Razinger condenó el aborto pero no dijo nada de la pedofilia que sacude a su iglesia
El
Papa Benedicto XVI, acusado por los abogados de las víctimas de ser el
responsable último del encubrimiento de abusos sexuales de sacerdotes a
niños, no puede ser llamado a testificar en ningún juicio porque tiene
inmunidad como jefe de Estado, dijo el jueves un alto cargo judicial
del Vaticano.
La
entrevista con Giuseppe dalla Torre, jefe del tribunal del Vaticano,
fue publicada el jueves en el periódico italiano Corriere della Sera,
coincidiendo con los servicios de Jueves Santo que Benedicto XVI iba a
celebrar en la basílica de San Pedro para conmemorar la fiesta más
solemne del calendario litúrgico, que culmina en el Domingo de
Resurrección.
El Pontífice no se refirió en su sermón a la
crisis de confianza que barre la Iglesia cuando casi a diario surgen
revelaciones de pasados abusos sexuales, acompañadas de acusaciones de
encubrimiento.
Dalla Torre subrayó la estrategia del Vaticano de
defender al Papa si fuera a verse forzado a testificar en varios
procedimientos relativos a abusos sexuales, que están llegando al
sistema legal estadounidense.
"El Papa es con certeza un jefe de
Estado, que tiene el mismo estatus jurídico que todos los jefes de
Estado", dijo, argumentando que por ello tenía inmunidad frente a los
tribunales extranjeros.
Los abogados que representan a las
víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes en varios casos en
Estados Unidos han dicho que querrían que el Papa testificara, en un
intento de intentar demostrar que el Vaticano fue negligente.
Pero
el Pontífice tiene inmunidad diplomática porque más de 170 países,
incluido Estados Unidos, tienen relaciones diplomáticas con el
Vaticano, al que reconocen como estado soberano y al Papa como su jefe
soberano.
Dalla Torre rechazó las sugerencias de que los obispos
de Estados Unidos, algunos de los cuales han sido acusados de trasladar
a los acosadores de parroquia en parroquia en lugar de entregarles a la
policía, podrían ser considerados empleados del Vaticano, lo que
convierte a su "jefe" en el responsable final.
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