de la derecha. El dato de que hay muchos más miembros del gabinete de Mauricio Macri que de Cristina Fernández procesados por la justicia no hizo mella en aquel sentido común. Tampoco tuvo efecto alguno el conocimiento de que Mauricio Macri llega a la Casa Rosada estando procesado por la justicia; o que se encuentra involucrado en negocios turbios detectados en los Panamá Papers (que originaron la renuncia del Primer Ministro de Islandia), situación compartida por varios miembros de su entorno como Claudio Avruj, Esteban Bullrich, Gustavo Arribas y su primo, Jorge Macri entre otras figuras de Cambiemos. La prensa (dizque) “independiente” se encargó de blindar meticulosamente el tema y la noticia se la tragó la tierra y jamás fue examinada en profundidad por la opinión pública. Lo mismo ocurrió con la escandalosa iniciativa del presidente de perdonar una deuda contraída por su padre, Franco Macri, durante su gestión al frente del Correo Argentino, cosa que ante el clamor de la opinión pública finalmente tuvo que ser revertida y enviada a la justicia en medio de un fuerte escándalo que, sin embargo, no tuvo consecuencias políticas. Lo mismo que una dirigente social, Milagro Sala, fuese enviada a la cárcel y retenida allí por casi dos años sin condena y, cual “estado canalla”, desoyendo la medida cautelar emitida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las recomendaciones de varios comités de Naciones Unidas exigiendo su inmediata liberación. El caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado a manos de la Gendarmería fue tan sólo el último escandaloso eslabón de esta trama de mentiras, ocultamientos y desinformación premeditada. Un proceso en donde la perversidad de una de las “candidatas estrella” del macrismo, Elisa Carrió, llegó a extremos pocas veces vistos en la Argentina al proferir tal cantidad de exabruptos (“20 % de posibilidades que esté en Chile”, “como Walt Disney”, etcétera) que no sólo exhiben el lado oculto de sus convicciones supuestamente republicanas y humanitarias y su desenfrenada búsqueda de protagonismo en los medios sino también del triste retroceso cultural de la ciudadanía porteña (que por décadas había sido un baluarte en la exigencia de juicio y castigo para los culpables de la represión de los años setentas) que ahora premia con el 51 % de sus preferencias a un personaje que dijo tales aberraciones.
A lo anterior nuestro autor agrega dos otros factores: por una parte el papel de la ya anotada concentración mediática que impidió que el relato macrista pudiera ser críticamente examinado ante el gran público. Pocas veces en nuestra historia hubo tal nivel de “unanimismo mediático” como el que hoy asfixia a la Argentina. Esto es una nefasta innovación en nuestra vida política, pero hay que recordar que siempre, aquí y por doquier, las fuerzas políticas de izquierda y progresistas debieron luchar contra ese enemigo atrincherado en los medios de comunicación, y a menudo lo hemos derrotado. Y en segundo lugar, la gran fragmentación de la oposición y, sobre todo, la implosión del peronismo en una multiplicidad de organizaciones políticas construidas sobre las frágiles arenas de diversos liderazgos provinciales o locales que impidieron se pudiera enfrentar la ofensiva de la derecha con eficacia. Obviamente, esto remite a la crucial cuestión de lo que es hoy el peronismo. ¿Es Cristina, como lo reafirmó claramente en la reciente campaña senatorial, o es ella junto con todos, o algunos, de los siguientes: Gioja, Insfrán, Pichetto, Verna y Rodríguez Saa junto a los perdidosos Urtubey, Massa, Randazzo, Menem, Alicia Kirchner, Schiaretti y De la Sota ¿Puede este heteróclito conjunto converger en una propuesta común? De hecho no pudo, y esa dispersión llevó aguas al molino del gobierno. Lo más probable es que muchos de estos personajes ya estén en conversaciones con el gobierno nacional para asegurar la “gobernabilidad” en los próximos dos años y “un lugar bajo” el sol del presupuesto nacional en los nuevos tiempos que se avecinan.
¿Cómo construir una alternativa?
El exitismo oficial encuentra un sorprendente paralelismo en ciertos miembros del entorno del cristinismo. La autoproclamación ser de “la única oposición real”, reiterada en cuanta ocasión se pueda, tropieza con los duros datos de la realidad. Los poco más de cinco millones de votos obtenidos a nivel nacional constituyen sin la menor duda un piso importantísimo para futuras competencias electorales. Pero como lo hemos dicho en múltiples ocasiones, el problema de CFK no es su piso –sólido, confiable, leal- sino su techo, carente de elasticidad para captar nuevas voluntades todo lo cual conspira contra su capacidad para lanzar una propuesta atractiva no sólo para los kirchneristas sino también para quienes no lo son, tanto dentro y especialmente fuera del peronismo. Si algo enseña la historia reciente de la Argentina es que con el peronismo sólo ya no se ganan elecciones a nivel nacional. El triunfazo de Cristina en el 2011 es impensable en nuestros días, porque la trama política y cultural del país cambió en una dirección contraria a la esperada. La Argentina hoy es un país más conservador que antes, más refractario a las interpelaciones progresistas o de izquierda, anatemizadas como un irresponsable “populismo”; además, el ancho y heteróclito campo de la izquierda y el progresismo se encuentra profundamente fracturado. Por ello, sólo una convocatoria amplia que avance por izquierda mucho más allá de los límites del contradictorio universo peronista estará en condiciones de canalizar las “energías nacionales” como decía Antonio Gramsci y derrotar al proyecto macrista. Si esta empresa de creación política no se lleva a cabo la derecha podría llegar a gobernar por largo tiempo en la Argentina. Una banca en el Senado no es precisamente el mejor instrumento para plantear una oposición eficaz al macrismo. En ese ámbito Cristina seguramente terminará conformando un monobloque, porque sus antiguos aliados peronistas no parecen demasiado entusiasmados con su incorporación a la Cámara Alta. Dada esta realidad, su capacidad para inclinar el fiel de la balanza a favor de sus propuestas o de arrastrar tras su liderazgo una mayoría de senadores para poner coto a la virulencia de Cambiemos es por lo menos dudosa. No sólo eso: el Frente para la Victoria que había sido el instrumento político-electoral del kirchnerismo durante doce años fue despachado a mejor vida sin ofrecérsele a sus deudos el beneficio de un modesto funeral para explicarles las razones de tan súbito e inesperado deceso. Lo mismo cabe decir de la creación de la Unidad Ciudadana: ¿qué asamblea de militantes y dirigentes aprobó su creación, con qué fundamentos, cuál es su programa, quiénes son sus autoridades, cuál será su política de alianzas? Nada se sabe al respecto.. Sólo que ambas cosas, la disolución del Frente para la Victoria como la creación de Unidad Ciudadana expresan un estilo de conducción política –desde arriba, vertical, personalista- que la historia demuestra que en la sociedad actual termina en el fracaso. Lamento decirlo porque se trata de una tradición fuertemente arraigada en el movimiento popular y quizás tuvo eficacia en el pasado. Pero hoy ya no funciona. Fracasó en el 2013, en el 2015 y de nueva cuenta el pasado domingo. Nada peor que ocultar lo que hoy es una conclusión irrefutable; ese estilo de conducción es un anacronismo político, seguro padre de nuevas derrotas.
La tarea de derrotar al proyecto de la derecha requerirá de todas nuestras fuerzas y toda nuestra inteligencia. Vuelvo a Gramsci con aquello de pesimismo de la razón pero acompañado por el optimismo de la voluntad. Sin una profunda autocrítica, reclamada insistente pero infructuosamente por muchos sectores dentro y fuera del kirchnerismo desde el 2015, no se podrá encontrar el rumbo para construir un gran frente de liberación nacional y social, claramente anticapitalista y antiimperialista. Las políticas de corrimiento hacia el centro político están condenadas a terminar en una nueva frustración. Hay una ley sociológica que dice que los pueblos prefieren el original a la copia. Si una coalición progresista “suaviza” su discurso (en un país tan flagrantemente injusto y saqueado por la CEOcracia como la Argentina) y adopta uno más centrista lo más probable será que la ciudadanía elija votar por la derecha original y no por un progresismo que modere su discurso y sus propuestas y se vaya pareciendo cada vez más a la derecha. Si de administrar al capitalismo se trata, nadie mejor que la burguesía y sus representantes políticos para hacer esa tarea. No le ayudó a Cristina guardar silencio ante el crimen de Santiago Maldonado; o referirse sólo al pasar al escándalo judicial en torno a la detención de Milagro Sala, equiparar a ésta con un sedicioso como Leopoldo López en Venezuela y decir que en ese país no hay un estado de derecho, o abstenerse de felicitar a Nicolás Maduro por la magnífica victoria cosechada en las elecciones regionales. Todo eso, a la vez que se optó por imitar el estilo de campaña, y la escenografía new age del PRO, lo cual no le agregó un solo voto a CFK. Los que llegaron no procedían de esos territorios sociales donde prevalece el eclecticismo y el nihilismo posmoderno, que es el lugar en el que Cambiemos cosecha sus votos.
La nueva construcción tendrá que trascender el plano electoral e internarse en la creación de un amplio espacio político-cultural. Este deberá ser la culminación de un proceso de diálogos sin exclusiones entre todos quienes saben que al macrismo no se le combatirá con promesas de un “capitalismo serio o racional”. La tercera vía es, digámoslo de una vez, una vía muerta. Sólo podrán librar una efectiva batalla en contra de Cambiemos quienes estén dispuestos también a luchar contra el capitalismo (y no sólo el neoliberalismo) y el imperialismo y puedan comunicarlo socialmente de modo eficaz. En la nueva construcción política que necesitamos las propuestas de los críticos del capitalismo y el imperialismo deberán ser las que le asignen una “tonalidad ideológica” a la nueva propuesta. Para lo otro, para hablar de un capitalismo inclusivo y racional, está Cambiemos. Seamos claros: sólo desde la izquierda se podrá disputar la hegemonía político-cultural del macrismo, de la cual se desprende su preponderancia electoral. Es debido a ello que la elaboración de un programa político con nítidos contenidos democráticos, anticapitalistas y antiimperialistas será indispensable para cimentar la unidad de acción de un amplio conjunto de fuerzas políticas y movimientos sociales procedentes de distintas tradiciones y suficientemente vigoroso como para enfrentar las batallas que se avecinan y derrotar a una derecha organizada como nunca antes en su historia. Si fracasamos en este empeño tendremos macrismo para rato. Es una cuestión que remite tanto a la necesidad de crear una real alternativa que así sea percibida por una ciudadanía castigada por los rigores del ajuste neoliberal como de simple aritmética política. Sin esa gran coalición de signo anticapitalista y antiimperialista no podrá construirse una mayoría electoral.
El papel de Cristina
Tras la ratificación del rumbo actual en las elecciones del pasado domingo el gobierno acelerará la marcha hacia una restructuración regresiva del capitalismo argentino. Será necesario impedir que se consume un proyecto que retrotraería nuestro país a la situación imperante en las vísperas de la aparición del peronismo en 1945. Lo que ocurre en Brasil despierta la admiración de la Casa Rosada. El ataque al salario, a los trabajadores y al sindicalismo combativo será inminente. El endeudamiento tan irresponsable como desenfrenado y el desmantelamiento de la legislación protectiva de los trabajadores y, en general, de los pobres, de los adultos mayores, de los jóvenes será implacable. Los argentinos haríamos bien en mirarnos en el espejo brasileño para advertir lo que nos espera: congelamiento de los gastos en salud y educación, fin de la jornada de ocho horas, derogación de las principales piezas de la legislación laboral y jubilación sólo para el titán que venciendo indecibles contingencias y todo tipo de enfermedades pueda hacer aportes jubilatorios durante 49 años y llegar a su ancianidad con restos como para disfrutar de una modestísima pensión antes de despedirse de este mundo y disfrutar de un módico funeral. Ante ello una construcción debilitada por un arcaico verticalismo sólo serviría para acelerar la destrucción de la ciudadanía económica, social y política que se propone el macrismo y que con tanto esfuerzo fuera conquistada en años pasados. Será necesario crear una suerte de Frente Amplio, como el uruguayo; o un movimiento tan plural y heterogéneo como lo fuera el 26 de Julio en Cuba. Y el liderazgo deberá enriquecerse del diálogo, la discusión, el debate de ideas. Ya no hay lugares privilegiados de conducción porque todos, absolutamente todos, hemos sido derrotados. Eso es precisamente lo que nos une: la derrota.
Y esta nueva construcción tendrá que librar una batalla organizacional, política y cultural. Deberá ser aquel “Príncipe Colectivo” del que hablaba Antonio Gramsci para desde su novedad y frescura llegar a sumar millones de voluntades que, sin duda, cuando se disipe el espejismo hábilmente creado por Cambiemos, estarán a la búsqueda de una ruta de escape que no puede ser volver al pasado. Que quede claro: el liderazgo de Cristina no está en discusión; ningún otro político del campo de la oposición tiene su estatura y sus votos como para disputarle su lugar. Lo que sí está en cuestión es su estrategia de construcción política, como lo demuestran las recientes derrotas electorales, los sonados fracasos del FPV, la Cámpora y Unidos y Organizados y, más recientemente, su empecinamiento en no aceptar ir a las PASO para competir con Florencio Randazzo, que probablemente le hubiera permitido alzarse con la victoria nada menos que en la provincia de Buenos Aires. Una Cristina que escuche (“dicen que Cristina escucha poco”, anotaba Norberto Galasso en una entrevista para Zoom), que confíe menos en su intuición (que la ha traicionado muchas veces), que valore positivamente a quienes disputan sus argumentos con la intención de colaborar en su empeño y no con el ánimo de erigir obstáculos. Una Cristina que descrea de los adulones que le dicen que es infalible y que cuando ven que se encamina al abismo no le dan la voz de alerta. Una Cristina que recuerde el consejo de Evita, cuando le recomendaba a Perón desconfiar de los alcahuetes y gentes de confianza que lo rodeaban. ¿Cuántos de ellos, que parecían kirchneristas “de paladar negro”, no se pasaron al bando contrario ni bien CFK dejó de ser presidenta? ¿Qué lecciones deben extraerse de ello?
Para concluir, sólo con el “vamos a volver” no va a ser suficiente para seducir a esos contingentes sociales agredidos y ofendidos por el macrismo pero atrapados por los traicioneros efluvios de un relato científicamente concebido para desmovilizar y estimular la pasividad y la resignación. Esto es así porque la campaña propagandística del macrismo ha sido muy efectiva y, además, porque las asignaturas pendientes luego de doce años de gobierno kirchnerista son inocultables. Se hizo mucho y bien, pero no lo suficiente; y muchas cosas se hicieron mal y otras ni siquiera se hicieron (por ejemplo: una reforma tributaria, o la nacionalización del comercio exterior). Y, lo que se hizo bien se comunicó mal. Ensimismado en la engañosa seguridad de su indisputada hegemonía el gobierno perdió capacidad de leer lo que estaba ocurriendo en la sociedad, y especialmente lo que le estaba sucediendo a las propias bases sociales del electorado kirchnerista. Tampoco supo entender sus nuevas demandas económicas y sociales y tomar conciencia del vertiginoso cambio cultural que tornaba a las clases y capas populares impermeables a la interpelación del progresismo y críticas de las políticas asistencialistas del gobierno. Fenómeno epocal, no exclusivo de la Argentina. En Bolivia, Ecuador y Venezuela ha ocurrido lo mismo, si bien no tan intensamente como entre nosotros.
Será preciso elaborar un programa político que sistematice las propuestas de transformación social que llevará a cabo la nueva coalición política. Un programa de “desmercantilización” de la salud, la educación y la seguridad social, convertidas por el actual gobierno en infames mercancías cuando en realidad son derechos humanos. Un programa de recuperación de la democracia en el espacio público, hoy férreamente controlada por la oligarquía mediática. De preservación de los bienes comunes; de efectiva reforma del estado, para que pueda regular al mercado y no al revés, como ocurre en estos días. En suma, a partir de esta nueva construcción política realizar efectivamente un tránsito desde el gobierno al poder y, de ese modo, elevar el bienestar material y espiritual de millones de argentinas y argentinos. Un programa, en suma, que sea totalmente ajeno al eclecticismo de la “tercera posición” o la ilusión de un “capitalismo serio”. Un programa, en suma, tendencialmente orientado hacia el socialismo.
Estamos en vísperas de un nuevo comienzo, desde el llano, con aliados titubeantes, o desconfiados, y enemigos envalentonados. Será una marcha cuesta arriba y difícil, pero si tenemos el rumbo claro y la organización adecuada, podríamos evitar lo peor en el 2019. Es más, diría que si actuamos con inteligencia y sin desmayos podríamos revertir el revés del 2015. Para ello será preciso creer en nuestras propias fuerzas y contar con un programa político de avanzada: antioligárquico, anticapitalista y antiimperialista. No hay que olvidar que el gobierno de Macri se enfrenta a un complejo panorama económico que sin un desenlace catastrófico a la vista; es decir, sin un 2001 en el horizonte, igual será muy duro para la gestión. La crisis general del capitalismo y el descrédito del neoliberalismo global, ahora condenado por el amo imperial, serán fuente de innumerables obstáculos para el éxito del proyecto de Cambiemos. Pero dejemos que nuestros enemigos hagan lo suyo, y no soñemos que van a trabajar para nuestra victoria. Somos nosotros quienes debemos aprestarnos adecuadamente para la batalla, y no esperar que ellos se equivoquen o caer nuevamente en el error de subestimar su vocación de dominio. El clima cultural los favorece, pero eso puede cambiar si se actúa con decisión y de cara a la verdad. El programa macrista acarreará enormes sufrimientos a nuestro pueblo. Debemos ser capaces de mostrar que hay otro camino, que otro mundo es posible, y que la nueva construcción política en ciernes podrá ser el instrumento idóneo para construir esa alternativa, superadora de las inexorables lacras del capitalismo en cualquiera de sus versiones.
"Macrismo recargado, y las tareas que nos esperan"
(Por Atilio A. Boron) La inobjetable victoria del macrismo a nivel nacional plantea un enorme desafío para el conjunto de fuerzas que bregan por un país justo, democrático y soberano. Hoy, debido al lento pero irresistible –irresistible por ahora, como una vez dijera Hugo Chávez- ascenso de la derecha la Argentina se ha convertido en un país más injusto, menos democrático y más dependiente. ¿Qué hacer ante tamaña involución? ¿Cómo enfrentar a esta conjura de la plutocracia local, sus mandantes en Washington y su ejército de publicistas y propaladores de eficaces “posverdades” que lograron que un 41.7 % de la población votase alegremente por quienes han demostrado que gobiernan para los ricos y con los ricos y que están dispuestos a llevar hasta sus últimas consecuencias una suerte de eutanasia de los pobres, los viejos, los jóvenes, los excluidos? Para responder a esta pregunta es preciso primero reconocer exactamente la fortaleza del adversario y, autocrítica mediante, nuestras debilidades. Ambas se combinaron para producir esta nueva derrota del espacio progresista y de izquierda nucleado en torno a la figura de Cristina Fernández de Kirchner.
Una celebración desmesurada
La gritería de la derecha ha incurrido en toda clase de hipérboles para celebrar el triunfo del macrismo. Victoria “enorme”, “histórica”, “¡hazaña histórica!” dijo uno, “arrasadora”, “líder de otra galaxia” según uno de los principales consultores políticos, son algunas de las expresiones utilizadas para caracterizar lo ocurrido el pasado domingo. ¿Cómo calificar entonces la victoria de Raúl Alfonsín en 1983, que consagró la primera derrota presidencial del peronismo a lo largo de su historia? ¿O, sin ir más lejos, el 54 % de CFK en el 2011? Es obvio que un desbordante optimismo campea en las filas de la derecha. Sin embargo, el analista no puede dejarse llevar por ninguno de estos excesos, que con signo contrario también se escucharon luego de conocido el veredicto de las urnas en el bunker de CFK en Sarandí. Una actitud más sobria, menos propensa a esa “desmesura” que muchos de los operadores macristas le achacaban con exclusividad al kirchnerismo demuestra que los guarismos obtenidos por Cambiemos son prácticamente idénticos a los que Néstor Kirchner cosechara en su primera elección parlamentaria luego de llegar a la Casa Rosada: 41.7% para el macrismo, 41.6% para el santacruceño en el 2005. En ambos casos, quedan por debajo de lo conseguido por Raúl Alfonsín en las legislativas de1985 cuando se alzó con el 42.3 % de los votos. En ambas ocasiones, 1985 y 2005, el reconocimiento de la victoria oficial ahorró la grandilocuencia imperante en estos días. En suma: muy buena elección del macrismo, pero lejos de ser un triunfo sin precedentes en la política argentina.
Va de suyo que lo anterior no tiene por objeto restar los méritos del adversario sino calibrarlos en su justo término. La subestimación conduce inexorablemente a la derrota, como lo prueba la temeraria ingenuidad del kirchnerismo al “elegir” como un rival fácil de doblegar, aún por Daniel Scioli, al por entonces jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Se lo despreció y ridiculizó durante años –desoyendo a quienes advertíamos el peligro- hasta que se produjo el amargo despertar de Noviembre del 2015 y para sorpresa de propios y ajenos el rival despreciado terminó entronizado en la Casa Rosada. En línea con esta actitud es preciso reconocer que Cambiemos prevaleció en 13 distritos: Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Salta, Santa Cruz, Santa Fe, mientras que el justicialismo –en sus múltiples variantes, algunas más cercanas a Macri que a Cristina- obtenía la victoria en once, una vez establecido el triunfo del kirchnerismo en Tierra del Fuego y, por un puñado de votos, en la provincia de La Pampa, otrora bastión inexpugnable del peronismo. El macrismo mejoró su representación en diputados y senadores nacionales, y si bien no tiene quórum propio en ninguna de ambas cámaras la irresistible atracción de la chequera que maneja la Casa Rosada y la volubilidad de sectores y líderes políticos que se presentan como “oposición” hace prever que a partir del 10 de Diciembre Macri contará con mejores chances de aprobar la legislación necesaria para viabilizar la segunda, y más radical, fase del ajuste. A lo anterior súmesele que al día de hoy Cambiemos es la única fuerza de alcance nacional y que triunfó en los cinco distritos (Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) donde se concentra el 70 % del electorado nacional. Una gran victoria, sin duda, pero que en la historia de nuestra democracia reconoce varios precedentes como para ser calificada como “hazaña histórica”. Raúl Alfonsín y Carlos Menem así lo demuesran.
En una nota publicada en la Revista Anfibia Alejandro Grimson señala tres factores explicativos de la victoria macrista. Uno, la eficacia movilizadora del relato de Cambiemos con el cual la población fue bombardeada día y noche a lo largo de casi dos años gracias a la formidable, diría inédita y profundamente antidemocrática, concentración oligopólica en la prensa, la radio y la televisión que hace que la Argentina viva, mediáticamente hablando, bajo una “cadena nacional permanente”. En los temas fundamentales los dos principales medios gráficos del país tienen tanta diferencia entre sí como la que existía entre el Pravda y el Izvestia en el apogeo de la extinta Unión Soviética, pese a lo cual los exégetas de la derecha siguen diciendo que “antes”, es decir durante el gobierno de CFK, la libertad de prensa estaba amenazada. En este funesto escenario mediático el mensaje transmitido por el relato de la derecha era claro: “el kirchnerismo es el pasado, y fue una perversa combinación de incompetencia y corrupción que creó una falsa ilusión de bienestar que demostró ser insostenible. El país sobrevivió a aquella pesadilla y ahora debe afrontar, con esperanzada resignación, los sacrificios necesarios para retornar a la normalidad”. La interminable repetición de este mensaje, taladrando día y noche el cerebro de los argentinos, más la sistemática supresión de voces disidentes realizada por los autoproclamados custodios de la república –eliminación de Telesur de los canales de cable, purgas en Radio Nacional, “apriete” en emisoras y televisoras privadas para acallar voces molestas, manejo arbitrario de la pauta oficial para perjudicar a los medios disidentes- unido al infame desplome de lo que había sido el aparato mediático del kirchnerismo más la oportuna sucesión de citaciones de la justicia federal a altos personeros del gobierno anterior durante la campaña terminaron por instalar un sentido común ampliamente compartido en la sociedad, no exento de ribetes tragicómicos. Ante la observación de que ahora el salario se deteriora día a día, el desempleo crece inconteniblemente y el país se endeuda de manera exorbitante por varias generaciones la respuesta estandardizada de la víctima suele ser algo así como: “sí, pero se robaron todo”. En otras palabras, la ilusión de un futuro mejor (que no la esperanza) así como la execración del pasado fue hábilmente inoculada en la población por la pléyade de inescrupulosos “marketineros” contratados por aún más inescrupulosos líderes de la derecha. El dato de que hay muchos más miembros del gabinete de Mauricio Macri que de Cristina Fernández procesados por la justicia no hizo mella en aquel sentido común. Tampoco tuvo efecto alguno el conocimiento de que Mauricio Macri llega a la Casa Rosada estando procesado por la justicia; o que se encuentra involucrado en negocios turbios detectados en los Panamá Papers (que originaron la renuncia del Primer Ministro de Islandia), situación compartida por varios miembros de su entorno como Claudio Avruj, Esteban Bullrich, Gustavo Arribas y su primo, Jorge Macri entre otras figuras de Cambiemos. La prensa (dizque) “independiente” se encargó de blindar meticulosamente el tema y la noticia se la tragó la tierra y jamás fue examinada en profundidad por la opinión pública. Lo mismo ocurrió con la escandalosa iniciativa del presidente de perdonar una deuda contraída por su padre, Franco Macri, durante su gestión al frente del Correo Argentino, cosa que ante el clamor de la opinión pública finalmente tuvo que ser revertida y enviada a la justicia en medio de un fuerte escándalo que, sin embargo, no tuvo consecuencias políticas. Lo mismo que una dirigente social, Milagro Sala, fuese enviada a la cárcel y retenida allí por casi dos años sin condena y, cual “estado canalla”, desoyendo la medida cautelar emitida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las recomendaciones de varios comités de Naciones Unidas exigiendo su inmediata liberación. El caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado a manos de la Gendarmería fue tan sólo el último escandaloso eslabón de esta trama de mentiras, ocultamientos y desinformación premeditada. Un proceso en donde la perversidad de una de las “candidatas estrella” del macrismo, Elisa Carrió, llegó a extremos pocas veces vistos en la Argentina al proferir tal cantidad de exabruptos (“20 % de posibilidades que esté en Chile”, “como Walt Disney”, etcétera) que no sólo exhiben el lado oculto de sus convicciones supuestamente republicanas y humanitarias y su desenfrenada búsqueda de protagonismo en los medios sino también del triste retroceso cultural de la ciudadanía porteña (que por décadas había sido un baluarte en la exigencia de juicio y castigo para los culpables de la represión de los años setentas) que ahora premia con el 51 % de sus preferencias a un personaje que dijo tales aberraciones.
A lo anterior nuestro autor agrega dos otros factores: por una parte el papel de la ya anotada concentración mediática que impidió que el relato macrista pudiera ser críticamente examinado ante el gran público. Pocas veces en nuestra historia hubo tal nivel de “unanimismo mediático” como el que hoy asfixia a la Argentina. Esto es una nefasta innovación en nuestra vida política, pero hay que recordar que siempre, aquí y por doquier, las fuerzas políticas de izquierda y progresistas debieron luchar contra ese enemigo atrincherado en los medios de comunicación, y a menudo lo hemos derrotado. Y en segundo lugar, la gran fragmentación de la oposición y, sobre todo, la implosión del peronismo en una multiplicidad de organizaciones políticas construidas sobre las frágiles arenas de diversos liderazgos provinciales o locales que impidieron se pudiera enfrentar la ofensiva de la derecha con eficacia. Obviamente, esto remite a la crucial cuestión de lo que es hoy el peronismo. ¿Es Cristina, como lo reafirmó claramente en la reciente campaña senatorial, o es ella junto con todos, o algunos, de los siguientes: Gioja, Insfrán, Pichetto, Verna y Rodríguez Saa junto a los perdidosos Urtubey, Massa, Randazzo, Menem, Alicia Kirchner, Schiaretti y De la Sota ¿Puede este heteróclito conjunto converger en una propuesta común? De hecho no pudo, y esa dispersión llevó aguas al molino del gobierno. Lo más probable es que muchos de estos personajes ya estén en conversaciones con el gobierno nacional para asegurar la “gobernabilidad” en los próximos dos años y “un lugar bajo” el sol del presupuesto nacional en los nuevos tiempos que se avecinan.
¿Cómo construir una alternativa?
El exitismo oficial encuentra un sorprendente paralelismo en ciertos miembros del entorno del cristinismo. La autoproclamación ser de “la única oposición real”, reiterada en cuanta ocasión se pueda, tropieza con los duros datos de la realidad. Los poco más de cinco millones de votos obtenidos a nivel nacional constituyen sin la menor duda un piso importantísimo para futuras competencias electorales. Pero como lo hemos dicho en múltiples ocasiones, el problema de CFK no es su piso –sólido, confiable, leal- sino su techo, carente de elasticidad para captar nuevas voluntades todo lo cual conspira contra su capacidad para lanzar una propuesta atractiva no sólo para los kirchneristas sino también para quienes no lo son, tanto dentro y especialmente fuera del peronismo. Si algo enseña la historia reciente de la Argentina es que con el peronismo sólo ya no se ganan elecciones a nivel nacional. El triunfazo de Cristina en el 2011 es impensable en nuestros días, porque la trama política y cultural del país cambió en una dirección contraria a la esperada. La Argentina hoy es un país más conservador que antes, más refractario a las interpelaciones progresistas o de izquierda, anatemizadas como un irresponsable “populismo”; además, el ancho y heteróclito campo de la izquierda y el progresismo se encuentra profundamente fracturado. Por ello, sólo una convocatoria amplia que avance por izquierda mucho más allá de los límites del contradictorio universo peronista estará en condiciones de canalizar las “energías nacionales” como decía Antonio Gramsci y derrotar al proyecto macrista. Si esta empresa de creación política no se lleva a cabo la derecha podría llegar a gobernar por largo tiempo en la Argentina. Una banca en el Senado no es precisamente el mejor instrumento para plantear una oposición eficaz al macrismo. En ese ámbito Cristina seguramente terminará conformando un monobloque, porque sus antiguos aliados peronistas no parecen demasiado entusiasmados con su incorporación a la Cámara Alta. Dada esta realidad, su capacidad para inclinar el fiel de la balanza a favor de sus propuestas o de arrastrar tras su liderazgo una mayoría de senadores para poner coto a la virulencia de Cambiemos es por lo menos dudosa. No sólo eso: el Frente para la Victoria que había sido el instrumento político-electoral del kirchnerismo durante doce años fue despachado a mejor vida sin ofrecérsele a sus deudos el beneficio de un modesto funeral para explicarles las razones de tan súbito e inesperado deceso. Lo mismo cabe decir de la creación de la Unidad Ciudadana: ¿qué asamblea de militantes y dirigentes aprobó su creación, con qué fundamentos, cuál es su programa, quiénes son sus autoridades, cuál será su política de alianzas? Nada se sabe al respecto.. Sólo que ambas cosas, la disolución del Frente para la Victoria como la creación de Unidad Ciudadana expresan un estilo de conducción política –desde arriba, vertical, personalista- que la historia demuestra que en la sociedad actual termina en el fracaso. Lamento decirlo porque se trata de una tradición fuertemente arraigada en el movimiento popular y quizás tuvo eficacia en el pasado. Pero hoy ya no funciona. Fracasó en el 2013, en el 2015 y de nueva cuenta el pasado domingo. Nada peor que ocultar lo que hoy es una conclusión irrefutable; ese estilo de conducción es un anacronismo político, seguro padre de nuevas derrotas.
La tarea de derrotar al proyecto de la derecha requerirá de todas nuestras fuerzas y toda nuestra inteligencia. Vuelvo a Gramsci con aquello de pesimismo de la razón pero acompañado por el optimismo de la voluntad. Sin una profunda autocrítica, reclamada insistente pero infructuosamente por muchos sectores dentro y fuera del kirchnerismo desde el 2015, no se podrá encontrar el rumbo para construir un gran frente de liberación nacional y social, claramente anticapitalista y antiimperialista. Las políticas de corrimiento hacia el centro político están condenadas a terminar en una nueva frustración. Hay una ley sociológica que dice que los pueblos prefieren el original a la copia. Si una coalición progresista “suaviza” su discurso (en un país tan flagrantemente injusto y saqueado por la CEOcracia como la Argentina) y adopta uno más centrista lo más probable será que la ciudadanía elija votar por la derecha original y no por un progresismo que modere su discurso y sus propuestas y se vaya pareciendo cada vez más a la derecha. Si de administrar al capitalismo se trata, nadie mejor que la burguesía y sus representantes políticos para hacer esa tarea. No le ayudó a Cristina guardar silencio ante el crimen de Santiago Maldonado; o referirse sólo al pasar al escándalo judicial en torno a la detención de Milagro Sala, equiparar a ésta con un sedicioso como Leopoldo López en Venezuela y decir que en ese país no hay un estado de derecho, o abstenerse de felicitar a Nicolás Maduro por la magnífica victoria cosechada en las elecciones regionales. Todo eso, a la vez que se optó por imitar el estilo de campaña, y la escenografía new age del PRO, lo cual no le agregó un solo voto a CFK. Los que llegaron no procedían de esos territorios sociales donde prevalece el eclecticismo y el nihilismo posmoderno, que es el lugar en el que Cambiemos cosecha sus votos.
La nueva construcción tendrá que trascender el plano electoral e internarse en la creación de un amplio espacio político-cultural. Este deberá ser la culminación de un proceso de diálogos sin exclusiones entre todos quienes saben que al macrismo no se le combatirá con promesas de un “capitalismo serio o racional”. La tercera vía es, digámoslo de una vez, una vía muerta. Sólo podrán librar una efectiva batalla en contra de Cambiemos quienes estén dispuestos también a luchar contra el capitalismo (y no sólo el neoliberalismo) y el imperialismo y puedan comunicarlo socialmente de modo eficaz. En la nueva construcción política que necesitamos las propuestas de los críticos del capitalismo y el imperialismo deberán ser las que le asignen una “tonalidad ideológica” a la nueva propuesta. Para lo otro, para hablar de un capitalismo inclusivo y racional, está Cambiemos. Seamos claros: sólo desde la izquierda se podrá disputar la hegemonía político-cultural del macrismo, de la cual se desprende su preponderancia electoral. Es debido a ello que la elaboración de un programa político con nítidos contenidos democráticos, anticapitalistas y antiimperialistas será indispensable para cimentar la unidad de acción de un amplio conjunto de fuerzas políticas y movimientos sociales procedentes de distintas tradiciones y suficientemente vigoroso como para enfrentar las batallas que se avecinan y derrotar a una derecha organizada como nunca antes en su historia. Si fracasamos en este empeño tendremos macrismo para rato. Es una cuestión que remite tanto a la necesidad de crear una real alternativa que así sea percibida por una ciudadanía castigada por los rigores del ajuste neoliberal como de simple aritmética política. Sin esa gran coalición de signo anticapitalista y antiimperialista no podrá construirse una mayoría electoral.
El papel de Cristina
Tras la ratificación del rumbo actual en las elecciones del pasado domingo el gobierno acelerará la marcha hacia una restructuración regresiva del capitalismo argentino. Será necesario impedir que se consume un proyecto que retrotraería nuestro país a la situación imperante en las vísperas de la aparición del peronismo en 1945. Lo que ocurre en Brasil despierta la admiración de la Casa Rosada. El ataque al salario, a los trabajadores y al sindicalismo combativo será inminente. El endeudamiento tan irresponsable como desenfrenado y el desmantelamiento de la legislación protectiva de los trabajadores y, en general, de los pobres, de los adultos mayores, de los jóvenes será implacable. Los argentinos haríamos bien en mirarnos en el espejo brasileño para advertir lo que nos espera: congelamiento de los gastos en salud y educación, fin de la jornada de ocho horas, derogación de las principales piezas de la legislación laboral y jubilación sólo para el titán que venciendo indecibles contingencias y todo tipo de enfermedades pueda hacer aportes jubilatorios durante 49 años y llegar a su ancianidad con restos como para disfrutar de una modestísima pensión antes de despedirse de este mundo y disfrutar de un módico funeral. Ante ello una construcción debilitada por un arcaico verticalismo sólo serviría para acelerar la destrucción de la ciudadanía económica, social y política que se propone el macrismo y que con tanto esfuerzo fuera conquistada en años pasados. Será necesario crear una suerte de Frente Amplio, como el uruguayo; o un movimiento tan plural y heterogéneo como lo fuera el 26 de Julio en Cuba. Y el liderazgo deberá enriquecerse del diálogo, la discusión, el debate de ideas. Ya no hay lugares privilegiados de conducción porque todos, absolutamente todos, hemos sido derrotados. Eso es precisamente lo que nos une: la derrota.
Y esta nueva construcción tendrá que librar una batalla organizacional, política y cultural. Deberá ser aquel “Príncipe Colectivo” del que hablaba Antonio Gramsci para desde su novedad y frescura llegar a sumar millones de voluntades que, sin duda, cuando se disipe el espejismo hábilmente creado por Cambiemos, estarán a la búsqueda de una ruta de escape que no puede ser volver al pasado. Que quede claro: el liderazgo de Cristina no está en discusión; ningún otro político del campo de la oposición tiene su estatura y sus votos como para disputarle su lugar. Lo que sí está en cuestión es su estrategia de construcción política, como lo demuestran las recientes derrotas electorales, los sonados fracasos del FPV, la Cámpora y Unidos y Organizados y, más recientemente, su empecinamiento en no aceptar ir a las PASO para competir con Florencio Randazzo, que probablemente le hubiera permitido alzarse con la victoria nada menos que en la provincia de Buenos Aires. Una Cristina que escuche (“dicen que Cristina escucha poco”, anotaba Norberto Galasso en una entrevista para Zoom), que confíe menos en su intuición (que la ha traicionado muchas veces), que valore positivamente a quienes disputan sus argumentos con la intención de colaborar en su empeño y no con el ánimo de erigir obstáculos. Una Cristina que descrea de los adulones que le dicen que es infalible y que cuando ven que se encamina al abismo no le dan la voz de alerta. Una Cristina que recuerde el consejo de Evita, cuando le recomendaba a Perón desconfiar de los alcahuetes y gentes de confianza que lo rodeaban. ¿Cuántos de ellos, que parecían kirchneristas “de paladar negro”, no se pasaron al bando contrario ni bien CFK dejó de ser presidenta? ¿Qué lecciones deben extraerse de ello?
Para concluir, sólo con el “vamos a volver” no va a ser suficiente para seducir a esos contingentes sociales agredidos y ofendidos por el macrismo pero atrapados por los traicioneros efluvios de un relato científicamente concebido para desmovilizar y estimular la pasividad y la resignación. Esto es así porque la campaña propagandística del macrismo ha sido muy efectiva y, además, porque las asignaturas pendientes luego de doce años de gobierno kirchnerista son inocultables. Se hizo mucho y bien, pero no lo suficiente; y muchas cosas se hicieron mal y otras ni siquiera se hicieron (por ejemplo: una reforma tributaria, o la nacionalización del comercio exterior). Y, lo que se hizo bien se comunicó mal. Ensimismado en la engañosa seguridad de su indisputada hegemonía el gobierno perdió capacidad de leer lo que estaba ocurriendo en la sociedad, y especialmente lo que le estaba sucediendo a las propias bases sociales del electorado kirchnerista. Tampoco supo entender sus nuevas demandas económicas y sociales y tomar conciencia del vertiginoso cambio cultural que tornaba a las clases y capas populares impermeables a la interpelación del progresismo y críticas de las políticas asistencialistas del gobierno. Fenómeno epocal, no exclusivo de la Argentina. En Bolivia, Ecuador y Venezuela ha ocurrido lo mismo, si bien no tan intensamente como entre nosotros.
Será preciso elaborar un programa político que sistematice las propuestas de transformación social que llevará a cabo la nueva coalición política. Un programa de “desmercantilización” de la salud, la educación y la seguridad social, convertidas por el actual gobierno en infames mercancías cuando en realidad son derechos humanos. Un programa de recuperación de la democracia en el espacio público, hoy férreamente controlada por la oligarquía mediática. De preservación de los bienes comunes; de efectiva reforma del estado, para que pueda regular al mercado y no al revés, como ocurre en estos días. En suma, a partir de esta nueva construcción política realizar efectivamente un tránsito desde el gobierno al poder y, de ese modo, elevar el bienestar material y espiritual de millones de argentinas y argentinos. Un programa, en suma, que sea totalmente ajeno al eclecticismo de la “tercera posición” o la ilusión de un “capitalismo serio”. Un programa, en suma, tendencialmente orientado hacia el socialismo.
Estamos en vísperas de un nuevo comienzo, desde el llano, con aliados titubeantes, o desconfiados, y enemigos envalentonados. Será una marcha cuesta arriba y difícil, pero si tenemos el rumbo claro y la organización adecuada, podríamos evitar lo peor en el 2019. Es más, diría que si actuamos con inteligencia y sin desmayos podríamos revertir el revés del 2015. Para ello será preciso creer en nuestras propias fuerzas y contar con un programa político de avanzada: antioligárquico, anticapitalista y antiimperialista. No hay que olvidar que el gobierno de Macri se enfrenta a un complejo panorama económico que sin un desenlace catastrófico a la vista; es decir, sin un 2001 en el horizonte, igual será muy duro para la gestión. La crisis general del capitalismo y el descrédito del neoliberalismo global, ahora condenado por el amo imperial, serán fuente de innumerables obstáculos para el éxito del proyecto de Cambiemos. Pero dejemos que nuestros enemigos hagan lo suyo, y no soñemos que van a trabajar para nuestra victoria. Somos nosotros quienes debemos aprestarnos adecuadamente para la batalla, y no esperar que ellos se equivoquen o caer nuevamente en el error de subestimar su vocación de dominio. El clima cultural los favorece, pero eso puede cambiar si se actúa con decisión y de cara a la verdad. El programa macrista acarreará enormes sufrimientos a nuestro pueblo. Debemos ser capaces de mostrar que hay otro camino, que otro mundo es posible, y que la nueva construcción política en ciernes podrá ser el instrumento idóneo para construir esa alternativa, superadora de las inexorables lacras del capitalismo en cualquiera de sus versiones.
Medidas judiciales y versiones mediáticas sobre el dinero que no está
El agujero negro de la causa de los cuadernos
Ante la ausencia del supuesto botín, el Ejecutivo ofreció una recompensa y la Justicia llevó a declarar al financista Ernesto Clarens y al ex funcionario José López. También reaparecieron las historias sobre bóvedas y paredes huecas, aun en domicilios varias veces allanados.
En los allanamientos a los departamentos del primero y cuarto piso del edificio donde vive CFK no se encontró nada, ni aun en la supuesta pared hueca.Imagen: NA
El juez y el fiscal de la causa de las fotocopias de los cuadernos saben que la pesquisa tiene un agujero inmenso: si hubo centenares de millones de dólares en supuestas coimas, en algún lugar tienen que estar. Sin el hallazgo del botín, el caso queda débil: se dirá que le encontraron plata a los Macri y no a los Kirchner. También la Casa Rosada sabe de esa orfandad probatoria. De manera que todos se han lanzado en una misma dirección. Por eso, el Poder Ejecutivo ofreció una recompensa; llevaron a declarar al financista Ernesto Clarens y al ex secretario de Obras Públicas José López; y, lo más curioso, vuelven con las viejas historias de que hay bóvedas –aun en domicilios que fueron allanados más de una vez–; paredes huecas e incluso que las coimas están en las inversiones con que los Kirchner hicieron dos hoteles en El Calafate. Aunque parezca increíble, esto último fue investigado en ocho (8) causas distintas en que las pesquisas chocaron con lo que alega la familia y su abogado, Carlos Beraldi: nunca se compró nada en efectivo; todo estuvo bancarizado, las adquisiciones se hicieron con dinero salido de ventas de departamentos o extraída de plazos fijos bancarios. Durante la semana habrá intensa actividad en la causa: es la forma que encontraron para tratar de tapar tarifazos, caída del salario real, despidos, hecatombe en las jubilaciones.
Ocho
Parece una comedia, pero no lo es. La especulación que vincula las coimas con la compra de hoteles –Alto Calafate y Los Sauces– sería investigada por octava vez si Claudio Bonadio y Carlos Stornelli deciden ir por ese camino. Lo mismo sucede con las bóvedas.
Sobre estas cosas se investigó en tres oportunidades en causas por enriquecimiento ilícito de los Kirchner (Julián Ercolini, Rodolfo Canicoba Corral, Norberto Oyarbide), en el expediente iniciado por denuncia de asociación ilícita de Elisa Carrió (Ercolini); en la causa sobre irregularidades en la obra pública (Ercolini); en la causa Hotesur (Ercolini); en la causa Los Sauces (Bonadio) y ahora en las fotocopias de los cuadernos (Bonadio).
Siempre el objeto procesal fue el mismo: si los hoteles se compraron con dinero negro; si en los bienes de los Kirchner había fondos injustificados, si los alquileres eran ficticios y otras hipótesis semejantes. La familia Kirchner sostuvo desde siempre que los hoteles se compraron con la venta de más de 20 departamentos y terrenos, gran parte adquiridos en la década de los 80 y con fondos de plazos fijos que siempre estuvieron bancarizados y en la Argentina. El tema fue investigado en las siete causas ya detalladas, hubo pericias hasta de los profesionales de la Corte Suprema, y al menos por ahora no aparecieron alquileres injustificados o dinero que no haya salido de ventas de otros inmuebles o plazos fijos.
También parece claro que las cifras en hoteles no tienen proporción alguna con la obra pública. La inversión en obra pública de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner fue de más de 100 mil millones de dólares. Se habla de montos de coimas siderales, 10 mil millones de dólares si fuera el 10 por ciento de la obra pública; o 160 millones de dólares los que dice que llevó el chofer Centeno o 60 millones de dólares que según Claudio Uberti había en el departamento de la calle Uruguay el día que murió el ex presidente. Eso sí, Uberti dice que no los vio, sino que le contaron.
Ni los hoteles ni los departamentos alcanzan remotamente el 0,0003 por ciento de la obra pública.
Lázaro
Un dato curioso es que en todas las anteriores oportunidades, la acusación era que la plata de los hoteles provenía de acuerdos y contratos con Lázaro Báez. Por ejemplo, el convenio por el alquiler del hotel Alto Calafate o la construcción de viviendas y oficinas en terrenos que compartían Néstor Kirchner y Lázaro Báez.
La causa actual está basada en las fotocopias de los cuadernos y resulta que en ninguna de las páginas de los Gloria aparece el nombre de Lázaro Báez. O sea que a lo largo de siete causas judiciales imputaron a Cristina por tener los hoteles gracias a supuestas irregularidades con Lázaro Báez y ahora la acusan, sobre la base de los mismos bienes, de que obtuvo los fondos a través de coimas en las que no tiene nada que ver el constructor santacruceño.
Tendrán que afinar la puntería.
Bóvedas
Durante la última semana se volvió sobre el famoso tema de las bóvedas. Se buscó en los departamentos del primero y cuarto piso del edificio donde vive Cristina. A través de un scanner se detectó una pared ahuecada y, como adelantó PáginaI12, se derribó la pared sin que aparezca nada. El resultado del procedimiento fue que se llevaron secuestradas las boletas de luz y gas que había tiradas por debajo de la puerta. Sin embargo, no se privaron de titular “el misterio de la pared hueca”.
Más llamativas fueron las imágenes tomadas en la inmobiliaria de Máximo Kirchner, en Río Gallegos. No requirió demasiada producción. El inmueble, vacío, está en manos de una interventora designada por Claudio Bonadio, de manera que no hubo problemas en abrirles las puertas a las cámaras amigas. Por supuesto dejaron flotando la idea de que ahí pudo haber dinero escondido.
Lo notorio es que el mismo magistrado allanó el estudio en dos oportunidades, cuando Máximo y Osvaldo Sanfelice tenían la inmobiliaria activa. Un allanamiento fue en la causa Hotesur. El otro, en la causa Los Sauces. Nunca se encontraron ni fondos ni ningún otro elemento, pero ahora lo presentan con el halo de misterio y sospecha que el momento requiere.
Recompensa
El Poder Ejecutivo no quiso quedar ajeno al show y recibió centenares de llamadas por la recompensa que ofreció a cambio de información sobre dinero oculto. Habrá que ver si de ahí surge alguna pista. Nunca se puede descartar y corresponde que se investigue todo.
Lo que queda claro es que la Casa Rosada no pagó recompensas por el descubrimiento de sociedades y cuentas ocultas que aparecieron en los Panamá Papers o en los Paradise Papers y, para colmo, se permitió el blanqueo de groseras cifras a la familia Macri, pese a que la ley lo impedía. Las recompensas exhiben que el marco es la persecución, no encontrar la verdad.
En la entrevista concedida a la CNN a raíz de la causa de los cuadernos, el Presidente se presentó casi como ajeno a la investigación. La realidad es que Uberti dijo que cobraba coimas de los concesionarios de autopistas hasta 2007 y Carlos Wagner confesó que arreglaban las licitaciones de la obra pública desde 2004. En ambos casos, Mauricio Macri era propietario y ejecutivo de las empresas involucradas en ambos –supuestos– ilícitos.
Movidas
En los próximos días seguirá intensa la actividad en la fiscalía y el juzgado. La declaración del financista Ernesto Clarens abrió expectativas porque está en línea con la búsqueda del dinero. Habrá que ver finalmente qué aporta.
Por el lado de José López, quien se “arrepintió” el viernes, hay muchas dudas sobre qué puede aportar. Su credibilidad es casi inexistente: declaró en el juicio que se le sigue por enriquecimiento ilícito que los 9 millones de dólares que tiró en el convento no eran suyos “sino de la política”. Y a continuación se despachó con un relato totalmente contradictorio con las pruebas existentes en el expediente. Los rumores son que López declaró contra gobernadores e intendentes, algo que le podría servir a la Casa Rosada para apretar a los supuestos sospechosos en aras de lograr un acuerdo para que se banquen la quita del Fondo Sojero. El expediente parece que tiene más de un uso político.
El otro testigo estrella que volvería a declarar es Claudio Uberti. Lo exige la fiscalía, según parece. La confesión del ex funcionario fue grotesca. En un primer tramo dijo que les cobró coimas a los concesionarios, pero con una muy débil imputación contra Cristina. Se ve que le dijeron que necesitaban más, por lo que retomó la declaración y contó aquello de los 60 millones de dólares que no vio pero que le contaron que había en el departamento de la calle Uruguay. Todo indica que Uberti está listo para decir lo que se necesite. El tema es que habrá que probarlo.
Se supone que durante esta semana tendrán mucho movimiento los integrantes de la Cámara Federal, Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun. Tendrán que resolver todos los planteos existentes, entre ellos las apelaciones de Cristina porque el fiscal y el juez se quedaron con la causa de manera irregular y porque lo mismo –asociación ilícita por obra pública– lo está investigando otro juez, Ercolini. No hay un solo jurista en toda la Argentina que haya convalidado la forma en la que se está llevando adelante la causa judicial hasta el momento, pero habrá que ver si la Cámara intenta ponerle algo de higiene a lo hecho por la coalición política–judicial–mediática en el expediente.
Por ultimo, está claro que continuará el desfile de empresarios. A cambio de zafar del calabozo, confiesan lo que se les pide. Eso sí, hasta el momento, ni uno sólo ha mencionado la posibilidad de devolver dinero del supuesto desfalco al que ellos mismos aluden. En Brasil, Odebrecht, Camargo Correa, el frigorífico JBS, el astillero Keppel Fels y otras empresas tuvieron que pagar centenares de millones de dólares por licitaciones amañadas. En la Argentina, Carlos Wagner dijo que arreglaban las licitaciones en la Cámara de la Construcción, incluso fijando ganadores y precios de manera clandestina. Nadie le preguntó en qué licitaciones, cuánto fue el desfalco y en cuánto estafaron al Estado. En el listado de Wagner figura obviamente Iecsa, la empresa que en esa época era de los Macri y luego dicen que se la vendieron al primo Angelo Calcaterra. Da la impresión de que sólo se van a investigar las coimas que habrían pagado y no al club de la obra pública y sus desfalcos. Por supuesto que Wagner, Angelo y compañía duermen en casa
Con un discurso, solo un discurso, mostró la superioridad política y moral que el momento le reclamaba. El país se encamina al cegamiento de sus fuentes de justicia, se deterioran las nociones básicas del derecho, se impone el “Bonadio-prinzip”. Decisiones arbitrarias emanadas del propio Poder Judicial, en complicidad con sus dobles fantasmáticas –los grandes medios de comunicación–, están desfachatadamente entregadas a la irresponsable tarea de demoler los cimientos de la República por la que tantas veces dijeron que se empeñaban. ¡Al punto de que la habían convertido en una tierna muñequita! Lo que menos puede decirse ahora es que están teniendo muñeca para demoler el andamiaje restante de un país democrático y autosustentado. Están en peligro las fuentes primordiales del soporte convivencial de la Argentina. Este mismo nombre está en riesgo, porque ya no es pleno, es apenas lo que queda, un resto de dignidad de la que aun podemos agarrarnos. Cuando los cuerpos son golpeados, todavía subsiste la palabra, que suele entonces adquirir los matices de un llamado, tanto más efectivo porque agónico.
Un discurso, el de Cristina, puso de relieve ese abismo ante el que estamos. Ante un Senado cabizbajo, en muchos casos, y en otros, jactancioso de sus culpas y cobardías. Como en los grandes momentos de peligro (de las libertades, de los correctos procedimientos de la Justicia, de las medidas económicas que no sean el compendio del favoritismo hacia los poderosos de siempre) hubo entonces un discurso. Una recusación al presente, un develamiento de las fuerzas oprobiosas que gobiernan, un examen irónico y efectivo del modo en que se componen imágenes, o se dejan aflorar chorreras de fraseologías de calculada violencia. Era necesario, porque en una situación de cierre de la racionalidad democrática, sustituida por el denuesto y la promoción de personajes que condensan con sus flanes caseros el odio prefabricado en los suburbios más oscuros de la conciencia, alguien tenía que hablar.
En otros momentos de la historia de este desdichado país, lo hicieron un Lisandro de la Torre, un Moisés Lebensohn, un Leandro Alem, un Palacios, un del Valle Ibarlucea o, permítanme recordarlo, un Cooke. No importan las diferencias de tiempo, estilo o ideología. Importa que aun contamos con voces que heredan otras voces, que en una situación de adversidad, no se han dejado humillar. La humillación está basada en un ataque enfundado en el celofán de las pseudonormas, pero preparadas para la ocasión, donde el blanco es una vida, el propósito es desmontar con vituperios sistemáticos una biografía y agitar las supuestas bagatelas de una militancia que todavía resiste. Y más allá de eso, descascarar con el oxímoron de una venganza judicial, el despliegue complejo de una historia, y desviarla como las grandes tecnologías tuercen el curso de los grandes ríos.
El discurso puede ser visto, a veces, como un efluvio de palabras que no tienen la fuerza de un procedimiento sobre la maciza y dura piedra de lo real. Pero no es así. Un discurso sostenido en el espeso enrejado de la historia, un discurso ante el mismo abismo, un discurso con un hilo interno de tragedia, un discurso que aún así no pierde la áspera dignidad del sarcasmo, un discurso dicho ante varias caricaturas sombrías que se mueven nerviosas en sus sillones, ante los perros olfateadores, ante las comisiones policiales de criminalística –son los nuevos filósofos del Régimen, como decía Yrigoyen–, un discurso como el que escuchamos de la ex presidenta –y lo digo aun para los que en el pasado o en este arduo presente puedan no estar de acuerdo con ella– es la piedra de toque de una indispensable recomposición política in extremis. Lo que nos permita salir del turbio compromiso con las caligrafías surgidas de dudosos submundos, encuadernados de rabias de clase. Los planificadores de la infamia abandonaron la macroeconomía. Total, ya entregaron diques, satélites y territorios. Hurgan ahora dormitorios y living-comedores. Piensan desde actos de judicialización a hierro y fuego. Pero leen revistas de decoración del hogar. A ver, debajo de la cama, a ver, estos cajoncitos del baño. La imagen de un shampoo en todos los televisores a las 7 de la tarde puede servir. ¿No ven que chorrea corrupción?
1. Se me impidió controlar, como abogado defensor y como única persona que se encontraba en el domicilio, el allanamiento que se llevó a cabo en el inmueble de la calle Uruguay, violándose expresamente las disposiciones constitucionales, la ley dictada en consecuencia y lo que el Senado de la Nación dispuso en particular para este allanamiento. Todas estas ilegalidades ya fueron denunciadas ante la justicia penal competente, el Consejo de la Magistratura, el Colegio de Abogados y será puntualizada a cada uno de los jefes de bloque del Senado de la Nación.
2. El allanamiento en la propiedad de El Calafate fue extendido en el tiempo de manera ilegal y deliberada con el inequívoco propósito de seguir generando estrépito y material para las tapas de diario del fin de semana.
3. Se filtró a la prensa, como es costumbre, datos absolutamente falsos: en ninguno de los domicilios hay bóvedas ni documentos u objetos que puedan tener una procedencia ilícita.
4. Las cosas que Bonadío ordenó secuestrar, no sólo no guardan relación con el objeto de la causa, sino que además, son efectos que integran el ajuar del hogar, cuya incautación no tiene otro propósito que generar daño y humillación. Pero además y como muestra de la persecución política de la que mi defendida es objeto, se apoderaron de documentación que guarda relación directa con el cargo de Senadora de la Nación que le fuera conferido por el voto popular de millones de argentinos en la provincia de Buenos Aires. Ni siquiera se salvó el único auto que mi representada tiene: una camioneta Honda del año 2009.
5. En el caso puntual de El Calafate, no se está preservando la cadena de custodia de las cosas que están siendo requisadas durante el allanamiento. El procedimiento comienza y termina cuando se le ocurre al juez. En cada interrupción, el domicilio queda bajo la disposición discrecional de la fuerza policial destacada por el magistrado, sin que se pueda tener supervisión alguna sobre ellos. Concretamente: durante toda la noche no sabemos quién entra o sale de la casa y, mucho menos, si se planta cualquier tipo de prueba falsa.
6. Además, un hecho de extraordinaria gravedad acaba de ocurrir en el domicilio de la calle Uruguay. Quien se dedica habitualmente de las tareas del hogar en ese domicilio, ingresó al mismo el día sábado 25 de agosto de 2018 por primera vez después que se practicara el allanamiento. Dado que el trabajo de limpieza requería una mayor profundidad, le solicitó a dos miembros de su familia que la ayudaran. Una vez en el interior del departamento, cuando estaban ordenando la ropa y limpiando los estantes en el vestidor del dormitorio de mi representada, sintieron mareos, fuerte picazón en la garganta y los ojos y dificultades para respirar. Como tales síntomas persistieron durante el resto del día, el domingo 26 de agosto próximo pasado concurrieron a la guardia del Hospital de Clínicas. Luego de efectuarse los controles médicos de rigor, se constató que las dolencias padecidas tienen como origen un tóxico de contacto, recomendándose evitar, por todos los medios, una nueva re exposición al mismo ambiente. Por esa razón mi representada decidió no regresar a ese departamento hasta tanto no se tenga una certera evaluación sobre el lugar y las cosas que fueron objeto de manipulación durante el allanamiento.
7. Finalmente, poniendo en evidencia la actuación coordinada de distintas instancias judiciales, el día viernes a la noche el Centro de Información Judicial (CIJ) que depende directamente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, publicó un insólito informe en el que Bonadío anticipa la decisión que adoptará respecto de mi defendida, prejuzgando sobre su supuesto carácter de jefa de una asociación ilícita. Es decir que sería la cuarta asociación ilícita de la cual mi representada resultaría ser siempre la jefa.
8. Este nuevo capítulo, que se suma a la saga de dos años y medio de hostigamientos y persecuciones hacia la Dra. Fernández de Kirchner, en las que ni siquiera se han privado de escuchar y difundir sus conversaciones privadas, seguir sus movimientos utilizando personal de inteligencia del Estado e involucrar a los miembros de su familia en las distintas asociaciones ilícitas, constituye una etapa institucional que nos lleva a una sociedad pre democrática, en la que los derechos y garantías ciudadanos, al menos de los opositores al gobierno actual, son directamente eliminados.
BUENOS AIRES (Sputnik) — La expresidenta y senadora argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) acusó al juez federal Claudio Bonadío y al fiscal Carlos Stornelli de emprender "verdaderas actividades delictivas" con el supuesto invento de pruebas en su contra al declarar como indagada en los tribunales federales de Buenos Aires.
Bonadío y Stornelli llevan adelante "verdaderas actividades delicticas", acusó la exmandataria en el escrito que presentó para las ocho declaraciones indagatorias que tuvo durante la jornada.
La legisladora afirmó que su procesamiento "ya está definido", y rechazó las acusaciones que pesan sobre ella en cada una de las ocho causas judiciales por las que fue llamada a declarar en un hecho inédito en los tribunales de la capital argentina.
"Han quedado en evidencia las gravísimas irregularidades —por no decir verdaderas actividades delictivas- que fueron llevadas a cabo por el juez y por el fiscal para tratar de inventar pruebas en mi contra", afirmó la senadora en su descargo, que ella misma hizo público.
Fernández de Kirchner se refirió en especial a la causa "de los cuadernos" que la acusa de liderar una asociación ilícita encargada de crear una red de sobornos entre el Estado y las principales empresas del país y la tildó de "bochornosa y escandalosa".
Las personas que fueron detenidas en este caso fueron presionadas y obligadas "a recitar un libreto que ya estaba armado, esto es: que los anteriores gobiernos constituían una 'asociación ilícita', remarcó.
La expresidenta aludió también al falso abogado Marcelo D´Alessio, procesado con prisión preventiva y detenido por haber cobrado una coima a un empresario, Pedro Etchebest, invocando el nombre del fiscal Stornelli.
"Tanta ha sido la impudicia de semejante proceder que estos operadores judiciales quedaron atrapados en su propia torpeza", señaló.
La legisladora se refirió además a uno de los expedientes judiciales que investiga la importación de gas licuado durante su Gobierno, causa en la que la Cámara de Apelaciones del fuero revocó todos los procesamientos dictados en el caso y dispuso la falta de mérito de todos los imputados "dado que la decisión de Bonadío, impulsada por Stornelli, se basaba en una pericia falsa".
"Sí, tal cual se lee: jueces y fiscales armando causas y metiendo gente con pericias falsas", indicó.
El próximo 21 de mayo se celebrará el primer juicio contra Fernández de Kirchner por presuntas irregularidades en la concesión de obra pública durante su gestión en la provincia de Santa Cruz (sur), de un total de cinco procesos en su contra que ya cerraron su etapa de instrucción.
Que se metan conmigo, pero no con ella": Cristina Kirchner pide que cesen los ataques contra su hija, que está en Cuba por una enfermedad
Publicado: 14 mar 2019 14:37 GMT
Aunque no tiene prohibición de salir del país, la expresidenta argentina notificó ante la Justicia que viajará a la isla durante siete días para visitar a Florencia.
Cristina Fernández de Kirchner junto a su hija, Florencia, el 10 de diciembre de 2011
Alejandro Pagni / AFP
La expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner compartió un emotivo video a través de sus redes sociales en el que se refiere a la situación de Florencia, su hija menor de 29 años, que actualmente padece una enfermedad que la obligó a quedarse en Cuba, a donde había viajado a hacer un curso de guión de cine.
En las imágenes, la dirigente política detalla que presentó un certificado sobre el estado de salud de la joven ante los tribunales federales de Comodoro Py, en Buenos Aires, donde se llevan adelante varias causas en su contra. Aunque no tiene prohibición de salir del país, Kirchner notificó ante la Justicia que viajará a la isla durante siete días para visitar a Florencia.
Según describe en el video, su hija padece desde hace tiempo "severos problemas de salud" producto de "la persecución feroz a la que fue sometida". Cabe recordar que los dos hijos de la exmandataria (Máximo, el mayor, es diputado nacional) están acusados en diversas causas, junto a su madre, por supuestamente integrar una "asociación ilícita".
, la senadora apunta que Florencia viajó a Cuba en diciembre para participar delFestival de Cine de La Habana, ya que fue guionista del documental 'El camino de Santiago' –sobre el caso de desaparición y muerte deSantiago Maldonado–, que ganó un premio. En la capital cubana, le diagnosticaron una enfermedad –sin detallar en el video cuál es– y que debía empezar un tratamiento. Sin embargo, regresó a la Argentina.
En febrero, Florencia volvió a Cuba para un curso de guión de cine, pero "no pudo siquiera iniciarlo porque cuando llegó, su estado de salud se había deteriorado sensiblemente", expresa la política. Fue así que el 7 de marzo le prohibieron viajar en avión.
Finalmente, la dirigente dice que solicitó ante el Poder Judicial "la reserva que el caso amerita" y, aún así, la información fue filtrada. En ese sentido, remarcó que ella puede tolerar ese tipo de ataques porque fue dos veces presidenta y eligió "la militancia política por formación y convicción". Pero su hija, relata, "eligió otra vida: el arte y la militancia feminista".
"Les pido a los que nos odian o que nos ven como enemigos que por favor se metan conmigo, pero no con ella", concluye.
Cristina Fernández está imputada por diversas causas, algunas incluso llegarán pronto a juicio oral. La mayoría se inscriben dentro de la figura de "asociación ilícita" y la acusan por presuntos hechos de corrupción durante sus dos presidencias.
Florencia, particularmente, está involucrada en la investigación denominada Hotesur, con su madre y su hermano. Los tres están acusados por "asociación ilícita y lavado de dinero" junto al empresario Lázaro Báez.
Según el expediente judicial, Báez habría comprado propiedades de la familia Kirchner con recursos que recibió por contratos de obra pública. Con esos ingresos, se compraron hoteles en los que luego el empresario pagó por habitaciones para lavar dinero.
La exmandataria ha denunciado en repetidas ocasiones que estas acusaciones son una persecución política en su contra.
Cristina Fernández de Kirchner, por mi propio derecho, en el marco de las causas Nº 9.608/2018, 3.710/2014, 10.456/2014, 13.816/2018, 13.820/2018, 18.590/2018, 15.386/2018 y 18.704/2018, todas del registro del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 11, manteniendo el domicilio constituido en autos, digo:
1. En el día de la fecha he sido convocada a prestar declaraciones indagatorias múltiples y simultáneas, en ocho supuestas investigaciones judiciales. Así, y en una suerte de función de cine continuado, se pretende hacerme responsable, una vez más, de la misma presunta asociación ilícita por la cual ya estoy siendo investigada ante otro Juzgado de este fuero y ante dos Tribunales Orales.
Indudablemente, se trata de un hecho inédito en los anales de la jurisprudencia, que puede comprenderse en el marco de una persecución y ensañamiento al que sólo se atrevieron gobiernos totalitarios en tiempos en que el Estado de Derecho se encontraba suspendido. Aunque debo reconocer que en términos cinematográficos, esta película merecería recibir un Oscar por su originalidad.
2. Básicamente, esta nueva movida judicial tiene su origen en la a esta altura escandalosa y bochornosa “causa de las fotocopias”, cuyos antecedentes pueden ser resumidos de la siguiente manera:
a. El expediente se inició en base a simples fotocopias de unos supuestos cuadernos que nunca se vieron y que finalmente dijeron que habían sido “quemados en la parrilla de un patio”. Literal. Concretamente, según la versión oficial, un ex miembro de las fuerzas de seguridad y confeso antikirchnerista se habría apropiado de manera ilegal de estos supuestos cuadernos para entregárselos a un periodista que, dijo, le inspiraba confianza.
b. El periodista elegido fue Diego Cabot del diario La Nación -ambos, periodista y diario, furibundos antikirchneristassimpatizantes del gobierno de Cambiemos-, quien le llevó su supuesta investigación al fiscal Stornelli -acusado de extorsionar empresarios e imputados en esta misma causa-. Este cuestionado fiscal, violando todas las reglas vigentes en materia de competencia, decidió formar actuaciones complementarias y entregárselas al juez Bonadío, dando lugar a un caso obsceno de fórum shopping.
c. A partir de simples fotocopias, el juez ordenó la detención de decenas de personas con el indisimulable propósito de presionarlas y obligarlas a recitar un libreto que ya estaba armado, esto es: que los anteriores gobiernos constituían una “asociación ilícita”. La suerte de quienes no se adhirieran a semejante maniobra fue graficada por Stornelli con la ya famosa frase “no habrá sortijas para todos”, palabras que seguramente pasarán a la historia como muestra del descaro con el que se ha procedido en el expediente.
Eso sí, a los familiares más cercanos del Presidente de la Nación no les fue necesario retirar sus sortijas en la Fiscalía de Stornelli, ya que éste se las llevó personalmente a la Quinta Presidencial de Olivos. Como era obligatorio, mi defensa reclamó que se llevaran a cabo medidas probatorias para acreditar este vergonzoso episodio que fuera ampliamente difundido por los mismos medios de comunicación afines al gobierno, pero el juez no hizo lugar a tal petición, bajo el siempre útil latiguillo de que la misma no era pertinente.
d. No obstante lo dispuesto de manera expresa en el art. 6 de la “Ley del arrepentido” (Ley Nº 27.304), el fiscal deliberadamente omitió registrar por medios audiovisuales las declaraciones de los presuntos arrepentidos.
Hoy, y a la luz de los testimonios, declaraciones, grabaciones y otras pruebas que han surgido sobre la operatoria del Juzgado y la Fiscalía a cargo de Bonadío y Stornelli, respectivamente, está más que claro que se procedió de esta manera para que no quedaran huellas de cómo estas personas fueron extorsionadas y sus manifestaciones tergiversadas y/o armadas, claro está, siempre en mi contra.
Sobre esta capital cuestión, que no es una mera elucubración de mi parte, pues encuentra sustento en declaraciones públicas formuladas por periodistas que jamás han tenido simpatía con mis posiciones políticas, tanto el juez como la Cámara de Apelaciones rechazaron todas las medidas de prueba reclamadas, pese a los reiterados pedidos que fueron efectuados.
Es más, en otra demostración de cómo se oculta la verdad y hasta qué niveles han llegado los abusos de poder, el titular de este Juzgado formuló una denuncia en contra de quienes hicieron públicas las prácticas deleznables que se vienen cometiendo en la “causa de las fotocopias”; ello, con el pícaro propósito de bloquear la posibilidad de que los denunciados fueran citados como testigos. Llamativamente -o ya no tanto-, la denuncia de Bonadío recayó en el Juzgado de Ercolini, cuya funcionalidad para atender este tipo de emergencias se ha tornado una práctica bastante conocida.
Pero si alguna duda cupiere sobre la manipulación de las declaraciones de los arrepentidos, basta con recordar que el propio Stornelli, en una de sus habituales giras por las pantallas de la prensa oficialista más recalcitrante, reconoció que omitía consignar fielmente en las actas todo lo que, supuestamente, le decían estas personas sometidas al régimen del “imputado colaborador”.
e. En el marco de procedimientos espectaculares con los que se captó la atención pública durante varios días, mis domicilios de la ciudad de Buenos Aires, Río Gallegos y El Calafate fueron allanados, con el augurio de que serían encontradas bóvedas, compartimientos secretos y varios millones de dólares que habrían transitado a través de los circuitos de la corrupción.
Nada de ello ocurrió.
Sin embargo, para que la decepción fuera disimulada, Bonadío ordenó el secuestro de un montón de elementos que nada tienen que ver con el proceso, haciendo caso omiso a las instrucciones impartidas por el Senado de la Nación cuando, incluso con mi voto afirmativo, autorizó la medida.
Ni siquiera se salvaron los atributos presidenciales que Néstor Kirchner y la suscripta recibiéramos al haber sido elegidos democráticamente como titulares del Poder Ejecutivo de la Nación.
f. En este contexto, pese a que no existía prueba alguna en mi contra y sin posibilidad de ejercer mínimamente el derecho de defensa en juicio, fui procesada, naturalmente, por el delito de asociación ilícita, al que se le sumaron, como dijo Bonadío “más o menos así” otros supuestos delitos.
Tal resolución fue confirmada por la Sala I de la Cámara de Apelaciones, integrada por jueces que también fueron colocados a dedo por el gobierno de turno, quienes cumplieron al pie de la letra las instrucciones que, según lo informó la prensa, les fueron impartidas desde la mesa judicial de la alianza gobernante: ratificaron que soy la jefa de la asociación ilícita, dejaron dentro de ella a un grupo de funcionarios y algunos empresarios y beneficiaron al resto de los hombres de negocios, quienes dieron a entender que fue nuestro gobierno el que les “enseñó a cartelizarse en la obra pública” y que pagaron sobornos por haber sido “víctimas” de coacción.
Dentro de esta última particular especie se encuentran familiares directos del Presidente de la Nación y varios importantes empresarios afines.
3. Como la “causa de las fotocopias”, en forma paulatina, fue perdiendo el impacto que se esperaba ante la opinión pública, se recurrió a tres nuevos inventos, a saber:
a. A partir de la “causa de las fotocopias” se abrieron otras líneas de supuestas investigaciones para formar nuevas causas que el Juzgado retuvo para sí, violando otra vez y de manera descarada las reglas de competencia.
b. En otros casos, pretendiendo aparentar alguna prolijidad, extrajeron testimonios de esa misma causa para que se investigaran otros supuestos delitos por ante el Juzgado que resultara sorteado. ¿Y qué pasó aquí?: que el Juzgado sorteado fue el de Bonadío.
c. Finalmenteecharon mano de supuestas pruebas que aparecieron de manera “espontánea” en la Fiscalía de Stornelli que luego metieron en otros procesos, naturalmente en trámite ante el Juzgado de Bonadío, para construir artificiosamente una imputación en mi contra.
Así se pretendió dar contenido para que en ocho causas fuese citada a prestar declaración indagatoria en forma simultánea y continuada. Un verdadero mamarracho.
4. Ahora bien, desde un punto de vista procesal (aunque la aplicación de la ley a estos operadores judiciales, por lo visto, nada les interesa) resulta evidente que tales citaciones devienen nulas. Ello, no sólo porque se encuentran contaminadas por la invalidez del proceso de origen -la “causa de las fotocopias”-, sino porque en sí mismas carecen de todo sustento y de manera alguna justifican el estado de sospecha que requiere la ley adjetiva para proceder de tal manera (art. 294 del CPPN).
Concretamente, sacaron fotocopias de la causa de las fotocopias, recibieron declaración a curiosos personajes que se presentan “espontáneamente” en la fiscalía de Stornelli, solicitaron algunos papeles al Poder Ejecutivo de la Nación y con todo ello (es decir, nada) me convocaron a prestar declaración indagatoria en ocho causas distintas, sin explicar tan siquiera en una sola línea el motivo de estas citaciones.
Naturalmente, ejercer el derecho de defensa en juicio en estas condiciones resulta una utopía; mucho peor aún si, diga lo que diga, el dictado de un procesamiento en mi contra ya está definido.
5. De todas maneras, y a efectos de dejar debidamente asentadas las irregularidades que se siguen cometiendo, no es ocioso efectuar una breve referencia sobre cada uno de los procesos a los que debo comparecer en el día de la fecha. Ello, sin perjuicio de los planteos que mi defensa técnica habrá de efectuar oportunamente.
Veamos.
a.Causa Nº 9608/2018. En la “causa de las fotocopias” ya fui indagada en dos oportunidades, se dispuso mi procesamiento y prisión preventiva, se solicitó mi desafuero y se trabó un embargo millonario.
Sin perjuicio de ello, vuelvo a ser convocada en esta causa, por tercera vez, aparentemente para que se me impute el mismo delito imaginario de siempre (ser jefa de la asociación ilícita) o bien para que se sume a la acusación alguna nueva manifestación extraída a otro arrepentido.
Al respecto, me remito a todas las defensas que fueron oportunamente interpuestas, las cuales actualmente se encuentran a conocimiento de las instancias judiciales superiores.
b.Causa Nº 10.456/2014. Se trata del proceso públicamente conocido como “gas licuado”. Esta convocatoria no solo constituye un caso paradigmático de arbitrariedad, sino además deja al descubierto la forma en que se gestan estas causas pseudo-judiciales, a saber:
El 8 de marzo del año pasado la Cámara de Apelaciones del fuero revocó todos los procesamientos dictados en esta causa y dispuso la falta de mérito de todos los imputados, dado que la decisión de Bonadío, impulsada por Stornelli, se basaba en una pericia falsa. Sí, tal cual se lee: jueces y fiscales armando causas y metiendo gente presa con pericias falsas.
En tal ocasión se señaló lo siguiente:
“Contradicciones, olvidos, confusiones … Esos son los déficits del peritaje elaborado por quien debía ser un experto en la materia. Evidentemente tales conceptos están muy alejados de la demostración de pericia en su actuar.
Pero las críticas no se reducen a ellos. A la par existen otros más preocupantes que ya no revelan sólo yerros. Antes bien, hablan de falsedades.
Por un lado, varias defensas demostraron ante el Tribunal -luego de una minuciosa exploración del mundo virtual- que muchos de los pasajes del informe de David Cohen eran copia literal de diferentes documentos obtenidos de Internet y no me refiero con ello a sitios web de revistas especializadas que la comunidad científica consulta y que atesora con mezquindad. Me refiero a páginas de libre acceso y consulta, dirigidas al público en general, con el rigor académico que ello supone.
[…]
Sin embargo, la apelación a tal recurso no se detuvo allí. En lo que refiere al tema más delicado, ese cuyos resultados generaron la alarma del ministro Aranguren, el `perito` acudió a otra herramienta. Esta vez, una presentación de estudiantes universitarios chilenos.
[…]
La natural inferencia de todo lo señalado impone un nuevo orden en este ámbito, y con ello, un nuevo horizonte. El peritaje de Cohen, gravitante como era para formular el reproche dirigido a los imputados, en su caída derrumba con igual fuerza el escenario montado. Y esto no lo digo yo.
El mismo juez de grado en su pronunciamiento colocó en un sitio de privilegio dicho informe pericial, tornando al resto de las probanzas en meros satélites indiciarios de lo que sólo Cohen pudo fusionar. Y ya vimos en qué términos.
[…]
Es todo lo dicho hasta aquí lo que revela claramente que la imputación formulada contra las diversas personas procesadas en autos se edifica en pilares que carecen de la más mínima solidez.
[…]
La incógnita perdura y, por tanto, la necesidad de una investigación seria que le dé una respuesta. De ahí, que corresponda iniciar genuinamente esa tarea, que debe principiar, como es debido, mediante la confección de un peritaje comprometido con la búsqueda de la verdad”.
Pero las arbitrariedades no cesaron.
Pese a lo dispuesto por la Cámara y al resultado favorable que arrojó una nueva pericia que desmentía la imputación, la investigación del juez y del fiscal continuó por el camino de la falta de seriedad absoluta.
En efecto, el 5 de noviembre del año pasado se presentó “espontáneamente”en la Fiscalía de Stornelli el ahora no abogado y no experto en delitos complejos Marcelo D`Alessio. Todo desopilante.
Según consta en la declaración obrante en la causa, D`Alessio, quien bajo juramento declaró ser abogado, aportó documentos que supuestamente corroborarían el pago de sobreprecios en la importación de buques con gas licuado. Además, el falso abogado al que tanto crédito, por lo visto, le dieron Bonadío y Stornelli, lisa y llanamente me atribuyó haberme interesado en tal supuesto negocio, dando instrucciones para que el ENARSA aprobara unas pólizas de seguro que no habrían resultado convenientes en términos de costos y beneficios para dicha empresa.
El 12 de noviembre, Stornelli abrió una vez más su Fiscalía a D`Alessio, para que éste ampliara su declaración, aportara nuevos documentos y “ratificar todo el contenido vertido en la entrevista que tuv[o] con el periodista Daniel Santoro a efectos de brindar la información veraz contenida en lo que formó su libro `El Mecanismo`”. ¡Bingo! Stornelli con el falso abogado y el “periodista estrella” de Clarín, experto en “investigaciones.” A esta causa no le falta nada.
Con estas únicas nuevas “pruebas”, aportadas por un sujeto a quien ahora el fiscal califica de “enfermo psiquiátrico”, el juez volvió a convocar a prestar declaración indagatoria a las mismas veinticinco personas cuyos procesamientos habían sido revocados por la Cámara de Apelaciones y, además, me incluyó en la imputación. ¿Se entiende que Bonadío me está citando a indagatoria en base a los dichos de Marcelo D´Alessio? Sí, Bonadío utiliza la declaración de un personaje que fue filmado, grabado, fotografiado y “whatsappeado” con Stornelli, pidiendo coimas en la causa de las “fotocopias de los cuadernos”. Un escándalo nunca visto.
Ello así, pese a que nunca había sido mencionada en la causa antes de la declaración de D`Alessio y cuando claramente el hecho que se dice investigar resulta ajeno a las esferas de competencia de la Presidencia de la Nación.
Para que se entienda, luego de cinco años de trámite de esta causa, en la que se llevó a cabo una pericia falsa -valorada por el juez como si se tratara de una joya de la ciencia- y a partir de la declaración de quien ahora es calificado como “enfermo psiquiátrico”, debo afrontar un nuevo proceso penal, sin siquiera saber de qué se me está acusando.
En suma, como lo dije anteriormente, se trata de una convocatoria que carece de toda seriedad.
Sólo debo reiterar que el supuesto pago de sobreprecios en la importación de buques con GNL ya sufrió un severo traspié con la resolución adoptada por la Sala I de la Cámara de Apelaciones, cuando revocó los procesamientos que habían sido dictados; además, se trata de transacciones en las que no tuve ningún tipo de intervención, ya sea directa o indirecta, y no existe un solo elemento de prueba que me vincule tan siquiera remotamente con estos hechos.
c. Causa Nº 3.710/2014. Se trata de un sumario iniciado en el año 2014 a partir de una nota del periodista Diego Cabot -otra vez, ¿Otro Santoro?-, en la cual se afirmaba que varias empresas de colectivos habrían recibido subsidios millonarios de manera injustificada. Ello así, pues supuestamente presentaban declaraciones juradas en las que consignaban que recorrían una cantidad de kilómetros mayor a la real.
En esta causa Bonadío también había ordenado procesamientos a discreción, los cuales fueron revocados por la Cámara de Apelaciones en virtud de su orfandad probatoria. Sin embargo, la causa no se cerró y, como de costumbre, la seriedad de la investigación brilló por su ausencia.
Ahora bien, la excusa para convocarme a prestar declaración indagatoria en este proceso, en el cual tampoco había sido mencionada a lo largo de cinco años, consistió en afirmar que las pruebas reunidas en la “causa de las fotocopias” (nunca se dijo cuáles) serían “suficientes para configurar el estado de sospecha requerido por el art. 294 del CPPN”.
Es decir, a diferencia del caso anterior, aquí ni siquiera encontraron un D`Alessio que falsamente me imputara, sino que recurrieron al procedimiento antes mencionado de sacar fotocopias de la “causa de las fotocopias” y, sin mayores explicaciones, me vincularon con la causa.
Nuevamente, la falta de seriedad de todo este procedimiento salta a la vista.
Frente a esta nueva imputación falsa en mi contra, que además carece de los requisitos que exige la ley procesal, sólo corresponde señalar que no tengo relación alguna con las supuestas irregularidades que se investigan, cuya verificación resulta ajena, de manera manifiesta, a las competencias propias de la Presidencia de la Nación.
Es más, si nos atenemos a los dichos del denunciante, las supuestas irregularidades pudieron ser advertidas a partir de una medida que fue implementada por mi propio gobierno, esto es, la instauración del sistema SUBE en las distintas líneas de colectivo; esto es lo que habría permitido que se pudiera verificar que las declaraciones de las empresas en cuanto a kilómetros efectivamente recorridos no se habrían ajustado a la verdad. Como nota de color, cabe señalar que dicha medida, la implementación de la tarjeta SUBE, fue combatida mediáticamente por los grandes medios de comunicación, que habían instalado en la cabeza de la gente que con la tarjeta los íbamos a “vigilar”. ¡Increíble!
Nuevamente, y para que se entienda: se me convoca a prestar declaración indagatoria por supuestas irregularidades en las que obviamente no pude haber tenido intervención alguna y que solo habría sido posible descubrir en base a las medidas adoptadas por mi propio gobierno. Es más, soy jefa de una asociación ilícita que recauda dinero por subsidios a colectivos y yo misma dispongo una medida para que el supuesto delito quede en evidencia.
En pocas palabras, se trata de un verdadero disparate.
d. Causa Nº 13.820/2018. Este expediente se inició como un desprendimiento de la “causa de las fotocopias”; nunca fue enviado a la Oficina de Sorteos y se conformó a partir de copias de supuestas declaraciones de arrepentidos.
Su objeto sería investigar presuntos pagos ilegales efectuados por distintos empresarios ferroviarios, con el fin de mantener sus concesiones y obtener subsidios estatales.
Si nos atenemos a la manera en que han sido indagados varios de los imputados, el hecho es contado de la siguiente manera:
I.- Se conformó una asociación ilícita desde principios del año 2003 hasta noviembre del año 2015 cuya finalidad habría sido organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilegal, para enriquecerse y utilizar parte de esos fondos en la comisión de otros delitos.
II.- La asociación ilícita, como siempre, fue comandada por Néstor Kirchner y Cristina Elisabet Fernández.
III.- Concretamente, “en el área de transportes, durante el período comprendido entre el 1º de junio de 2003 y el 31 de mayo de 2012, los cobros eran recaudados por Ricardo Raúl Jaime y Juan Pablo Schiavi, en sus condiciones de Secretarios de Transporte; ambos dependientes del Ministro de Planificación Federal, Julio Miguel De Vido. En esta área, las personas a cargo de las empresas concesionarias de los ferrocarriles pagaban a los nombrados Jaime y Schiavi entre un 5% y un 30% de los subsidios entregados por el Estado Nacional”.
Así las cosas, saltan a la vista dos graves inconsecuencias, a saber:
a. Desde lo jurídico, vuelvo a ser indagada por la misma supuesta asociación ilícita por la que ya estoy procesada en la “causa de las fotocopias”, imputada en la denominada “causa madre” (Expte. Nº 15.734/2008) y acusada ante dos Tribunales Orales (causa Nº 3732/2016 –“Los Sauces”– y causa Nº 5048/2016 –“Obra Pública”-).
Nuevamente, vuelvo a superar el récord que registran los anales de la jurisprudencia en cuanto a violación de la garantía del ne bis in ídem: me persiguen por el mismo delito de asociación ilícita en tantos procesos que ya es imposible registrar una cuenta exacta.
b. Desde lo fáctico, a la luz de la imputación precedente, resulta inexplicable el recorte temporal que se invoca con relación a los pagos que habrían efectuado los concesionarios ferroviarios, los cuales, se afirma, habrían dejado de existir en el año 2012. ¿Está claro que fui presidenta hasta el año 2015, no?
Para que se entienda, si soy jefa de una asociación ilícita destinada a recaudar dinero durante un tiempo que coincide con mis dos períodos presidenciales, ¿cuál es la razón por la cual esta misma supuesta práctica dejó de llevarse a cabo con los mismos empresarios que mantuvieron sus concesiones incluso hasta la finalización de mis mandatos?
La inconsistencia del cargo, al igual como ocurre en el caso de los subsidios a los colectivos, me exime de mayores comentarios.
En suma, dado que la imputación, como siempre, es absolutamente difusa, ilógica y arbitraria, forzoso es concluir que jamás ordené ni recibí ningún pago ilegal por parte de los concesionarios ferroviarios, con quienes además tampoco mantuve ningún tipo de relación personal o funcional.
e.Causa Nº 13.816/2018. Se dan aquí las mismas irregularidades antes relatadas. Concretamente, se trata de otro desprendimiento de la “causa de las fotocopias”, no se realizó sorteo alguno para designar al juez que debía entender en el caso y el expediente se formó con copias de las supuestas confesiones de algunos arrepentidos, a la cual se agregaron, para juntar papeles, impresiones de actos de gobierno e informes irrelevantes referidos a más de cien empresas contratistas del Estado.
En este proceso se estarían investigando presuntos pagos ilegales efectuados por empresas vinculadas a la obra pública civil.
Aquí se me acusa, una vez más, de haber liderado una supuesta asociación ilícita y tampoco se precisa cuál habría sido mi participación en los cientos de presuntos actos delictivos a los que genéricamente se hace referencia en el expediente. Todo se resume al supuesto carácter de jefe de tal imaginaria asociación, de la que no existe por cierto evidencia alguna.
En estas condiciones, como ya lo advertí, desarrollar el derecho de defensa en juicio resulta imposible, debiendo limitarme naturalmente a señalar que se trata de una nueva imputación calumniosa en mi contra.
f.Causa Nº 18.590/2018. Al igual que los dos casos anteriores, se trata de otro expediente derivado de la “causa de las fotocopias”, en la cual se estarían investigado presuntos pagos ilegales efectuados por concesionarios viales.
Aunque parezca increíble -o ya no tanto-, el Juzgado volvió a sacar copias de supuestas confesiones de algunos arrepentidos para conformar una nueva causa, imprimió decretos y resoluciones administrativas, agregó informes insustanciales relativos a varias empresas y, sin más, ordenó mi convocatoria en los términos del art. 294 del CPPN, acusándome nuevamente de haber liderado la misma supuesta asociación ilícita.
En consecuencia, me remito a las consideraciones efectuadas en los casos anteriores, en cuanto a la negativa sobre los cargos que se formulan y sus manifiestas irregularidades e inconsistencias.
g.Causa Nº 15.386/2018. En el marco de uno de los allanamientos arbitrarios ordenados en la “causa de las fotocopias” se habrían secuestrado documentos históricos que según Bonadío “no podrían estar en manos de particulares”. Ello cual dio lugar a la formación de un nuevo expediente que fue enviado a la Oficina de Sorteos y, oh casualidad, recayó en el Juzgado de Bonadío.
Por medio de mi defensa recusé a Bonadío, dado que el juez no puede investigar los mismos hechos que él mismo denunció -la extracción de testimonios para investigar un nuevo hecho es una denuncia, en los términos del art. 177 del CPPN-, pero el planteo fue rechazado.
Lo insólito es que en el marco de otro de los expedientes que se vinculan con la “causa de las fotocopias” Bonadío ordenó extraer testimonios para investigar un presunto hecho delictivo atribuido al juez Luis Rodríguez y, una vez que el expediente recayó en su Juzgado, previo sorteo de ley, se excusó para entender en la causa, alegando que lo actuado previamente implicaba “una toma de posición respecto de los sucesos que impiden poder decidir que asuma la investigación con la objetividad que debería tenerse”.
Es decir, frente a dos situaciones idénticas, Bonadío retuvo para sí la investigación dirigida en mi contra -ordenando mi indagatoria- y se excusó para entender en la causa que tiene como imputado a uno de sus colegas de Comodoro Py.
Ahora bien, como había que generar una noticia de impacto (Cristina fue convocada a prestar declaración indagatoria en ocho causas), el juez ni siquiera aguardó a la finalización de los estudios periciales relativos a estos documentos y así, de un día para el otro, ordenó mi citación.
Esta séptima acusación resulta absolutamente falsa, a lo que se suma que el hecho que se me imputa ni siquiera constituye delito, pues jamás tuve dolosamente en mi poder documentos ajenos o que debieran ser resguardados por alguna autoridad competente.
h. Causa Nº 18.704/2018. Finalmente, fui convocada a prestar declaración indagatoria en esta octava causa, en la que se afirma que se utilizó la flota aérea presidencial de manera irregular, con el propósito de enviar diarios y una serie de muebles a la provincia de Santa Cruz.
Esta versión no es novedosa, ya que desde hace años, siempre los mismos denunciantes y siempre los mismos medios de comunicación, vienen repitiendo la misma versión que, incluso para algunos, adquirió el carácter de leyenda.
Al igual que el caso anterior, Bonadío interviene ilegítimamente en esta investigación, iniciada en base a supuestas pruebas recabadas en la “causa de las fotocopias” y, sin mayor trámite, dispuso mi citación en los términos del art. 294 del CPPN.
Como las ilegalidades nunca cesan, en este caso se impidió que mi defensa compulsara las actuaciones, intentando entorpecer, una vez más, el derecho que asiste a toda persona imputada en una causa penal.
Así las cosas, con relación a esta acusación debo enfatizar que jamás, ni Néstor Kirchner ni la suscripta, utilizamos los bienes del Estado en nuestro propio provecho o fuera de lo que importaba el cumplimiento de funciones oficiales. Quien afirme lo contrario indudablemente miente, y cuando las actuaciones lleguen a una instancia oral y pública, espero que ante Tribunales imparciales, ello quedará debidamente desvirtuado.
6. Recapitulando, el cuadro de situación es el siguiente:
a. Se han armado un montón de causas para poder citarme a prestar declaración indagatoria y luego procesarme, generando noticias de alto impacto mediático.
b. En ningún caso existen pruebas que me vinculen con los supuestos delitos que se dicen investigar y que, por ende, justifiquen el estado de sospecha que exige la ley procesal para llevar a cabo tales citaciones.
c. En la mayoría de los procesosvuelvo a ser indagada por ser la presunta jefa de una misma asociación ilícita que se habría dedicado a cometer delitos entre los años 2003 y 2015.
Lo cierto es que a lo largo de todo ese período solamente fui la titular, junto con Néstor Kirchner, de gobiernos elegidos democráticamente por el pueblo argentino en tres elecciones consecutivas, que tuvieron como principal objetivo otorgar derechos a los sectores más postergados de nuestra sociedad.
d. No obstante todas las arbitrariedades perpetradas por el juez y el fiscal, no consiguieron una sola prueba -porque no existe- que demuestre que recibí coimas por parte de contratistas del Estado o que cometí delitos en el ejercicio de la función pública.
e. Han quedado en evidencia las gravísimas irregularidades -por no decir verdaderas actividades delictivas- que fueron llevadas a cabo por el juez y por el fiscal para tratar de inventar pruebas en mi contra.
Tanta ha sido la impudicia de semejante proceder que estos operadores judiciales quedaron atrapados en su propia torpeza. La utilización como elemento de prueba de lo declarado por D`Alessio es una muestra irrefutable de los niveles de descomposición a los que se ha llegado.
En rigor de verdad, ello sólo es la punta del hilo que parece conectar a abogados, espías, periodistas, jueces, fiscales y defensores oficiales, cuya actuación descontrolada pone en serio riesgo no sólo el funcionamiento de la justicia, sino también la vigencia del sistema democrático. Finalmente, y a la luz de los hechos que son de público y notorio conocimiento, estaríamos ante verdaderas organizaciones delictivas que utilizan el poder de un sistema judicial con rémoras monárquicas que articulándose con lo mediático han convertido en un verdadero lodazal la actividad judicial. Todo ello, más temprano que tarde, deberá ser seriamente investigado por jueces y fiscales independientes, que cumplan con los deberes que les han sido confiados.
Tener presente lo expuesto y proveer de conformidad,
La Justicia argentina confirma el primer juicio oral contra Cristina Kirchner
Publicado: 23 abr 2019 02:15 GMT
La expresidenta deberá presentarse el 21 de mayo en los tribunales y tomar defensa ante aparentes causas de corrupción en la obra pública.
La ex presidenta Cristina Fernández abandona el edificio de Justicia Federal en Buenos Aires. 18 de septiembre de 2018.
Marcos Brindicci / Reuters
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La Justicia de Argentina resolvió el lunes que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner deberá presentarse el próximo 21 mayo ante los tribunales para afrontar el primer juicio oral en su contra y, de esta manera, defenderse de las acusaciones por presuntas irregularidades en la adjudicación de obra pública, mientras cumplía mandato en el Ejecutivo (2007-2015).
La fecha del juicio fue tomada por la Cámara Federal de Casación Penal de Argentina. De esta manera, será el primer juicio que tendrá a la exmandataria sentada en el banquillo de los acusados.
Además, fueron citados el empresario Lázaro Báez, detenido por ser el supuesto beneficiario de la obra pública vinculada al matrimonio Kirchner en la provincia de Santa Cruz; el ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; y el ex secretario de Obra Pública, José López, ambos también en prisión por causas similares.
La expresidenta viajó el sábado a Cuba a ver a su hija Florencia, quien se encuentra recibiendo un tratamiento post estrés en la isla y está procesada en las causas 'Los Sauces' y 'Hotesur'. Fernández de Kirchner tiene un permiso judicial hasta el 30 de abril para volver a Argentina