"Por que el pecado -dice el apóstol Pablo- no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14).
Ciertos religiosos citan este texto como evidencia de que la ley
de los Diez Mandamientos fue abolida por Cristo y el cristiano no tiene
que obedecerla porque es salvo por la gracia y no por la ley.
Veamos ahora ¿cuál es el significado de este texto bíblico?
Cuando el gran apóstol dice bajo la ley quiere decir bajo la
condenación. ¿Y por qué la persona que haya recibido a Cristo como su
Salvador personal no está bajo la condenación de la ley? Porque le es
imputada la justicia perfecta de Cristo y permanece justificado delante
de Dios. Así que nuestro Redentor -Cristo Jesús- nos viste con su
propio manto de justicia. Se nos acredita el mérito de Cristo: su vida
recta y se nos trata como si fuéramos justos a la vista de Dios. Por
esta razón no estamos bajo la ley o bajo su condenación (Romanos 8:32,
33).
Ahora bien, ¿quería decir San Pablo -en Romanos 6:14- que la
Santa Ley de Dios no estaba en vigor y que el cristiano no tiene que
obedecerla como fruto de la salvación en Cristo Jesús? ¡NO! pues él
mismo hace las siguientes declaraciones: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el GUARDAR LOS MANDAMIENTOS DE DIOS" (1 Corintios 7:19, versión Reina Valera revisada, 1960). "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley" (Romanos 3:31).
"Y en esto sabemos -dice el apóstol Juan- que
nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: "Yo
le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la
verdad no está en él" (1 Juan 2:3 y 4).
Cierto escritor, enemigo acérrimo de la Ley de Dios, presenta la
siguiente objeción con relación a este último texto que hemos citado:
"El pasaje se refiere a Jesucristo (2:1), y por lo tanto, los
mandamientos son los de Cristo" y no los mandamientos del Decálogo.
Sobre este asunto, dice A. B. Christianini:
- "Jesucristo es Dios, uno con el Padre, y por lo tanto, sus
mandamientos en nada son contrarios a los mandamientos de su Padre... No
puede, por consiguiente, haber la menor disparidad entre el Hijo y el
Padre, o entre los mandamientos de Cristo y los mandamientos de Dios.
- En la misma epístola juanina y en la misma línea de raciocinio (cap. 5, versos 2 y 3) se refiere explícitamente, a "mandamientos de Dios",
lo que por sí, destruye la distinción que el oponente pretende
establecer. Y estos mandamientos de Dios deben ser guardados por los
cristianos, según la inferencia clara del texto. Quiere decir que
mandamientos de Dios y de Cristo, son en último análisis, la misma cosa.
- En la segunda carta de San Juan, verso 5, él mismo afirma que el mandamiento es "el que tenemos desde el principio". ¿Cuál era, entonces? El mismo responde: "que nos amemos unos a otros", o sea, el resumen de la segunda tabla del decálogo.
- "Y todavía en San Juan 3:23 nos es dado el resumen del decálogo, de las DOS TABLAS y que así está redactado:
- Creer en el nombre de Jesucristo (esto significa amar a Dios, pues Cristo es Dios), y
- Amarnos unos a otros (ley regia).
Creer en el Hijo es creer en el Padre (pues quien ve al Hijo ve al
Padre). Y amar a Dios, es resumen de la primera tabla del decálogo.
Amarnos los unos a los otros es resumen de la segunda tabla de ley. Tan
claro". A. B. Christianini, Subtilezas do Erro (Sao Paulo: Casa
Publicadora Brasileira, 1965), págs. 260 y 261.
En cierta ocasión me presentaron la siguiente objeción: "Si estar
bajo la ley significa bajo la condenación, entonces los que viven bajo
la ley del estado de Texas, son transgresores de la ley del estado de
Texas... y sujetos a su condenación, etc. ¡Pobre explicación! Según esta
manera de razonar, todos los ciudadanos de un país están CONDENADOS por
la ley del mismo, si es que la expresión "bajo la ley" significa estar
bajo condenación".
Pero hay que tener en cuenta -según dice el Sr. Luis L. Laneque- que "hay
dos maneras de estar uno bajo cualquier ley: bajo su jurisdicción o
bajo su condenación. Los ciudadanos de cualquier país viven bajo la
jurisdicción de la ley de su patria, pero no se hallan bajo su
condenación a menos que la quebranten. De igual manera; el cristiano se
halla bajo la jurisdicción de la ley del reino de los cielos, del cual
se ha hecho ciudadano, pero no está bajo su condenación mientras esté
vestido de la justicia de Cristo que le es imputada por la fe" Lane, Luis L. (Las Obras del Amor) (El Centinela, 5-1964)18.
El escritor Arnaldo B. Christianini, dice en su libro "Subtilezas do Error", págs. 88, 89,84 y 85: "Un
hecho innegable: los cristianos de cualquier denominación creen que
ellos no deben jurar, matar, hurtar, mentir, codiciar, etc. En otras
palabras, creen que deben guardar los mandamientos. Los adventistas
creen lo mismo, con la diferencia que lo hace en relación a todo el
decálogo, incluyendo necesariamente el cuarto mandamiento. Ahora, si
nosotros, los Adventistas del Séptimo Día estamos "debajo de la ley"
por que creemos en la observancia de los diez mandamientos, (no para
salvarnos, sino como fruto de la salvación en Cristo Jesús), entonces
los demás cristianos están nueve décimas (o noventa por ciento) debajo
de la ley, por el hecho de guardar nueve preceptos del decálogo".
"Otro hecho de suma gravedad: se acostumbra usar la expresión "no estáis bajo la ley" mas "bajo la gracia"
ÚNICAMENTE para justificar la desobediencia al cuarto mandamiento.
Nadie la emplea para justificar la violación de otros mandamientos del
decálogo. Creo honestamente que aquellos que la usan para rehuir la
observancia del sábado, no sienten ningún deseo de robar, matar o
adulterar. Sé que estas cosas les causan horror. Mas, con tal actitud,
apenas prueban que no es el mandamiento de Dios que lo inhibe de
adulterar, matar, codiciar, etc., mas sí la educación que recibieron, la
vigilancia social y la opinión pública. Si la práctica de esos
horribles pecados fuera cosa aceptada (como eran en algunos ritos
bárbaros), entonces no titubearían en decir que practicarían tales cosas
porque no están bajo la ley sino bajo la gracia. A tal extremo
conducirla el antinomianismo, sirviéndose de sus bases capciosas de
argumentación".
Se afirma (en círculos evangélicos) que, con la muerte de Cristo,
se acabó la jurisdicción de la ley, iniciándose la de la gracia...
realzando que la gracia existe de la muerte de Cristo para acá. Si esto
fuera verdad, nos gustaría preguntar, ¿cómo arrumarán los pecadores de
los tiempos del Antiguo Testamento? ¿Cómo serían salvos? Este punto no
puede ser pasado por alto por cuanto las Escrituras enseñan claramente
que la salvación es obtenida únicamente por la gracia. Y si la gracia no
existía antes de la cruz, los pecadores que vivieron en los tiempos
patriarcales y posteriormente no se salvarán. Vivieron antes de la
gracia, para su perdición. o -como creen algunos- los pecadores del
Antiguo Testamento serían salvos por las obras de la ley, forzoso es
convenir que el cielo estaría dividido en dos grupos: Un grupo a
proclamar atizonadamente ser salvo por los méritos y esfuerzos, por
haber guardado la ley (y esto será un insulto a Jesús, un ultraje a su
sacrificio y a su sangre) al paso que el pueblo que vivió después de la
cruz allá estaría a proclamar humildemente los loores de Cristo, que les
dio la vida eterna. ¿Sería esto posible? ¿Sería concebible?
"No, no hay en la Biblia tal cosa: una jurisdicción de la ley y
otra de la gracia, separadas por la cruz. Esto es dañosa invención
humana, ofensa al plano de Dios. Tal concepto es blasfemo y debe ser
rechazado. La verdad es bien otra. Dice la Biblia que la gracia viene de
"tiempos eternos" (Romanos 16:25), que el "Cordero fue muerto desde la fundación del mundo" (Apocalipsis 13:8) y que la "la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos"
(2 Timoteo 1:9). Por tanto, los pecadores bajo el Antiguo Testamento
también se salvan por la gracia. En el cielo sólo habrá una clase de
personas: los salvos por el Cordero. Por lo tanto, la gracia abarca
TODOS los períodos de la historia.