En este momento sagrado, siento la paz del espíritu de Dios.
Paz interna
Dejo de pensar y de hablar por unos momentos, ceso de movilizarme de un sitio a otro y me aquieto. No tengo expectativas sobre lo que debo sentir o hacer, sólo deseo descansar con Dios. Mientras menos atención les preste a mis alrededores, más en paz estaré. Completamente en el momento presente, no hay nada que me distraiga, ni nada que interfiera con mi tiempo de comunión con Dios. Descanso un rato más, dejando que una ola de serenidad invada mi alma y relaje completamente los músculos de mi cuerpo.
La paz que experimento en este momento sagrado me ofrece alivio y renovación. Siento que nueva energía surge en mí, que más fortaleza fluye de la paz de Dios en mí.
“Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.”—Números 6:26