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General: ORTEGA Y GASSET ... Y EL FASCISMO ...PREMIO AL PERIODISTA DARÍO ARISMENDI
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 10/05/2019 12:50

Desde la prensa de derechas se reclama «un Mussolini para España» y entre los partidos políticos se hacen frecuentes las referencias al fascismo italiano y se comenta desde los partidos de la derecha radical sobre la conveniencia de adoptar métodos parecidos a los del partido fascista en Italia para reprimir a las organizaciones de izquierdas.24

A pesar del retraso de la Industria en España con relación a otros países europeos, los movimientos de masas se habían hecho presentes ya en la década anterior, principalmente en sus años finales, en el verano de 1917 tuvo lugar una huelga general de carácter revolucionario, la oligarquía económica y la burguesía conservadora se sentían amenazadas. «El periodo 1917-1919 arroja un alto número de huelgas y disturbios sociales en respuesta al alza de los precios y a los bajos salarios pagados en las zonas agrarias. Pero no se trata tan solo de reivindicaciones puntuales destinadas a una simple mejora de las condicciones de vida, sino de la demanda de un cambio del sistema de propiedad y del inicio de un proceso de radicalización en el movimiento obrero que hunde sus raíces en la penosa situación de muchos trabajadores y la negativa de la burguesía capitalista a hacer concesiones»;25​ ya entonces se vio al fascismo italiano como ejemplo a seguir intentando sentar las bases para ese posible partido fascista español, mímesis del italiano.

En 1922, mismo año de la marcha sobre Roma y acceso de Mussolini al poder, Ortega y Gasset publica su libro España invertebrada.26​ En España invertebrada hace notar la para él desmembración de Estado español motivada por los nacionalismos separatistas, el escaso fervor nacionalista del pueblo español y la insumisión de las "masas" —su concepto de masa, conglomerado de personas sin cualidades intelectuales ni éticas—k​ con respecto a la que sería la élite cualificada destinada a gobernar el país y dirigirlas.

Una nación es una masa humana organizada, estructurada por una minoría de individuos selectos. [...] Cuando en una nación la masa se niega a ser masa —esto es, a seguir a la minoría directora—, la nación se deshace, la sociedad se desmembra, y sobreviene el caos social, la invertebración histórica. [...] La raíz de la descomposición nacional está, como es lógico, en el alma misma de nuestro pueblo. [...] Un pueblo que, por una perversión de sus afectos, da en odiar a toda individualidad selecta y ejemplar por el mero hecho de serlo, y siendo vulgo y masa se juzga apto para prescindir de guías y regirse por sí mismo en sus ideas y en su política, en su moral y en sus gustos, causará irremediablemente su propia degeneración. [...] Pero, como en estas páginas queda dicho, las masas, una vez movilizadas en sentido subversivo contra las minorías selectas, no oyen a quien les predica normas de disciplina.

Ortega y Gasset, España invertebrada.

Ortega y Gasset será —sin pretenderlo— el principal inspirador de los primeros intentos de crear un partido fascista español a principios de los años treinta.27​ En España invertebrada hace suyos conceptos presentes en el fascismo italiano. El carisma en los líderes:

Tal vez no haya cosa que califique más certeramente a un pueblo y a cada época de su historia como el estado de las relaciones entre la masa y la minoría directora. La acción pública —política, intelectual y educativa— es, según su nombre indica, de tal carácter que el individuo por sí solo, cualquiera que sea el grado de su genialidad, no puede ejercerla eficazmente. La influencia pública o, si se prefiere llamarla así, la influencia social, emana de energías muy diferentes de las que actúan en la influencia privada que cada persona puede ejercer sobre la vecina. Un hombre no es nunca eficaz por sus cualidades individuales, sino

por la energía social que la masa ha depositado en él. Sus talentos personales fueron sólo el motivo, ocasión o pretexto para que se condensase en él ese dinamismo social.

[...]

Es completamente erróneo suponer que el entusiasmo de las masas depende del valor de los hombres directores. La verdad es estrictamente lo contrario: el valor social de los hombres directores depende de la capacidad de entusiasmo que posea la masa.

En otro párrafo expone la utilidad del líder carismático:

Cuando varios hombres se hallan juntos, acaece que uno de ellos hace un gesto más gracioso, más expresivo, más exacto que los habituales, o bien pronuncia una palabra más bella, más reverberante de sentido, o bien emite un pensamiento más agudo, más luminoso, o bien manifiesta un modo de reacción sentimental ante un caso de la vida que parece más acertado, más gallardo, más elegante o más justo. Si los presentes tienen un temperamento normal sentirán que, automáticamente, brota en su ánimo el deseo de hacer aquel gesto, de pronunciar aquella palabra, de vibrar en pareja emoción. [...] He aquí el mecanismo elemental creador de toda sociedad: la ejemplaridad de unos pocos se articula en la docilidad de otros muchos.

También en España invertebrada se manda meditar sobre la puesta en pie de un ejército —léase formación de corte militar— al tiempo que se dedica una alabanza al militarismo, ya con una retórica netamente fascista:

Medítese un poco sobre la cantidad de fervores, de altísimas virtudes, de genialidad, de vital energía que es preciso acumular para poner en pie un buen ejército. ¿Cómo negarse a ver en ello una de las creaciones más maravillosas de la espiritualidad humana? La fuerza de las armas no es fuerza bruta, sino fuerza espiritual. Esta es la verdad palmaria, aunque los intereses de uno u otro propagandista les impidan reconocerlo.

En España, en 1922, existía ya la inquietud por un partido fascista español y se trataba de sentar sus bases teóricas sobre estrategia e ideario, si se demoró su formación, hay que considerar que estas inquietudes descendieron tras el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923; durante su dictadura, esta se identificaba con las fuerzas que habrían obrado para su formación.l​ Fue a finales de la dictadura, con su desmoronamiento, cuando esas inquetudes se acrecentaron. El político catalán Campó publica el libro En torno al fascismo italiano, nuevamente otra mirada al fascismo italiano, en él aboga por una «dosificación de la participación del pueblo en el Gobierno», cuando no por la supresión del sistema parlamentario acabando con el «mito de la soberanía popular»; En 1927 aparece otro libro: Hacia los tiempos nuevos, este de Ortega y Gasset, O. Spengler y H. Spencer, entre otros, en el que ponen en boca de diversos personajes de ficción sus ideas, de este tono: «La causa principal de los peligros que corre la sociedad actual está, a mi juicio, en haber adoptado como fundamento de gobierno el mito de la soberanía nacional y el sistema parlamentario», «una democracia tiende siempre a dar el poder a los peores».28

En 1929 Ortega y Gasset publica La rebelión de las masas, libro en el que desarrolla sus conceptos de «hombre-masa» y «minoría selecta» ya apuntados en España invertebrada, y desde 1923 se viene publicando Revista de Occidente, fundada y dirigida por él y en la que colaboran Giménez Caballero y Ledesma Ramos, al igual que otros agitadores y teóricos del fascismo. El gran animador de la causa fascista en aquella época llegó a ser Ernesto Giménez Caballero.ma​«En ciertos aspectos fue el principal promotor ideológico del fascismo español»29

Giménez Caballero: periodista y escritor prolífico, personaje «estrafalario» a jucio de Payne ,30​ licenciado en filosofía y letras, italófilo, discípulo de Ortega y Gasset y con influencias de la generación del 98, Nietzsche, Sorel y los futuristas italianos, crea en 1927 la revista vanguardista La Gaceta Literaria, como reza en su cabecera:«ibérica:americana:internacional», sobre «LETRAS - ARTE - CIENCIA» y en cierto modo filofascista. Consiguió que colaboraran en ella numerosas firmas reconocidas y relevantes, convirtiéndose en uno de los proyectos culturales más interesantes de aquellos momentos, hasta que a partir de 1929, la tendencia filofascista de la revista y la polarización fascistas-antifascistas, también presente en el mundo de la cultura, hicieron que fuera perdiendo colaboradores.31

En derredor de Giménez Caballero se encuentran en aquel entonces la mayoría de aquellos que el 14 de marzo de 1931 publicarán el semanario La Conquista del Estado —cinco de los diez eran o habían sido colaboradores de La Gaceta Literaria—, entre ellos, Ramiro Ledesma Ramos y el propio Giménez Caballero; fue este quien sugirió el título, tomado de la italiana La Conquista dello Stato de Curzio Malaparte.32​ La Conquista del Estado, el manifiesto que se incluye en su primer número, será el embrión del que saldrá el primer partido fascista en España: las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS); sus diecisiete puntos le servirán de programa y en ellos se encuentran ya apuntados los principales aspectos que regirán en la futura Falange. Ramiro Ledesma se convierte así en el principal teórico del fascismo español.33

El grupo de La Conquista del Estado se mantuvo con la financiación de significados miembros de la derecha radical, monárquicos alfonsinos, financieros bilbaínos y el comisario de Turismo de Madrid.34n​ Según palabras del monárquico Pedro Sainz Rodríguez: «De vez en cuando, Ledesma, recibía algunas cantidades para su organización y le regalamos una motocicleta para sus desplazamientos propagandísticos».35

En sus puntos programáticos se destaca la supremacía del Estado. Sus puntos uno y dos: «1º: Todo el poder corresponde al Estado. / 2º: Hay tan solo libertades políticas en el Estado, no sobre el Estado ni frente al Estado.», recuerdan los discursos de Mussolini: «Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado». Y en su punto tercero: «El mayor valor político que reside en el hombre es su capacidad de convivencia civil en el Estado» se estiliza el concepto de masa sumisa y disciplinada de Ortega y Gasset. Le siguen: la superación del marxismo mediante una sociedad jerarquizada, la afirmación de los valores hispánicos, imperialismo cultural y afirmación de España como potencia internacional, una exaltación de lo universitario, transformación de la «cultura de masas», acabar con los separatismos, articulación municipal, sustitución de los partidos políticos por sindicatos corporativistas, expropiación de los terratenientes, y la acción revolucionaria hasta lograr un nuevo Estado.36

Todo expuesto en 17 escuetos artículos, una breve introducción y seguidos de una también breve exposición de lo que es la organización: «Buscamos jóvenes equipos militantes, sin hipocresías frente al fusil y a la disciplina de guerra. Militares civiles que derrumben la armazón burguesa y anacrónica de un militarismo pacifista. [...] El nexo de unión es la dogmática que antes expusimos, la cual debe ser aceptada y comprendida con integridad para formar parte de nuestra fuerza. Vamos al triunfo y somos la verdad española»

El grupo se define como revolucionario, a su ultranacionalismo une un exacerbado odio al comunismo, del que dice ha traicionado los intereses del proletariado; también arremete contra la burguesía, diferenciando entre burguesía e hijos de la burguesía, llamados estos últimos a combatir heroicamente para instaurar un orden nuevo.37

El objetivo era convertirse en un movimiento de masas que desplazase a los de izquierdas, y para ello, una de sus estrategias fue, siguiendo el ejemplo del fascismo italiano, intentar captar afiliados entre esos movimientos para crecer organizativamente y, al tiempo, restar fuerzas a estos. Con tal fin se acercaron a la CNT, el sindicato anarquista, mayoritario y el de mayor presencia en los movimientos de masas españoles. En la edición de La conquista del Estado de 6 de junio de 1931 dedican un artículo laudatorio a Ángel Pestaña, líder anarquista, y siempre procuraron desvincular el anarcosindicalismo de sus ataques a comunistas y socialistas.38​ Estos intentos fueron infructuosos y, a pesar de las ayudas recibidas, no escaparon a los problemas de financiación ni suscitaron el más mínimo interés ni entre los jóvenes ni entre las capas populares.



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