Alberto y el verdugo tejano tuvieron discrepancias sobre el método para deshacerse de José Medellín,
secuestrador, violador y asesino de dos niñas hace unos 15 años.
El verdugo consideró que la forma más efectiva, al tiempo que noble e indolora de la ejecución
debió ser mediante una inyección letal al estilo de Texas;
Alberto, por su parte, se inclinó por la cámara de gas mexicana.
En las reflexiones dedicadas a la pena de muerte (Condenas 15/08/08)
Medellín muere en cámara de gas, cuando debió decir por inyección letal.
La historia esta tomada de un hecho que refiere a un condenado a muerte al que,
como una última voluntad, le ofrecen escoger el método para su ejecución:
la inyección letal o la silla eléctrica, de Estados Unidos;
la horca en Inglaterra,
la guillotina en Francia,
el fusilamiento en Sudamérica
o .... la cámara de gas en México.
Extrañado, el prisionero escoge el sistema mexicano, el que supone no existe.
En el reclusorio sur, en una pequeña celda de 90 por 90 centímetros,
el reo observó, a unos 10 metros de altura,
un cielo despejado y muy azul.
Reía a más no poder de la cámara de gas mexicana
cuando, un tipo mugroso y de overol, gritaba:
El gaaaaaaassss…
y....
soltaba desde lo alto un cilindro con gas de 30 litros.
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