Publicado 12:51 pm por Vitasalud & archivado en Cuentos.
¿QUIERES SABER QUÉ ES LA SERENDIPIA? EN ESTA FÁBULA PERSA DE LOS TRES PRÍNCIPES PERSAS DE SERENDIP, ENCONTRARÁS LA CLAVE.
Érase que se era, tres príncipes de la impresionante isla persa de Serendipia. Los tres eran inteligentes, bien educados e hijos de un gran arquitecto. Su padre les había encomendado viajar a la India cuando, de repente, se toparon con un obstáculo en el camino: encontraron unas huellas.
El primer príncipe, tras observarlas, dijo:
– Son las huellas de un camello tuerto del ojo derecho. Esto lo digo porque he visto que la hierba de la parte derecha del camino que da al arroyo estaba intacta, mientras que la de la parte izquierda que da a la colina estaba más seca y consumida.-
A todo esto, el segundo príncipe, más sabio que el primero, añadió:
– A este camello le falta un diente: lo sé por que la hierba que ha arrancado tiene por encima pequeñas cantidades masticadas.-
Por último el tercer príncipe, todavía más astuto que sus dos hermanos mayores, observó:
– Eso no es todo: el camello está cojo de una de las dos patas de atrás. Seguramente la izquierda, ya que las huellas son más débiles en este lado.-
A estas afirmaciones se unió la de El Mayor del pueblo, que dijo:
– Por mi puesto de arquitecto mayor del reino afirmo que el camello llevaba una carga de miel y mantequilla. Lo puedo decir porque al borde del camino las hormigas comían en un lado, mientras que en el otro se concentraban abejas, avispas y moscas.-
Los tres príncipes se sintieron molestos porque la apreciación del arquitecto superaba a las suyas. Así que el segundo príncipe bajó de su camello e inspeccionó más de cerca la huella y afirmó que en él iba montada una mujer, al percatarse de pequeñas huellas sobre el barro en la ribera del río.
El tercer hermano, herido en su orgullo también aseguró que la mujer estaba embarazada, ya que al orinar se apoyó con las dos manos debido al peso de su cuerpo.
En un clima de celos y soberbia, los tres jóvenes prosiguieron su camino hasta la siguiente ciudad, donde se toparon un con mercader que estaba muy nervioso. El motivo es que uno de sus camellos con su joven esposa había desaparecido con una carga de miel y mantequilla. Los tres príncipes, al escucharlo, se pararon y le preguntaron:
– ¿Era tuerto tu camello del ojo derecho?- preguntó el hermano mayor.
-Sí,– le contestó el mercader intrigado.
-¿Le faltaba algún diente?- preguntó el segundo hermano.
-Seguramente, por que era viejo y se había peleado con un camello joven.- respondió el mercader
-¿Estaba cojo de la pata izquierda trasera?- le espetó el tercer hermano.
– Sí ya que se había clavado la punta de una estaca. Además llevaba una carga de mantequilla y miel y una mujer muy descuidada, ¡mi esposa embarazada que se retrasaba todo el rato y yo la dejé atrás sin darme cuenta! ¿Los habéis visto?- preguntó angustiado el mercader.
A esta pregunta los príncipes rieron a carcajadas ante el asombro del mercader.
– No los hemos visto jamás.-
En ese momento los vecinos explicaron al mercader que habían visto tres salteadores tras su camello y su mujer, así que les denunció. Habían detallado tan bien al camello que nadie les creyó cuando afirmaron no haberlo visto, así que fueron detenidos y condenados a muerte… aunque finalmente apareció la mujer del mercader y fueron liberados.
REFLEXIÓN SOBRE LA SERENDIPIA
“La sabiduría tiene su premio. Sin embargo no fue sino la casualidad la que los salvó. Gracias a ello, los tres príncipes aprendieron a ser más prudentes manifestando su inteligencia ante las demás personas.”
Esta fábula persa demuestra que la casualidad o serendipia determinó el final de los tres hermanos príncipes que pasaban por la isla Serendip, la antigua isla de Ceilán y actualmente denominada Sri Lanka, y que habían llegado resolviendo sus problemas mediante su inteligencia aplicada a casualidades sorprendentes. Sin embargo, esta casualidad o serendipia unida a su inteligencia analizadora les llevó a una situación equívoca en el peor momento, lo que les supuso una condena pese a no haber hecho nada. La soberbia también les abocó a esta situación, ya que si hubieran sido más humildes hubieran explicado al mercader el por qué de conocer datos sobre su camello sin haberlo visto realmente.
El término serendipia deriva del inglés serendipity que fue acuñado por el autor Horace Walpole en el año 1754 tras la lectura de esta fábula persa, “Los tres príncipes de Serendip”.
APLÍCATE EL CUENTO
¿Te acuerdas si alguna vez te ha pasado algo parecido con la serendipia? ¿Has descubierto algo gracias a la casualidad o la serendipia que te ha ayudado en algo importante? Para potenciar la serendipia es muy importante abrir nuestra mente a nuevos paradigmas, dejando atrás aquellos demasiado rígidos que nos muestran la realidad siempre igual. Empieza a transformar tu pensamiento en positivo, con nuestro plan Tu Mente en Positivo. Hazle un hueco en tu vida a la serendipia. ¡Anímate!