Lucubrando Juan X, 22-36 y el supuesto henoteísmo:
“Se celebraba entonces la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el órtico de Salomón. Entonces le rodearon los judíos y le dijeron: -¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús lescontestó: -Os lo he dicho, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las ha dado, es mayor que todos; y nadie las puede arrebatar de las manos del Padre. Yo y el Padre una cosa somos. Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: -Muchas buenas obras os he mostrado de parte del Padre. ¿Por cuál de estas obras me apedreáis? Los judíos le respondieron: -No te apedreamos por obra buena, sino por blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: -¿No está escrito en vuestra ley, "Yo dije: Sois dioses"? Si dijo "dioses" a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser anulada), ¿decís vosotros: "Tú blasfemas" a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dije: "Soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. Procuraban otra vez tomarle preso, pero él se salió de las manos de ellos”.
Este pasaje es el más importante para el judeocristiano henoteísta, quien confiando ciegamente en la autoridad neotestamentaria y sobre todo en las palabras de Jesús, abroga el monoteísmo absoluto del judaísmo desde la época del Segundo Templo.
Hay muchos dioses, no solo Yahveh, pues Jesús así lo declaró citando y confirmando el Tanaj, el cual no puede ser quebrantado: yo dije, ustedes dioses son; todos ustedes hijos del altísimo. Para un judío, Jesús tiene tanta autoridad como Mahoma, es decir, ninguna. Por lo que es impensable que Jesús tenga autoridad de corregir el Tanaj. No así con el judeocristiano, para quien la palabra evangélica es dogma infalible. Por lo que a la luz del juicio del Salmo 82 se desvelará este pasaje:
1) El contexto es elementalmente el capítulo diez, por lo que se dispuso de la parte representativa que corre del versículo veintidós al treinta y seis. Y no del 34-36 que reduce drásticamente la interpretación al restringir el contexto a tres versículos, primer grandísimo error del henoteísta.
2) Los “judíos” son testigos de las buenas obras de Jesús, quienes inquietos esperan la declaración pública de su mesianidad (v.v. 24-25).
3) Quieren lapidarlo por blasfemo, no por sus obras de las cuales son testigos de su bondad (v.v. 32-33).
4) La blasfemia radica en las palabras: “el Padre y yo somos una cosa”. Que anteceden el versículo 31 donde toman piedras para lapidarlo. Puesellos interpretan eso como una semejanza o igualdad con Dios. Cosa impensable desde el Segundo Templo cuando surge el judaísmo en manos de Ezra, Esdras y Nehemías: religión absoluta, celosa y orgullosamente monoteísta, lograda mediante mucha sangre, esclavitud y destierro. Que en sintonía con lo escrito y reflexionado, Dios no puede ni debe ser comparado con nada ni con nadie, y en tal escenario estrictamente monoteísta, las palabras de Jesús son bulliciosamente hirientes.
5) En lo que parece la perspicaz costumbre de Jesús en responder y preguntar ingeniosamente (V. Gr. Mt XXII, 41-46), no se espanta por la amenaza y responde con pericia: ¿no está en el salmo escrito: yo dije dioses son, todos ustedes hijos del Altísimo? Dándole un breve armisticio discursivo al etiquetar de dioses a los “hijos del Altísimo”. ¿Quiénes son esos “hijos del Altísimo”?
6) En la interpretación del salmo 82, esos “hijos” son los jueces de Israel, vicarios de Dios en su función de juzgar y comandar al pueblo. Jesús fue visto no solo como profeta sino como juez (Lc XII, 14) dentro de los judíos. Y no se diga dentro de los cristianos. Pero en el contexto del evangelio, Jesús define esos “hijos” como: “a quienes fue dirigida la palabra de Dios”, que en general es el pueblo de Israel, y en particular son los profetas y/o los jueces, personalidades inherentes en el Mesías esperado.
Remembrando la inquietud de los “judíos” en saber si Jesús es el Mesías, el contexto nos muestra que no estaban convencidos del todo, pero no lo negaban. Y al no negarlo, tanto ellos aceptan de a priori esas cualidades de juez y profeta en el Mesías, en Jesús, que esperaban hiciera público su título y los liberara de su escepticismo. Esto fue lo que causó el armisticio efímero en favor de Jesús, pues si Jesús era el Mesías, el salmo lo hace acreedor al título de “juez” y por tanto de “elohim”, “theos” o “dios”.
7) Según el texto y contexto Jesús no se autotituló en ese momento “hijo de Dios”, fue retórico.
8) Jesús jamás hizo público su mesianismo, y esta ocasión no fue la excepción, algo decepcionante para los receptores judíos, cuyas palabrerías indefinidas pero presuntuosas de Jesús, le ameritaban al menos juicio religioso, por lo que debería ser apresado, ya no lapidado como en un principio, pues suavizó la blasfemia al citar el salmo a su favor.
9) Por lo tanto, este pasaje no habla de politeísmo ni de henoteísmo.
En hebreo como en español, solo hay un Dios, lo demás es figura retórica.
Se le llama "Dios" al ser omnipotente, eterno, inmutable, infinito y absoluto contituyente del universo y la moral humana... solo hay un ser con tal majestad, lo demás es metáfora, metonimia, hipérbole, alegoría, figura retórica.
Es lo malo cuando la prepa les pasa de noche... no discernir lo que es "figura retórica (sentido figurado)". Pobre gente !!!
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