Regresas una vez más, irrumpes en su vida, en su tranquilidad, basta solo con verte allí para que en su interior descubra que aún sigue pensandote.
Está allí de pie a orillas del precipicio, debe callarse todo, es necesario que así sea y no puede mencionar todo ese sentimiento escondido que lleva dentro, aquello que su alma y su corazón le gritan, pero que sus labios y su prudencia se callan... Y continúa sútilmente junto a ti, en esa historia que hizo imposible y de la cual no puede escapar. Eres su necesidad, su sueño, su anhelo... Y continuas allí, con ese amor que pareces ignorar.
Tu imagen, tu rostro... no hay otro deseo en ella que no sea el de acariciarte, besarte, amar cada espacio de tu piel, traspasar tu cuerpo y acariciar tambien tu alma, y se inventa allí contemplandote mientras duermes, acariciando tu cabello, refugiandose secretamente en tí, tan sútil como para no despertarte.
No puedes evitarlo, y te piensas y te hace creer que es la fuerte, la orgullosa, la soberbia, y tú te lo crees... Y continúa leyendote entre líneas, y continúa allí creyendose tu conciencia, tu amiga, tu ángel... esa amiga, ese ángel que no debe decirte más lo mucho que te necesita y lo mucho que te ama...