siempre yo hacia mi recorrido por todos los puestos de los partidos politicos que estaban colocados en una especie de tiendas de campaña en la Plaza Altamira donde las personas recibían folletos de sus respectivos partidos. Allí, nos daban informaciones sobre los últimos acontecimientos y a la vez nos íbamos conociendo los unos a los otros.
Los militares: generales, tenientes, soldados, en suma todos los que se habían levantados contra Chávez, los que no compartían y aborrecían las locuras gubernamentales y al abominable hombre de Miraflores adulado por los corruptos amantes del dinero robado a los venezolanos, se encontraban reunidos, a veces acompañados por sus respetivos familiares, en una enorme tienda de campaña. A menudo nosotros íbamos a visitarlos y les pedíamos sus autógrafos sobre la bandera que cargábamos con tanto amor a la patria. A veces nos mostraban algunos videos, o escuchábamos algunos discursos sobre política y luego terminábamos cantando canciones patrióticas compuestas por autores inspirados por los acontecimientos que se iban desenvolviendo durante esos nefastos días y meses. Al final ondeábamos al viento nuestras banderas. Todos éramos más unidos que nunca. Las personas que se reunían allí, eran muy gentiles, se preocupaban por los demás y hasta les prestaban ayuda en lo que podían .
Durante una de esas tardes, recuerdo, que yo necesitaba comer. Había estado allí desde la mañana temprano y solamente había bebido agua. Billy, mi monito, tenía hambre y aunque yo le había dado su tetero, lloraba porque seguía teniendo hambre y no paraba de llorar. Mucha gente empezó a preocuparse y le consiguieron una pera y una banana; a mi me ofrecieron un sándwich de jamón y queso; querían darme algo mas pero en realidad yo no quería comer nada mas.
Ese día yo estaba felíz porque me habían dejado entrar donde se encontraban los honorables y valientes militares que no aprobaban abiertamente como se estaba violando la Constitución. El estar con ellos me llenaba de orgullo. Como siempre Billy empezó a hacer monerías y todos los militares se reían mucho de las payasadas de Billy.
A eso de las 6:30 pm., estando yo algunos metros más abajo de la Cruz Roja hacia donde estaba dirigiéndome para alegrar a los paramédicos y a las enfermeras con las payasadas de Billy, inesperadamente se oió un grito de una muchacha que le decía a alguien: "¡no me dispares!". Ella estaba unos metros más abajo, yo no podía verla porqué ya había oscurecido y además había una tienda se interponía y no me dejaba verla, ni tampoco al tipo que estaba disparando. Después del primer disparo le siguió una ráfaga mas. Yo conté como unos 20 disparos, pero creo que eran algunos más. También oí al General Gonzáles Gonzáles diciendo desesperadamente una y otra vez: "al suelo, al suelo." En ese instante miré a mi alrededor y vi un matorral algo bajo donde poder agacharme, allí se encontraba una señora que al verme se colocó un poco de lado para cederme un pequeño espacio.
Mientras tanto hubo un silencio aterrador, no se oía a nadie. Después de tres minutos aproveché para preguntarle a la señora si tenía un celular. Necesitaba llamar a mí mamá, yo estaba segura que en ese momento ella debía estar preocupada. Inmediatamente me lo cedió y pude llamar para decirle que por ninguna circunstancia se moviera de la casa porque era muy peligroso venir a Altamira, y agregué que regresaría a la casa después que todo se hubiese calmado. A esto le sucedió otra ráfaga de balas más larga que la primera y Gonzáles Gonzáles empezó a gritar de nuevo: "al suelo, al suelo, al suelo". Cuando vi que la señora se había ido, me puse debajo de la tarima de "Primero Justicia" . Esta me salvó la vida; por eso "Primero Justicia" tiene un lugar especial en mi corazón.
Una vez debajo de la tarima vi a las personas que venían desde abajo, pasaban a un lado de la tarima y se dirigían hacia la tienda de la Cruz Roja. Entre ellas vi pasar una señora cargando una niñita de unos cuatro años con su vestidito ensangrentado dirigiendose también a la tienda de la Cruz Roja. Ella había sido alcanzada por unos de los disparos sin embargo, extrañamente, no se estaba viendo ni se estaba comentando nada acerca de este muy lamentable hecho en una camara inalambrica cargada por un camarografo. Seguidamente, desde ese mismo lugar, vi muchas gente corría ensangrentada hacia varias direcciones.
Había muchísima sangre en la ropa de la gente. Todos nosotros estábamos en suspenso, consternados, petrificados y a la vez no podíamos creer lo que estaba sucediendo alrededor de nosotros.
Después de unos cuantos minutos, fui trasladada al estacionamiento destechado del Hotel Four Season por un amigo que era guarda-espaldas de algún General y que días atrás había conocido en esa misma plaza. Después de unos 20 minutos que me parecieron eternos, nos dieron el permiso de entrar en el Lobby del Hotel. Allí había muchísima gente llorando, otras estaban abrazándose y yo, gracias a Dios, estaba sana y salva con Billy en los brazos.
Esa escena demoledora me hizo romper en llanto por unos momentos. Cuando por fin logré controlarme, empecé a buscar a las personas que conocía. Solo vi en ese momento a una muchacha de color que lloraba amargamente diciendo que no había podido encontrar a su marido. Para aliviarla le dije: "no te preocupes que pronto lo conseguirás, en estos momentos hay mucha confusión, pero ya verás que él vendrá a buscarte" . Billy, como siempre, hizo de las suyas, miró a la muchacha con atención y luego me miró como si estuviese diciéndome ¿ que le pasa? Después se acercó a ella, le acarició la cara y le lamió una gota de lágrima que se deslizaba sobre su mejilla. En ese preciso instante los camarógrafos captaron esa conmovedora escena . Yo tengo el periódico donde se puede ver a Billy con la muchacha. No te envío la foto porque todavía no la he escaneado.
Después de una hora conseguí un taxi para irme a mi casa. Al llegar en el lobby del edificio donde vivo me encontré con varias personas que me habían visto junto con Billy por televisión mientras estábamos en Altamira y nos abrazamos fuertemente.
Un gran abrazo,
Chanty