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General: FALANGE . EL FASCISMO EN ESPAÑA .
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 09/05/2019 11:44 |
Falange. El fascismo en España
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Introducción[editar]
En la década de los años 20 surgen en España las primeras llamadas a la ideología fascista y los primeros intentos de crear un partido fascista espejo del fascista italiano de Mussolini.a El fascismo en Europa estaba en ascenso tras la 1ª Guerra Mundial y la toma del poder de los bolcheviques en Rusia. El caldo de cultivo fue la desolación creada tras la guerra y el temor de las clases altas y parte de la burguesía a que la oleada socialista, con sus movimientos de masas, se expandiera en Europa. España venía del desastre del 98, con unas instituciones ineficaces y corruptas, con unos intelectuales desalentados, y unas clases altas convencidas de la incapacidad de esas instituciones para mantener sus privilegios y contener el descontento del proletariado. En este escenario, mirando a Roma y Mussolini, surgen los primeros intentos de crear un partido fascista en España, paralizados con la llegada de la dictadura de Miguel Primo de Rivera y reanudados con su declive al final de los años 20, alentados por el periodista y literato Ernesto Giménez Caballero y concretados en 1931 en las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista.
Todos estos intentos no lograban suscitar el interés más allá de la prensa conservadora y en sus filas no se encuadraban, en el mejor de los casos, más de unos centenares de militantes, caso de las JONS. A principios de 1933, con Mussolini en el poder y en Alemania el partido nazi en plena ascensión, desde los círculos conservadores se acrecientan los deseos de la existencia de un partido fascista en España, achacando el fracaso de los anteriores intentos a la falta de un líder carismático.1 A principios de 1933 se crea la revista fascio para dar cobertura a un nuevo intento, esta vez, en busca del líder carismático a imitación de Italia y Alemania, la nueva formación será encabezada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del exdictador Miguel Primo de Rivera, y Julio Ruiz de Alda, Aviador famoso por haber protagonizado la hazaña de cruzar en avión el Atlántico junto a Ramón Franco. El 29 de octubre de 1933 tiene lugar en el teatro de la Comedia, en Madrid, el acto de presentación del nuevo partido con el nombre de Falange Española.
Casi inmediatamente después de su fundación, FE y las JONS se reúnen buscando un entendimiento para fusionarse, el acuerdo llega a los pocos meses fusionándose ambas formaciones el 15 de febrero de 1934, forzados por la muy escasa implantación de ambas y las dificultades de financiación, los sectores de la derecha radical, su principal fuente, no parecían dispuestos a financiar a dos formaciones, a Falange le llegaban escasos fondos y a las JONS le negaron gran parte de la ayuda. El nuevo partido, Falange Española de las JONS, tomó gran parte de la simbología y el ideario jonista en tanto que Primo de Rivera impuso un triunvirato con dos miembros de la Falange y uno de las JONS, quedando la dirección constituida por el propio Primo de Rivera, Ruiz de Alda y Ledesma Ramos.2 «La unión de los dos partidos, dificultades económicas aparte, nunca fueron fáciles. Los conflictos provenían de las diferentes ambiciones de José Antonio y Ramiro Ledesma Ramos, uno elitista y el otro populista».3 Ramiro Ledesma terminó siendo expulsado a finales de ese mismo año.
Durante la II República FE de las JONS se dedicó a labores de desestabilización y conspiración, utilizando para ello la violencia callejera y el terrorismo, siendo en 1936, tras el triunfo en las elecciones del Frente Popular, una de las fuerzas que, con sus atentados y asesinatos, más contribuyera a crear una sensación de inseguridad y desgobierno que sería caldo de cultivo que propiciase el golpe de Estado que condujo a la Guerra Civil Española.
FE de las JONS no consiguió una implantación significativa hasta febrero de 1936 (en aquellos momentos contaba con 8.000 militantes)4 cuando con el triunfo del Frente popular se beneficiara de un trasvase de militante de las JAP, las juventudes de la derechista CEDA, al considerar a esta incapaz de frenar a las fuerzas de la izquierda. Tampoco en esos momentos, en los que se estaba fraguando el golpe de Estado, adquirió la relevancia suficiente como para ser tenida en cuenta por los golpistas, los insistentes llamamientos a la colaboración de Primo de Rivera, en casos ofreciéndose para que Falange encabezara el golpe, no fueron atendidos, consiguiendo únicamente un trato de favor permitiendo a los falangistas participar en la contienda, aun bajo el mando de los militares, en unidades propias con sus propios uniformes y mandos (recién iniciada la guerra, en agosto de 1936, aunque permanecieron las escuadrillas falangistas que ya estaban en el frente, el mando militar decretó que los falangistas de retaguardia al ser reclutados, lo fuesen en unidades regulares).5
Los falangistas, durante la Guerra Civil participaron al lado de los golpistas combatiendo en el frente, aunque fueron las represarias en la retaguardia lo que principalmente les identificó.6
El fascismo español representado por Falange Española de las JONS fue un fascismo sui géneris, por la heterogeneidad de sus fundadores y las circunstancias de la realidad española en que se desarrolló. Siendo fascista, copió y utilizó sus métodos e ideas generales: acceso al poder mediante la violencia en la calle y la demagogia en la propaganda y ante las urnas, nacionalismo a ultranza, desprecio al parlamentarismo y la democracia, enemigo acérrimo del socialismo y el comunismo, Estado y economía totalitarios,... pero, aun promulgando una modernización acorde con los tiempos de la revolución industrial, se declaraba tradicionalista a ultranza, añorando el reinado de los Reyes Católicos y Felipe II, y tampoco pudo declararse laico ni desvincularse de la derecha reaccionaria ni, en cierto modo, de la Monarquía; esto último porque se beneficiaba de los fondos que le llegaba de partidos de la derecha alfonsina.
El 20 de noviembre de 1936 José Antonio Primo de Rivera es ejecutado en Alicante después de haber sido juzgado y condenado por apoyo a la sublevación contra la República. La Falange quedaba sin su líder carismático, la noticia no fue difundida en la zona de los sublevados hasta pasado un tiempo, hasta el punto que la falta de noticias propició que se hablara de "el ausente". Ante la falta de noticias de su líder, Falange constituyó una Junta de Mando Provisional a cuyo frente fue elevado Manuel Hedilla, siendo contestada su autoridad en las filas de Falange y en la propia junta. Por aquel entonces Franco ya se había hecho con el mando único de los ejércitos rebeldes, necesitaba o creyó conveniente contar con un partido político bajo su control que diese soporte ideológico a la contienda para perpetuarse en la más alta jefatura de España una vez acabada la guerra. Solo tuvo que esperar a que se manifestasen las contradicciones. En Salamanca, la noche del 16 de abril, un enfrentamiento entre dos facciones de falange acabó con el resultado de dos falangistas muertos, la noche del 18 de abril, inmediatamente después de ser definitivamente elegido Hedilla como Jefe Nacional, Franco impone, con el llamado Decreto de Unificación, precedido de un discurso retrasmitido por radio, la fusión de la Falange con los tradicionalistas carlistas, erigiéndose en jefe supremo del partido resultante, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS); también, por el mismo decreto, ilegalizó el resto de partidos políticos.7
No existió una significativa oposición al decreto por parte de ambos partidos, desde las filas de Falange, Hedilla no aceptó el cargo en el Consejo Nacional para el que fue designado, siendo posteriormente juzgado junto a 17 de sus afines y condenado a muerte, pena que se le conmutó por la de cadena perpetua; mientras que en sus filas, la idea de pasar a constituirse en partido único no pareció disgustar a la mayoría.8
Al final de la Guerra Civil los falangistas pasaron a copar gran parte de los cargos públicos, ejerciendo el control ideológico de la población, siguiendo con las labores de represión iniciadas durante la guerra y adoctrinando a las futuras generaciones. En cuanto al régimen resultante y por ende la Falange, durante la Segunda Guerra Mundial, con el convencimiento de Franco de que El Eje ganaría la guerra, procuró acercarse lo más posible a las posiciones fascistas.
Terminada la II guerra Mundial se inicia la desfastización. Los falangistas son en gran parte alejados de las más altas esferas del poder (aunque sigan estando en sus manos gran parte de los cargos públicos) y se recomienda evitar la retórica fascista.
A finales de los años cincuenta se puede fechar el definitivo fin del proyecto fascista, con el ascenso de los "tecnócratas" pertenecientes al OPUS que desmontan los restos de lo que fue una desastrosa economía autárquica, y el "Régimen" puede calificarse de una dictadura sin una clara ideología más allá de su proclamado "nacionalcatolicismo". La Falange y los falangistas siguen colaborando en el mantenimiento el sistema, encuadrados en lo que se llamaba El Movimiento Nacional.
Tras la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, se inicia lo que se conocerá como Transición Española, el paso de la dictadura a la democracia. El Movimiento se auto defenestra en lo que fue la última sesión de las Cortes franquistas en la que ellas mismas aprueban su propia disolución. Se reestablece el sistema parlamentario y con las nuevas expectativas de elecciones libres se crea un buen ramillete de formaciones falangistas, algunas ya presentes en las últimas etapas del franquismo, en lo que constituyó una sopa de siglas, parte de ellas disputándose la legitimidad de usar las de Falange Española y de las JONS, siendo el partido dirigido por Raimundo Fernández Cuesta, estrecho colaborador de Franco, el que se hace con ellas en los tribunales en 1976.
En esta etapa los grupos y partidos falangistas formaron parte de lo que se denomina el "neofascismo español", retomaron las actividades terroristas y la violencia callejera para intentar paralizar el proceso, en ningún caso alcanzaron una implantación mínimamente significativa ni en la calle ni en las urnas. En 2016 son unas formaciones testimoniales.
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El fascismo, ideas generales[editar]
El elitismo ha sido un concepto consuetudinario a lo largo de la historia y es a raíz de la interpretación social de la teoría de la evolución darwiniana, con su "selección natural", cuando adquiere un tinte seudocientífico. La ley del más fuerte, la evolución dependiente de los individuos mejor dotados, sirve de justificación para la formación de la minoría dirigente frente a la mayoría dirigida, la minoría más capaz, legitimada por la ciencia y por extensión, legitimada moralmente para gobernar y aposentarse sobre una mayoría carente de sus capacidades.91011
Cuando el fascismo enuncia un Estado fuerte, un líder indiscutible, está enunciando el gobierno del destino de la mayoría por una minoría y un líder, supuestamente los más capaces, por lo tanto, se constituiría un Estado eficaz que llevaría a esa mayoría a la prosperidad. Gran parte del mal de estas ideologías seudocientificas estaría en esa premisa, ya que si la minoría dirigente es la más capaz, la mejor dotada para regir los destinos de la Nación, cualquier intento de alterar este estado de cosas deberá ser sofocado, en principio porque se estaría actuando en contra del bienestar general, y también porque no hay posibilidad de error sobre esto, porque la contestación vendría de los miembros menos capacitados de la sociedad, incapaces de acceder a ese razonamiento. Esto justificó que para alcanzar el poder y al ejercelo, se practicara la represión de aquellas personas y grupos sociales que se opusieran a él: "Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado" de Benito Mussolini,12 justificando también la demagogia y el engaño, ya que esas mayorías, por su inferioridad, son fácilmente manipulables (cuando la realidad muestra que los gobernados se hayan indefensos ante determinados resortes del poder).
A principios del siglo XX los movimientos de masas parecen imparables, de hecho en Rusia desembocaron en la Revolución de Octubre, con su ascenso al poder a través de los bolcheviques. Surgen como contestación a las deplorables condiciones de vida de las clases trabajadoras frente a los privilegios de las clases instaladas en el poder; y en su idearío se encuentra el internacionalismo, considerar que estas clases tienen unos problemas comunes que trascienden las fronteras. La Primera Guerra Mundial supuso un dilema difícil de resolver ya que la guerra exacerbó los sentimientos patrióticos y nacionalistas frente al recientemente nacido internacionalismo; aun con esto, terminada la guerra, su catastrófico desarrollo vino a acrecentar el descontento de las clases populares, las que más sufrieron, y los movimientos de masas de izquierdas siguieron su progresión ascendente.b
Es falso interpretar las situaciones nuevas como si la masa se hubiese cansado de la política y encargase a personas especiales su ejercicio. Todo lo contrario. Eso era lo que antes acontecía, eso era la democracia liberal. La masa presumía que, al fin y al cabo, con todos sus defectos y lacras, las minorías de los políticos entendían un poco más de los problemas públicos que ella. Ahora, en cambio, cree la masa que tiene derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de café. Yo dudo que haya habido otras épocas de la historia en que la muchedumbre llegase a gobernar tan directamente como en nuestro tiempo. Por eso hablo de hiperdemocracia.
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
El fascismo surge como respuesta a estos movimientos considerando que el conservadurismo, con la utilización del parlamento para mantener el statu quo, no puede frenarlos, consideraron a las opciones conservadoras y liberales caducas e inoperantes. Se trataría pues de una alternativa al conservadurismo con tintes de modernidad, incluyendo elementos que tuvieron en cuenta los cambios sociológicos que se daban producto de la transformación de los medios de producción, la industrialización con la concentración de los trabajadores en los grandes núcleos de población que propició estos movimientos de masas.
Para acceder al poder el fascismo hizo suyos, con una utilización demagógica, los conceptos barajados ya por estos movimientos de masas, conceptos socialistas, y utilizó el nacionalismo, valor en alza consecuencia del patriotismo desplegado durante la guerra, como elemento diferenciador del socialismo y como medio de captar adeptos.1314
La perversión del lenguaje, la corrupción semántica, unida a la apropiación torticera de conceptos (esto se ve si atendemos al constante empleo de leguaje de las izquierdas —revolución, justicia social, camarada...) fue común a todas las organizaciones políticas que podemos englobar bajo la etiqueta de fascismos y, probablemente trataba de encubrir, unida a una pátina de modernidad revolucionaria, tanto la nula entidad racional de su propuesta política como su solapada aceptatación de valores y creencias tradicionales que los aproximaban sospechosamente a las ideologías conservadoras.
Marcos Maurel, «Un asunto de FE», 2005, pág. 133.
No existe un fascismo único en sus planteamientos últimos porque su premisa es la de adaptarse a las circunstancias de cada país, aprovechando estas circunstancias para conseguir adeptos y hacerse con el poder. Lo común sería esa adaptación camaleónica que se advierte en los partidos de inspiración fascista de los diferentes países en los que accedieron al poder o lograron un mínimo de implantación. También, en los partidos fascistas se encuentra la violencia como medio de acceder y mantenerse en el poder, en contraposición al "blando" parlamentarismo conservador y liberal.15
El fascismo hizo gala de modernidad, de adaptación a las nuevas circunstancias promovidas por la industrialización, despreciando a la derecha tradicional por inoperante y caduca; resultó atractiva una ideología política que se apoyaba en principios científicos novedosos y se identificaba con vanguardias estéticas, siendo numerosos los intelectuales y personajes de la cultura y las artes que se movieron en su órbita. El carácter demagógico y oportunista podría explicar esto último, pero también existieron científicos e intelectuales que sirvieron de inspiración a aquellos que lo iniciaron, y, más allá, los que teorizaron con algo muy parecido a lo que terminó siendo el fascismo. En el plano de la filosofía, Nietzsche, con su desprecio por las capas populares y la exaltación de un hombre nuevo fue determinante en todos los fascismos; en Italia Marinetti y su "Manifiesto del futurismo" con su agresividad envuelta de lirismo, fue espejo en el que se miraron los fascistas; en Alemania fue la biología,c la eugenesia al abrigo de la selección natural y el darwinismo social,d con sus programas de esterilización ya desarrollándose en EE.UU y diversos países de Europa; el nacismo únicamente tuvo que llevarlos a sus últimas consecuencias. En todos los casos, el fascismo lo que hizo fue aprovechar la inercia de movimientos que ya se encontraban extendidos.e16
Contexto español[editar]
En enero de 1874 el general Pavía, con su golpe de Estado, disuelve las cortes republicanas; casi un año después, en diciembre, otro golpe de Estado, el protagonizado por el general general Martínez Campos en Sagunto, traerá el régimen conocido como la Restauración borbónica, con la monarquía personificada en Alfonso XII de Borbón. El régimen perdurará hasta 1923, con la implantación de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y, después de un breve período de transición, tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se proclamará la II República.f
En este largo periodo el parlamento se caracterizó por la alternancia de dos partidos, Conservador y Liberal, que en la práctica apenas ejercían oposición (la minoría ejercía una oposición retórica), preocupados en monopolizar entre ambos el parlamento y mantener un sistema socio-económico al servicio de la clase dominante.17 Aun habiéndose legalizado los partidos en 1890, estos dos partidos denominados "dinásticos" copaban la gran mayoría del parlamento, y en ambos podía encontrarse a miembros de la realeza; en las elecciones de 1910, de los 213 diputados electos del partido liberal, 13 poseían títulos nobiliarios, mientras que entre los 106 diputados electos del partido conservador, eran 17 los que lo poseían. «Una indicación de como utilizaba la Corona los títulos para ganarse lealtades políticas puede deducirse del hecho de que doce liberales (5,6 por cien) y once conservadores (10,4 por cien) fueron subsiguientemente ennoblecidos».18
En las primeras décadas del siglo XX, hasta la intauración de la II República, entre los españoles, hastiados de este sistema de gobierno, existía un arraigado sentimiento de repulsa a un parlamentarismo que no era democrático, pues aun con lo expuesto, también se hallaba mediatizado por el caciquismo y la adulteración de los resultados electorales.g
Es muy triste considerar cómo se han hecho las últimas elecciones, con el menor número posible de electores, con bastantes resurrecciones de muertos y no pocas violencias y atropellos. Ya es costumbre que sólo voten los que de una manera u otra sacan partido de las amistades y servicios políticos, y la inmensa mayoría de la nación, mirando tan importante acto con desdén, se abstiene de tomar parte en él, segura de no alcanzar por procedimientos representativos el remedio de sus males. Por esto vemos que no hay gobierno que no saque mayoría en el número y forma que más le cuadra y desde que un bando político, cualquiera que sea, se entroniza en el ministerio de la Gobernación, ya puede estar seguro de que el país le ha de graciar con unas cámaras a su gusto. Resultado de este fraude político es que las elecciones las hace el ministro de la Gobernación y de aquella fábrica de votos salen también las minorías. No pudiendo marchar bien el sistema sin oposición, el gobierno la fabrica con el mismo celo que pone en la construcción de la mayoría.
La situación socio-económica era de un considerable retraso en relación con la europea, en las primeras décadas del siglo XX España era fundamentalmente un país rural, con el predomínio de la economía agraria, caracterizada por la carencia de estructuras estatales que dinamizaran esa economía y polarizada en minifundios y latifundios,hi los unos con una economía de subsistencia y los otros con una situación de servidumbre de los jornaleros; en uno y otro caso viviendo en la penuria sin llegar a cubrir las mínimas necesidades básicas, en testimónio de Joaquín Costa: «La cuestión social de los campesinos se reduce a estos sencillos términos: que el jornalero, aun con la ayuda de su familia, no gana estrictamente lo necesario para alimentarse, de modo que su déficit alimenticio se cubría disputando las hierbas a las bestias del campo, merodeando las campiñas en busca de trigo, espárragos, higos chumbos, yendo desnudos o descalzos los muchachos o cubiertos de harapos los adultos, enviando los niños no a la escuela sino a pedir limosna, viviendo hacinados en cuevas o chozas inmundas».19 José Antonio Primo de Rivera, utilizaría en sus discursos esa situación:
{{cita|las leyes de este liberalismo, que mientras encumbraba a unos sumía en la más horrenda desesperación a los obreros, que no podían llevar a su casa lo necesario para la vida de sus familias ni lo suficiente para aquellos niños, famélicos, de aspecto espeluznante, comidos por la anemia y la tuberculosis, y carentes en absoluto de cuanto significa civilización. Y este estado de cosas hizo revolucionarse a los obreros, porque, además, eran libres a los ojos de la ley. Y como esto no podía seguir, así surgió el socialismo para reivindicar al obrero. Nosotros tenemos también de común con el socialismo el querer mejorar la suerte del proletariado.|José Antonio Primo de Rivera, F.E., núm. 6, 8 de febrero de 1934.}
En los sectores industrial y de serviciosj la penuria de los trabajadores era parecida a la sufrida en el sector agrario, con muy escasos derechos, jornadas en casos interminables y salarios que apenas cubrían las necesidades básicas; esto, para los afortunados que gozaban de ocupación dada la escasez de puestos de trabajo.
«La Restauración tendió con su propia inercia a obstaculizar una transformación modernizadora de la sociedad española»,20 en ese contexto, España se sumó a los movimientos de masas presentes en el resto de Europa; acaparando el descontento del proletariado los partidos políticos de izquierdas —Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Federación Anarquista Ibérica (FAI)— y fundamentalmente sus centrales sindicales, UGT (Unión General de Trabajadores) adscrita al PSOE y mayoritariamente la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) anarquista. Cabe señalar la lentitud en el progreso del PSOE hasta momentos de la proclamación de la República; así como, a diferencia de buena parte del resto de Europa, la muy minoritaria presencia del Partido Comunista Español (PCE) hasta meses antes de la Guerra Civil en que adquiere una mínima relevancia, aumentada en el transcurso de la guerra y, más allá, tras inciarse la ayuda de Rusia al bando Republicano.
También, durante el periodo de la Restauración, la Iglesia católica jugó un importante papel en el panorama político y social, siendo en la generalidad de sus actuaciones un factor reaccionario, apoyando a la Monarquía, el conservadurismo y a la derecha radical, con influencia en las altas esferas de poder e influyendo en la sociedad desde los púlpitos y confesionarios. Contaba con partidos políticos y prensa adscritos a su confesión, una enorme presencia en el sector de la enseñanza, especialmente en la enseñanza secundaria donde el 80% dependía de ella, y, aun después de la desamortización, era poseedora de propiedades y riquezas que continuaba amasando. Todo esto sirvió para exacerbar un anticlericalismo arraigado ya en la sociedad desde siglos anteriores. Existió, pues, durante esas primeras décadas del siglo, una polaridad clerical-anticlerical con fuertes pasiones en uno y otro sentido.21
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Primeros intentos[editar]
A principio de los años veinte llegan a España las noticias de la ascensión del Partido Nacional Fascista italiano, sus métodos para frenar al proletariado en sus acciones y reivindicaciones, y su rápido ascenso hasta alcanzar el poder; no pasan desapercibidos ni sus métodos ni sus planteamientos teóricos. En crónica del periódico ABC, de adscripción monárquica, llega a principios de 1922 el relato de esos métodos:
El proyecto consistía en atacar con violencia a la violencia. Así nació el fascismo, organización debida a la iniciativa privada de cuantos tenían algo que defender, para atacar a los comunistas allí donde se reúnen, destruir sus organizaciones, sus centros de asociación, sus periódicos; hacerles una guerra a muerte y sin cuartel, buscándoles en sus propias casas y matándolos a tiro, no permitir que celebrasen ningún acto público, por inofensivo que pareciese. Para la empresa había dinero que facilitaron los interesados en acabar con el peligro, y hombres reclutados en las más altas clases sociales, más otros que siempre se encuentran dispuestos a vender su acción.
Azpeitua, A, «Cartas de Italia. "Fascisti", e "comunisti"», ABC, 9-2-1922. 22
Ese mismo año, 1922, ABC envía como corresponsal en Roma a Rafael Sánchez Mazas —posteriormente, fundador de Falange Española junto a José Antonio Primo de Rivera y Ruiz de Alda—, y desde allí llegan sus crónicas sobre los logros del Partido Nacional Fascista, en un tono encendido, sin ocultar su admiración:
Entre la muchedumbre fascista muchos llevan el uniforme del partido: camisa negra sin chaqueta, pantalón militar corto, polaina de cuero, una especie de fez negro con una larga borla,... [...] Se levanta a hablar Mussolini. El verbo polémico «a la Daudet», desgarrado y preciso, y el rapto transfigurador y canonizador de imágenes «a la d'Annunzio» no le son ajenos( ... ) Luego viene la nota más interesante del programa. Surge la apología de la violencia. Los oyentes se embriagan y se ahogan de ilusión antigua. El «Condottiero» no da las frías órdenes esperadas.
Sánchez Mazas, «Mussolini en el fascio de Roma», ABC, 16-8-1922. 23
Desde la prensa de derechas se reclama «un Mussolini para España» y entre los partidos políticos se hacen frecuentes las referencias al fascismo italiano y se comenta desde los partidos de la derecha radical sobre la conveniencia de adoptar métodos parecidos a los del partido fascista en Italia para reprimir a las organizaciones de izquierdas.24
A pesar del retraso de la Industria en España con relación a otros países europeos, los movimientos de masas se habían hecho presentes ya en la década anterior, principalmente en sus años finales, en el verano de 1917 tuvo lugar una huelga general de carácter revolucionario, la oligarquía económica y la burguesía conservadora se sentían amenazadas. «El periodo 1917-1919 arroja un alto número de huelgas y disturbios sociales en respuesta al alza de los precios y a los bajos salarios pagados en las zonas agrarias. Pero no se trata tan solo de reivindicaciones puntuales destinadas a una simple mejora de las condicciones de vida, sino de la demanda de un cambio del sistema de propiedad y del inicio de un proceso de radicalización en el movimiento obrero que hunde sus raíces en la penosa situación de muchos trabajadores y la negativa de la burguesía capitalista a hacer concesiones»;25 ya entonces se vio al fascismo italiano como ejemplo a seguir intentando sentar las bases para ese posible partido fascista español, mímesis del italiano.
En 1922, mismo año de la marcha sobre Roma y acceso de Mussolini al poder, Ortega y Gasset publica su libro España invertebrada.26 En España invertebrada hace notar la para él desmembración de Estado español motivada por los nacionalismos separatistas, el escaso fervor nacionalista del pueblo español y la insumisión de las "masas" —su concepto de masa, conglomerado de personas sin cualidades intelectuales ni éticas—k con respecto a la que sería la élite cualificada destinada a gobernar el país y dirigirlas.
Una nación es una masa humana organizada, estructurada por una minoría de individuos selectos. [...] Cuando en una nación la masa se niega a ser masa —esto es, a seguir a la minoría directora—, la nación se deshace, la sociedad se desmembra, y sobreviene el caos social, la invertebración histórica. [...] La raíz de la descomposición nacional está, como es lógico, en el alma misma de nuestro pueblo. [...] Un pueblo que, por una perversión de sus afectos, da en odiar a toda individualidad selecta y ejemplar por el mero hecho de serlo, y siendo vulgo y masa se juzga apto para prescindir de guías y regirse por sí mismo en sus ideas y en su política, en su moral y en sus gustos, causará irremediablemente su propia degeneración. [...] Pero, como en estas páginas queda dicho, las masas, una vez movilizadas en sentido subversivo contra las minorías selectas, no oyen a quien les predica normas de disciplina.
Ortega y Gasset, España invertebrada.
Ortega y Gasset será —sin pretenderlo— el principal inspirador de los primeros intentos de crear un partido fascista español a principios de los años treinta.27 En España invertebrada hace suyos conceptos presentes en el fascismo italiano. El carisma en los líderes:
Tal vez no haya cosa que califique más certeramente a un pueblo y a cada época de su historia como el estado de las relaciones entre la masa y la minoría directora. La acción pública —política, intelectual y educativa— es, según su nombre indica, de tal carácter que el individuo por sí solo, cualquiera que sea el grado de su genialidad, no puede ejercerla eficazmente. La influencia pública o, si se prefiere llamarla así, la influencia social, emana de energías muy diferentes de las que actúan en la influencia privada que cada persona puede ejercer sobre la vecina. Un hombre no es nunca eficaz por sus cualidades individuales, sino
por la energía social que la masa ha depositado en él. Sus talentos personales fueron sólo el motivo, ocasión o pretexto para que se condensase en él ese dinamismo social.
[...]
Es completamente erróneo suponer que el entusiasmo de las masas depende del valor de los hombres directores. La verdad es estrictamente lo contrario: el valor social de los hombres directores depende de la capacidad de entusiasmo que posea la masa.
En otro párrafo expone la utilidad del líder carismático:
Cuando varios hombres se hallan juntos, acaece que uno de ellos hace un gesto más gracioso, más expresivo, más exacto que los habituales, o bien pronuncia una palabra más bella, más reverberante de sentido, o bien emite un pensamiento más agudo, más luminoso, o bien manifiesta un modo de reacción sentimental ante un caso de la vida que parece más acertado, más gallardo, más elegante o más justo. Si los presentes tienen un temperamento normal sentirán que, automáticamente, brota en su ánimo el deseo de hacer aquel gesto, de pronunciar aquella palabra, de vibrar en pareja emoción. [...] He aquí el mecanismo elemental creador de toda sociedad: la ejemplaridad de unos pocos se articula en la docilidad de otros muchos.
También en España invertebrada se manda meditar sobre la puesta en pie de un ejército —léase formación de corte militar— al tiempo que se dedica una alabanza al militarismo, ya con una retórica netamente fascista:
Medítese un poco sobre la cantidad de fervores, de altísimas virtudes, de genialidad, de vital energía que es preciso acumular para poner en pie un buen ejército. ¿Cómo negarse a ver en ello una de las creaciones más maravillosas de la espiritualidad humana? La fuerza de las armas no es fuerza bruta, sino fuerza espiritual. Esta es la verdad palmaria, aunque los intereses de uno u otro propagandista les impidan reconocerlo.
En España, en 1922, existía ya la inquietud por un partido fascista español y se trataba de sentar sus bases teóricas sobre estrategia e ideario, si se demoró su formación, hay que considerar que estas inquietudes descendieron tras el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923; durante su dictadura, esta se identificaba con las fuerzas que habrían obrado para su formación.l Fue a finales de la dictadura, con su desmoronamiento, cuando esas inquetudes se acrecentaron. El político catalán Campó publica el libro En torno al fascismo italiano, nuevamente otra mirada al fascismo italiano, en él aboga por una «dosificación de la participación del pueblo en el Gobierno», cuando no por la supresión del sistema parlamentario acabando con el «mito de la soberanía popular»; En 1927 aparece otro libro: Hacia los tiempos nuevos, este de Ortega y Gasset, O. Spengler y H. Spencer, entre otros, en el que ponen en boca de diversos personajes de ficción sus ideas, de este tono: «La causa principal de los peligros que corre la sociedad actual está, a mi juicio, en haber adoptado como fundamento de gobierno el mito de la soberanía nacional y el sistema parlamentario», «una democracia tiende siempre a dar el poder a los peores».28
En 1929 Ortega y Gasset publica La rebelión de las masas, libro en el que desarrolla sus conceptos de «hombre-masa» y «minoría selecta» ya apuntados en España invertebrada, y desde 1923 se viene publicando Revista de Occidente, fundada y dirigida por él y en la que colaboran Giménez Caballero y Ledesma Ramos, al igual que otros agitadores y teóricos del fascismo. El gran animador de la causa fascista en aquella época llegó a ser Ernesto Giménez Caballero.ma«En ciertos aspectos fue el principal promotor ideológico del fascismo español»29
Giménez Caballero: periodista y escritor prolífico, personaje «estrafalario» a jucio de Payne ,30 licenciado en filosofía y letras, italófilo, discípulo de Ortega y Gasset y con influencias de la generación del 98, Nietzsche, Sorel y los futuristas italianos, crea en 1927 la revista vanguardista La Gaceta Literaria, como reza en su cabecera:«ibérica:americana:internacional», sobre «LETRAS - ARTE - CIENCIA» y en cierto modo filofascista. Consiguió que colaboraran en ella numerosas firmas reconocidas y relevantes, convirtiéndose en uno de los proyectos culturales más interesantes de aquellos momentos, hasta que a partir de 1929, la tendencia filofascista de la revista y la polarización fascistas-antifascistas, también presente en el mundo de la cultura, hicieron que fuera perdiendo colaboradores.31
En derredor de Giménez Caballero se encuentran en aquel entonces la mayoría de aquellos que el 14 de marzo de 1931 publicarán el semanario La Conquista del Estado —cinco de los diez eran o habían sido colaboradores de La Gaceta Literaria—, entre ellos, Ramiro Ledesma Ramos y el propio Giménez Caballero; fue este quien sugirió el título, tomado de la italiana La Conquista dello Stato de Curzio Malaparte.32 La Conquista del Estado, el manifiesto que se incluye en su primer número, será el embrión del que saldrá el primer partido fascista en España: las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS); sus diecisiete puntos le servirán de programa y en ellos se encuentran ya apuntados los principales aspectos que regirán en la futura Falange. Ramiro Ledesma se convierte así en el principal teórico del fascismo español.33
El grupo de La Conquista del Estado se mantuvo con la financiación de significados miembros de la derecha radical, monárquicos alfonsinos, financieros bilbaínos y el comisario de Turismo de Madrid.34n Según palabras del monárquico Pedro Sainz Rodríguez: «De vez en cuando, Ledesma, recibía algunas cantidades para su organización y le regalamos una motocicleta para sus desplazamientos propagandísticos».35
En sus puntos programáticos se destaca la supremacía del Estado. Sus puntos uno y dos: «1º: Todo el poder corresponde al Estado. / 2º: Hay tan solo libertades políticas en el Estado, no sobre el Estado ni frente al Estado.», recuerdan los discursos de Mussolini: «Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado». Y en su punto tercero: «El mayor valor político que reside en el hombre es su capacidad de convivencia civil en el Estado» se estiliza el concepto de masa sumisa y disciplinada de Ortega y Gasset. Le siguen: la superación del marxismo mediante una sociedad jerarquizada, la afirmación de los valores hispánicos, imperialismo cultural y afirmación de España como potencia internacional, una exaltación de lo universitario, transformación de la «cultura de masas», acabar con los separatismos, articulación municipal, sustitución de los partidos políticos por sindicatos corporativistas, expropiación de los terratenientes, y la acción revolucionaria hasta lograr un nuevo Estado.36
Todo expuesto en 17 escuetos artículos, una breve introducción y seguidos de una también breve exposición de lo que es la organización: «Buscamos jóvenes equipos militantes, sin hipocresías frente al fusil y a la disciplina de guerra. Militares civiles que derrumben la armazón burguesa y anacrónica de un militarismo pacifista. [...] El nexo de unión es la dogmática que antes expusimos, la cual debe ser aceptada y comprendida con integridad para formar parte de nuestra fuerza. Vamos al triunfo y somos la verdad española»
El grupo se define como revolucionario, a su ultranacionalismo une un exacerbado odio al comunismo, del que dice ha traicionado los intereses del proletariado; también arremete contra la burguesía, diferenciando entre burguesía e hijos de la burguesía, llamados estos últimos a combatir heroicamente para instaurar un orden nuevo.37
El objetivo era convertirse en un movimiento de masas que desplazase a los de izquierdas, y para ello, una de sus estrategias fue, siguiendo el ejemplo del fascismo italiano, intentar captar afiliados entre esos movimientos para crecer organizativamente y, al tiempo, restar fuerzas a estos. Con tal fin se acercaron a la CNT, el sindicato anarquista, mayoritario y el de mayor presencia en los movimientos de masas españoles. En la edición de La conquista del Estado de 6 de junio de 1931 dedican un artículo laudatorio a Ángel Pestaña, líder anarquista, y siempre procuraron desvincular el anarcosindicalismo de sus ataques a comunistas y socialistas.38 Estos intentos fueron infructuosos y, a pesar de las ayudas recibidas, no escaparon a los problemas de financiación ni suscitaron el más mínimo interés ni entre los jóvenes ni entre las capas populares.
Casi nadie vino a nosotros entonces, tan sólo dos estudiantes y Manuel Sarrión, pasante en el despacho de abogado de José Antonio Primo de Rivera, tres o cuatro docenas de espías marxistas, confidentes policíacos, jovenzuelos alucinados por la prosa patética de Ramiro y algún anciano nacionalista intransigente o algún maniático de la novedad. [...] Se editaron unos seis mil ejmplares del número uno, sobrando más de la mitad y con tendencia a languidecer y a extinguirse en el quinto número. Pero al sexto número no desertaron los lectores, sino que fue la desbandada, la espantada más bien, de la mayor parte de los que habían suscrito el manifiesto [...] Mientras tanto redactaba Ramiro sus arengas a unos secuaces fantasmagóricos o amenazaba al marxismo y a los separatistas con nuestras falanges de combate. Si algún enemigo se hubiese atrevido a enfrentarse con nuestras huestes, sólo hubiéramos podido oponerle fuera de nuestra prosa la manquedad de Leza, o la grácil apostura femenina de Julita o de Emilia, las mecanógrafas. Sm embargo, Ramiro Ledesma aguardaba cualquier agresión y temerariamente se mantenía alerta, con la pistola en el bolsillo, preparándose a responder a la embestida de un adversano superior.
Juan Aparicio López, secretario del grupo. 39
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Paralelamente, en junio de 1931 —el 14 de abril de 1931 se había proclamado la República—, en Valladolid, Onesimo Redondo fundó otro grupúsculo de signo fascista: las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, algunos de cuyos integrantes eran entusiastas del fascismo y en su mayoría tradicionalistas católicos unidos al partido derechista Acción Nacional. El ideario de las Juntas fue reflejo de la ideología de Onésimo Redondo, vinculado al Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja, admirador del nazismo y católico integrista, destaca por un ultranacionalismo español castellanista de carácter agrario, su catolicismo y su antisemitismo.40o
Al igual que el grupo de Ladesma Ramos, las Juntas Castellanas publican un semanario: Libertad; desde él se expone su ideario y se convoca repetidamente a la formación de milicias fascistas para derrocar a la República. Al igual que ocurriera con el grupo de La Conquista del Estado, las Juntas Castellanas no lograron suscitar interés más allá de su reducido grupo fundador (no llegaron a superar los 30 o 40 afiliados). Ante el fracaso, Onésimo Redondo viaja a Madrid y se entrevista con Ledesma Ramos, de este y otros contactos surge la fusión de ambos grupos en las JONS, Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista.41
Entre Onésimo Redondo y Ledesma Ramos existían importantes diferencias de carácter político-práctico e incluso existencial, la que más habría podido dificultar la unificación de ambos grupos habría sido el catolicismo tradicionalista de Redondo; no obstante, les unió su propósito de trasladar a España la fórmula fascista que ya triunfaba en Italia y Alemania, resultando ser accesorio la concreción última de esa fórmula. Los puntos fundacionales de las JONS, dieciocho, poco se apartaron de los del manifiesto incluido en La Defensa del Estado, pudiéndose encontrar como diferencia significativa la defensa del catolicismo.
Ledesma Ramos fue un entusiasta del Nacional-Socialismo alemán,42 trasladando la fórmula alemana, donde el partido socialista gozaba de una amplia implantación, a la realidad española en la que era el sindicalismo anarquista el mayoritario en los movimientos de masas. En las JONS se une el Nacional-Sindicalismo, inspiración de Ledesma, con el eslogan de las Juntas Castellanas: «España, una, grande y libre», inspiración de Redondo. La nueva formación poco avanzó reuniendo las escasas fuerzas de sus constituyentes, manteniendo la misma debilidad y falta de implantación. El reclamo del programa social de su sindicalismo, la exaltación de un nacionalismo Español con Castilla como su vehículo de unión y la adscripción al catolicismo tradicionalista tampoco lograron interesar a las capas populares.43
Otro grupo que cabría señalar como uno de esos primeros intentos sería el que fundara a título personal José María Albiñana, «prototipo de la extrema derecha ultranacionalista y católica que se dejó tentar por los ademanes del fascismo»44 en 1930 creó el Partido Nacionalista Español (PNE), con su propio órgano de expresión: La legión, una sección femenina: Las Legionarias, y la más nutrida Los Legionarios de España, integrada por los miembros más combativos del grupo. Sin apenas actividad hasta finales de 1931 en que se disolvieron tras el destierro de Albinana a Extremadura, intentaron hacerse notar mediante altercados callejeros y de provocación, fácilmente sofocados por los mismos movimientos de masas de la izquierda. A finales de 1930 adoptan toda una simbología que se hará distintiva de la futuras falanges: «utilización de una camisa, azul, como uniforme; escudo bordado con yugo, flechas, águila bicéfala (elementos inspirados en la simbología de los Reyes Católicos) y la cruz de Santiago; saludo brazo en alto; y la creación de un himno, notas externas todas ellas que constituyen un antecedente de las utilizadas por las primeras formaciones fascistas españolas».45
Fundación de Falange Española[editar]
La Falange es un nombre de mujer. Es ya un nombre inapropiado y espurio, porque durante la República, cuando se fundó la Agrupación al Servicio de la República, con Marañón y Ortega, se les ocurrió crear un Frente Juvenil y lo llamaron Frente Español (la idea fue de Valdecasas [posteriormente cofundador de Falange Española junto con Primo de Rivera y Ledesma Ramos]); pero después no se llegó a organizar. Entonces se encontraron con estas dos siglas, F. E., y Valdecasas se hizo amigo de José Antonio e intervino en el mitin de La Comedia, se preguntaron qué podían hacer con la F, y como eran un poco universitarios, pensaron llamarla La Falange, como los griegos. Y ahí nació una cosa un tanto pedante y humorística: La Falange Española, en el sentido de que La Falange era una organización militar, la falansde los griegos. Pero era mucho más bonito para mi modo de ver el Falangismo, que era una doctrina, un movimiento, y que no era femenino, sino masculino.
Giménez Caballero, «Memorias de un funámbulo», Ruipérez, 1979.
Si en 1922 la derecha radical y la oligarquía financiera ya mantenían interés en la formación de un partido fascista en España, interés decaído durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera al coincidir esta con sus intereses y en la creencia de que los movimientos de masas serían sofocados por este régimen dictatorial,l con su caída, la proclamación de la II República en 1931 y la toma del poder del nacionalsocialismo en Alemania, estos intereses se acrecentaron,46 cristalizando a finales de 1933 en la fundación de Falange Española.
En 1932, aún existiría otro intento promovido desde la Agrupación al Servicio de la República (fundada, entre otros, por Gregorio Marañón y Ortega y Gasset): el Frente Español, integrado por discípulos del propio Ortega (en casos, futuros promotores de Falange Española), que fracasó ya en sus inicios.47 Y Las JONS, único grupo que permanecía de los anteriores intentos, durante esos dos años (1931 y 1932) no logró atraer a las clases populares, los escasos centenares de afiliados que lograron captar lo fueron entre los estudiantes, y sus acciones se limitaron a diversos actos de provocación contra las asociaciones estudiantiles de izquierdas.
Desde la derecha monárquica autoritaria y las oligarquías económicas que promovieron todos estos intentos, se pensó que fracasaron debido a la falta de un líder capaz de arrastrar a las masas populares. A principios de 1933 se inicia el proyecto que acabará concretándose en Falange Española, con José Antonio Primo de Rivera como su líder, proyecto este, que ya sí lograría sobrevivir en el tiempo. El 16 de marzo de 1933 se publica El Fascio, publicación que surge con el propósito de servir de lanzadera a ese nuevo intento.48
Las muchedumbres están en la política. Podemos lamentarlo. Sería mucho más provechoso para ellas consagrarse al trabajo y que la Providencia las librara de los agitadores que las sacan de sus casillas. El hecho es que están en la política y que hay que dirigirlas. Y esto es lo que hace Hitler como nadie. Ello es dificilísimo. Probablemente se trata de que Dios le ha dotado del don de profecía, de una parte, y el don de mando, de la otra.
José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, se había incorporado a la política en 1930, en las filas de Unión Monárquica Nacional (UMN), partido de la derecha monárquica autoritaria, nostálgica de la Dictadura de Primo de Rivera. Lo hace, según sus palabras, para reivindicar a su padre, también, identificado con su acción de gobierno, pensando que la dictadura fue una oportunidad perdida, frustrada por la incomprensión de los intelectualesp y por su carácter provisional. En su entender, le faltó una base ideológica que posibilitara su permanencia en el tiempo. Para Primo de Rivera, un gobierno autoritario no era un medio para restablecer un orden sino un fin en sí mismo. Así pues, se inicia en la política en la derecha reaccionaria, relación que mantendrá aun fundada la Falange, ya que esta seguirá siendo financiada durante algún tiempo por esa derecha; y, en mayor o menor medida, fascistizado, influido ya por aquellos que sirvieron de inspiración al fascismo en España, aunque no será hasta finales de 1933 cuando dé contenido concreto a su incipiente fascismo.50
El Fascio nace con el propósito de «propagar a nuestro pueblo lo que el "Fascio" es como doctrina, como política, como acción y como salvación del mundo».51 Surge teniendo garantizada una campaña de lanzamiento del diario Informaciones propiedad del magnate español Juan March y la disponibilidad de los talleres del diario La Nación, el que fuera órgano oficioso de la dictadura de Primo Rivera, del que José Antonio Primo de Rivera es accionista. La iniciativa corre a cargo del periodista y político, vinculado a la derecha autoritaria, Manuel Delgado Barreto, en esos momentos director de La Nación, figurando Primo de Rivera y Giménez Caballero también como promotores, y en el colaboraron gran parte de los que de un modo u otro participaron en los intentos anteriores, entre ellos: Ledesma Ramos, Sánchez Mazas y Juan Aparicio.q Primo de Rivera colaboraría con un artículo: «Orientaciones. Hacia un nuevo Estado», firmado con una "E", inicial de su título nobiliario: marqués de Estella.52 También colaboraron un periodista alemán y Guariglia, el embajador de Italia en España,53 apareciendo en él artículos sobre el floreciente fascismo europeo: El genio romano de Benito Mussolini (reproducción de un texto de Giménez Caballero, aparecido el año anterior en su libro Genio de España), La regia figura de Adolfo Hitler y la traducción de varias páginas de Mi lucha de Hitler, destacando el artículo que identifica sus aspiraciones: Cómo ha de formarse el núcleo inicial del fascismo.54
Ese primer número es secuestrado y lo que hubiera sido un semanario queda limitado a ese único número dado que es prohibido por orden gubernativa. No obstante, el proyecto de un nuevo partido de carácter fascista sigue adelante con Primo de Rivera ya volcado en su intención de ser él el "conductor" de ese nuevo partido. Se pone en contacto con familiares, conocidos y todos aquellos susceptibles de querer colaborar y en la primavera de ese mismo año crea el Movimiento Español Sindicalista (MES) proyecto también fallido, pero que supone la antesala para la fundación de Falange Española, constatado el fracaso del MES se inicia el proyecto que definitivamente conducirá a Falange Española. Para solventar los problemas económicos en agosto Primo de Rivera se pone en contacto con «Pedro Sainz Rodríguez, figura destacada en Acción Española y quien representaba a los alfonsinos deseosos de contar con una organización fascista supeditada a sus intereses»:55
El nuevo movimiento no había llegado a solucionar los problemas financieros. Es lo que según varias fuentes, llevó a José Antonio Primo de Rivera a firmar con Renovación Española ciertos acuerdos económicos. [...] Si seguimos el relato de Sáinz Rodríguez, parece ser que Renovación Española ya había llegado a un acuerdo verbal con Ledesma, por el cual las JONS no atacarían a la monarquía ni se opondrían a una posible restauración, a cambio de ayuda económica. Así que cuando el movimiento de José Antonio comenzó a dar señales de vida, los monárquicos querían obtener un compromiso similar. Sin embargo, Sáinz Rodríguez ha señalado que en este caso sus intenciones iban más allá, puesto que el objetivo final era intervenir en la redacción de los puntos programáticos de Falange. A cambio de apoyo financiero, Sainz Rodríguez exigía a José Antonio, en nombre de Renovación Española «el derechete de conocer vuestros proyectos políticos, el estar informados y, en algún momento decisivo que pueda rozar con nuestra situación política, el ser consultados».
Mercedes Peñalba, 2009, págs. 112-114.
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Producto de aquella reunión se pactaron diez puntos, Los diez puntos de El Escorial, por los que se debería regir el nuevo partido, que van desde la configuración de lo que sería el Estado resultante, hasta la legitimación de la violencia.56
Los meses que separan este encuentro del acto de presentación de Falange Española, lo son de preparativos. En septiembre Primo de Rivera tiene un encuentro en San Sebastián con Ledesma Ramos y José María de Areilza, este último el encargado de encauzar las ayudas del empresariado vasco, el propósito era procurar un entendimiento entre ambos que no se alcazó, Primo de Rivera buscaba la integración de Ledesma en la nueva formación y Ledesma le propuso que se incorporase en las JONS ya formadas. También, el 19 de octubre, diez días antes del acto de presentación, Primo de Rivera viaja a Roma donde se entrevista con Benito Mussolini y es recibido por altos cargos del Partido Nacional Fascista recabando información que le ayude en la formación del nuevo partido.57
El 29 de octubre, según lo previsto, tiene lugar el acto de presentación en el teatro de la Comedia, aunque comenzó la admisión de afiliados semanas antes, todavía no existía una estructura ni nombre de partido definidos; se deshecha la denominación de "fascista" y se celebra bajo el eslogan: «Acto de afirmación nacional». En el interivienen Alfonso García Valdecasas, Julio Ruiz de Alda y, cerrando el acto, José Antonio Primo de Rivera.
Nada de un párrafo de gracias. Escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo. [...] En un movimiento poético, nosotros levantaremos este fervoroso afán de España; nosotros nos sacrificaremos; nosotros renunciaremos, y de nosotros será el triunfo, triunfo que —¿para qué os lo voy a decir?— no vamos a lograr en las elecciones próximas. En estas elecciones votad lo que os parezca menos malo. Pero no saldrá de ahí vuestra España, ni está ahí nuestro marco. Esa es una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa. No está ahí nuestro sitio. Yo creo, sí, que soy candidato; pero lo soy sin fe y sin respeto. Y esto lo digo ahora, cuando ello puede hacer que se me retraigan todos los votos. No me importa nada. Nosotros no vamos a ir a disputar a los habituales los restos desabridos de un banquete sucio. Nuestro sitio está fuera, aunque tal vez transitemos, de paso, por el otro. Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo, y en lo alto, las estrellas, Que sigan los demás con sus festines. Nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas.
Primo de Rivera, primer y último párrafos de su discurso.
El acto contó con una amplia campaña de reclamo y sus discursos fueron retransmitidos por radio y reproducidos íntegramente en el diario La Nación.58
La Falange paradójica[editar]
Aunque la Falange, al contrario que el resto de iniciativas para crear un partido fascista en España, perdurara en el tiempo, aunque durante la Guerra Civil en el contexto de la conflagración bélica adquiriera relevancia y, más allá, se pudiera decir que acedió al poder en su forma FET de las JONS de Franco, se trató de un modelo fascista fallido que accedió al poder empujado y manipulado por los militares. La propuesta de un movimiento capaz de arrastrar a las masas restando fuerzas a las organizaciones de izquierdas fracasó, su despliegue de violencia vanguardista contra las formaciones de izquierdas, en cierto modo, también fracaso dada la fuerte implantación de estas; incluso sus asesinatos y actos terroristas ejecutados tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 no vinieron más que a colaborar de modo accesorio con el golpe de Estado militar, ya que los preparativos de este, marginada la Falange, comenzaron el mismo día de conocerse el resultado de las elecciones. La Falange fue una organización marginal, nada que ver con un modelo fascista capaz de reprimir y restar fuerzas a las organizaciones de izquierdas, capaz de arrastrar a las masas y protagonizar transformaciones políticas. Es por esto que en ocasiones se ha considerado a la Falange española un fascismo paradójico.5960
Tres motivos del fracaso del fascismo en España[editar]
Los grupos fascistas españoles se lanzan así a la búsqueda de sus masas, con arreglo a las tácticas que ya habían utilizado con resultados tan positivos sus «hermanos mayores» europeos. El fracaso fue, sin embargo, espectacular. Como señala Jiménez Campo, ello es debido a que la oferta se ve estrangulada por la apertura de un conflicto ya netamente de dominación, con unas organizaciones obreras fuertemente consolidadas y dotadas además de una creciente influencia y penetración en las capas sociales a las que dirige su acción. Las fisuras que se ofrecían a un débil fascismo eran escasas, lo que tiene singular importancia a la hora de analizar el fracaso del proceso de fascistización en nuestro país.
Chueca Rodríguez, Montero Gibert, 1992, pág. 226. r
Las mismas noticias que llegaban principalmente desde Italia y Alemania sobre el fascismo y sus métodos para frenar el ascenso de los movimientos de masas y que animaron a la oligarquía financiera y a la derecha autoritaria a importar el fascismo a España, habían puesto sobre aviso a las organizaciones de izquierdas y a las capas populares, de poco sirvieron su demagogia y retórica populista.61
- La ausencia de condiciones objetivas en la sociedad española para el traslado mimético del fascismo italiano:
En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta.
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En España, desde los primeros intentos para su implantación, se miró al Fascismo italiano como modelo a imitar, su principal introductor fue Giménez Caballero, italófilo y ferviente admirador de Mussolini, desde un principio se pensó que aquello que triunfó en Italia y posteriormente en Alemania, con leves modificaciones, podría funcionar en España. Pero, siendo el principal sello distintivo del fascismo en nacionalismo, en España no existía un patriotismo exacerbado producto de la confrontación en la Primera Guerra Mundial, como tampoco existía una añoranza por el imperio perdido entre las capas populares, las que principalmente sufrieron la defensa de las colonias de ultramar y más sufrían la defensa de las colonias africanas. En cuanto a la cuestión religiosa, en España no existía una opción que proporcionase una clara ventaja, se vivía una división radical entre clericalismo y anticlericalismo, el fascismo español tuvo que decantarse por la defensa de la catolicidad dado sus orígenes oligárquicos y su dependencia económica de estamentos de uno u otro modo vinculados con la Iglesia. También, otros partidos de la derecha, consolidados con mayor rapidez que la Falange mostraban un alto grado de fascistización convirtiéndolos en una competencia insalvable, ese fue el caso de la CEDA, la Confederación Española de Derechas Autónomas.63s
- La inadecuación de José Antonio Primo de Rivera como líder fascista:
el líder fascista auténtico tiene que proceder del socialismo. Y del socialismo marxista [...] Y su título es el de haber sido obrero o campesino. Mussolini fue obrero y campesino; Hitler fue obrero, pintor. Y a nosotros nos falló que el hombre que tenía que haber sido nuestro conductor, Indalecio Prieto, pese a que yo se lo ofrecí, no quiso serlo.
Giménez Caballero, «Memorias de un funámbulo», Ruipérez, 1979.
Los fascismos para hacer creíble su demagogia populista requirieron de un líder de extracción popular, un fascismo que imitaba a Italia y Alemánia debería haberse dotado de un "conductor" de las características de Mussolíni o Hitler, pero lo mismo que llegaron noticias de la eficacia del fascismo en su lucha contra los movimientos de masas, también llegaron noticias de cómo esos líderes, una vez en el poder, habían escapado al control de las oligarquías que los auparon, incluso poniéndose en contra de ellas. Los promotores españoles escogieron a Primo de Rivera: «Siendo terrateniente del sur, aristócrata y perteneciente a la alta sociedad y, sobre todo, hijo del fallecido Dictador, José Antonio Primo de Rivera era una garantía para las clases altas de que el fascismo español no escaparía a su control como sus homólogos alemán e italiano.»64 Primo de Rivera, dejando a un lado la ausencia de crítica de los fascismos hacia su líder y las hagiografías interesadas, con sus discursos, y aun como diputado contando con la tribuna del parlamento, no logró conectar con las capas populares.65
Falange Española de las JONS[editar]
Se viene subvencionando a las JONS y a los fascistas. La entidad alienta más a los primeros que a los últimos. Algunos dirigentes parece que tienen celos de los segundos. Se acordó dar dos mil pesetas a cada agrupación; luego me dijeron que dos a las JONS y cuatro a los del fascio, pero estos últimos nunca han recibido esa cantidad y a veces ni las dos mil. Este mes entre Paco y yo hemos atendido sus necesidades y en meses anteriores he tenido que entregarles hasta 3.000 pesetas por carecer de recursos que le eran urgentes. Desde luego no les tratan con el mismo interés que a los otros. Como digo antes percibo un deseo o un plan de producir rivalidad entre unos y otros y me parece que lo están consiguiendo. Es una táctica perjudicial a mi juicio. Creo que no deben estimularse ambos para no ponerlos frente a frente, deben en cuanto se pueda tenérselos en la mano como aliados conservando cada cual su ideología (...) Todo esto es bajo el supuesto de que ambos grupos de acción nos son necesarios como lo creo lo tienen que ser quizá antes de lo que muchos creen pues no disponemos de otros. El fascismo es de mucho más porvenir que las JONS, pero por esa causa creemos que nos hace falta injertarnos en él pues como partido político puede ocurrir que al desarrollarse y tener vida propia prescinda de nosotros, y nadie sabe a dónde puede ir a parar si el éxito enardece un poco a sus caudillos. Hoy nos puede servir y nos servirá como grupo de acción pero hay que pensar en su evolución y crecimiento de tal suerte que no se pierda nuestra tutela y amparo.
Sin fecha ni firma, archivo del conde de los Andes. 66
Las expectativas puestas en la creación de la nueva formación fascista no se cumplieron. Falange Española tampoco logró atraer hacia ella a los sectores obreros, con dificultad, organizó el Sindicato Español Universitario (SEU), pequeño embrión del que se nutrieron unas milicias incapaces de enfrentarse con éxito a las organizaciones de izquierdas. F. E. no estuvo en condiciones de hacer frente a «la dialéctica de los puños y de las pistolas» propugnada por Primo de Rivera en el mitin de La Comedia, saliendo sus milicias mal paradas en las refriegas que mantuvieron con los grupos de izquierdas, sin capacidad de respuesta frente a ellos. En comentario de Ledesma Ramos, «ocurrió que la presencia de F. E. se hizo con excesivos optimismos y gesticulaciones. Hay que ser más parcos en el vocabulario de la violencia, sobre todo cuando no se puede dar cumplimiento a sus frases, o cuando hay la casi seguridad de que el enemigo las va a creer al pie de la letra.»67
La falange surge en una sociedad dividida ante dos temores: el temor a que triunfen las fuerzas revolucionarias y el temor a la violencia contrarrevolucionaria; la burguesía advertida por la revolución rusa y la clase obrera por el ascenso de los fascismos en Europa. Revolución y contrarrevolución. En este ambiente de temores y confrontación, la misma creación de un partido fascista, antiparlamentario y con el ejercicio de la violencia como su sello de identidad, con el gran despliegue publicitario que se hizo del acto de la Comedia, supuso en si misma una provocación, agravada por la llamada a la violencia de Primo de Rivera. El acto, bajo la protección de la policía, se desarrolló sin que se produjera ningún incidente, algo que, al parecer, no se esperaba: «Ya es un poco sospechoso que el primer acto público fascista terminara en un ambiente de tranquila normalidad. Yo, al salir de la Comedia y llegar a la calle, despejada, tranquila, tuve la sensación de haber asistido a una hermosa velada literaria del Ateneo»68
En los meses que mediaron hasta la fusión con las JONS su principal actividad fue la distribución de su semanario F. E. voceado en las calles por sus militantes, siendo frecuente causa de rafias y enfrentamientos con miembros de las organizaciones obreras. Estos enfrentamientos produjeron varios muertos entre los falangistas sin que sus milicias, denominadas entonces "Falange de la Sangre", pudieran responder a estos asesinatos.
Con todo, Falange Española se encontraba en una mejor situación que las JONS. Aunque escasos, le iban llegando nuevos afiliados, provenientes de la clase media, atraídos por el porte aristocrático de sus dirigentes, también se afilaron monárquicos y jóvenes universitarios, estos últimos, en casos transvasados de las JONS, atraídos por la retórica y la figura del líder que ya se perfilaba en Primo de Rivera.
Por la otra parte, la aparición en escena de Falange Española suponía el definitivo derrumbe de las JONS. A su escasa implantación, en dos años no lograron captar más allá de unos cientos de afiliados y a sus precarias finanzas, sustentadas básicamente por unas mínimas aportaciones de la derecha monárquica y la alta burguesía vasca, se sumaba la aparición de otra formación en competencia por los mismos y escasos recursos.69
La situación de Ledesma Ramos era de inferioridad frente a Primo de Rivera, Ledesma no alcanzaba la oratoria de Primo de Rivera ni disponía de las influencias de este entre los círculos de los que se financiaban. Siendo mínima la capacidad de acción y poder de atracción de Falange, superaba a unas JONS que por el contrario estaba perdiendo efectivos. Ledesma, reticente al acercamiento a una organización que consideraba conservadora y poco radicalizada, a la desesperada situación que atravesaba su organización se unieron las presiones de los círculos que la financiaban.
Ambas organizaciones se veían abocadas a la fusión, Falange Española aportaba unas expectativas de crecimiento inexistentes en las JONS, y las JONS una estructura, organización y disciplina ausentes en la Falange. En cualquier caso, ambas organizaciones dependían económicamente del trust derecha monárquica-oligarquía vasca que las financiaba y que se mostró interesado en su unión.70
El 13 de febrero de 1934 se formaliza la fusión y el 4 de marzo tiene lugar el acto de presentación en el teatro Calderón de Valladolid. Primo de Rivera en su discurso se muestra menos militarista que en el de la Comedia, hace una alabanza de Castilla, rememora a los reyes católicos y hasta menciona y cita al Cid Campeador en carta a Carlos V: «Vuestra alteza debe venir a tomar en la una mano aquel yugo que el católico rey vuestro abuelo os dejó, con el cual tantos bravos y soberbios se domaron, y en la otra, las flechas de aquella reina sin par, vuestra abuela doña Isabel, con que puso a los moros tan lejos.» Hace gala de antiparlamentarismo aun habiéndose presentado y salido elegido diputado unos meses antes en las elecciones de 1931, y se defiende de las acusaciones de reaccionarios aun habiendo sido presentado a esas elecciones por una formación derechista, defendiéndose igualmente de la acusación de ser imitadores de los fascismos italiano y alemán:
Nos dicen que somos imitadores. Onésimo Redondo ya ha contestado a eso. Nos dicen que somos imitadores porque este movimiento nuestro, este movimiento de vuelta hacia las entrañas genuinas de España, es un movimiento que se ha producido antes en otros sitios. Italia, Alemania, se han vuelto hacia sí mismas en una actitud de desesperación para los mitos con que trataron de esterilizarlas; pero porque Italia y Alemania. se hayan vuelto hacia sí mismas y se hayan encontrado enteramente a sí mismas, ¿diremos que las imita España al buscarse a sí propia? Estos países dieron la vuelta sobre su propia autenticidad, y al hacerlo nosotros, también la autenticidad que encontraremos será la nuestra, no será la de Alemania ni la de Italia, y, por tanto, al reproducir lo hecho por los italianos o los alemanes seremos más españoles que lo hemos sido nunca. [...]
También dicen que somos reaccionarios. Unos nos lo dicen de mala fe, para que los obreros huyan de nosotros y no nos escuchen. Los obreros, a pesar de ello, nos escucharán, y cuando nos escuchen ya no creerán a quienes se lo dijeron, porque precisamente cuando se quiere restaurar, como nosotros, la idea de la integridad indestructible de destino, es cuando ya no se puede ser reaccionario.
Primo de Rivera, «Discurso de la proclamación de FE de las JONS». 71
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La nueva formación pasó a llamarse Falange Española de las JONS, tomó los símbolos y gran parte del ideario programático de las JONS y se constituyó un triunvirato formado por dos miembros de Falange y uno de las JONS: Primo de Rivera, Ruiz de Alda y Ledesma Ramos. Nuevamente, en el equilibrio de poder entre ambos líderes Ledesma salía desfavorecido, sus posibilidades de hacerse con el liderato de la nueva formación se basarían en un apoyo que surgiese de las bases, llevados por una línea revolucionaria más genuinamente fascista frente al conservadurismo de Primo de Rivera, y este contaba con su proyección pública —hijo del dictador Primo de Rivera y diputado en las Cortes—, su capacidad de liderazgo y el apoyo del grupo que los financiaba.7273
FE de las JONS durante La República, hasta febrero de 1936[editar][...]
Véase también[editar]
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Cada fascismo tiene una peculiaridad propia en cada sitio; pero el fascismo tiene una raíz común o universal, como procedente de Roma, que es la creadora de formas universales, que luego se aplican en cada país según el modo, el genio o la manera de ser de cada uno. [...] El fascismo como fórmula anticomunista es igual en todas partes del mundo, aunque luego se adapta al modo de ser de cada país. Y en España ni José Antonio, ni Ledesma Ramos, ni yo en mi primer mifiesto, queríamos ser fascistas, sino que teníamos un nacionalismo exacerbado, y queríamos inventar nosotros una fórmula que no estuviera copiada de ningún lado. Pero esto es un error; hay que ser humilde, y reconocer que «hay que dar a Dios lo que es de Dios, y en este caso, a César lo que es del César». Y el César era Mussolini. Pero no por ser Mussolini, sino por proceder de Roma, que en sí misma, en su genio, lleva fórmulas universales
Giménez Caballero, 1979
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El desarrollo de la Primera Guerra Mundial fue a la vez un efecto y un catalizador de la crisis del capitalismo europeo. La miseria y la destrucción que trajo consigo cristalizaron en la extensión de la convicción de que si el proletariado, la humanidad, querían sobrevivir, el capitalismo debía morir. De este modo, el chovinismo y el patriotismo estrecho que en los inicios de la conflagración permitieron a la burguesía y a los gobiernos reaccionarios hacer olvidar a la gran masa de los explotados las diferencias y el antagonismo de clases que les separaba de ella y embarcarla en la aventura imperialista, se vieron al final de la misma sustituidos por la reanudación y la agudización de la lucha de clases.
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La eugenesia comienza en Alemania a principios del siglo XX. El Dr. Alfred Ploetz fundó en 1904 la revista Archivos de Teoría Racial y Biología Social y en 1905 la Sociedad Alemana de Higiene Racial. En 1927 se creó el Instituto de Antropología, Herencia Humana y Eugenesia. En 1933 se promulgó la ley que obligaba a la esterilización de los individuos con defectos mentales congénitos, esquizofrenia, psicosis maniaco-depresiva, epilepsia hereditaria y alcoholismo severo. Hacia 1939 se pusieron en práctica métodos más directos para eliminar a aquellos considerados biológicamente inferiores.
José Luis Luján, "Eugenesia: de la ética a la política, pág. 246.
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Cada fascismo tiene una peculiaridad propia en cada sitio; pero el fascismo tiene una raíz común o universal, como procedente de Roma, que es la creadora de formas universales, que luego se aplican en cada país según el modo, el genio o la manera de ser de cada uno. [...] El fascismo como fórmula anticomunista es igual en todas partes del mundo, aunque luego se adapta al modo de ser de cada país. Y en España ni José Antonio, ni Ledesma Ramos, ni yo en mi primer mifiesto, queríamos ser fascistas, sino que teníamos un nacionalismo exacerbado, y queríamos inventar nosotros una fórmula que no estuviera copiada de ningún lado. Pero esto es un error; hay que ser humilde, y reconocer que «hay que dar a Dios lo que es de Dios, y en este caso, a César lo que es del César». Y el César era Mussolini. Pero no por ser Mussolini, sino por proceder de Roma, que en sí misma, en su genio, lleva fórmulas universales
Giménez Caballero, 1979
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El desarrollo de la Primera Guerra Mundial fue a la vez un efecto y un catalizador de la crisis del capitalismo europeo. La miseria y la destrucción que trajo consigo cristalizaron en la extensión de la convicción de que si el proletariado, la humanidad, querían sobrevivir, el capitalismo debía morir. De este modo, el chovinismo y el patriotismo estrecho que en los inicios de la conflagración permitieron a la burguesía y a los gobiernos reaccionarios hacer olvidar a la gran masa de los explotados las diferencias y el antagonismo de clases que les separaba de ella y embarcarla en la aventura imperialista, se vieron al final de la misma sustituidos por la reanudación y la agudización de la lucha de clases.
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La eugenesia comienza en Alemania a principios del siglo XX. El Dr. Alfred Ploetz fundó en 1904 la revista Archivos de Teoría Racial y Biología Social y en 1905 la Sociedad Alemana de Higiene Racial. En 1927 se creó el Instituto de Antropología, Herencia Humana y Eugenesia. En 1933 se promulgó la ley que obligaba a la esterilización de los individuos con defectos mentales congénitos, esquizofrenia, psicosis maniaco-depresiva, epilepsia hereditaria y alcoholismo severo. Hacia 1939 se pusieron en práctica métodos más directos para eliminar a aquellos considerados biológicamente inferiores.
José Luis Luján, "Eugenesia: de la ética a la política, pág. 246.
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Las teorías de Darwin ejercieron un extraordinario impacto en otras esferas del pensamiento e influyeron decisivamente en el campo de las ciencias sociales y, derivadamente, en el de las ciencias jurídicas. El darwinismo social fue una transposición del darwinismo estricto -biológico- al ámbito social, desarrollado por Herbert Spencer con el fin de explicar la evolución de las sociedades humanas desde aquella óptica: la lucha por la supervivencia de los más capaces, selección, etc. Pero el impulso definitivo hacia la eugenesia correspondió, como decíamos, a Galton, quien la estructuró y reforzó con la aplicación de métodos científicos, fundamentalmente el estadístico y matemático, e insistió en la importancia de la herencia en los componentes mentales y morales de los individuos y de la eugenesia —positiva— para su eliminación. Todo este complejo entrecruzamiento de ideas y de proyecciones en muy variadas facetas del pensamiento contemporáneo dio lugar a los movimientos eugenésicos del primer tercio de siglo y a su penetración misma en el mundo jurídico a través del darwinismo social y legal. Pero la cuestión no se mantuvo ceñida al debate teórico, sino que promovió una intensa acción legislativa en algunos países e impregnó ideológicamente algunas decisiones jurisprudenciales, principalmente en los Estados Unidos de América, donde un influyente conjunto de intelectuales y políticos estaba preocupado por el deterioro de la «calidad» biológica de la población, frente al cual debía prevalecer el interés de la especie. Este movimiento se vio favorecido por varios factores, como el rechazo social a ciertos sectores de la población, marginales y delincuentes, y la importante inmigración que estaba experimentando el país desde hacía unas décadas.
Romero Casabona, 2000, "Las prácticas eugenésicas: nuevas perspectivas", pág. 2-3.
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Las leyes de esterilización eugenésica se generalizaron en Estados Unidos a partir de 1907, en que fue aprobada la primera ley en el Estado de Indiana. En 1928 ya eran 21 estados los que habían promulgado leyes de esterilización. «Después de 1929, otros 15 estados adoptaron leyes similares. A la altura de 1949, 50.193 esterilizaciones habían sido llevadas a cabo oficialmente».
Aunque también se promulgaron leyes de esterilización en diversos países de Europa, como Dinamarca (1929), Suecia y Noruega (1934), Finlandia (1935) y Estonia (1936), que dieron lugar a miles de esterilizaciones, fue en Alemania donde la política eugenésica alcanzó su punto culminante. En 1933 se aprobó la Ley para prevenir la procreación de hijos con enfermedades hereditarias (conocida como Ley de Esterilización Eugenésica. Desde esa fecha hasta 1937 fueron esterilizadas entre 300.000 y 400.000 personas. Posteriormente, las esterilizaciones fueron sustituidas por la Operación Eutanasia, mediante la cual fueron eliminadas más de 70.000 personas enfermas, para pasar después al exterminio masivo de comunidades enteras de judíos y gitanos.
En medio de este delirio genocida de eugenesia negativa, el dirigente de las SS H. Himmler puso en práctica un programa de eugenesia positiva llamado Lebensborn, o «Fuente de la vida», que pretendía mejorar la raza aria, realizando cruzamientos entre los mejores oficiales de las SS y mujeres seleccionadas por sus características raciales. «Los niños Lebensborn se educarían para ser obedientes, resueltos, patrióticos y convencidos de que su destino era dominar o destruir todas las razas o naciones "inferiores".
Daniel Soutullo, "El concepto de eugenesia y su evolución, pág. 50.
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La preparación de la restauración monárquica en la persona del príncipe Alfonso de Borbón se aceleró a finales de 1874. Las élites económicas, sobre todo las vinculadas al mercado colonial cubano, apoyaron sin reservas el retorno de la dinastía borbónica. También lo hicieron los sectores más poderosos de la sociedad peninsular: latifundistas, industriales, banqueros, navieros, etc. Y una buena parte de los generales (Gutiérrez de la Concha, Martínez Campos, Jovellar, Primo de Rivera).
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No es la forma de gobierno en España la misma que impera en Europa, aunque un día lo haya pretendido la Gaceta; nuestro atraso en este respecto no es menor que en ciencia y cultura, que en industria, que en agricultura, que en milicia, que en administración pública. No es (…) nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias.
Joaquín Costa: Oligarquía y caciquismo. 1901
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Lo más importante no es que España siguiera siendo un país agrícola sino que, además, su medio rural estaba dominado por males estructurales ancestrales favorecedores de ese débil crecimiento. El número de fincas pequeñas era el 99 por 100 del total de las propiedades, pero representaban sólo un 46 por 100 del territorio nacional. Las fincas grandes suponían alrededor de un 28 por 100 del total del país, pero en la mitad sur de España este porcentaje se elevaba considerablemente. En doce provincias más de medio millón de hectáreas se repartían entre doscientos propietarios. En consecuencia, España tenía que enfrentarse con dos problemas graves, el latifundismo y el minifundismo.
Javier Tusell, Historia de España del siglo XX, Cap. "La herencia del siglo XIX".
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El hecho de que en 1877, a comienzos de la Restauración, el 72,3 por 100 de la población masculina activa estuviera dedicada a la agricultura en España, frente al 56 por 100 en Italia, muestra la diferencia de desarrollo económico entre ambos países. A principios de siglo las diferencias se habían reducido, pero aún eran importantes: en 1920 el porcentaje en España era todavía de 61,6 por 100. Aún más importante que el gran agriculturalismo en España en relación a Italia es su nivel de industrialización y desarrollo comercial y de transporte, particularmente en las primeras décadas del siglo XX.
Juan J. Linz, El sistema de partidos en España, Pgs. 41,42.
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La población activa empleada en la industria era menos del 16 por 100 del total y, aun de esta cifra, aproximadamente la mitad estaba empleada en sectores de necesidad tan perentoria y sofisticación tan escasa como la confección textil o la construcción. Las fábricas de más de un millar de trabajadores eran muy contadas y casi tan sólo existentes en la periferia. Del sector terciario o de servicios formaba parte importante todavía el servicio doméstico, lo que resulta bien expresivo de una sociedad retrasada: casi 300.000 personas figuraban en el censo como pertenecientes a él.
Tusell, Historia de España del siglo XX. I , Cap. "La herencia del siglo XIX"
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Triunfa hoy sobre todo el área continental una forma de homogeneidad que amenaza consumir por completo aquel tesoro. Dondequiera ha surgido el hombre-masa de que este volumen se ocupa, un tipo de hombre hecho de prisa, montado nada más que sobre unas cuantas y pobres abstracciones y que, por lo mismo, es idéntico de un cabo de Europa al otro. A él se debe el triste aspecto de asfixiante monotonía que va tomando la vida en todo el continente. Este hombre-masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas «internacionales».
Ortega y Gasset, España invertebrada
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La existencia de un amplio temario nacionalista susceptible de reelaboración en un sentido fascista no implicaba que ésta fuera necesariamente inmediata. Entre otras cosas, porque nadie sabía muy bien qué era el fascismo a la altura de 1922 y porque, sobre todo, la dictadura de Primo de Rivera vino a constituir una primera respuesta a muchos de los problemas que los distintos nacionalismos españoles más o menos tendencialmente antiliberales habían ido poniendo sobre la mesa. [...] Por esas mismas razones iban a quedar paralizados —a desaparecer de hecho— los primeros intentos más o menos serios o consistentes de poner en marcha organizaciones fascistas. Tales eran o habían sido, por ejemplo, el grupo barcelonés de La Traza, la efímera publicación La Camisa Negra o el intento de lanzamiento de una ignota Legión Nacional por el diario La Acción. De los primeros, los más próximos al fascismo, se perdería pronto el rastro; los relacionados con las últimas iniciativas, mauristas autoritarios, encontraron su acomodo en la dictadura misma. Delgado Barreto, por ejemplo, pudo cambiar la anterior dirección de La Acción por la de La Nación, portavoz oficioso de la dictadura.
Saz, 2003, pág. 101
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Con la aparición de las Memorias de un dictador [1979] ha vuelto a la actualidad una de las figuras más complejas y dignas de estudio de la historia del fascismo español: Ernesto Giménez Caballero. El defensor en el período republicano de un «fascismo a la española», el creador de todos los mitos de un nacionalismo exacerbado, que el franquismo repetiría con monótona insistencia durante 40 años, el poeta —o profeta, como él gusta llamarse— que definió el «genio de España» como la fusión del catolicismo y los afanes imperiales
Tiempo de historia, 1979.
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hay una cierta continuidad entre la financiación originaria de 'La Gaceta y la de La Conquista. Las aportaciones económicas vinieron del diplomático Sangróniz, quien puso a disposición de Ledesma fondos del Patronato Nacional de Turismo; también concurrieron cantidades no especificadas de José Félix de Lequerica (subsecretario de Economía en esos momentos), o de amigos suyos madrileños y quizá de otros personajes pertenecientes, como él, a la oligarquía vasca no nacionalista, "posiblemente a través de la gestión llevada a cabo por José Mª de Areilza como intermediario". Lequerica y Sangróniz —como se recordará— habían colaborado en la primera financiación de La Gaceta.
Selva, 2005, pág. 100.
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Nacidas de núcleos inequívocamente conservadores [las Juntas Castellanas], tenían por líder a Onésimo Redondo, un miembro de la Acción Católica Nacional de Propagandistas (ACNDP) que había figurado como fundador de Acción Popular, luego CEDA. Estamos ante un grupo activista de carácter confesional, clerical y religioso. Junto a la exaltación del credo católico y de los valores tradicionales de la España rural, contenía un fuerte componente populista ligado a las reivindicaciones de los pequeños propietarios y arrendatarios rurales.
Chueca Rodríguez/ Montero Gibert, 1992, págs. 223.
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Hay dos Españas. La verdadera está próspera y sana después de seis años de buen gobierno [la dictadura]. Pero tenemos, en cambio, una clase intelectual casi completamente inepta. Los intelectuales —la otra España— se sienten despegados del pueblo, que ni los entiende ni los quiere. Y piensan orgullosamente que su propio malestar, mezcla de soberbia y de fracaso, es el malestar de España. De ahí que imaginen siempre vivir instantes trágicos, y que los aprovechen para hablar, hablar, hablar con pertinencia desalentadora, enervante. Pero la tragedia no está más que en sus espíritus enfermizos.
José Antonio Primo de Rivera, en Saz, 2003, pág. 145.
- ↑ Onésimo Redondo no participó al encontrarse exiliado en Portugal tras haber sido acusado de conspirar contra la República
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Por lo que se refiere a la clase obrera, el fascismo se decantó netamente hacia el proselitismo entre los sectores de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la organización de los anarquistas españoles. Nuestros fascistas creían, o aparentaban creer, en ciertos puntos supuestamente comunes con las propuestas anarquistas. Tal intento se saldó con otro fracaso no menos espectacular. De un lado por razones de índole ideológica, pues tras la subida al poder del partido nazi el antifascismo pasó a ser una característica básica de cualquier movimiento anticapitalista. Del otro, porque en el caso español, aunque la CNT sufriera un debilitamiento por sus fracasos revolucionarios, no ocurrió lo mismo si se contempla el movimiento obrero en su conjunto, que además marchaba a pasos agigantados hacia la unidad orgánica de acción. En España no se produjo nunca el debilitamiento del movimiento obrero que permitió en Italia y Alemania la penetración fascista.
Chueca Rodríguez, Montero Gibert, 1992, pág. 227.
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Tanto FE-JONS como la CEDA fueron, como ya es sabido, dos latecomers, utilizando la acertada acepción de Linz. Pero exceptuando esta comunidad puramente cronológica, sus derroteros fueron espectacularmente diferentes. En efecto, ambos alcanzaron su formación definitiva en 1933 y ambos formaron sus núcleos originarios en 1931. Pero inmediatamente el tradicional discurso ideológico del conservadurismo español supo actualizarse recuperando el espacio político que el nuevo régimen dejaba aparentemente vacío mediante una serie de factores que demostraron su virtualidad ideológica y organizativa.
Chueca Rodríguez, Montero Gibert, 1992, pág. 232.
Referencias
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De forma paralela a la publicación de las especulaciones sobre el ascenso nazi al poder, animó a ciertos núcleos de la derecha contrarevolucionaria española a buscar el candidato idóneo para encabezar un partido fascista de momento inexistente. Estas personas opinaban que las JONS no tenía ningún futuro y sobre todo que Ledesma no era el líder adecuado para dirigir el proyecto fascista apetecido.
José Luis Rodríguez Jiménez. 2000
Frente a lo que en alguna ocasión se ha dicho el "paseo", o represión indiscriminada practicada por elementos irregulares, fue también una fórmula bastante habitual en el bando adversario durante la primera fase de la guerra. En Zaragoza, por ejemplo, de los 3.111 asesinados por los franquistas durante la Guerra Civil , 2.610 lo fueron en el año 1936. Más difícil es identificar la significación ideológica de quienes los practicaban pero hay indicios de que falangistas y determinados elementos de las fuerzas de seguridad tuvieron un triste protagonismo. Según el conde de Rodezno, futuro ministro de Justicia de Franco, en Navarra los falangistas se distinguieron por llevar a cabo "limpias que espeluznan", en especial en la Ribera.
Tusell, 1999
↑ El autor del decreto fue Ramón Serrano Suñer y el discurso fue obra de Ernesto Giménez Caballero; Enrique Selva (2000) reproduce el texto del borrador autógrafo del escritor, págs. 294-298.
↑ Sheelagh Ellwood, 1984-2001, págs. 99-101.
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la impronta paterna resultó definitiva a la hora de tallar la personalidad del joven Mussolini, que se revelaría jovial, irreverente, y un poquito desvergonzado. Del mismo modo, la glorificación de la bravura y el valor, adosados a un profundo darwinismo personal y social -solamente los fuertes sobreviven-, se convertiría en una constante heredada de su padre que le acompañaría hasta la muerte y que definiría, en buena medida, la lógica de pensamiento que desembocaría en el primer fascismo.
Íñigo Bolinaga, Breve historia del fascismo
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No confío en el voto de la mujer. Mas no confío tampoco en el voto del hombre. La ineptitud para el sufragio es igual para ella que para él. Y es que el sufragio universal es inútil y perjudicial a los pueblos que quieren decidir de su política y de su historia con el voto. No creo, por ejemplo, que en la conveniencia o inconveniencia de una alianza internacional o saber la política marítima a seguir pueda tener la masa opinión, ni a lo sumo, más que muy pocos de sus representantes.
José Antonio Primo de Rivera. Entrevista sobre el voto femenino en La Voz, 14 de febrero de 1936. Obras (del Río 1974), pág. 886.
↑ "Todo esto, indirectamente, convocaba a un peligroso darwinismo humano. Solo los más fuertes, los mejor preparados, se alzarían por encima de la masa sumisa y alcanzarían las jerarquías fascistas". Marcos Maurel, 2005, pág. 134.
↑ Rodríguez Jiménez, 2000, pág. 23.
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El programa inaugural de los Fascios Italianos de Combate aúna un rabioso nacionalismo con demandas de corte social, tales como el salario mínimo, la jornada laboral de ocho horas, el voto femenino, la participación de los trabajadores en la gestión de la industria, el retiro a los cincuenta y cinco años, la nacionalización de las fábricas de armas y municiones, confiscación de los bienes de las congregaciones religiosas y abolición de las rentas episcopales. Un programa ciertamente audaz para la época que, sin embargo, fue eclipsado por su sorprendente alegato en favor de la violencia regeneradora y los elocuentes histerismos nacionalistas que el fin de la Primera Guerra Mundial y sus resultados provocaron en los representantes de esta corriente política.
Íñigo Bolonaga, Breve historia del fascismo, pág. 21.
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...si bien los movimientos fascistas tenían puntos en común con el autoritarismo y las fuerzas de extrema derecha que les habían precedido, en cuanto se refiere al modelo de organización de la vida política y económica de la nación, presentaban notables diferencias y eran básicamente más extremistas en todos los sentidos: estridentes en su nacionalismo, más plebeyos en composición y estilo, menos respetuosos a la tradición y valores establecidos y más violentos en su comportamiento político; y a menudo incorporaban, lo que habría de resultarles muy útil, sobre todo en el caso italiano y alemán, una retórica seudoizquierdista.
Rodríguez Jiménez, 2000, pág. 22.
↑ «si no hubiera otro medio que la violencia, ¿qué importa? Todo sistema se ha implantado violentamente, incluso el blando liberalismo». José Antonio Primo de Rivera, 2 de abril de 1933. Obras(Del Río 1974), pág. 49.
↑ «Las propuestas autoritarias siguen ganando terreno en los círculos políticos conservadores. También cobran audiencia entre ciertos sectores de intelectuales ganados para los afanes regenarionistas. Este es el caso de José Ortega y Gasset. En Vieja y nueva política, España inveretebrada y La rebelión de las masas Ortega enlaza con las corrientes elitistas que entonces triunfan entre la burgesía europea que se sentía amenazada por las demandas y capacidades de movilización del proletariado». Rodríguez Jiménez, 2000, pág. 28.
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Hace muy poco Ismael Saz, en España contra España ha ratificado la intuición de que Ortega en esos años puso sobre la mesa casi todos los temas que barajaría el futuro fascismo español. [...] Los fundadores del fascismo español no escapan a la irradiación ortegana porque Ortega está antes que ellos. Todos, José Antonio, Giménez Caballero, Onésimo Redondo o Ledesma Ramos estuvieron relacionados con él, fueron colaboradores más o menos estrechos de Revista de Occidente
Gracia, 2005, Pg. 120.
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Muy pronto las Juntas Castellanas tuvieron que asumir el mismo problema con el que había tropezado La Conquista del Estado: el fracaso en la captación de nuevas voluntades para la causa del fascismo en España. Durante bastantes meses los fascistas de Valladolid no pasaron de consutuu un pequeño grupo que oscilaba entre las treinta y las cuarenta personas, todas ellas pertenecientes a las clases medias de profesionales liberales, agricultores y universitarios, como el joven José Antonio Girón. A Valladolid habían llegado varios de los números de La Conquista del Estado, y su lectura impulsó a Redondo a contactar con los fascistas que actuaban en la capital del Estado.
Rodríguez Jiménez, 2005, pág. 102.
En España la designación del máximo dirigente nazi como canciller y el control que los nazis pasaron a ejercer en el nuevo gobierno supusieron un duro golpe para republicanos y socialistas, pero amplios sectores de la derecha no identificada con la República aplaudieron, con mayor o menor entusiasmo, el inicio de la dictadura nazi. Para no pocos de los dirigentes y propagandistas de la derecha radical el nazismo, como anteriormente el fascismo en Italia, era el modelo de como debía hacerse las cosas, de forma rápida y con la violencia necesaria para destruir el sistema democrático y los partidos marxistas.
Rodríguez Jiménez, 2000, pág. 119.
↑ Rodríguez Jiménez, 2000, pág. 128
↑
Las esperanzas monárquicas se cifraban en el grupo netamente fascista de José Antonio Primo de Rivera, la Falange, como fuente potencial de tropas de choque contra la izquierda. Siendo terrateniente del sur, aristócrata y perteneciente a la alta sociedad y, sobre todo, hijo del fallecido Dictador, José Antonio Primo de Rivera era una garantía para las clases altas de que el fascismo español no escaparía a su control como sus homólogos alemán e italiano.
Preston, 1993, pág. 127.
↑ Rodríguez, 2000, Pg. 120.
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En la trayectoria político-ideológica de José Antonio de fascistizado a fascista —como bien supo ver Ramiro Ledesma—, está comprendida también la evolución de su propio nacionalismo. En sus primeras intervenciones políticas en 1930 y 1931, en el marco de la Unión Monárquica Nacional, se comporta como un auténtico contrarrevolucionario, defensor y continuador de la obra del régimen que encabezara su padre —que es lo que en última instancia era la propia UMN— cuyo nacionalismo se mueve dentro de unos parámetros tan próximos a los de un mundo conservador todavía escasamente fascistizado, como alejados del genuino nacionalismo fascista.
Saz, 2003, págs. 144-145.
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Que Falange Española coadyuvó al estallido de la contienda, seguro;
que abogó por la confrontación violenta sistemática, por supuesto; que fueron fascistas de tomo y lomo los falangistas y sus compañeros de viaje conservadores, está claro; que suyas fueron las consignas y normas de las que se apropió el nuevo régimen militar para ejercer el control ideológico de la población, es obvio. Pero no debemos llevar a cabo una crítica del fascismo español durante la Segunda República invirtiendo la cronología, es decir, historiándolo a partir de su importancia
social tras la guerra. Si, en general, la ideología fascista echa mano, sin importarle caer en incoherencias, de todo aquello que pueda servir para alcanzar sus objetivos, retorciendo ideas y conceptos, adueñándose hasta de premisas del enemigo, en el ciclo vital del fascismo español hasta 1936, dada la circunstancia política y social existente, estas contradicciones se multiplicaron hasta conseguir abortar cualquier éxito de movilización de masas y, por ende, político.
Muriel, 2005, Pg. 139
↑ «Un partido de 6.000 militantes, como mucho, hasta las vísperas de la guerra civil, que no llegó a alcanzar el 2 por 100 de sufragios en ninguna convocatoria electoral, era sin duda un partido fracasado». Ricardo L. Chueca, España bajo el franquismo, «FET de las Jons: La paradoja de un fascismo fracasado», Ed. Crítica, 2000, pág. 62.
↑ «La izquierda estaba muy sensibilizada al aumento del fascismo y decidida a evitar la suerte que habían corrido sus correligionarios en Italia, Alemania y Austria». Preston, 1993, pág. 128.
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