CESACION DE LOS DONES (1ra. PARTE)
Con esta lección emprendemos el estudio de los textos bíblicos que exponen la doctrina del Espíritu Santo referente a la cesación de los dones sobrenaturales. La primera parte de esta serie constaba de mensajes sobre el trabajo principal del Espíritu en el primer siglo y cómo lo hizo; la segunda trataba los dones sobrenaturales en la iglesia primitiva. Y ahora la tercera es esta: la duración de los dones.
Querido lector, antes de comenzar el estudio, permítame hacer algunas observaciones de índole personal. Al partir de este estudio, la materia que presentamos sobre el Espíritu Santo tal vez será nueva para usted. La actitud con que la recibirá depende de varios factores. Si su empeño es defender tenazmente lo que ya tiene por verdad; si cree que ya lo sabe todo; si, habiendo ya cerrado la mente, rechaza considerar algo nuevo, si su propósito es apoyar o sostener a todo costo la secta o el concilio al cual pertenezca, entonces predigo que su reacción probablemente será una de escepticismo, indignación e intolerancia. Mas si suele mantener abierta la mente, si la meta de su vida es conocer toda la verdad que Dios ha revelado, si su fe no le ha llevado al ciego fanatismo deplorable que le rinde incapaz de considerar imparcialmente lo que no había oído antes, si con toda el alma quiere aprender, entonces, a lo menos considerará seriamente lo que ahora le presentamos. Lo único que pedimos es que lo considera sin hostilidad, pero con mucho interés sincero de saber más del Espíritu Santo. Posiblemente haya oído los mensajes de muchos pastores y evangelistas; ahora le suplicamos nos conceda el privilegio de hablarle también. Y al leer, ojalá que se pueda callar por un tiempo la voz, voz a menudo irracional, de las emociones, dejando que la facultad de razonar funcione a toda capacidad. Tenga presente siempre esta regla sencilla: Las emociones no llevan a la verdad que salva sino lo hace el entendimiento instruido e iluminado por el mensaje celestial.
Al decir que es "nueva" la materia que presentaremos, no queremos implicar que tenga su origen en nuestra propia mente. Es «nueva», no para todos, sino solamente para algunos quienes hasta ahora la han ignorado. Los pasajes que trazan la doctrina de la duración de los dones sobrenaturales siempre han formado una parte del texto de la Biblia, mas sin embargo muchos pastores, maestros y estudiantes han predicado como si nunca hubieran sido escritos. Habiéndolos pasado por alto, no han llegado a entender la doctrina de los dones, y por lo tanto no tienen entendimiento amplio y verídico de la obra del Espíritu en esta era. La falta de conocimiento completo en los líderes religiosos ha dado por resultado la formación de conceptos erróneos y hasta aun supersticiosos en los desafortunados feligreses quienes, al no tener maestros cualificados, también carecen de enseñanzas sanas y completas sobre el poder y la obra del Espíritu Santo.
Me he hecho de unos cuantos libros escritas con miras a defender la proposición de que el Espíritu Santo se revela y trabaja hoy tal como lo hizo en le primer siglo. Muy pocos de dichos libros contienen comentarios sobre los pasajes públicos que hablan de la duración de los dones sobrenaturales. Ahora, una regla elemental del exégesis sano es que la verdad se descubre cuando se escudriñan todos los pasajes que tienen que ver con un tema determinado. Asevero que generalmente esta regla no se ha seguido en el estudio de la duración de los dones. De consiguiente las conclusiones hechas por muchos no son válidas, o sea, no representan correctamente la enseñanza divina.
Una ilustración nos ayudara comprender lo que se está afirmando. Marcos 16:17 dice, "Y estas señales seguirán a los que creen..." Innumerables pastores, al leer estas palabras, concluyen que las señales siempre seguirían a todos y a cada uno de los creyentes. Sin lugar a dudas, tales pastores cometen algunos errores de exégesis.
1. Formulan conclusiones basadas en un solo texto sin examinar ni comparar otros textos pertinentes.
2. Asumen que el texto trate de la duración de las señales cuando ese no es el caso.
3. Añaden al texto palabras que no se encuentran en el original.
Por ejemplo, el texto no dice "las señales siempre seguirán" sino sencillamente "seguirán." ¿Hasta cuándo? El texto no dice. Pero, otros pasajes si lo dicen. Son: Efesios 4:7-16; 1 Cor. 13:8-13; Hechos 8:14-18; Judas 3; Heb. 2:1-4; Juan 20:30, 31, etc. ¿Con qué frecuencia son discutidos y expuestos estos textos en los mensajes corrientes sobre la duración de los dones sobrenaturales? La verdad es que no son expuestos; no, ni aun son mencionados por algunos que dicen haber recibido la medida plena del Espíritu Santo. Yo me pregunto que si, de veras, son llenos del Espíritu Santo y entienden todos los misterios. ¿Por qué echan a un lado estos textos de tanta importancia? Entonces, ¿a qué llegamos? A esto: que si un pastor, o un maestro, al disertar sobre la duración de los dones, no incluye en su exposición los textos que trazan el tema, no puede presentar la verdad. No cumple a con su deber de decir todo lo que dice la Biblia sobre el tema. Y esto es precisamente lo que ha pasado. Toda la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la duración de los dones no se ha difundido extensamente. Muchos no han oído todo el mensaje de la Biblia sobre el tema. Algunos se escandalizan, y no pocos se ponen bravos, cuando este servidor u otro hermano cuestiona las creencias comunes de hoy día respecto a la duración de los dones. Creo que reaccionan así porque no han oído, o no han aprendido, todo lo que dice Dios sobre el tema. Ahora, ¿haremos mal en llamarles la atención a lo que dicen las Escrituras? ¿Quieren saber? 0 acaso ¿prefieren la oscuridad? ¿La verdad a medias? El Espíritu Santo habla claramente sobre la duración de los dones. Nuestro propósito es presentarle su enseñanza, orando ferviente y humildemente que la reciba con acción de gracias. El entendimiento recto de la duración de los dones dará por resultado el acabar con los abusos vergonzosos cometidos bajo el pretexto de dejar que se mueva el Espíritu como supuestamente se movió en tiempos pasados.
Vez tras vez, hemos notado esto que ahora se señala. Cuando nos atrevemos hablar de la cesación de los dones, muchos se ponen bruscamente de pie gritando, "¡Blasfemia!" Alegan que no creemos en el Espíritu. Sabemos que no lo harían si nos conocieran y comprendieran a fondos todo lo que predicamos. Su reacción descubre a la luz un concepto no bíblico de lo que significa tener el Espíritu Santo. Es evidente que, para ellos, si uno no tiene un don, no puede creer en, ni mucho menos tener, el Espíritu Santo. Dicho sucintamente: Si no hay dones, ni no hay la manifestación alborotosa del Espíritu, entonces no hay la presencia ni el poder del Espíritu. Esta creencia, pese a que se apoya por multitudes, no es basada en verdades de la Biblia. El Espíritu Santo puede obrar, y obra, aparte de los dones. El Espíritu Santo mora en cada cristiano, tenga o no tenga el un don sobrenatural. Todo cristiano fiel tiene el Espíritu Santo aunque no haya recibido un don. Lo vamos a probar con la palabra de Dios. Tenga presente estas declaraciones mientras estamos estudiando la cuestión de la duración de los dones y no diga nunca, que este servidor no cree en el Espíritu Santo porque ¡no es la verdad! Todo lo que yo soy lo soy porque el Espíritu mora y obra en mí. Todo el poder que tengo es de El. Toda la verdad que enseño me fue revelada por El. Yo creo en El. La iglesia de Cristo cree en El y se rige por El.