No existe un solo pasaje bíblico que determine el canon o la inspiración divina de los 39 libros del AT y los 27 del NT.
Jn 5, 39 no puede referirse al NT cuando dice "las Escrituras", ya que para la fecha en que se escribió el evangelio de Juan todavía no se habían escrito algunos libros del NT.
2 Tim 3, 16 tampoco se refiere al NT, sino únicamente al AT. Esto es evidente al referirse a las “Escrituras” o “Libros Sagrados” como aquellos que Timoteo conoce desde niño (Cf. 2 Timoteo 3,14-15). No pueden ser los libros neotestamentarios, debido a que algunos de ellos todavía no habían sido escritos; el autor de la Carta se refiere únicamente a las Escrituras judías. Por lo tanto, el pasaje no sirve para fundamentar la inspiración divina del Nuevo Testamento, sino solo para confirmar la creencia judeocristiana de la inspiración divina del AT. Sin embargo, deja una interrogante: ¿Qué libros componen las "Escrituras" judías?
En Lc 24, 44 se menciona a "La Ley de Moisés, los profetas y los Salmos" como parte de la Escritura, pero no menciona la tercera parte del Tanaj: los Ketuvim (los demás "Escritos"). De ellos únicmanete se mencionan los Salmos.
Llegamos a la conclusión de que los primeros cristianos creían en la inspiración divina del AT, pero debemos reconocer que en el NT no se especifica qué libros forman las "Escrituras" judías, ya que si nos atenemos únicamente a lo que usted mencionó, debemos rechazar libros como Esther, Proverbios, Job, Rut, Daniel, etc. Pero si los aceptamos, ¿por qué no aceptar los libros deuterocanónicos? ¿o por qué no aceptar como inspirados libros como el 3er y 4to libro de los Macabeos, o el 1er y 2do libro de Enoc?
Pero, ¿en qué basarse para decir que los libros del NT fueron inspirados por Dios? ¿Y en qué basarse para aceptar como libro inspirado la 2da Carta de Pedro, rechazada por los primeros siglos por la mayoría de los cristianos, a la que consideraban "no auténtica" (Orígenes, Clemente de Alejandría, Eusebio, entre muchos otros), y que los críticos modernos fechan entre los años 120 y 125 e.c.? ¿Y por qué no aceptar otros libros como inspirados, como la Didaché, la Carta de Bernabé o el Pastor de Hermas, como hacían muchos cristianos de los primeros siglos?
Los cristianos jamás fijaron un canon. La gran mayoría solo coincidía en 23 libros, siendo los otros libros (algunos hoy considerados inspirados, otros no) discutidos. El único cristianismo que fijó dogmáticamente un canon bíblico fue el catolicismo, en el Concilio de Trento. Antes de eso, las discusiones no habían terminado.