Yo vivo al lado de un río. Oración simple si las hay, pero compleja de significados. Vivir al lado de un río, es como decir que vivo al río y su transcurrir, vivo sus pajaros, los caminos de arena, los cañaverales...Vivo en fin, la temerosidad de los patos salvajes, lo apresurado de su aletear sobre el agua.
Vivir al lado de un río es detenerse a beber los cristales del aire, verlos arder en los crpúsculos rojos y verdes. Inclinarse y mecerse con los sauces, rescatar los gritos de los niños en el verano.
Es, detenerse con el alma en suspenso, con el dolor de no poder narrar la luna sobre el agua, no saber cómo describir los camínos mágicos que finge sobre el río. Saber sentirse tan frágil y tan perecedera como el instante.
O tal vez la repitencia que finge eternidades me dice que esa garza que vuela en círculos es la misma garza que clausuró otros veranos. Y entonces todo es círculo y laberinto -Borges dixit- Y el infinito está al alcance o el río asi lo dice.