Marca de la bestia o modernidad - CONGREGACION CRISTIANA BIBLICA

Acerca del “Chip” financiero

¿Qué decisión tomará usted ese día cuando le indiquen que debe presentarse personalmente al Banco, donde usted tiene su cuenta de negocios o personal, para serle implantado ese mini dispositivo tan anunciado por todos los medios de comunicación desde meses anteriores?
A raíz de esa amplia e insistente publicidad proyectada en casi todo el orbe, a través de todos los medios informativos, se habrán generado diferentes posiciones, tanto personales como familiares y colectivas.

Manifestantes de todas las confesiones, religiosas y laicas, protestarán contra la implantación de este dispositivo. De muchos de esos acontecimientos usted se enterará, sin duda alguna. Ese día, entonces, usted tendrá que tomar una importantísima decisión porque el llamado no le será desconocido.
No es un secreto que el mercado mundial camina acelerado hacia la eliminación total de las transacciones comerciales mediante el dinero impreso en papel y del dinero acuñado en las incómodas monedas; asimismo que pretende la eliminación de las tarjetas plásticas.

Usted tendrá que decidir si se deja implantar ese ya afamado “Chip financiero” tan publicitado y tan controvertido.

Ese “Chip” le permitirá continuar con sus habituales transacciones bancarias, sin la necesidad de los billetes, las monedas y las tarjetas plásticas.
Muy pronto esa meta será una realidad en la tercera parte del orbe. Las gentes podrán seguir recibiendo su salario y continuar comprando y haciendo todo tipo de operaciones financieras, como vender y cancelar sus compromisos en medio de una comodidad espectacular. Ninguna transacción cambiaria será viable sin acudir a ese sensacional sistema. El microprocesador financiero será la respuesta a la demanda del mercado mundial que cada día exige más rapidez y una fidedigna y supersegura información actualizada al segundo. La comodidad ante todo.

“Se evitará el robo de identidad”, será uno de los anuncios que se ventilarán en el mundo para visualizar a las multitudes respecto de los beneficios de esta modalidad. A simple vista esa modalidad es fantástica. Es excelente. Definitivamente, esa es la solución.
Un diminuto microprocesador electrónico le será implantado en la mano derecha al colectivo humano en todo el mundo. Otros recibirán esa “marca” en la frente. En la frente está diseñada para los todopoderosos tanto políticos como financieros y religiosos. Los militares seguirán siguiendo las marionetas de esos poderosos, por ello este colectivo también recibirá la “marca” en su mano derecha. Desde luego que habrá excepciones, los dictadores con uniformes.
¿Quién no ponderará esa modalidad que permitirá hacer todo tipo de transacciones comerciales y financieras en apenas unos segundos y de manera segura y confidencial? Esa señal o “marca” indicará que el hombre estará a la altura del Siglo que le es propio y de los venideros, donde la sofisticada y asombrosa tecnología seguirá siendo su compañía inseparable.
¿Qué de malo tendrá aceptar ese “chip” financiero? Se trata de fusionar el hombre y la ingeniería. Alguien lo pronosticó: “nuestro sistema nervioso podrá comunicarse a través de Internet.” ¡Sensacional!

Los Amos el Mundo

El problema radica en que detrás de esa sofisticada tecnología se encuentran agazapados los Amos de este mundo (agréguele a esta información música tétrica). Ellos, los Amos del mundo, están promocionando e incluso financiando este sistema para que sea una realidad lo más pronto posible. Su magno objetivo: por medio de las finanzas iniciar el acorralamiento de la humanidad con el fin de manipularle su voluntad y sus procesos emocionales y mentales. La gente no tendrá necesidad de pensar en los mensajes que van del chip a los ordenadores del sistema. Lo peligroso serán los mensajes que serán enviados desde esos ordenadores al “chip” implantado.

Pocas personas saben de la existencia del Gobierno Invisible. Gobierno que gobierna sobre los gobiernos del mundo. Es ese Gobierno el que está procurando implantar este chip en cada habitante de este planeta, iniciando su meta en cada niño desde el nacimiento. No es ciencia-ficción. Tampoco es asunto de religión. Esto ya está aconteciendo. Mucha gente se resistiría si esto se hace público. Esta meta está siendo introducida en el sistema humano de manera prudente, paulatina y solapada. Empezaron por implantar en los animales este microprocesador. También lo está siendo implantado a los ancianos y enfermos susceptibles de extraviarse; asimismo a las personas secuestrables.

En un principio lo hicieron solo si lo aceptaban los propietarios de los animales o los familiares de los enfermos o los potentados, pero ya se está volviendo una ley en algunos países. El mismo método ya se está empleando para llegar a los empleados de algunas cadenas de supermercados que han convenido con algunos bancos este sistema. Algunos centros de entretenimiento social ya lo utilizan.

El final del pasillo está cerrado por un alto muro que convencerá a todos que la esclavitud es un hecho.

La población mundial será literalmente esclavizada mediante este microprocesador. Así de escueto es el asunto, así de cruel y de sencilla será esa realidad. A través de esa tecnología se erigirá por fin un mundo “unificado”. Un mundo atrapado por medio del dinero.

Al fin y al cabo, ¿quién no ama el dinero?

Los Amos de este mundo quisieron antes atrapar a la humanidad empleando las religiones, la política y los falsos ideales que empujaron a los hombres a las guerras en sus diversas manifestaciones y expresiones. Ahora ese Gobierno Invisible encontró en el momento histórico de la humanidad, cuando la tecnología abandera la vida del hombre, al cómplice ideal, el “chip” financiero que les permitirá gobernar a las masas y determinar, finalmente, solo dos clases sociales. Ellos y los demás. Los “dioses” y los esclavos.

Una población con un “chip” electrónico implantado en su cuerpo es el principal objetivo de los Amos de este mundo.

Por medio de este dispositivo, los Amos de este mundo constantemente sabrán donde estamos y lo que hacemos, incluso lo que decimos.

La conspiración ya es un hecho... está precedida de palabras como Transnacional, Globalización, Aldea global, Ciudadano global, entre otras de alcance mundial. Esas estrategias ya forman parte integral de un colectivo que se mueve por el sinnúmero de escenarios mundiales sin enterarse de su futuro.

Lo advertido por aquel judío, conocido en algunos meridianos como el “apóstol” Juan, está por acontecer en breve. A la vuelta de la esquina está el cumplimiento de todas sus profecías, profecías que complementan muchas otras que fueron anunciadas antes de sus días. Los vaticinios de este varón están a disposición de todas las gentes y se pueden leer en su libro de las Revelaciones (en griego “Apocalipsis”). Sus advertencias, como las otras que fueron expuestas en anteriores épocas por boca de otros profetas, ciertamente han sido cernidas por todo tipo de especulaciones. Sin embargo, llegado el día cada profecía se sacudirá de toda la basura que le han agregado. Los hechos señalarán hacia la Verdad.

Desde la inclusión de las revelaciones de Juan en el compendio de libros llamados la “Biblia”, tanto los cristianos como los investigadores ajenos a las matriculas religiosas y los especuladores, han desconocido toda esa revelación, información de suma importancia que este misionero recibió de manera sobrenatural. Una de esas revelaciones tiene que ver con un “número” en particular que ha motivado infinitas creencias, opiniones, tergiversaciones, e incluso veredictos: el tan afamado 666. Asimismo resalta de esas revelaciones una “marca” y un “nombre”. Todo ello se asemeja a los eventos relacionados con el “chip” financiero.

En el Capitulo 13, versículos 6-18 del libro de las revelaciones de Juan se encuentra la siguiente advertencia con respecto de esa “Bestia”:

“Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis."

Esa “Bestia” impondrá esas tres cosas: la “Marca”, su “Nombre” y el “Número de su Nombre.” Para una mejor ilustración y comprensión nos corresponde “contar” ese “número” en particular. Son tres números “SEIS”. Al respecto el “apóstol” Juan resalta que es necesario tener “entendimiento” porque la revelación encierra “sabiduría”.

En relación a este espinoso tema, teólogos liberales han opinado que la “Marca de esa Bestia” no es un “concepto” literal del todo. Han dicho -y muchos lo continúan diciendo- que la “Marca” es un “concepto” alegórico, o quizás de carácter mitológico. Otros cristianos han dicho que la “Marca” no es otra cosa que un “concepto” espiritual que gira alrededor del Catolicismo y el Papado. En otras palabras, quienes deben saber del tema lo desconocen.

Frente a la tecnología galopante, muchos cristianos, sobre todo los que carecen de liderazgo en su congregación, se han venido pellizcando y a la vez pronunciado en relación a si esa “marca” profetizada por Juan tiene que ver con ese dispositivo que está llamando la atención en nuestros días.

Resalta de ese dispositivo su tamaño, y el lugar donde se anticipa que será implantado, aparte de su uso. No deja de asombrar la capacidad que tienen estos chips. Son capaces de cargar una infinita cantidad de información.

Serán usados para seguir ubicando a los animales y a los enfermos. También para identificar y ubicar a los individuos; saber de la vida privada y social del ciudadano, de su afiliación política, de su religión, su número del Seguro Social, su tipo de sangre, si tiene antecedentes policiales, y su información bancaria, desde luego.

Con base en que ese dispositivo se implantará en la mano derecha o en la frente, el tema de la “Marca de la Bestia” ha tomado cierta vigencia en algunos medios, como el cristiano.

Este tema logra confundir a muchos, eso es cierto, pero afinándolo a nuestros días realmente no debería de ser así. Es viable afrontar esta temática “apocalíptica” si a esa información le adaptamos la tecnología moderna y la apropiada interpretación al lenguaje original del texto. La información que aporta Juan acerca de la tal “Marca de la Bestia” es absolutamente literal. Su literalidad exige conocer del significado de ciertas palabras que en si mismas acuñan más información, como sucede con cualquier semilla o código genético.

En unos cuantos meses el sistema monetario internacional iniciará una inquietante campaña publicitaria recalcando las incomodidades del actual sistema económico. Insistirán en el peligro de cargar con tantos “billetes”, igualmente con la molestia de ir de compras con las incómodas monedas metálicas e incluso de la inseguridad del uso del dinero “Plástico”.

En lugar de esos inapropiados medios de transacción, proyectarán motivadores escenas donde las bondades y beneficios de esa modalidad son la repuesta. Buena parte de la humanidad visualizará ¡el “chip” financiero! (¡Aplausos!, por no clamar ¡Aleluya!)

Todos los sectores que requieren del dinero serán influenciados para que acepten una marca en su mano derecha. En la frente lo recibirán gustosamente los poderosos. Palabras más, palabras menos, este sistema se implantará mediante una inyección.

Esto es, precisamente, lo que dice Juan en su libro de las Revelaciones. Que sin esa “marca” la gente no podrá comprar ni vender nada en ninguna parte del orbe. Este varón judío, al cual conocemos como Juan, fue uno de los 12 seguidores de Jesucristo. En su aporte profético resalta, en griego koiné, que esa marca irá "en" y no "sobre" la mano derecha. La definición de la palabra que aparece en el original griego de esos manuscritos bíblicos resalta la voz "charagma" (pronunciado "ka-rag-ma"). Esta palabra griega está vinculada, según fuentes importantes de traducción, al vocablo griego "stigma", que a su vez proviene de la palabra "stizo", y cuya definición es como sigue: "punzar, incisionar, o perforar para reconocimiento de la propiedad; Cicatriz de servicio. Una marca."

Sin interponer lo religioso o lo místico o la convicción que cada cual tenga acerca de la “Biblia” o del libro conocido como “Apocalipsis”, esa información coincide con esta tecnología y con los intereses del sector monetario internacional. Asimismo con los intereses de ciertos poderosos que mediante el mercado mundial anhelan como hienas esclavizar al género humano. Esa importantísima información proyectada por Juan compromete a todos, independientemente de la posición que cada quien tenga en cuanto a religión o espiritualidad. Esa información es indiferente a los intereses particulares o confesionales o de los diferentes colectivos sociales.

Interpretando la tecnología es viable comprender esa profecía. Como profecía advierte de manera tajante que llegará el día cuando ninguna persona en la tierra podrá comprar o vender si no tiene esa “marca”. Precisamente, esa “marca” coincide con ese diminuto dispositivo electrónico que obligará a efectuar todas las transacciones financieras y monetarias que el sistema del hombre abarca. Será apenas obvio que sin ese “micro chip” será imposible acceder a cualquier transacción “legal”.

Acrecentará, sin duda, el mercado irregular, el subterráneo, el del truque. Este mercado lo practicarán y lo utilizarán las personas que se abstengan de recibir ese implante. Pero, ¿quiénes y por qué se negarán a aceptar tan necesario y cómodo sistema, propio de un mundo respaldado por una tecnología cada vez mas indispensable?

El objetivo de este tratado no es traer a colación las tantas advertencias depositadas en el libro llamado “Apocalipsis” o las revelaciones, escritas por ese bienaventurado seguidor de Jesús. El objetivo básico de este escrito es el de llamar la atención acerca de ese dispositivo que nada tiene que ver con creencias religiosas, ni espiritualistas.

Le corresponde a cada persona que lea este envío acercarse y asomarse al tema, si lo cree apropiado. Si no le interesa, pues, que asuma su propia responsabilidad ese día cuando el empleador, o el Banco, o su empresa le requiera de ese obligado dispositivo para seguir el cotidiano vivir. Todo indica que ese cotidiano vivir sufrirá alteraciones graves.

Quienes no se dejen implantar ese diminuto benefactor financiero, tendrán que sobrevivir, en los siguientes tres años y medio, sin techo fijo, muchos a la intemperie, sin poder hacer uso de los medios de transporte, sin alimentación apropiada, rebuscándola en las canecas de la basura, sin Seguro Social y sin acceso a la medicina privada, con los hijos mendigando, sin poder acceder a sus escuelas, si el sistema policivo se los permite, sufriendo todos de indecibles incomodidades, es decir, sin esas facilidades que ahora les acompañan, por mínimas que sean.

Los que se dejen “marcar”, continuarán en sus trabajos, comprarán y venderán, accederán a interesantes beneficios bancarios y a préstamos a bajos intereses, y desde luego podrán seguir viviendo como antes o en mejores condiciones.

Les serán ofrecidas unas inolvidables vacaciones, para pagarlas después de disfrutarlas. También podrán cambiar su viejo auto, adquirido en los recientes años anteriores, por dos nuevos y de ese mismo año. Disfrutarán de becas de estudios para sus hijos, mejoras para su vivienda, incluso podrán agregarle la tan soñada anhelada piscina, si es el caso, en fin.

“--¡Quién como la “Bestia”, clamarán orgullosa y pletóricamente las mayorías. Tal como lo predijo el “apóstol” Juan.

Todos esos beneficios, toda esa bonanza, solo durará escasos dos años, como máximo … porque el “apóstol” Juan también profetizó que en esos “últimos días” nuestro orbe terráqueo será sacudido por una guerra cual antes jamás la hubo … ni la habrá. Popularmente la identifican como la “guerra de Armagedón”.

No sobra investigar al respecto de esta temática… al fin y al cabo si todo resulta una historia de ciencia ficción, entonces, el futuro inmediato lo corroborará, pero y si resulta ser verdad, pues, bien vale la pena atender a lo profetizado, porque todo indica que estamos en esos “últimos días” tan anunciados.

¿Alarmismo religioso? ¡Alarmismo religioso! ¿Ciencia ficción? ¡Ciencia ficción! ¿Realidad?

Averiguarlo o ratificarlo es responsabilidad de cada individuo adulto … que sepa mirar a su alrededor.

Probablemente algunos se pregunten que si esta información es seria y responsable, si habrá alguna manera de salvarse de lo que ha de acontecer en breve ...

Quizás haya oportunidad para que unos más se salven ...

Los códigos de barras del futuro, hoy