Los ríos y el mar
Por Sergio Sinay (psicólogo argentino)
Pregunta:
La relación del alma con la psique y como incide en el ser humano.
No es una pregunta sencilla, el Diccionario de la Real Academia Española define la psique como el alma humana. En los diccionarios de filosofía, aunque de un modo menos sintético, cuando se menciona la psiques se da por sentado que se habla del alma. ¿Son entonces, la misma cosa?
Muchas corrientes, al poner el acento en la predicción, el estudio y la categorización del comportamiento humano y de la personalidad, dejaron a la psique en el campo de la ciencia, y al alma en el de la religión. Tal división no es buena cuando se viven tiempos de fragmentación, de desintegración.
Hoy a la luz de estas miradas, parece cada vez mas cierto que no se puede pensar en el alma y la psique como entidades separadas, o peor, enfrentadas. El alma es nuestra forma única y singular de habitar el mundo – dice André Comte-Sponville en su Diccionario filosófico. Es siempre única e intransferible y está encarnada. El alma es individual, mientras que el espíritu – sostiene, es universal, anónimo, absoluto y es aquello que nos permite coincidir a todos en las ideas verdaderas, incontrastables.
Cuando nos quedamos encerrados en nuestro egoísmo, atentos a la salvación personal, olvidados del otro y del mundo obnubilados en la construcción de un yo falso, hecho de posesiones para mostrar, le cortamos al alma el camino que le comunica con el espíritu, como quien interrumpe la marcha de un río que va hacía el mar. Sufre el río, se empobrece el mar.
“Cuando se la descuida, el alma no se va, sino que se manifiesta en forma de obsesiones, de adicciones, de violencia y de pérdida de sentido” , dice Tomás Moore, escritor, terapeuta, y alguna vez sacerdote, en El cuidado del alma.
Desgajada en la falsa opción alma-psique expatriada de nuestro ser, incomunicada con aquello que está mas allá de nosotros, el alma enferma. Nosotros enfermamos. El mundo enferma. Acaso es tiempo reempezar una curación cuyo secreto no está en alguna píldora, o en acciones mágicas. Sanar el alma no es un proyecto personal, va mas allá de eso, si bien encierra una ineludible responsabilidad individual.
Lic.Sergio Sinay
Nathy