Mis logros quizás no sean iguales a la idea de éxito de otra persona. Sin embargo, los pasos que damos hacia el logro de nuestras metas pueden ser similares. Mi éxito comienza con fe —en Dios y en mí.
Tengo fe en que estoy siendo guiado de manera divina por el camino correcto hacia mis objetivos, sueños y aspiraciones. Cada experiencia me brinda una nueva comprensión de lo que significa tener éxito en la vida. El verdadero éxito es medido por el gozo y la satisfacción que experimento al hacer lo que me gusta.
Doy gracias por esta comprensión y por las bendiciones de Dios que vienen a mí. Cada logro es parte del plan de Dios para mi vida, y existen muchos más en camino. ¡El éxito es mío!
Y esto le pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento.—Filipenses 1:9
Ver el mundo con curiosidad infantil es hacer a un lado el escepticismo, la duda y el temor para vivir con amor, alegría y confianza. Es vivir en el momento con entusiasmo y anticipando sólo el bien. Es sentir fascinación por todo a nuestro alrededor, preguntando con interés y esperando las respuestas con fe inquebrantable.
La curiosidad infantil hace que me maraville por la belleza de las estrellas, que observe con fascinación como una hormiga lleva su miga de pan a su hormiguero, que escuche con gozo el trino de la alondra. Con una nueva conciencia, tomo de la Fuente inagotable de energía e ideas. Todo es posible porque soy una creación de Dios.
Jesús se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, … porque estas cosas las escondiste de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños.—Lucas 10:21
Recibo con gozo las oportunidades que me brinda el cambio.
Las vacaciones típicamente están llenas de actividades: juegos, visitas, excursiones. A veces, un cambio de ambiente es justo lo que se necesita para recargar la energía. Sin embargo, no todo cambio es bien recibido ni esperado. Los cambios suceden, tanto en mí como a mi alrededor. Y, en vez de enfrentarlos con resistencia o descontento, los recibo con la expectativa gozosa de un niño.
¿Enfrento un reto de salud? Quizás dicho reto me brinde la oportunidad de enfocar mi atención en lo que puedo hacer para fomentar mi bienestar. Los cambios en mi trabajo pueden motivarme a expresar mi mayor potencial. Acojo los cambios con gozo y entusiasmo.
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: “De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos”.—Mateo 18:2-3