Estimado Eder Diaz, tal como dices, muchas organizaciones religiosas toman como base para su doctrina de la inmortalidad del alma, esta narración bíblica de nuestro Señor Jesús. Tal como generosamente los hermanos que me antecedieron, te han ofrecido material para que lo analices con las Escrituras y Dios mediante, podamos transmitirte lo que nosotros como cristianos biblicos creemos con relación a este tema. De hecho el video del hermano soldado y el material del hermano Tito Martinez contienen mucha información que te permitirá tener la interpretación correcta de esta parabola, sin ninguna influencia de la S.I.A.
Cuando yo leí por vez primera esta paráboladel "rico y Lázaro" sentí que era una de las más extrañas narradas por el Cristo. La enseñanza gira en torno a dos personajes, uno rico y otro pobre y en sus vidas se contrastan la opulencia y la vida miserable. Sin embargo, al igual que todas las parábolas que narró el maestro Jesús, ésta contiene una enseñanza, más no es un relato de la vida real. El Cristo pudo haber dicho: “Cualquier semejanza con la vida real, es pura coincidencia” En todas las parábolas, Jesús toma personajes y hechos cotidianos para la mejor comprensión de sus enseñanzas.
Luc 16:19 Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y comía regiamente todos los días.
Luc 16:20 Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que estaba tendido a la puerta del rico.
Luc 16:21 Hubiera deseado saciarse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas.
Luc 16:22 Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abrahán. También murió el rico, y lo sepultaron.
Luc 16:23 Estando en el infierno, en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro con él en su regazo.
Luc 16:24 Entonces gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.
Luc 16:25 Abrahán le respondió: "Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos.
Luc 16:26 Además, entre ustedes y nosotros hay un abismo tremendo, de tal manera que los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no puedan hacerlo, y tampoco lo puedan hacer del lado de ustedes al nuestro.
Luc 16:27 El otro replicó: "Entonces te ruego, padre Abrahán, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
Luc 16:28 a mis cinco hermanos: que vaya a darles su testimonio para que no vengan también ellos a parar a este lugar de tormento.
Luc 16:29 Abrahán le contestó: "Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen.
Luc 16:30 El rico insistió: "No lo harán, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos fuera donde ellos, se arrepentirían.
Luc 16:31 Abrahán le replicó: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán.
Algunos piensan que está historia no es una parábola porque el Cristo nunca dijo que lo fuera como en otras parábolas, pero notemos como comienza esta parábola: “Había un hombre rico…” Comienza como un cuento ¿no? Si fuera un relato real, Jesús hubiera dicho el nombre de ambos personajes, pero no, sólo le puso nombre a uno de ellos, al más pobre, al miserable y lo llamó Lázaro, tal vez en remembranza a su amigo Lázaro, al cual resucitó. Aunque desde luego no hay ninguna evidencia de esto en la Biblia sino es mi mera opinión personal.
En la parábola, el rico no tiene nombre, es uno de tantos ricos e innecesario identificarlo. El contraste entre la vida del rico rodeado de lujos, servidumbre, sedas, alfombras, suculentos manjares, yendo de banquete en banquete es abismal en contraposición con la vida del pobre, desgraciado, abandonado en la calle, cubierto de dolorosas llagas, ansioso de saciarse aunque sea de las migajas que caian de la mesa del rico. Los únicos amigos de Lázaro, eran los perros callejeros que le lamían las llagas, eso de verdad, es indignante, es escandaloso, pero, era precisamente el mensaje de la parábola.
Entonces en la parábola, después de narrar brevemente las caraterísticas de los personaje, aparece la muerte, ese estado que nos iguala a todos, ricos, pobres, sabios, no sabios, poderosos, no poderosos, y para la enseñanza de esta parábola, llega primero como es de esperarse al pobre Lázaro ¿Y porqué tenía que morir inmediatamente el rico de la parábola? Porque reafirma que era sólo una narración ficticia que tenía un mensaje, para el cristiano, el cual debía comprender que a pesar de las riquezas que tuviera, debía mirar las necesidades de los hermanos que lo rodean, es decir debía utilizar siempre empatía para no caer en lo que el rico hizo, vivió una vida de despilfarro y ostentación y se negó a ver la miseria del pobre Lázaro.
Después de la muerte de ambos, se esperaba que la situación del rico y Lázaro se igualaran, sin embargo, la parábola del gran maestro continúa reflejando lo opuesto de las vidas de estos personajes, pues mientras el pobre es llevado por unos ángeles al “seno de Abrahán”, el rico se queda en “el lugar de los muertos”.
Refiere la parábola que el rico desde ese lugar de tormento, vio a Lázaro a lo lejos estando con Abrahán en su seno. Inmediatamente el rico apela su parentesco con Abrahán y entonces la parábola desarrolla un dialogo de ultratumba único en la Biblia:
---“Padre Abrahán ten misericordia de mí. Envía a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua.”
Que ironía, hasta cuando el rico está en esta situación, es cuando “puede ver” a Lázaro y lo increíble, ¡hasta lo conoce por su nombre! Cosa que nunca hizo en vida. Él era alguien acostumbrado a mandar y a que le sirvan, ¡Ni en el lugar en que se encontraba, dejaba el rico de ser soberbio! Después de muerto sigue viendo a Lázaro como a un eventual esclavo a su servicio “Manda a Lázaro” le dice a Abrahán, en el dialogo virtual de la parábola.
Ahora bien, ¿Por qué estaba el rico en ese lugar de tormento que refiere la parábola?
En ningún lugar del relato se acusa directamente al rico anónimo. No se le acusa de nada, es decir, no explotó a Lázaro, no lo maltrató, tampoco se le acusa de que le haya golpeado, de que le haya mandado a prisión por su pobreza, o, le haya negado limosnas, ¿Entonces?, ¿Estaba sufriendo sólo porque era rico? ¡No!
El pecado del rico fue ignorar al pobre como persona. No fue capaz de ver el dolor de Lázaro. No quiso verlo, no le importó, para él Lázaro era invisible. Por eso no de enbalde dice el refrán popular que “si quieres hacerte invisible, hazte pobre”.
¿Cómo quería entonces el rico que se le ayudara allá, cuando aquí no hizo nada por acoger y ayudar al pobre?
La distancia que el rico interpuso con Lázaro en esta vida quedó así para siempre, el rico creó entre él y Lázaro un enorme abismo infranqueable. Esta parábola nos enseña que Dios está con los pobres justos y quien se aleja de ellos, se aleja de Dios.
Con su actitud del rico al no relacionarse con el pobre Lázaro, se condenó a sí mismo ya que nada tendría que ver con Lázaro en la vida sin fin por venir.
Esta parábola por lo tanto nos recuerda que hay otra vida más allá de la muerte, y se llama “resurrección”, pero, lo que hagamos o no en esta vida, repercutirá en la otra, es decir, en el marco de esta parábola, el conocer a Jesús y al Padre YHWH, nuestra actitud de amor cristiano para con los demás, da un giro ya que nos esforzaremos por desplegar en nuestros tratos, los frutos del espíritu, encaminar todas nuestras actividades hacia la santidad, es decir hacer válidas las palabras del Mesías: "Amarás a tu projimo como a ti mismo"
Muchos vivimos inconcientes de lo que ocurre a nuestro alrededor y no valoramos de lo precaria que es la vida y que la muerte es una realidad. Estamos como residentes temporales en este planeta y después sólo nuestros recuerdos quedan por un tiempo y por la sin razón de la vida, llega el olvido y el olvido nos tapa. Más para YHWH seguimos vivos.
Algunos piensan como solicitaba el rico en la parábola, que si regresara alguien de entre los muertos y diera pruebas irrefutables de que hay vida después de la muerte se apreciaría más la vida. Sin embargo, tal vez ni siquiera la aparición de un muerto nos haría reaccionar. Para el Cristo, este argumento no tiene valor ya que él mismo resucitó a tres muertos y ni por eso quienes atestiguaron esos milagros, cambiaron de actitud, al contrario en el caso de su amigo Lázaro al que resucitó, los saduceos se confabularon para matarlo. (Juan 45-53) aunque tampoco hay evidencias en la Biblia de que lo hayan hecho.
Las personas que interpretan literalmente esta parábola como una historia real creen ver en ella un apoyo para las doctrinas erróneas como la del purgatorio o la existencia de un lugar de tormento después de la muerte, al que llaman “infierno” o “hades”.
Esta parábola sólo es lo que es, una parábola, no una historia real. Por muchas razones, esta enseñanza de Jesús no es una descripción de la vida en el más allá después de la muerte. ¿Cómo sería la gloria, si desde allí se presenciara los supuestos tormentos eternos de los perdidos por toda la eternidad?
Se pone en tela de juicio la bondad y justicia de Dios al estarnos forzando por la eternidad ver sufrir a nuestros seres queridos.
La Biblia, no menciona en ninguno de sus libros, que exista un lugar llamado “Seno de Abrahán” al que vayan los muertos. Lo que sí dice la Biblia es que los muertos van en un estado inconciente al sheol o hades y el único mundo de los muertos es su propia tumba. Los humanos vivimos y morimos con todo nuestro ser. La Biblia equipara a la muerte con un sueño profundo y el despertar de la muerte se llama “resurrección”.
Si los humanos tuviéramos una parte incorpórea llamada “alma” y si las almas son incorpóreas por definición, entonces no pueden tener necesidades corporales, es decir, no pueden tener hambre, sueño, sed, o ir al baño. ¿Cómo puede alguien satisfacer su sed con una sola gota en un dedo? ¡Esta parábola no es literal!
El Cristo narró otras parábolas y en las mismas no se toman las cosas literales sino la enseñaza que encierran, por ejemplo en la parábola de las perlas, no nos anima a ser coleccionistas de joyas o el convertirnos en gambusinos; en la parábola del mayordomo infiel no nos invita a imitar las maldades de este mal servidor, sino la enseñanza de esta parábola es imitar su prudencia.
También cuando el Cristo comparó su propia venida con la de un ladrón en la noche, no está diciendo que vendrá con malas intenciones como el ladrón, si no la enseñanza de esta parábola es el factor sorpresa. Por lo tanto al esforzarnos por conocer las enseñanzas verdaderas de las Sagradas Escrituras podemos aprender también a distinguir fácilmente entre la realidad con lo virtual.
El mismo Jesús supo contar magistralmente historias ficticias pero a través de ellas señalar grandes verdades.
He encontrado algunas versiones que llaman al rico “Dives” o “Epulión” con la finalidad de apoyar que el rico de esta parábola sí tenía un nombre y por lo tanto creer así que este relato del Cristo era real apoyando la inmortalidad del alma, así como la existencia de un lugar de recompensa para los buenos y justos y un lugar de tormento eterno para los injustos o inicuos. Sin embargo, ambas palabras no son nombres propios sino sólo sinónimos que significan “rico”.
También es cierto que comprender de golpe esta parábola no es fácil, creo yo. Jesús nunca más comentó en su ministerio sobre esta parábola, además de que sólo fue el médico Lucas quien relató está parábola en su evangelio.
Bueno creo que para que está parábola llegue a nuestro corazón, debemos personalizarla, es decir poner nuestro nombre en el lugar de los protagonistas. ¿Podría yo ser el rico o Lázaro?
Es todo lo que de momento te puedo comentar estimado Eder, sobre la parábola del rico y Lázaro.
Saludos cordiales
GOYIMI